Yedra y Amaltea se coordinan sin hablarse. Una de las ventajas de compartir cultura y haber tenido que hacer más de una vez misiones de reconocimiento y exploración entre el Salón del Bosque y el Salón de la Montaña es que en los grupos se gestionan fácilmente los repartos de tareas y espacios.
Aprovechais el recodo y algunas de las ruinas para echar un vistazo y tras la zona amurallada veis un pequeño poblado que claramente está en proceso de expansión en el lado occidental del rio (hacia las montañas), se oye el ruido de gente trabajando y entremezcladas voces de niños, mujeres y hombres con un fuerte acento. Una de las cosas que más os llama la atención es la presencia de un amplio cercado y dentro una manada de caballos de bella estampa, patas cortas, pecho ancho y cabeza orgullosa.
El pequeño poblado es una pobre imagen de lo que llegó a ser ésta zona en tiempos antiguos si las ruinas reflejan el tamaño que tuvo que tener la ciudad que estuviera aquí construida, pero al menos tiene más vida de lo que habéis observado desde que iniciasteis el viaje. Ahora os dáis cuenta que después de coger las barcas no habéis encontrado ningun signo de civilizacion por ninguna parte más allá de los restos del campamento enano y ni siquiera está claro que ahí hubiera realmente algo permanente. Acercarse sin ser vistos es imposible pero tampoco tenéis ninguna obligación de usar el vado ya que no llevaís ni carromatos ni monturas y bastaría con abandonar las barcas y seguir vuestro camino hacia las montañas.
Therusia no había encontrado nada, pero la información de sus compañeras no tardó en llegar, y era información tranquilizadora, especialmente teniendo en cuenta la gran cantidad de malas noticias que parecían acecharlos últimamente. Comprobando que el cuervo continuase cerca, la enana planteó su punto de vista y este era que prefería el suelo bajo sus pies.
—No parece que sean siervos de la sombra, más sería una mala cosa pasar por allí. Utilizar el Anduin nos ha dado una ventaja hasta ahora, pero ya es suficiente, creo. Además, aunque no sean siervos murmurarán y rumores sobre la presencia de un grupo como el nuestro nos traerán problemas.
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- En este caso, retrocedamos un poco corriente arriba, ocultemos los botes, desembarquemos y luego decidamos si nos presentamos o si partimos ya en silencio hacia las montañas. -
La cuestión era como estábamos de suministros, echo un vistazo a lo que tenemos. Comida, agua, equipo... por si necesitáramos parar para reaprovisionarnos.
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Cogisteis provisiones junto a las barcas y habéis podido coger algo por el camino.¿os sobra? no pero tampoco vais a pasar hambre al menos hasta ahora que habéis estado en zonas fértiles no ha habido problemas. No es la mejor comida la que llevais pero ninguno sois de La Comarca :)
—Coincido con la señora Therusia. A no ser que necesitemos algo de ellos, creo que lo mejor sería seguir adelante sin ser vistos. Crucemos el valle hasta las montañas y desde allí busquemos la entrada a la morada secreta de los enanos —respondió el galadhel, presto ya en el bote para remontar el río.
Tampoco tenemos lembas. Todavía no. Todo se andará...
Faltaría la opinión de Amaltea.
Therusia e Ithildir votan por esquivar a los hombres y dirigiros hacia las montañas directamente
Yedra está algo más indecisa pero creo que no pondría ni un pero a esa decisión.
Espero un poco y si no hay novedades o cambios seguimos desde ahi. Eso puede ser entre hoy y el Domingo ;) que se presenta un fin de semana de lo más extraño por no saber si lo tengo libre o muy ocupado o ni una cosa ni otra.
Miré a los demás y asentí. Ya era hora de partir hacia las montañas, dado que podíamos seguir descendiendo el curso del río sin ver nada que nos indicara dónde parar y terminar en el mar. Ahora lo fácil era ascender hacia las montañas, pero... ¿y luego qué? ¿Por dónde empezar a buscar ante la vastedad de las Montañas Nubladas? No sabíamos si nos habíamos pasado o no habíamos llegado...
-"Sí, creo que es el momento de dejar el río y tomar el camino a las montañas." Dije a los demás.
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Asiento, - entonces vayamos, ahora, no os quejéis de mis habilidades de cazadora. - Al menos, pienso para mí, los árboles frutales no se mueven, porque como tengan que subsistir de los animales que cace... sonrío.
Me aseguro de sacar la barca del río para que el agua no las dañe o se las lleve la corriente. Luego busco un sitio donde poder dejarlas, boca abajo para que los animales no las dañen o nos encontremos un nido a la vuelta, o el interior lleno de musgo y echado a perder el aislamiento que impide pasar el agua. El sitio ideal son unos arbustos bajos cerca de la orilla, pero unos metros alejados, donde nadie va a curiosear, salvo algún conejo.
El equipamiento que no llevemos, si es que dejamos algo, puede quedar en el hueco de las barcas al estar boca abajo y permanecerá seco e intacto, al menos eso espero. Luego, una vez realizada las operaciones básicas para dejar las barcas preparadas para nuestra vuelta, comento.
- Estoy lista. -
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Invoco el rasgo de astuta para dejar, más o menos, las barcas decentemente ocultas fuera del río, para que sigan (¡espero!) en su sitio a la vuelta, sin agujeros ni rotas por la inclemencia o los animales.