El teléfono de Joe suena. Parece que el francés quiere hablar con él.
- ¿quien es el tipo del maletin?- pregunta Ducroit nada más descolgar Joe- ¿que demónios hace aquí?
- ¿Le conoces? En principio dice que iba a pescar y se ha quedado sin cebo.
- ¿te burlas de mí, mon ami?- pregunta con su característico acento- No me gustan para nada las bromas, digamos que perdí el sentido del humor por el camino así que guarda tus chistes y dime que está pasando allí abajo.
- Vamos cariño... no te enfades. Hago lo que puedo. A esa mujer no la conozco... Pero descuida que me desharé de ella en cuanto tenga la menor oportunidad.
Espero estar de vuelta en casa para la cena. ¿Qué tal los niños?
A través del teléfono se escucha claramente el llanto de una criatura. Parece que en el quirófano hay una nueva y desdichada vida en este mundo.
Perdón por el retraso! Pillé vacaciones el viernes y me cogí unos días ralámpago de piscina y sol! Debí haber avisado.
piii, piiii, piiiii....Ducroit había colgado, sin más, definitvamente, los comentarios de Joe parecían haberle sacado de quicio.
¡Maldito idiota! Mucho me temo que no ha entendido nada de lo que he intentado decirle. Tendré que darle algunas lecciones de lenguage en clave. O eso, o una colleja a ver si lo hago un poco más listo...
El teléfono de Víctor vuelve a iluminarse. Es el móvil de Joe el que llama.
Uno, dos, tres tonos...nadie coge el telefono...
¡Maldito gilipollas! Esto no me gusta. ¡Demasiados calderos al fuego!