Partida Rol por web

Durante unos instantes, Garland se distrajo ante la repentina aparición de la directora, ésta intentó calmarlo con suaves palabras, aunque su demacrado estado hizo que sus sentimientos ante aquella mujer se transformasen en ira.

En aquel mismo instante Storm no dudó en intentar usar su poder para dormirle y así convertirlo en un blanco fácil, pero aquel hombre, si es que realmente era humano hizo alarde de una férrea voluntad que evitó por completo cualquier tipo de dominar su mente o incluso su alma.

Aquel intento de Storm para dormirle hizo que vuestro enemigo sacase vuestras propias conclusiones.

- Así que era eso ¿eh Bariday? - apretó los dientes.

- Has intentado distraerme para que estas cucarachas intentasen vencerme, tenía grandes planes para ti y me has traicionado como una sucia rata, ¿entiendes porqué debo devorar estos mundos con mi poder?¡¡Porque sois ratas inmundas ante un ser superior - tras aquel gritó propinó una patada que lanzó por los aires a la mujer, dejándola cercana a vuestra posición y reabriendo sus heridas, su estado era cada vez más grave.

La mujer os miró a los ojos, ¿era redención lo que veíais en ellos?

- Hice... hice lo que puede... - esputó algo de sangre en su última tos.

Garland empuñando su espada y volteándola hasta vuestra posición, invocó una llamarada de fuego abrasador que impactó contra vuestro cuerpo.

Aquel relampagueante ataque fue más rápido de lo que podíais haber imaginado, ahora notabais como el fuego arrasaba vuestras ropas y quemaba vuestra piel en una agonía que no habíais sentido antes.

Aquel devastador ataque había afectado también a Bariday, cuyo cuerpo comenzó a combustionar en un alarido gorgoteante.

Podíais contemplar una mirada sádica en Garland, una sonrisa triunfal, os estaba haciendo daño, mucho daños, y no parecía verse capaz de echarse atrás.

Todo estaba sucediendo demasiado rápido. En el momento en el que se habían ocultado contra un ataque violento de aquel hombre, Storm le hizo algo y, antes de que yo pudiera lanzar mi espada contra él, lanzó a la directora de una patada al suelo y nos lanzó una poderosa llamarada. Mis ojos se vieron deslumbrados ante aquel poder y me paralicé. Elegí un mal momento, pues las llamas impactaron sobre todos nosotros como si no hubiera otra solución y nos tiró al suelo.

Escuché cerca de mi a Bariday escupiendo sus últimos suspiros. Supe que había muerto y, aunque aún tenía rencor hacia ella, esa mujer nos había criado de pequeños. Una pequeña furia se extendió por todo mi cuerpo, haciendo que las heridas dolieran cada vez más, pero provocando que no quisiera rendirme.

No le dio apenas tiempo a reaccionar, sintió como el fuego abrasador quemaba su cuerpo al igual que al resto de sus compañeros incluyendo a Bariday, aquella que finalmente quiso dar la vida por ellos. Una puñalada de culpabilidad la sintió bien profunda dentro de su pecho a pesar de que ella no había llegado a tocarla para dañarla... pero no hizo nada para evitarlo.

No podia hacer nada por ella ya, pero trató de hacer algo por alguno de sus compañeros, a Cerion lo tenía mas cerca, estiró la mano hacia él para aclamar mis poderes de sanación pero no llegó absolutamente nada, terminé por dejarme caer al suelo con un suspiro cargado de decepción y cansancio. 

- Necia.... - musito al ver como la "Directora" recibió una patada en el estómago.

Luego un fuego abrasador nos rodea intentando quemarnos vivos, algo que consigue con la "directora" Bariday, la cual empieza a arder. El espectáculo es dantesco.

- Maldito Bastardo. - gruño intentando avanzar hacia el Loco Psicópata de Garland. Pagarás caro por esto.

A pesar de mis preocupaciones por protegerme, el ataque penetró mi defensa sin apenas dificultad haciendome terribles quemaduras, aprieto los dientes para evitar gritar de dolor y miro como el fuego tambien consume el cuerpo de la directora haciendo que sufra una gran agonia...

---Esto no puede estar pasando...- pienso mientras aprieto los dientes, nunca me habia encontrado en una situación asi de peliaguda y quizas no salga de esta con vida...

Entonces la puerta que daba acceso a la azotea se abrió de par en par, apenas pudisteis ver porque ladear el rostro implicaría afectar con más gravedad más partes de vuestra cara, pero pudisteis escuchar una voz familiar, una voz que iba a comenzar a llenaros de esperanza.

- ¡No sucumbáis! - gritó la voz anciana. ¡Se trataba de Cid!

Por el tono de sus palabras parecía impresionado al ver el estado en el que os encontrabais, pudisteis intuir que el estaría cubriéndose en la entrada de la llamarada, si no sería una víctima más.

- ¡¡Sois los descendientes de los guerreros de la luz y de la oscuridad de vuestro mundo, vuestra herencia está ligada a cada alma individual,  no a unos cristales como creían las antiguas leyendas!! - gritó

- Concentraos, buscad el poder de vuestro interior, reclamad el poder que os pertenece y detened al maligno, ¡¡¡concentraos!!! -

El fuego me envolvia y el dolor era ya casi demasiado intenso como para soportarlo, en ese momento oigo la voz de Cid, diciendo algo de que eramos los descendientes de la luz y de la oscuridad y que debiamos reclamar nuestra herencia que estaba en nuestro interior que sol   debiamos concentrarnos.

---Bah, que tonteria está diciendo?- pienso  mientras sigo protegiendome de las llamas, sin embargo por alguna extraña razón, hago caso a las palabras de Cid y me concentro, como siempre ahi lo veo, un oscuro retazo de mi alma, oscuro...mas oscuro que la oscuridad en si, sin embargo esta vez no retrocedo ante esa oscuridad- Es hora de enfrentarse a ella de una vez por todas, es ella o yo-Meto un brazo en esa oscuridad y veo como asciende envolviendo mi cuerpo a la vez que me provoca un gran dolor...

Los demas pueden ver como suelto un grito de dolor a la vez que mi cuerpo  se convierte en una antorcha humana ante la mirada triunfante de  Garland, el grito se estiende durante varios segundos hasta que minalment solo queda la figura envuelta en llamas, de pronto, las llamas comienzan a cambiar de color volviendose negras y como si hubieran tenido una barrera o algo se disipan sin dejar rastro mostrando una figura completamente diferente...

El caballero negro coloca la espada a un lado de su cuerpo dispuesto para luchar...

---Ahora te arrebataré tu alma...- dice y reconoceis la voz dde Coren, aunque quizas un poco mas fria y mas tenebrosa, auqnue quizas sea por la promesa que le he hecho Garland...

La furia y el dolor no se evaporaban, pero la vida sí se escapaba lentamente. Intentaba levantarme, seguir luchando, pero era totalmente imposible. No podía moverme sin ahogar un grito de dolor.

Me rendí. No se podía hacer nada. Mis compañeros también estaban agotados, muertos a lo mejor. Lo que estaba claro es que habían fracasado. Los ojos se empeñaron cuando decidí dejar de luchar. Mi respiración cada vez era más tranquila y mi corazón volvía a recuperar un ritmo, pero cada vez más pausado. La visión se nubló y no se veía nada, sólo oscuridad.

Y cuando ya era el fin...

Un rayo de luz perforó esa oscuridad de mi visión. Las palabras parecían asomar por ese pequeño agujero creado, que fue aumentando su tamaño. Cid... ¡Cid! El viejo que nos había salvado antes, nos estaba volviendo a salvar.

Sus palabras no sólo consiguieron despertarme, si no que hicieron algo más. En mi interior, algo helado comenzó a crecer. Pareció que algo había estallado, como un cristal, y sentí un renovado y helador poder. En mi mano derecha comenzó a generarse un poder glacial, que hizo que mi cuerpo respondiera y casi ya no sentía dolor...

Ahora sentía poder.

El dolor se hace insoportable pero no sólo el dolor por las quemaduras sino el enorme deseo de salvar mi mundo y que veo que cada vez se complica más y más.

La ira se apodera de mi ser.

Una IRA jamás sentida hace que avance con una ferrea determinación hacia mi objetivo. Paso a paso el avance es tortuoso pero firme.

Las palabras de Cid me golpean de lleno.

De repente una daga se materializa en mi mano derecha para luego desaparecer casi al instante.

- ¿Que es eso? - pienso. ¿Será verdad lo que dice?

Con ese pensamiento intento concentrarme nuevamente pero esta vez en vez de aparecer una daga y luego desaparecer lo que consigo es que aparezca una daga de una increible belleza en cada mano.

En ese momento una sonrisa perversa como pocas se dibuja en mi cara.

- Ya eres mío. - pienso divertida.

El último resquicio de esperanza desapareció en cuanto Ziba sentía que sucumbía al dolor que sacudía todo su cuerpo y que casi penetró en su alma, sentía sus llameantes dedos lamer su corazón, estando apunto de engullirlo cuando una voz que sonaba de lejos llamó su atención porque la conocía, la había oído antes cuando fueron liberados de la extraña prisión, el viejo Cid.

Ella se mantuvo aun en el suelo, sin poder levantar su rostro, no sentía fuerzas en sus brazos ni siquiera para servirles de apoyo a la hora de erguirse lo más mínimo. 

Sus palabras fueron alentadoras y tan cálidas que toda su desesperación fue desapareciendo hasta que algo estalló en su interior notando que su cuerpo se alzaba poco a poco. No eran sus piernas, ni sus brazos, sino la forma de dos translucidas alas que se batían para que la muchacha volviese a poner en pie con una determinación y una fortaleza inimaginable, fue entonces cuando esas alas luminosas estallaron en decenas de plumas que formaron parte de una vara que apareció en su mano derecha a la que se aferró con esperanza, la misma esperanza que resplandecía en su mirada.

Garland retrocedió

- ¿Cómo puede ser posible? - dijo mientras se aferraba a su espada rúnica, sus ojos estaban abiertos de par en par al comprobar como aquellos cuatro aventureros se habían convertidos en los guerreros de la profecía que realmente traerían el equilibrio al mundo, acabando con el ser de oscuridad plena cuyo único fin es el de devastar cualquier mundo que estuviese bajo sus pies.

- Os debí haber retorcido el cuello en la cueva, pero no volveré a cometer un error así - en ese momento alzó de nuevo su arma con intención de seguir canalizando su estremecedor poder, estaba claro que era un ahora o nunca.

Deberías, pero cometiste un error por el que ahora vas a pagar dije, notando mis palabras frías. Mis pupilas eran blancas totalmente. Y, al mirar hacia mi mano derecha, vi un destello blanco.

Alcé la mano y ese destello empezó a elevarse por encima de mi cabeza. Estalló y se convirtió en un cristal enorme, que cayó detrás de mí. En su interior, la imagen de una mujer tremendamente bella abrió los ojos y el cristal estalló en mil pedazos.

Shiva había llegado.