Partida Rol por web

Completamente agotados, los agentes imperiales y el portero descendieron desde el cráter del nuevo volcán de Sibelburgo, con la intención de regresar al pueblo. A mitad del descenso se encontraron con los restos de la batalla campal entre gusanos y mineros. Las bestias habían sido completamente aniquiladas y Hefastus ahora se dedicaba en ayudar a los heridos que se dirigían al improvisado campamento. Tras un intercambio de palabras con Mikel, el jefe de mineros envió a un grupo a bajar el cuerpo de la Reina. Ambos estaban de acuerdo en que el noble iba a arder en deseos (nunca mejor dicho) de tener dicho trofeo.

El grupo continuó con su camino hasta llegar al campamento minero provisional. Allí vieron con sorpresa como las coladas de lava habían sido completamente encauzadas rodeando el pueblo tanto por el norte como por el sur. Con un magnífico trabajo como ese, la seguridad del pueblo estaba garantizada. Allí se refrescaron un poco y comieron algo, antes de continuar con su lastimoso caminar hasta el pueblo. 

Una vez en su destino, vieron que la población de Sibelburgo empezaba a volver ya a sus casas. Con las explosiones piroclásticas cesadas, el pueblo era tan seguro como cualquier lugar. Había que lamentar más daños materiales que personales. Poco a poco, los agentes imperiales (reconvertidos por un día en héroes de fantasía épica) vieron como todo volvía a la normalidad.

O más bien casi todo, porque pocos considerarían normal la aparición de la gran burbuja de cristal en la que se movía Alyon DeVincius. Por mucho que formara parte de las reglas que regían este mundo, ver la litera de plata y oro cargada por los agotados esclavos, era algo difícil de ver.

A pesar de que estos estaban siendo alabados como héroes, ahora mismo Croquet A. estaba más preocupado por encontrar al alcalde y aún más por L'Orange, a fin de cuentas, la había lanzado para perseguir al alcalde por el pueblo y a pesar de que hubo encontrado al alcalde, no hubo visto en ningún lado a su flamenco naranja.

-¿Alguien ha visto a un flamenco naranja?. -Preguntó a los ciudadanos.

La llegada del noble no le importaba, a fin de cuentas, de aquí hasta que se acercara lo suficientemente cerca de ellos iba a tardar su tiempo, o mejor dicho, el tiempo que los esclavos tuvieran a la hora de tirar y cargar de aquella burbuja gigante. Para Croquet A. le era tiempo suficiente de acosar a un par de ciudadanos por la presencia de su mascota.

Tras llegar al poblado y ver de lejos la figura de su Ilustrísima, Mikel hizo gala de su actitud de perrito rastrero lamebotas y se arrodilló esperando la llegada del noble - Haced lo mismo, ya sabéis lo que puede pasar - Dijo por lo bajo al resto de sus compañeros, al fin y al cabo ya han vivido en sus carnes el no mostrar respeto máximo ante la nobleza del mundo.

   Me encontraba... distante, no solo por la natural fatiga y dolor tras aquel desgastante combate ... aunque nadie es que me obligara a pelear de tan cerca... , si no por que por los comentarios de mis compañeros me hizo volver en si y recordar la presencia de su ilustrísima, quien lentamente se iba acercando hasta donde nos encontrábamos.

   Y aunque con dificultad acataba la orden de Marlboro, lo cierto es que no sabia bien como enfrentar la idea de que aun quisiera hacerle aquello al jefe de esta villa, mas con todo lo que ya había sufrido esta gente ... ¿ que habría echo mi padre en una situación así ?...

Durante todo el camino de vuelta, Daftpunk se había preguntado la manera de tratar con el alcalde. En ese momento se encontraban en una situación muy crítica, SAGAZ y la mayoría de sus recursos habían sido gastados a niveles críticos, y el condenado alcalde tenía al pueblo a su favor, sin contar sus extraños poderes.

Por otro lado...¿De verdad quería hacer aquello? No es que ya no sintiese asco por ese hombre. El asco era parte esencial de su opinión de la humanidad. Pero una mente tan brillante como ella sabía cuando tenía que rendirse. De hecho, que demonios, ¿que rayos había venido a hacer allí, viendo como el fruto de su esfuerzo y misileshabía sido robado para convertirse en un mero trofeo de caza...para un hombre que no había hecho nada? 

Este momento de duda hizo que Daftpunk casi no se diera cuenta de la llegada de su...de Alyon. Si... Daftpunk decidió guardarse aquel momento de reflexión para otro momento. Ahora lo mejor era seguir el papel anterior, por lo que no dudó mucho en arrodillarse.

Antes de que Alyon DeVincius regresara o estuviera a una distancia donde pudiera verle levantado; Croquet A. volvería a su posición para arrodillarse ante el noble, cumpliendo así con los designios e indicaciones de Mikel Marlboro, el encargado designado para este grupo.

Aún se encontraba preocupado por encontrar a su compañera voladora, pero claramente no quería ser él el desplumado ni mucho menos; no estaba tan loco como para desafiar la autoridad ni la ominiosa presencia de alguien como Alyon DeVincius, o de cualquiera que pudiera reducirle más aún la paga.

La preocupación de Croquet por L'Orange no duró mucho porque el pájaro no tardó en aparecr. Era un flamenco naranja, era fácil de ver en el cielo azul. Hasta con el humo expulsado por el volcán. A juzgar por el tiempo que había pasado desaparecido, el compañero animal de lagente imperial se había marchado a ponerse a salvo mientras caía la lluvia de fuego. Ahora que todo estaba más calmado (aunque sin olvidar que el volcán seguía escupiendo lava) parecía un buen momento para volver.

Alyon DeVincius no tardó en distinguir a su escolta de entre toda la gente que le miraba atemorizada. Así que no dudó en indicarle a su cohorte de esclavos que se dirigieran hacia ellos. El esclavo Eabd también caminaba junto a la litera, pero sin cargar el orondo cuerpo del noble mundial ni su pesada estructura.

—Vaya, vaya, así que aquí está mi escolta—¿parecía indignado? ¿O lo estaba fingiendo?—. Debería sentirme ofendido porque habéis estado en cualquier lugar menos protegiéndome a mí. Pero estáis de suerte, no todos los días uno ve un espectáculo tan magnífico como este. Y según tengo entendido las tierras volcánicas son fértiles. Una nueva industria florecerá bajo el auspicio de la familia DeVincius.

El noble se quedó mirando embelesado el volcán en erupción. Como si los daños humanos o materiales le diesen absolutamente igual. Bueno, quién dice como. Es que posiblemente le dieran igual.

—Además según me han informado, alguno de vosotros han cumplido con éxito la misión que les encomendé. Esos bichos son bastante feos, pero son una valiosa adquisición para mi colección—Alyon se acarició el mentón con su regordeta mano con satisfacción—Niquel, Goku, Fams, buen trabajo. Esta noche cenareis con un Chateau de Toulon.

Entonces miró a Croquet y Ken con desagrado.

—Me gustaría poder decir lo mismo de todo el mundo. Pensé que estarías más agradecido después de lo de tu ex-mujer Purret. Y tú Pun... bueno la verdad es que no sé qué recriminarte. Pero me da igual. No sé por qué ese alcalde todavía no está crucificado. ¿A qué estáis esperando?

Las palabras del Deus Nobilis causaron consternación en los habitantes de Sibelburgo que estaban cerca. Pero nadie se atrevió a decir nada. Nadie contradecía a un noble imperial. De pronto la tensión volvió a crecer como la temperatura subía en el ascenso al volcán.

Temiendo lo peor, lo cual acabó sucediendo a modo de regañina y lanzándole una mirada a Mikel Marlboro, Croquet A. decidió que lo más conveniente era responder al superior de su superior directo con aquella dicha que se gastaba, es decir, sin ningún tipo de carisma y con un tono de voz cansado y monótono.

-El encargado al cargo nos requisó en mitad de nuestra tarea para solventar el problema a la hora de la realización de la suya. -Indicó al noble- A pesar de mi advertencia de que sus órdenes habían sido claras, Mikel Marlboro insistió en que fuéramos a ayudarle. -Tras decir esto, Croquet A. señaló a los cielos.- Pero yo he enviado a mi fiel ayudante para que no perdiera de vista al alcalde desde los cielos y poder retomar la tarea de la forma más pronta posible.

En verdad que la tensión del pueblo fuera a mayores no le importaba en absoluto, su objetivo era bastante claro, siendo este conservar su puesto de trabajo. Por lo que fue directo, conciso y sin ningún tipo de ápice de humanidad, a fin de cuentas el deseba ser un funcionario de verdad.

Lo que faltaba - Marlboro se indignó con la decisión de su Ilustrísima, había quedado claro que era cierto el motivo del parón de producción y además el comeganchitos huyó hacia delante de una manera bastante rastrera - Con suerte a su Ilustrísima le parecerá una excusa barata

Lo único que pensaba Daftpunk en aquel momento es que, si bien aun sentía rabia, al mismo tiempo sentía una extraña satisfacción por el hecho de que ella iba a ser mínima mente recompensada con algo que no tenía ni idea de lo que era porque estaba descrito en una lengua horrenda, mientras el patán del naranjito iba a ser castigado pronto como no se lo ocurriera una excusa mejor, por lo que al menos se permitió una pequeña sonrisa. Quizás el otro chico sufriera también las consecuencias, ¿pero que importaba? Daftpunk aún recordaba que ese símbolo del patetismo humano se había reído de ella en su cara, y el odio de una persona sin corazón no tiene piedad con los inocentes.

    Contrario a lo que mi propia cabeza estaba esperando... las palabras de Su Ilustrisima me ayudaron a recobrar parte del sentido ... Si ni una catástrofe así altera los pensamientos de este... un puñetazo o recriminarle cualquier cosa será tan en vano como el siquiera pensarlo...

    El mismo dio su palabra de que cumpliría con lo pedido por su Ilustrisima... - mentaría con cierto tono de agotamiento aunque nunca llegando a ser pesado como para que no se entendiera - solo que por prioridad se le pidió con que cumpliera sus funciones estatales ante una amenaza al Poblado y sus alrededores - Pues al final del día de que serviría tener a un alcalde si no existía un poblado del cual estuviera a cargo, tras decir aquello miraría hacia la iglesia pues fue el ultimo lugar en donde deje aquellas vigas de madera con las que formar aquella X invertida.

—Por mí y el resto de los dioses, estoy rodeado de inútiles —Alyon se pellizcó el puente de la nariz mientras susurraba en un tono exageradamente alto y teatral—. Eabd, por favor. ¿Cuanto tiempo pasó desde que les ordené a Pun y a Purret que crucificaran al alcalde hasta que apareció ese volcán de la nada?

—Dos horas y treinta y cinco minutos. Ilustrísima excelencia—informó el esclavo.

—Dos horas y treinta y cinco minutos—repitió el Deus Nobilis, entonces se levantó de su silla furioso—. ¡DOS HORAS Y TREINTA Y CINCO MINUTOS! ¡CRUCIFICAD INMEDIATAMENTE A ESE HOMBRE O PASARÉIS A CARGAR CON ESTA LITERA HASTA QUE MURÁIS DE INANICIÓN!

Instintivamente, los habitantes de Sibelburgo se echaron hacia atrás al ver gritar al Deus Nobilis. El terror desencajó sus rostros, y había un leve murmullo. Falder Germans había demostrado por qué era un hombre muy querido en el pueblo. Pero nadie se iba a enfrentar a un noble imperial. Estaba claro que nadie quería que los agentes les ordenaran buscar al alcalde estando Alyon DeVincius presente. No podrían evitar obedecer.

Por suerte no fue necesario. L'Orange se apoyó en el hombro de Croquet e inmeditamente apuntó con su cabeza (parecida a una flecha) en una dirección. Allí estaba él, el alcalde de Sibelburgo, avanzando hacia donde se encontra el Deus Nobilis.

Berbie apareció detrás del alcalde intentando agarrarlo y evitando su avance. Pero era inútil, el alcalde avanzaba inexorablemente a su destino. Estaba claro que pese a su supuesto infarto, el hombre hacia gala de una fuerza sobre humana. Una fuerza que no era única en Sibelburgo. La fuerza de sus mineros.

Que por cierto si les diera por sindicarse, podrían montar una de esas revueltas dignas de película. Aunque al final acabaran todos muertos. Es lo que pase siempre.

—¡PADRE! ¡NO! ¡PARA!—los gritos de Berbie fueron los únicos que rompían el silencio.

El hombre acarició a L'Orange y le dio un ganchito anaranjado a su pájaro por el buen trabajo de escolta y vigilancia hacia el alcalde, y que a pesar de la gran gravedad de la situación y el peligro, esta no lo perdió de vista en ningún momento, y aunque al final el hombre se moviera hacia su destino

-Yo ya lo he encontrado, -comentó Croquet A. a su compañero- así que a ti te toca traer aquí los materiales. -Dirigiéndose hacia Mikel Marlboro- Y tal y como prometiste, te toca ayudar; a cambio del trabajo que hicimos con el gusanito de fuego grandullón.

La moralidad de Croquet A. terminaba cuando empezaba su paga, y esta no era lo suficientemente jugosa ni cuantiosa como para poder permitirse andar perdiendo más dinero con multas, degradaciones o peor aún, despidos; que pusiera en peligro el gran hobbie que este tenía: No morirse de hambre.

Tras la escena montada por su Ilustrísima, el agente ojeó aún con la cabeza baja lo que sus compañeros iban a hacer... Hasta que Croquet volvió a dirigirse a él delante del noble, sabía que la misión era para ellos dos especialmente y seguramente si les ayudaba también iba a recibir castigo. Pero ahora la cosa era distinta, si no ayudaba también podía ser castigado por ser el jefe de este escuadrón, así que tomó la decisión de levantarse - Desde luego, no puedo dejar que falleis de nuevo - Dijo mientras fulminaba al señor naranja con la mirada.

Miró a el Alcalde y a su hija, sabía que no tenían la culpa de lo que había pasado, pero lo que decía un noble era un mandato divino y así se haría, aún magullado se desajustó la corbata y empezó a andar hacia el alcalde.

BER...BERBIE...