Partida Rol por web

Enrico asomo por una de los ventanucos del carruaje con grandes ojeras, parecía que el cíngaro se había terminado de levantar de la siesta. ¡Ducinae, no tengas tanta malafollá! Que el chavea ese no llega a atacarnos, solo se rio. Terminado lo dicho, Enrico volvió a ocultarse dentro del carruaje. Seguramente para seguir durmiendo la siesta.

Carloni se hincho de orgullo al ver como todos los viajeros buscaban en su figura al líder de la caravana. Pero el orgullo de Carloni se desinflo al cruzar su mirada con su hija, Dulcimae. El viejo anciano bajo la cabeza y en su mirada se podría leer claramente: “Aquí la que lleva los pantalones es ella, no yo. Lo siento chicos”

Dulcimae se había tranquilizado, y había pasado del terror al odio. Sus ojos ardían como ascuas mirando al pequeño mediano. Solo Deornoth había apelado de manera clara a favor del mediano, el resto del grupo no se había pronunciado de manera clara, incluso alguno se había ofrecido voluntario para escarmentar al mediano.

Darle una cuerda a ese Giorgio y siga al carro, le llevaremos hasta la ciudad más próxima. Sentencio con dureza. ¡Ahí que se las apañe el solo!

Solo detectas dos auras, las botas con un aura débil de conjuración y un colgante con un aura también débil pero esta de Transmutación.

Kelris se relajó e intentó ignorar al soberbio servidor del 'Invencible'.'No va y me dice que no amenace al mediano para dos frases después lanzarle a la cara que si miente será destruido? Parece que tiene un palo metido por el culo'- sentenció el elfo para sí mismo.

-Vaya, mi querida Dulcimae, no sé qué te habrá hecho ese tipejo, pero no me gustaría estar en su pellejo. Venga no te enfades. Aunque he de decirte que ese par de arruguitas cuando frunces el ceño te hacen la mar de atractiva.

Se recostó de nuevo cerca de la vistani. Él reconocía a la líder de aquella caravana y no pensaba alejarse de ella si en su mano estaba.

    Al final el "monstruo" no resultó ser más que otra alma descarriada en medio de aquel desierto de brumas. Los de la caravana comenzaron con sus tonterías pero finalmente se decidió que el peculiar mediano podría seguirnos, bajé el espadón y alcé la mano para llamarlo.

    -¡Eh, canijo, por aquí, sígueme!- A la vista de las reacciones, parecía que lo mejor era que se uniera al acorazado y a mi en retaguardia y de paso ahorrarnos que los caballos pudieran espantarse por la criatura que lo acompañaba. Una vez atrás le ofrecí una de las sogas y devolví a Arrancavisceras a su vaina. -Toma, así podrás evitar que esas molestas brumas te engullan de nuevo y vigila a esa cosa, ya he machacado a os de sus parientes hoy, no tengo ganas de volver a pringarme con fluidos de bicho.-

El druida athasiano miró de arriba a abajo a los miembros del grupo que le salieron al paso. Reconoció a la caravana de humanos con los que apenas hubo cruzado unas palabras.. estos parecían su escolta. "Para protegerse de esos estúpidos espectros, supongo" dijo para si.

-  Le llevaremos hasta la ciudad más próxima. Sentencio con dureza. ¡Ahí que se las apañe el solo! dijo la chica morena de la carreta.

 -¡Eh, canijo, por aquí, sígueme!- espetó la pelirrosa.

Krick chasqueó las mandibulas como si murmurara algo preocupado. Ash acarició a su inseparable compañero e intento tranquilizarle:

- Tranquilo amigo. Esta panda de tipos de raros debería ayudarnos a llegar a la fuente de agua más cercana..

Alzando la voz de nuevo, comenzó a hacer gestos de nuevo como alguien que trata de explicarse en idioma que no es el suyo apuntilló:

-No nos interesan las ciudades... pero si nos llevais al curso de agua más cercano.. esa tormenta de arena nos ha dejado de arenas hasta en los colmillos.. literalmente.. -dijo urgandose en la boca y escupiendo un terrón de tierra y polvo-..  lo mejor es que vayais delante.. a Krick y a mi nos gusta vigilar.. como se dice¿.. si.. la.. eso.. retaguardia.. añadió como si estuviera apostillando algo dicho por el escorpión de obsidiana.

No pude evitar sentir un enorme desprecio por ese elfo, o semielfo, viendo cómo baboseaba descaradamente por la que parecía la que controlaba todo esto. Sin duda podría tratarse de una estratagema para mantenerse a salvo dentro de la caravana, vista su valentía no me extrañaría, pero aún así, puff, me recordaba los señoritos perfumados que visitan las casas de citas, con esos buenos modales y ese hablar tan cursi. Negando con la cabeza, pase a su lado para volver a mi sitio.

Una vez allí, sonreí ante las palabras de la pelirroja. Ese bicho en el que iba montado podía pobre nerviosos a los caballos.

Y ¿desde donde dices que vienes tú? Creemos que, por algún motivo todos hemos sido “transportados” me giro para mirar nuevamente al mediano hasta este otro lugar, que bien podría tratarse de otro plano. Finalizó encogiéndome de hombros, mientras espero que agarre la cuerda lo antes posible. No sabía que habría pasado, pero esa Dulcinae que acaba de hablar se alejaba mucho de la que se encontraron antes. 

¿Y si toda esa familia no fuera más que otro grupo de peligrosos seres que adoptaban esas formas para capturar a viajeros como nosotros? Debería de estar atento, pues nada parecía normal en este lugar.

Cuando el mediano dijo de ir delante, no entendí nada ¿como quieres ir el primero si no sabes ni dónde estas? Es más, ¿como harás para no perderte?

Cuando el mediano dijo de ir delante, no entendí nada ¿como quieres ir el primero si no sabes ni dónde estas? Es más, ¿como harás para no perderte? dijo el tipo acorazado.

Ashzyx sonrió de nuevo enseñando su hilera de dientes puntiagudos como dagas..  Yo.. no me pierdo.. nunca.. exceepto.. excepto en cementerios de barcos encallados en la arena y en las tormentas de arena.. por eso estamos asi.. dijo mientras escupía otro gargajo arenoso.

La mirada de Estragón se cruzó con la de Carloni, como diciendo: "te entiendo perfectamente, viejo". En cierto modo, el dúo Carloni-Dulcimae se regía con las mismas dinámicas que las de Estragón con su difunto hermano. Su hermano también era taciturno, de los de silencios perennes y mirada perdida. Y como nunca se pronunciaba, dejaba a Estragón hablar y tomar las decisiones por él, de modo que parecía que el cocinero era el que partía el bacalao.

El semiorco se giró para volver a subirse al carro, y al volver la cabeza Ashzyx pudo ver que a Estragón le faltaba una de sus orejas. Tan solo lucía un corte, como si hubiese sido cercenada. Seguramente no oía muy bien de ese lado, lo que se prestaba a que los demás cuchicheasen a su espalda. Seguramente, perder audición había potenciado el resto de sus sentidos, y veía en la oscuridad (como cualquier otro semiorco, por otra parte), captaba las distintas sutilezas de los sabores de sus propios platos y era capaz de olerse sus propios pedos aunque su culo estuviese en unas lejanas antípodas de su nariz, en la otra punta de su planetario y voluminoso cuerpo.

Por cierto, mediano. Me llamo Estragón. Tú aún no has dicho tu nombre. No tienes porqué decírmelo si no quieres. En ese caso, si tu amiguito se llama Krick, Douglas será el apodo por el que me refiera a ti. ¿Entendido, Douglas?

Seguro que Krick y Douglas hacían un equipo fenomenal y eran capaces de hacer una actuación estelar si surgían problemas. A Estragón le pareció escuchar algo en dirección al oído malo, pero no supo distinguir si era Douglas diciéndole su nombre o solo uno de los caballos relinchando, así que el semiorco seguiría llamando al mediano Douglas.

Dulcimae, que hasta ese momento había demostrado tener poca paciencia, zango la disputa de si el mediano debía ir delante o detrás del carro con la simple frase. Si nunca te has perdido, entonces no necesitas de nuestra ayuda. Ve andando tu solo por las brumas, a ver cuánto duras.  

A lo que Carloni respondió lanzándole un cabo al mediano, mientras le indicaba que se callara mediante gestos y se colocara detrás.

En ese momento Enrico volvió a asomar por el ventanuco del carruaje. ¡Joe! si sé que el chavea este no me iba a dejar dormir os hubiera dicho que lo finiquitarais.

El carruaje prosigue la marcha con ritmo lento pero constante, atravesando las espesas nieblas. Dulcimae, que iba en el pescante junto a Carloni y Kelris, indicaba el rumbo que había que seguir. Nadie sabía que utilizaba de referencia la vistani, ya que no llevaba ningún instrumento, ni usaba la magia. Simplemente indicaba con el dedo y Carloni, presto con las riendas, hacia girar el carro en la dirección indicada.

El viaje se prolongó durante casi un día, durante el que hubo varios descansos para comer, cenar y dormir un poco. Durante el viaje Ashzyx pudo conocer al resto de la familia de Dulcimae. Estaba Carloni, el padre de todos ellos y que recientemente había enviudado, luego estaban los cinco hermanos. Cuatro hombres, Marius, Antonio, Enrico, y el pequeño Dominic; y la única mujer, Dulcimae. A pesar de que Carloni y Marius eran mayores que Dulcimae, era esta quien tomaba las decisiones.

El carruaje transitaba por un terreno duro y apisonado, como el firme de un camino, lo que permitía una velocidad constante. Hasta que empezaron a aparecer pequeños bancos de arena suelta, parecidos a los que se forman en las orillas de los ríos o en las playas. Estos bancos de arena suelta ralentizaban la velocidad del carro obligando a sus ocupantes a bajar de él y continuar andado cerca del él para impedir que las ruedas se hundieran en la arena fina.

Los bancos de arena era cada vez más frecuentes y más grandes. Además la temperatura, que hasta ese momento había sido agradable tendiendo a fría había pasado a tórrida. Un orbe rojo con forma de sol puede ser localizado arriba en el cielo, a través de la niebla que se va evaporando.