Si algo sabes del Sheriff es que es un tipo honrado y que haría cualquier cosa por un amigo y llegaría donde hubiera que llegar. Eres un amigo de la familia y sueles ir a cenar al menos una vez por semana a su casa.
Si bien habías seguido el caso de ese loco que estaba aterrorizando a la ciudad, lo que más has sabido es la el pulso que han mantenido los dos hombres, Ness y O´Donell, por capturar primero al Asesino del Torso.
Así que no podías perderte la rueda de prensa, su momento estelar que presentaba al sheriff O´Donell como al héroe que había detenido al Asesino del Torso. Pero tu ya lo sabías, no podías faltar, eras su amigo y sabías lo importante que esto era para él, además habías ayudado en lo que habías podido en el caso. Desde que a Elliot Ness le habían nombrado director de seguridad de Cleveland, a los polis corruptos se les habían puesto las cosas muy difíciles, y aunque al Sheriff, un hombre honrado que sentía verdadera vocación por su oficio había hecho lo posible para seguir con su trabajo como si nada hubiera cambiado, la cosa había resultado imposible. Ness metía las narices en todo y había decidido limpiar la ciudad aunque tuviera que pasar por encima de quien se interpusiera en su camino, o al menos eso es lo que decía el Sheriff .
Tan orgulloso de si mismo, de haberle pasado la mano por la cara a ese engreido de ness...
De haber atrapado al Asesino del torso...
Observo con atención al supuesto asesino, que durante tanto tiempo había llevado de cabeza a todo el Departamento de Policía de la ciudad, y muy especialmente al pobre Martin. No puedo más que alegrarme por la victoria de mi viejo amigo, pero... hay algo que no cuadra. Las enseñanzas de la frenología habían sido ampliamente superadas y abandonadas, pero no era necesario medir el cráneo de aquel "asesino" para darse cuenta de que no cumplía con el perfil que yo mismo había imaginado tantas veces.
Se le ve aturdido, desorientado y atemorizado... no hay nada en él que haga suponer la astuta mente criminal que ha sido capaz de perpetrar estos horrendos crímenes.
No puedo dudar acerca del trabajo policial de Martin; es un hombre de Ley, y estoy seguro de que si ha detenido a este hombre, por algo será.
Al menos, eso espero.
-Vamos Sheriff. Que no hemos nacido ayer. Llevo haciendo de poli toda la vida, y se reconocer cuando alguien ha recibido una paliza.- El tono de su voz era frío y duro, como el de alguien que conoce las cartas de su adversario
-No puede soportar que alguien le robe protagonismo.Prometió arrestar al asesino y no lo ha hecho...
Ya la noche era cerrada y estás calado hasta los huesos, la gente alrededor maldice el hecho de que el "Asesino del Torso" haya sido detenido justamente un día lluvioso y el Sheriff haya organizado una rueda de prensa para presentarlo el mismo día, o, más bien dicho, la misma noche. A los niños ya se les había pasado la excitación de ver al destripador y empezaban a reclamar la cena, mientras los padres encogidos en los paraguas los arrastraban a casa.
Empiezas a pensar que quizá sería mejor ir a casa, ponerte ropa seca y una buena cena caliente...
A medianoche, mientras estabas a punto de irte a dormir, suena el teléfono. Reconoces la voz: es Sookie, la hija del Sheriff, una chica joven, alegre, de ojos verdes y pelo castaño claro, que siempre te hacía bromas sobre tu trabajo. Aunque también sabes que su padre confía en ella porque mantiene la calma en situaciones difíciles. Ya lo pudiste ver cuando su madre murió: fue el sustento de O'Donnell y de su tío el periodista, personas acostumbradas a ver lo peor.
Walter!! Siento llamarte tan tarde pero ha sucedido algo!!!
El tipo que había detenido papá se ha matado!!! Y ha aparecido otro cadáver más!! Papá está muy nervioso!!!Y yo también!!! El asesino no es el asesino y ha habido otro asesinato!!! Dios mío, que vamos a hacer!!! Ness le va a hacer picadillo!!!
Te sorprende el tono de su voz, nerviosa y entrecortada. Está realmente preocupada.
En aquel momento, las peores sospechas de Walter se hicieron realidad: el tipo al que su buen amigo había capturado no era, en realidad, el asesino, sino seguramente un pobre desgraciado que tuvo la mala suerte de estar en el peor momento en el lugar menos adecuado.
Martin debe estar realmente preocupado para permitir que su hija me llame...
Ahora voy para allá. Y estate tranquila, Sookie; tu padre es fuerte como un roble, seguro que nada grave va a suceder tras esta desafortunada confusión.
Sin pensármelo dos veces, pero lamentando en el fondo de mi ser la oportunidad perdida de un bien merecido descanso, llamo a un taxi para que me lleve a casa de Martin.
Durante el trayecto, no dejo de pensar en Martin y lo mal que lo debe estar pasando, - siempre ha sido un hombre íntegro y cabal, realmente este caso nos está trastornando a todos - sin olvidarme de la nueva víctima del Torso.
Espero que Martin esté bien; quizás ahora sí acepte, al fin, mi ayuda con el caso.
Con un exagerado chirrido, el taxi se detiene ante la puerta de la casa del Sheriff.
Vamos allá...
El taxi te llevó velozmente por Cleveland Memorial Shoreway, cruzando el río Cuyahoga, y toma Ontario Street hacia Euclid Avenue, una calle que rivaliza en elegancia con la Quinta Avenida de Nueva York . A estas horas la calle esta desierta, nadie diría que durante el día era una marea de gente proveniente de las grandes oficinas donde tenían sus sedes grandes industriales como Rockefeller, Hanna y Hay...
El coche se paró al llegar a una estrecha callejuela, la East 12th Street.
Una verja de un escaso metro de altura rodeaba el edificio de piedras blancas y ventanas con toldos azules que a la luz del vehículo parecían de un indefinido color oscuro. Un par de enormes columnas de estilo dórico flanqueaban los escasos seis escalones que conducían hasta la entrada principal del edificio.
Y es aquí donde los O’Donnell tenían su casa familiar.
En la recepción te encuentras con el viejo Steve. Siempre te preguntas como un hombre de su edad puede tener ese horario de mierda, luego llegas a la conclusión de siempre ¿Quién eres tú para hablar de horarios de mierda?
Como siempre, te saluda cortésmente y te indica la dirección del primer piso, donde vive O’Donnell con su hija.
¿Cómo te va, Steve?
Tras saludar al viejo mayordomo, le ofrezco mi sombrero, la gabardina y el paraguas.
Guárdalo en algún sitio, no quisiera dejar este precioso suelo perdido de agua, añado con una sonrisa mientras me dirijo rápidamente hacia el piso superior.
Tras plantarme en el primer piso de aquella noble mansión, - quién iba a pensar que ser comisario daba para tanto, pensé - me dirijo hacia el despacho de O'Donnell, convencido de encontrarle allí. Antes de entrar doy un par de golpes con los nudillos en la puerta.
Toc, Toc...
Walter pudo escuchar la lejana voz de su sookie al otro lado de la puerta.
Después de llamar escucho como los pasos se acercaban a la puerta