Detrás del cristal del casco el gesto del malkavian se hubiese visto sorprendido, deslumbrado y hasta extasiado al ver cómo su compañero aceptaba su propuesta y hacía uso de su arte. La imaginación de Joseph fue puesta a prueba ante el despliegue de eventos sobrenaturales a su alrededor, pero tanto su mente acostumbrada a estar fuera de la realidad, como su propia alma que había presenciado lo irreproducible en el inframundo, se sentían cómodas ante lo inverosimil. - Fantastico, eres un genio! - dio unos cuantos aplausos cortos, festejando con entusiasmo pero midiendo de no molestar a Jake - Vendras con nosotros? - preguntó luego, cuando se despidió del hada.
Ante ellos, en medio de la oscuridad, un óvalo se formó y mostró lo que parecía ser una simulación moderna del Coliseo romano donde los gladiadores combatían hasta la muerte. Joseph agudizó sus sentidos para comprender mejor la situación y encontrar a Jonas en medio del tumulto. - Dónde está nuestro buen amigo? - Dudó si el hombre de traje era el Abad o el Ductus de la otra manada, o tal vez alguien que no reconocía bien. Al que si vió con claridad es a Rafael, quien yacía inmóvil en el piso, desangrado, frente a un gigante punk. Todo parecía dar cuentas de un ritual salvaje que llevaba el indistinguible sello de su nueva secta, el aroma a muerte impregnaba la escena y podía sentirse aún al otro lado del portal.
- Por qué preguntas? Acaso te parece una locura? - respondió a Jake y rió de inmediato, entretenido por la ironía - No puedo dejar ahí a mi querido Ductus, y mucho menos abandonar a Jonas a su suerte, además una experiencia así no la olvidaremos jamás amigo, no vamos a acobardarnos ahora tan sólo porque puede que sea lo último que hagamos - Mientras el hombre de rojo atendía los detalles de su conjuro, Joseph fue por la moto que le había dejado Jonas y se subió a ella - Puedo llevarla, verdad? -
Munnin desde su hombre preguntó lo mismo que el mago, su determinación era fuerte y desde que había vuelto del inframundo no sentía temor - La muerte nos rodea, sea que vayamos por las calles de Victrix conquistada por la Torre de Marfil o sea que vayamos por el óvalo a esa arena improvisada, todos los caminos llevan su marca... y no es acaso ese el signo de la bendición de nuestra Señora? - Sintió el fervor en su cuerpo, como un presagio avalado por la diosa que lo movía a interrumpir aquél rito e ir por los suyos, como si el propio Patriarca estuviese invitándolo a demostrar que estaba a la altura de ese nuevo desafío.
Cerró los ojos un instante y se concentró en su cuerpo, sintió la fuerza de la vitae que lo animaba y pudo canalizarla hacia sus músculos, ganando flexibilidad, preparándose para el evento que marcaría su nueva existencia. - Estoy listo - dijo luego, confiado. Mientras esperaba la señal de Jake, volteó hacia el cuervo negro - Dijiste fauces del lobo? De esos lobos que no me gustan? - La euforia desapareció al instante, el Ángel Negro de Caín había hablado, se tratase de un modo de decir o de una advertencia sobre los lupinos, su aliado del inframundo acababa de afirmar que aquello era algo realmente serio - Vamos, no defraudemos a nuestro Padre -
Gasto un punto de sangre para subir un punto de destreza
Un media sonrisa aparece en el rostro de Jake y con una seña le indica a Jospeh que el portal está listo para ser cruzado, el primero en pasarlo es Munnin quien majestuoso desaparece de aquella acogedora sala de estar hacia aquel terreno abrupto y desconocido.
Luego de que Joseph acelera y cruza el portal Jake se limita a encogerse de hombros y con maletín en mano cruzar el portal al final.
-Aquí vamos.-
-FIN DEL CAPÍTULO-