Otelo Guzmán
Hiroyuki Yamagawa pudo percibir como la esencia del Priscus Otelo Guzmán se iba diluyendo en la inmensa oscuridad que le quedaba a aquella noche, pudo sentir incluso como todos los órganos internos de aquel antiguo estallaban internamente provocando que la vitae brotara por los ojos, oídos y garganta, inundando sus fosas nasales hasta expulsar gruesos chorros de líquido vital empapando la espesa barba de aquel infortunado y que le quedaba a juego con su extravagante traje de terciopelo rojo, las rodillas le flaquearon y mientras se llevaba sus enguantadas manos a la garganta tratando de expresar su última voluntad, nunca lo logró, cayó el cuerpo como fardo hacia el frente con los ojos abiertos anegados en sangre, sus gafas rodaron mientras una enorme charco sanguíneo empapaba la costosa alfombra persa autentica en su elegante refugio, los últimos estertores de aquel cadáver cesaron para siempre ante una muerte horrible.
Así acabó Otelo Guzmán.
Countdown.
El viento nocturno pegaba de lleno en las gafas para motero de Countdown, mientras este seguía de cerca el auto de su ductus Santiago Vidal, ante el último esfuerzo realizado por el Llamado de Dagon lo logró sentir, en lo más profundo de su ser, pudo percibir el filo de la daga cortando el cuello del enemigo dejando escapar su ultimo aliento.
Otelo Guzmán se había ido directo al abismo en medio de una de los más terribles castigos, el Priscus era historia, sin embargo Countdown se había sobre exigido esta vez demasiado, la vista se le nublo y pudo sentir perfectamente cuando empezó a perder el control de su moto ocasionándole severo daños a la suspensión delantera, sus sentidos se empezaban a perder y aunque se percató de que alguien se les había unido como amigo o enemigo ya no pudo discernir más allá de lo básico y en lo único que pensaba era en hacerse de una coartada para explicar tal desfallecimiento, dio un fuerte jalón al acelerador y se dejó llevar por la endiablada velocidad que adquirió la moto, si no hubiera tenido fuerza sobrehumana sus brazos se habrían quebrado ante tal resistencia del vehículo rodando accidentadamente ante aquel terrible terreno agreste, pasó de largo primero al ductus luego a Guillermo en su moto todo terreno, luego a los vehículos extraños que se habían unido a la caravana y por último esquivo a la camioneta de Juanita quién ya había descendido de la cabina y les hacia señales a sus compañeros de manada.
Countdown enfiló directo hacia un tractor verde parado a un costado del granero estrellándose como un bólido endemoniado acabando su loca carrera en tremendo estallido de metal contra metal destrozando totalmente la moto y como resultado fracturándose el cráneo, la clavícula derecha, varias costillas y la pierna izquierda totalmente deshecha. Nadie de los presentes se percató de una enorme sonrisa llena de satisfacción mientras la sangre le corría por el rostro mirando el final de aquella primera noche salpicada de constelaciones en el territorio de Regina.
La mente de Hiroyuki Yamagawa es invadida por una voz que inexplicablemente le tranquiliza el alma, todo temor se desvanece, no es como el poder de la Vaulderie, si no es como el respeto que genera un padre a su hijo o un maestro a su mejor alumno.
-Hijo mío, no te puedo ver y no te puedo escuchar sin embargo nuestro lazo es mas firme que nunca, sé que en algún punto nos volveremos a encontrar y heredarás mi posición y pertenencias.- Aquella voz resuena en la mente de Hiroyuki como si mil ecos le atravesaran el cerebro sin provocarle ninguna angustia ni afectación. -Finaliza con la misión, destruye a toda la manada a excepción del ductus, a él le tenemos reservado otro destino, el resto es prescindible, entrégame las cabezas restantes de la manada Sabbath y habrás concluido con la última prueba para volver a tu posición original en este tablero... -
Puedes tirar lo que tengas en autocontrol a dificultad 6 y con un solo éxito bloquearás la intromisión del tercero en tu mente.
Sentir ese alivio le hizo relajarse, se dio cuenta de cuanto añoraba su presencia, el último pilar de la noche que hacía que todo tuviera sentido. Pero también, y eso le puso en alerta, recordó cómo se habían despedido, le había querido matar... sus arcontes le habían atrapado y le quiso vincular con la sangre en vez de confiar en él, y eso había debilitado la relación y la confianza. Además, la presencia salía justo ahora... cuando Agatha había traído amigos para cazar a la manada. Era sospechoso, pero necesitaba saber.
Trató de comunicarse con él mentalmente, quería averiguar si podía...
-Padre... recuerdo cómo nos despedimos... ¿por qué sucedió aquello? ¿Por qué Agatha vive? Necesito saber la verdad para recuperar la confianza, sin vínculos de sangre, sólo nosotros tal como fue antaño...
De momento no tiene intención de bloquearla, en busca de respuestas, al fin de cuentas es su "padre" :P.
Hiroyuki Yamagawa sintió una ligera sorpresa de que el Tercero respondiera a su llamado.
Acaso no haz percibido el profundo amor y respeto que te tengo, aún sigues en pie pues eres el alfa y serás el omega en mi más grande proyecto, yo mismo he tenido que ordenar la destrucción de uno de mis arcontes más poderosos y fieles, el propio Judex, y lo hice frente a tus propios ojos para limpiar tu nombre ante la cúpula, he lavado tus culpas ante los antiguos pero ahora han exigido el pago.
Agatha es un lindo obsequio de mi parte para que hagas con ella lo que te plazca, la caza de sangre en contra de ella ha sido anunciada desde el propio círculo interior, esta desesperada y hará cualquier cosa por ganarle tiempo a lo definitivo.
El vínculo de sangre era una prueba que a todo Arconte se le realiza por su Justicar y es necesaria para complementar el proceso de adjudicación y sometimiento ante la cúpula Camarilla, tradiciones que los neonatos aún no entienden y lo confunden con rebeldía y resistencia a las tradiciones, pero yo he sobrepasado todo eso, mi promesa es más grande que incluso toda esa basura que la guerra milenaria entre facciones que nos ha corroído hasta la actualidad, yo he encontrado la fórmula para borrar todo los pecados del pasado con un único y un solo acto y tú te convertirás en uno de mis ángeles exterminadores y una vez culminada la misión heredarás mi posición y mis pertenencias pues yo mismo he de dar un paso definitivo hacia la redención de mi alma y a la iluminación final.
Asimilar toda aquella información era algo que había que hacerlo de forma lenta, tenía que reordenar los datos y sus propios sentimientos. Pero... si lo paraba a pensar, tenía todo el sentido. Era probable que el Tercero le dijera la verdad y en realidad nunca le hubiera traicionado.
Cuando en la mansión, mandó a los Arcontes asesinarle, quizás se vio forzado a hacerlo porque tenía a ellos mismos como testigos, confiando que el japonés encontraría la manera de escapar, como así hizo. Finalmente durante la reunión a las afueras, pensando que era la Niña, aunque quizás fuera su mentor realmente (o ella a través de él) destruyeron a Judex y de paso murió Juanita.
Sí, los arcontes le tenía ganas de igual manera, pero con la misma facilidad que les destruyó, el japonés habría tenido problemas. Pero había sobrevivido sin siquiera intentar asesinarle. Nunca hubo intención de hacerlo, tenía sentido. Confiar en él era un riesgo, porqué siempre iba 3 pasos por delante, pero lo cierto es que creía en él, se mostró siempre atento durante su mentorazgo y le apoyó en todo, incluso en capturarle a su Sire, quizás incluso sabiendo que desobedecería y lo diablerizaría...
Y además, eso explicaría el movimiento de la Manus Nigrum, cuando le mostraron la cabeza de Matt. El mensaje había sido malinterpretado, no les estaban amenazando, les estaba diciendo que tenía via libre para seguir... Así, el Tercero, La Niña y algunos integrantes de la Manus Nigrum eran el tercer bando, por encima de las propias sectas... tal como había sido siempre Hiroyuki, quizás eso era algo que siempre había visto el Tercero en él.
Su plan... borrar los pecados del pasado... era enorme, infinito, pero si alguien podía hacerlo era él. Confiaba en él. ¿Acaso Hiroyuki no soñaba en proteger a los humanos? ¿Qué mejor forma que borrar todo pecado? De una forma u otra, lo acabarían logrando... y el hecho de que fuera a heredar su posición era un honor agridulce... era bueno porqué podría controlar ese plan y protegerlo. Era malo porqué significaba, si no había entendido mal, que llegaría la muerte Definitiva al tercero. Si éste podía sentirlo en su mente, vería agitación ante la idea de perder a un padre. Pero también había respeto en su decisión.
Estoy empezando a comprender, padre... siento haber dudado, no sé si lograré estar alguna vez a tu nivel cuando te sustituya, pero lucharé por así hacerlo. Aunque, no te mentiré, me produce una tristeza profunda, pensar que algún día nos dejarás, pero respetaré tu decisión, por el amor y respeto que también siento hacia tí.
Ayudaré a completar mi misión, iré acabando con ellos discretamente, pero en ocasiones tendré que acabar con peones para que el acto quede oculto. Cuando todo esto haya terminado o necesite contactar contigo, volveré a usar la aplicación y pediré un "taxi"...
Sin embargo... debes saber que la Vaulderie me impide acabar con el Nosferatu, es el único que me afectó lo suficiente para que trate de impedirlo. Salvo que puedas anular la Vaulderie, tendrá que morir a través de tus agentes... el resto me encargaré.
El lujoso vehículo recorría las infinitas avenidas del sector Victrix Imperialis de la serena madrugada en la ciudad de Regina, los azotes aunque bastante mal heridos habían sobrevivido, uno de ellos conducía el sofisticado vehículo Land Rover oscuro mientras que en su interior, en la parte trasera El Tercero permanecía impávido, reflexionando lo que había sucedido, a su lado también se encontraba "Countdown" quién también había sufrido la ira de aquella luz bendita, aún portaba la máscara como si con aquel detalle quisiera esconder sus pensamientos, el estuche negro en donde resguardaba la espada bendita permanecía asegurado en su regazo, las luces de la avenida rasgaban el metálico terminado de aquella falso rostro.
-Me encuentro en este momento con sentimientos entrelazados...- Susurro apenas el tercero observando por la ventanilla polarizada el devenir de las luces de aquella avenida.
-Por un lado estoy inundado por una gran felicidad al haber recuperado a mi hijo predilecto, después de haber perdido a dos de mis más fieles y queridos arcontes.- Uno de sus dedos enfundado en guante de piel negra tintineaba en repetidos movimientos sobre el estuche de piel tratada. -Aún tenemos que cerrar esa herida.- Sentenció el Tercero refiriéndose a la ex agente Agatha Amary.-
-Y por otro lado la tristeza corroe mi alma por haber perdido al Lasombra, Santiago Vidal... la ignorancia prevaleció sobre un bien mayor, en este caso, no entendieron nuestro plan maestro, debemos extirpar toda la podredumbre para comenzar a sanar.-
El movimiento de sus dedos se detuvo. -Te presentaré ante la corte de mi amada madre y después tendremos que viajar a París, para presentarte ante el círculo interior como arconte bajo mis órdenes en territorio americano.-
El Tercero le dio indicaciones al herido conductor para que se dirigiera a su tranquila mansión en medio del bosque de Trinidad.
Durante el trayecto, reflexionó sobre lo acontecido mientras trataba a paso muy lento de sanar aquellas heridas. Algo que llevaría días, ya que esa luz le había dañado de tal manera... que de no haberlo visto, jamás lo habría creído; parecía luz solar. Mentiría si no admitiera que sus vidas habían peligrado y que había sufrido el terror de ver llegar su final. Aunque por suerte, quizás gracias a la espada, su Mentor, había logrado reaccionar a tiempo y le ayudó a salir de ahí.
¿Pero qué era eso, y como pudo tener un arma semejante Rafael? De haberlo sabido las cosas habrían salido de forma distinta...
-Me siento igual, padre, aún estoy tratando de comprender cómo ha podido suceder eso. ¿Qué era eso que blandía Rafael? ¿Y porqué tenía algo así en su poder? De haberlo sabido, no le habría subestimado y habría caído, fue mi error. Creí que no podrían plantarnos cara y aceptarían la solución lógica... quizás tuve demasiada fe en ellos.
Quizás fue por la Vaulderie, que pensara que lograrian entender el regalo que se les daba, pero no había sido así. Incluso al Tercero le habían sorprendido por su ignorancia, ya que Santiago les había fallado también, como bien expuso el Tercero. Asintió a las palabras de presentación a su madre y a su cargo como Arconte bajo su supervisión, en silencio durante unos instantes. Para él lo importante era el plan y su mentor, todo lo demás llegaría.
-Sea pues. Había pensado en hacer una última jugada a la manada - mostró el teléfono de Judex- acudir al Sabbath y declarar que he descubierto que Santiago, y su manada, se entienden con Agatha Mary, que en realidad siempre estuvieron alineados con la Camarilla y que al negarme a formar parte del plan, me hicieron esto y pude escapar por los pelos. -señaló las quemaduras, que bien podrian pasar por hechiceria Tremere.- Si el Sabbath les considera traidores, lo van a tener realmente mal. Podríamos enviar mensajes a Santiago, desde el telefono de Judex, diciéndole que "Como agente de la Camarilla infiltrado, tus servicios han sido valorados positivamente, por lo que tenemos que advertirte de que te han expuesto, pese a nuestros intentos de controlar la situación. Intenta no acercarte a la cúpula Sabbath hasta que te demos más instrucciones". Aunque los lea y lo niegue, será palabra contra palabra, y si tenemos a la Mano negra en el plan, sabemos que versión apoyará. ¿Una última parada antes de visitar París, padre? -colocó una mano suavemente en su hombro y apretó mostrando su afecto, quizás no todo estaba perdido.
El brillo en los ojos de El Tercero regresó como un amanacer del que nunca más podrían disfrutar aquel par de vástagos. No se inmuto ni retiro su hombro ante aquel gesto fraternal de Hiroyuki Yamagawa aceptando por fin que su plan inicial se había complementado, tal vez habría perdido a dos arcontes pero había logrado obtener la confianza y lealtad de una pieza maestra en aquel juego de ajedrez mortal, la katana de Hiroyuki Yamagawa quien cuando adoptaba la modalidad de "Countdown" se convertía en un terible ángel exterminado, un Azrael tan efectivo y exacto como un reloj que marcaría el fin de aquellos tiempos.
-Que así sea...- Aceptó la propuesta de su protegido con visible agrado y orgullo mientras aquel lujoso vehículo se perdía entre las luces de aquellas enzarzadas avenidas en medio de la madrugada de aquel territorio de la ciudad de Regina.
Las sombras cubrían la ciudad de Regina como un manto, y la lluvia que había caído hacía poco dejaba un rastro de humedad en las calles vacías. La noche parecía interminable, un eco de las muchas que la precedieron, cargadas de secretos y sangre derramada. En el silencio, solo se escuchaban los pasos firmes de Lucio Ceferino Cienfuegos, ahora conocido como El Tercero, mientras guiaba a su pupilo, Hiroyuki Yamagawa, hacia el oscuro corazón de la ciudad, las cloacas..
Después de recorrer un largo trecho, se detuvieron ante una entrada apenas visible, un acceso olvidado que llevaba a las profundidades inmundas de la ciudad donde la verdadera información fluía como un río subterráneo. Lucio abrió la pesada puerta de hierro, sus movimientos precisos, casi rituales, y dejó que el olor pútrido envolviera a ambos antes de continuar.
—Es aquí donde comienza todo, Hiroyuki —murmuró El Tercero, sin girarse para ver a su pupilo—. La Rata tiene muchas respuestas, pero también pondrá a prueba tu resistencia. Recuerda que algún día, este territorio podría ser tuyo. Deberás conocerlo, dominarlo, y estar dispuesto a destruir lo que sea necesario para mantener el control.
Hiroyuki parecía observar en silencio, absorbiendo cada palabra de su mentor mientras descendían por el oscuro túnel. Las paredes rezumaban humedad y algo más, una presencia que parecía acechar en las sombras, observando cada paso que daban.
Al final del corredor, en una cámara apenas iluminada por unas pocas velas, los esperaba Aleksei Trodnakovich, el Nosferatu conocido como La Rata. Su figura encorvada y deforme se movió en las sombras mientras los recibía, sus ojos brillando con una inteligencia depredadora.
—Bienvenidos, Tercero... y tú debes ser Countdown —La Rata siseó, su voz rasposa como el roce de las ratas contra la piedra—. Hace tiempo que no recibo visitas tan... ilustres.
Lucio se acercó, sus movimientos elegantes y controlados, y presentó a su pupilo con un gesto deliberado.
—Este es Hiroyuki Yamagawa, mi alumno más avanzado. Ha venido a aprender, Aleksei, y tú serás su maestro en los secretos que se esconden bajo esta ciudad. Algún día, cuando el tiempo sea adecuado, podría ser él quien herede Regina.
Aleksei dejó escapar un sonido que podría haber sido una risa o un respiro, difícil de decir en su estado.
—Oh, Lucio, siempre pensando en el futuro. Muy bien, Countdown, veremos si estás a la altura de las expectativas de tu mentor. Aquí, en las profundidades, no hay lugar para los débiles.
Lucio asintió con aprobación.
—Así es, Hiroyuki. Este es solo el comienzo. Recuerda, el conocimiento es la mayor arma que tendrás. No subestimes a Aleksei, ni a la ciudad. Todo lo que veas y escuches aquí te servirá en el futuro.
Las palabras de El Tercero resonaron en la cámara mientras Hiroyuki se preparaba para la primera de muchas lecciones en las entrañas de Regina. Las sombras que rodeaban a los tres vampiros parecían moverse al ritmo de su conversación, como si la misma ciudad los estuviera observando, esperando ver cómo se desenvuelven los hilos del destino que ellos estaban empezando a tejer.
-En lo más profundo de las entrañas de Regina, la historia se retuerce y serpentea como las cloacas que la atraviesan, alimentándose de los siglos de intrigas y traiciones que han manchado de sangre la tierra de este dominio.- Inició La Rata con su relato.
Todo comenzó con la conquista, una época donde la espada y la cruz abrieron paso a un poder aún más oscuro y antiguo: el de los vampiros.
En aquellos días, mientras los ejércitos españoles arrasaban las tierras del Nuevo Mundo, un conquistador nocturno, diferente, lideraba la marcha. Juan de Montoro Díaz y Cienfuegos, un Ventrue de una estirpe noble y antigua, llegó con un propósito claro: no solo reclamar territorios para la Corona, sino forjar un dominio eterno para la Camarilla. Junto a él, un círculo de Tremere, hechiceros inmortales, sellaron su destino y el de la ciudad que fundarían: Regina, el baluarte de la oscuridad en el corazón de México.
Con el tiempo, Montoro desapareció, dejando un vacío de poder que sería reclamado por su descendencia. Fue entonces cuando Imelda Díaz y Cienfuegos, una Ventrue que afirmaba descender del mismísimo Díaz del Vivar, se alzó como la nueva soberana de Regina. Imelda, con una mezcla de astucia y brutalidad, forjó su propia primogenitura, rodeándose de vástagos poderosos y peligrosos.
Juana Cienfuegos, una Brujah de furia incontrolable, fue la primera en su círculo, seguida por Julian Cienfuegos, un Ventrue tan ambicioso como implacable. Luego, el más joven y prometedor de todos, Lucio Ceferino Cienfuegos, un Toreador cuyo talento para la manipulación política era igualado solo por su arte. Y finalmente, Bruno Falcón Cienfuegos, un Tremere tan tiránico como imprudente, cuyo reinado fue breve y terminó en tragedia, decapitado por Lupinos tras una década de terror.
Hoy, Regina es gobernada por Imelda, una figura que inspira tanto respeto como temor, una princesa cuya palabra es ley y cuya corte es un hervidero de conspiraciones y ambiciones.
Pero la historia de los Cienfuegos no terminó con la desaparición de Montoro, ni con la muerte de Bruno. En las sombras, Lucio Ceferino, el talentoso y carismático Toreador, ha ascendido más allá de las expectativas de su linaje. Ahora conocido como El Tercero, un Justicar de la Camarilla, Lucio ha regresado a Regina con un plan ambicioso: purificar la estirpe vampírica desde dentro, comenzando por su propia ciudad.
Las sombras se cierran alrededor de los tres vampiros mientras la historia vampírica de Regina es contada una vez más, pero esta vez podría transformar para siempre el legado de los Cienfuegos y la misma esencia de la Camarilla en México.
Al caminar junto a Lucio, como antaño habían hechos, sintió esa sensación de paz y calma, y al mismo tiempo la excitación de un nuevo desafío que ronroneaba en su interior. Sabía que todo cuanto hicieran, tenía un significado y esa noche también iba a suceder.
Mientras Lucio abría la tapa de la alcantarilla, el japonés enmascaraba sus acciones con el olvido de la ofuscación y el aura de silencio de su clan de la muerte. Nadie, por muy cerca que pasara al lado de ellos, se iba a dar cuenta de lo que hacían. Eran anónimos para la creación.
Escuchó con atención, sin interrumpir a su "padre", atento a lo que iba a venir a continuación. En respuesta, cuando hubieron bajado, asintió dando su conformidad en silencio, siempre pensativo. Una prueba de resistencia, sin duda una prueba difícil, pero él no se rendía ante un reto, al contrario. No servía de nada seguir una meta o un ideal si no tenías la fuerza para sostenerlo.
Trató de memorizar el laberíntico camino de las cloacas, hasta llegar a la Rata. Tras las presentaciones, asintió en dirección al Nosferatu.
-Gracias por la bienvenida, Aleksei, será un placer aprender de tí. No pienso caer ante la debilidad, pero no creáis mis palabras, sed testigos de mis actos.
Countdown escuchó el relato, algunos detalles ya los conocía más o menos a través del Tercero, pero otros detalles añadieron más color al relato. Al hacer su pausa del relato, comentando el fin del Tercero, el japonés asintió con convicción y una lealtad que no nacía de la Sangre, sino del corazón y la lógica. Él deseaba lo mismo.
-Y el Tercero, no estará sólo en esa labor. -corroboró permitiéndole continuar.