Que mala noche había pasado.
Aquella tormenta incesante no parecía detenerse bajo ninguna circunstancia. El sonido de los truenos, la lluvia, el viento, la nieve... Como si se tratara de la venida del mismísimo Apocalipsis.
Y mientras tanto, en su apartamento habitaba, solo, como él mismo había querido desde que las cosas se habían ido torciendo. Y es que en aquella soledad, el recuerdo de Marie Jenkins, la testigo abatida durante el tiroteo en el caso de la bratva y la prostitución que había cerrado poco, le pesaba sobre su conciencia.
No podía mas que recordar en sueños su rostro. Y es que se había visto demasiado envuelto con ella, y después de aquello, incluso la comisaría de policía le había dado un tiempo de recuperación, que aunque él había rechazado, se hacía plausible dada la escasez e importancia de los casos desde entonces.
Una noche horrible. La sangre manchando la calle, el profundo sentimiento de haber fallado a alguien. La voz de aquella mujer en pesadillas diciéndole, una y otra vez "Me has fallado. Prometiste que todo saldría bien."
Y así, por suerte, llegó la mañana.
Las ocho de la mañana. El vaso colmado con aquel líquido dorado que desprendía un olor particular a alcohol le había ayudado a sobrellevar un poco aquel mal trago. Por suerte para todos, incluido para él, solo había bebido un vaso.
La poca luz que llegaba desde la ventana se filtraba por los resquicios de una persiana que dibujaba gráciles retazos lumínicos en la estancia. Pero no era otra cosa mas que el sonido de la tormenta retumbendo en sus oidos. Hora de tomar los bártulos y marchar hacia la comisaría... Y hasta ahora, tampoco parecía haber llamada de ningún contacto o persona interesante.
Un día mas en Londres. Otra oportunidad de seguir luchando por los mas débiles y dar nombre a aquellos que merecen ser castigados.
El dia ha comenzado de nuevo. La tormenta de nieve continua, y las noticias en el televisor son habitualmente malas. Nada fuera de lo comun. Me dispongo a realizar mi rutina diaria, la cual no ha cambiado desde que tengo memoria, y obtengo los resultados habituales. Una vez terminada la misma y de un sencillo desayuno, me dirijo hacia la puerta de mi departamento. Salgo y observo una vez mas el desolado edificio que llamo mi hogar. Hasta ahora todo parece ser como siempre ha sido, ningun cambio, nada que me sorprenda. Debo ir a cumplir con mi deber, y eso es todo.
Aun sigo readaptandome a todo esto, lo que significa que mi escritura tendra a ser un poco inconsistente al menos durante los primeros posts.
Al salir de la edificación de tonos grises, mas bien tristes que alegres, se puede observar en su totalidad la tormenta de nieve, lluvia y viento que hay fuera. Como si hubiese una especie de enfrentamiento entre los elementos por ver quien rugía mas poderosamente.
Tras una media hora caminando, en la cual parece que todo el mundo sigue su patron normal sin variaciones, Jonathan alcanza el departamento de investigación criminal de la policía londinense. Su actual departamento en el lugar, desde el último caso, había estado mas bien vacío.
El edificio no está tan cuidado por fuera como debería estarlo, pero una vez dentro, y tras mostrar las credenciales a una amable mujer afroamericana de unos 24 años, la inmensa y bella estructura interna cambia totalmente la percepción engañosa que pude aportar desde su exterior.
Subiendo en un ascensor, alcanza los cubículos desde los que trabajan los agentes, y los mas apartados y que se aprecian como mejores, reservados para rangos como el del señor Haverlock.
Varios indivíduos se acercan a saludarlo de una manera reverencial y grata, muchos con cuidado, debido a que algunos dicen que todavía quedan en él secuelas de lo ocurrido con el caso de Marie Jenkins.
Una vez alcanza su departamento, sobre la mesa en la que normalmente no hay casos, pues es lo común, parece haber uno asignado. La verdad es que la portada del mismo no dice mucho: El símbolo de la policía de Londres y el título "Caso asignado a Jonathan Haverlock", mas que directo.
Te dejo a ti la descripción del departamento. No te preocupes, es comprensible, espero que al menos que yo te haga descripciones amplias te ayude a ponerte en el sitio.
Jonathan tomo con curiosidad la carpeta sobre su escritorio, alzando ligeramente una ceja, en señal de sorpresa. La verdad es que habia estado esperando algo de accion, al menos para poder concentrarse en algo que pudiera ser productivo, algo que le ayudara a olvidar... Miro a sus alrededores, observando con detalle las diferentes reacciones de sus compañeros, las paredes recien restauradas, la madera alguna vez fina de los escritorios... Sabia perfectamente lo que pensaban de el. Que habia ido muy lejos, que se habia involucrado personalmente, que se culpaba por lo ocurrido... Podia notarlo en sus ojos. Llegaban y saludaban, pero todo, desde la forma de hacerlo, su tono de voz, las palabras empleadas, esa manera tan poco sutil de evitar mirarlo a la cara cuando pasaban... todo indicaba que querian decirle algo, pero simplemente no se atrevian. Y siendo practico, era el mejor curso de accion ante la situacion actual. No podia perder el tiempo con tonterias, habia trabajo que hacer. Tomo la carpeta y sin pensarlo dos veces, la abrio para examinar su contenido. Era bueno estar de regreso.
Bueno, creo que me voy a quedar con este tipo de narrativa, a ver que os parece...
Una vez abrió la carpeta, pudo ver su contenido: Se trataba de un caso extraño dado en un local cercano. Por lo visto, el interior del mismo se había quemado, con bastantes personas dentro. Se había estado haciendo una "Batalla" de baile entre distintas bandas del distrito, y sin venir a cuento, todo explotó. No quedaron testigos: Una de las únicas personas del local que quedaron era porque no estaba allí, había salido un poco antes por aquel evento.
Así que tenía un caso de combustión, en el que lo particular era que no había ningun punto de explosión, es decir, ningun resto de explosivo o algo que indicase un núcleo en el que había explotado algún dispositivo explosivo.
Terminando de leer el contenido, una sonrisa casi imperceptible se dibujo en su rostro. Esto es justo lo que necesitaba, un caso interesante. El hecho de no tener ningun testigo haria que algunos lo consideraran irresoluble, pero no para el. Si no hay testigos ni pistas simplemente le añadiria reto al asunto, cosa que el adoraba. Decidio levantarse del escritorio, llevandose la carpeta consigo, leeria los demas detalles de camino al lugar. Habia un caso que resolver, y no habia tiempo que perder.
Pregunta, Jonathan tiene algun compañero, o en este momento esta trabajando solo?
Desde el momento en el que había ocurrido lo del último caso, Jonathan no tenía compañeros. Se había vuelto un tanto mas huraño y los agentes lo habían respetado bastante bien. Sabían que era muy bueno en lo suyo, y que no debían de presionarle. Quizás, llegado el día, tendría alguien con quien resolver aquellos misterios.
Llegó de nuevo a la calle, a su automovil. Subió, puso las llaves de contacto, y mientras arrancaba, ojeó un momento los documentos, para volver a recordar la calle a la que se dirigía.
Mientras emprendía su camino hacia el lugar del incidente, escuchó por la radio de la policía un aviso sobre una mujer a la que estaban persiguiendo dos personas, cerca de allí, y pidiendo asistencia pronta...
Captando la señal de radio, Jonathan salio un momento de sus pensamientos y se concentro en lo que estaba pasando. Lo del caso tendria que esperar, por el momento habia asuntos mas importantes que atender. Sin pensarlo mas, encendio la sirena del auto y se dirigio hacia el lugar de origen de los disturbios.