Qué idea tan genial parecía coger el coche y salir hacia el atardecer como esos tíos jóvenes de esas películas de mafiosos. Raul y Jose eran dos tipos duros, dos canallas, dos James Dean modernos. Vaya par de cojones tenían cuando decidieron convertirse en pandilleros. Luchar contra la sociedad y ser losn más duros. Duros como el cemento.
Vaya mierda de tipos duros.- Pensaba Luisa y es algo que se podía ver en su cara mientras se retorcía de dolor en el asiento de atrás del coche estilo años setenta, oxidado y abollado que habían mangado su novio y su amigote a gente a la que no deberían de haber robado. Luisa si que era una chica dura, una de las de verdad y ahora toda su dureza estaba rota por el niño que llevaba dentro. El paddre de la criatura, Jose "Cachazudo" estaba con la guardia tan baja como todo chico que sabe que va a ser padre y que no se lo esperaba.
Y en medio de todo ésto, con la cabeza de su hermana a punto de dar a luz sobre sus rodilla, Andy Villablanca, el jovencito estudiante y tal vez superdotado se acababa de dar cuenta de que el viaje de aventuras que le había prometido su hermana estaba llegando al punto en que sencillamente se terminaba.
Para encima y para que todo sea mucho más jodido y a la vez mucho más sencillo. El depósito de gasolina del coche había llegado hasta el punto de hacer "blu blu" y terminar por hacer que el coche hiciera "blu blu". La carretera que se extiende ante el joven grupo de chicos parece que es infinita, hasta que a Raul Huesito se le ocurre que su tío vive muy cerca de aquí. En una pequeña granja y lo mejor es que es médico.
Y aquí están todos, en el coche de camino hacia la granja que más vale que aparezca pronto.
Podéis empezar aquí, para ir cogiendo la piel de vuestros pjs y después pasamos a la siguiente escena.
Las gotas de sudor caían por el mal afeitado rostro de Cachazudo mientras movía la cabeza de un lado a otro tratando de distinguir esa granja de la que hablaba Raul y que no aparecía en aquel mar de plantaciones de maiz. Fugaces miradas al retrovisor le permitían ver a Luisa jadeando, congestionada por el dolor y las enormes manos del hispano cada vez asían con más fuerza el volante de la ranchera.
Esto es una chingada, Raúl. Esa granja no aparece y Luisa va a alumbrar aquí mismo, carajo ¿pues no decías que estaba aquí mismo?
- No jodas,, tranquilo. Que alguien tiene que mantener la jodida calma en este puto coche La carretera discurre tranquila,, con esa tranquilidad que caracteriza a los lugares desérticos y desolados. El interior del coche es otra cosa.
- También dijiste que tu novia estaba "un poco" embarazada.. Y ese "ligeramente" no va a hacer que yo obtenga la puta carrera de medicina en 10 minutos.. Ni que encontremos antes la clínica..
- Menudo grupo de operaciones especiales estamos hechos el sudor empapa mis ropas,, sin soltar del todo el volante me quito la camisa y me arromango la camiseta que hace unas horas era considerablemente más blanca que ahora.
- Mierda,, ¿dónde coño está? ya deberíamos haber llegado..
Andy ya tenía bastante con preocuparse por su hermana Lucía, como para encima discutir con los dos "genios" que le acompañaban. Jose era un buen tipo, y Andy tenía muchas cosas que agradecerle pero, en estos momentos, para él era evidente que no era otra cosa que un pendejo más. Podía salir de las drogas o, eventualmente, dejar de tener que ver con bandas, pero nunca saldría de este mundo. El tipo de mundo en el que le arrastraba a una furgoneta sucia, en medio de ninguna parte, con la cabeza de su hermana a punto de parir entre las rodillas.
Jose solía caerle bien, sí, pero en estos momentos no era santo de su devoción.
El Huesito era otra cosa. Su cara no le gustaba nada, y menos aún su empeño en llevarles a una granja aislada en lugar de a un hospital de verdad. Lo que es seguro, es que el chico no pensaba discutir.
Andy no tenía más de 16 años, y la situación le desbordaba. Ver a su hermana romper aguas le hizo ponerse muy nervioso, y la expresión de dolor de Luisa no le gustaba nada. Era la primera vez que veía algo así, y el chaval no podía pensar en la ilusión de ser tio. Para él, algo estaba yendo mal. No podía ser normal que le doliera tanto.
Al final, aunque sabía que no iba a sacar nada bueno de abrir la boca, tuvo que hablar. Necesitaba expresar sus temores para tranquilizarse, y ahora no le importaba que le insultaran o le mandaran a callar.
Recién ha roto aguas, tendremos tiempo de llegar ¿verdad? todo va a ir bien... ¿no?
Luisa estaba gritando al estilo de un hombre que acaba de recibir un tiro en el estómago, tal vez por eso sea la única que aun no ha podido decir nada claro sobre la situación en la que se encuentran.
No sabe si va a dar a luz ahora, pero hay algo que alerta a todos. Un pequeño chorro de líquido que cae desde el asiento trasero hasta el suelo del coche. ¿Es sangre? No. Por suerte.
Es increíble como a veces las cosas sencillamente se transforman en un infierno y todo se desata y nada parece claro y todo es negro y no hay salida. Y luego pasan unas pocas horas y todos se dan cuenta de que en relidad no era tan grave.
Pues ésta no era una de esas situaciones.
Entonces entre la bruma que provoca la elevada temperatura sobre el asfalto de la carretera todos podéis ver una granja. Está ligeramente alejada del camino. Tiene dos edificios grandes y un coche aparcado entre ambos edificios.
Y un letrero que pone "ayuda".
Cachazudo acelera un poco el coche temeroso de que los baches empeoren el estado de Luisa, pero ansioso por llegar a la granja y al médico.
¡Aquí es! ¿Has oido nena? estamos en la granja del tío de Raul, es medico, te va a ayudar.
Las palabras de ánimo se pierden entre los gritos de Luisa que ha roto aguas. La ranchera se acerca poco a poco a la granja y Jose se queda mirando el cartel.
¿Ayuda? ¿La ofrecen o la piden..?
Lo del letrero es imaginario. Que lo he descrito mal.
- ¡¡Veis como estaba cerca!! un suspiro de alivio lucha por no exteriorizarse. Hasta yo estaba perdiendo ya la esperanza de encontrar el sitio
- Hace más tiempo del que parece que no vengo por aquí
Los gritos de la novia siguen en el asiento trasero, pero el ambiente quiere intentar relajarse un poco.
- Aguanta un poco más, ya queda poco, mujer.
Pensaba que iba yo conduciendo.. He leído mal esa parte de mi personaje :(
El dolor de las contracciones es ya insoportable. Intenta aguantarlo realizando las típicas técnicas de respiración que enseñan a las que acuden a las clases pre parto. Lo ha visto en muchas películas. Aunque consigue aliviar un poco, el dolor es absolutamente insoportable, pero tiene que aguantar hasta que le vea ese supuesto medico.
- ¿Que aguante un poco más? - Aprieta con fuerza la mano de José justo en el momento en que aparece otra contracción. La sensación es como la de un tremendo latigazo por todo el cuerpo – ¡Mierda, mierda, DIOOOOOOOOOOS! – Todos sus músculos se contraen, su rostro se pone aún más rojo y las lágrimas continúan resbalando por sus mejillas – No lo soporto más, José, no lo soporto
Entre sollozos, aprieta la mano del padre de la criatura aún con más fuerza, mientras incrementa el ritmo de la respiración. Un par de minutos más y ya será demasiado tarde.
El coche da un tumbo en el aire levantando una polvareda enorme y ...
PAM
Plop, plop, plop, plop. Una rueda pinchada que suena como un disparo, el coche se mueve de un lado hacia el otro.
El tío de Raul no tiene muy bien ordenada su granja. O tal vez sea que la tiene demasiado bien ordenada y habéis pinchado con algún tipo de pincho que tenga colocado en la entrada para evitar visitas incómodas. Como la que puede ser su sobrino, su novia embarazada, el coleguilla y un chico estudiante y aplicado.
Desde fuera el coche está cubierto de una enorme nube de arena.
Pasáis a la escena La granja, el doctor, un cadáver y un par de tipos malos