Partida Rol por web

Mario sonrió pérfidamente cuando vio que Susana con un arranque de violencia se lanzó contra ti. Viste en los ojos de tanto tu mejor amigo como de la rubia una complicidad aterradora ¿él estaba aprobando que Susana te hiciera daño?

Parecía que tu ex estaba dispuesta a todo ahora que te había perdido. Aquella mirada de loca, aquellos dientes apretados, aquellas manos mostrando sus uñas como si estuviera a punto de sacarte un ojo... no tenías más remedio que actuar.

En cuanto ella estuvo a tu alcance, decidiste empujarla con toda la fuerza que pudiste para quitar de en medio la amenaza, porque eso era Susana: una gran amenaza para ti y para Julia.

Estabas muy decepcionado con Mario, él no hizo nada por evitar el ataque de Julia, ¿también quería algo contigo? todos estaban celosos de Julia, todos merecían sufrir por su forma de actuar.

-¡Susana!- apenas alcance a reaccionar sin poder defenderla, Pablo la había empujado fuertemente, pero seguía sujetándome de una mano... piensa rápido, piensa rápido... si no lo detenía esto se transformaría en algo peor, Ric seguro le caería a golpes...piensa...

Mario había llegado y sentí alivio, aunque aun temblaba por completo...-Mario ayuda a Susy, yo me encargo de Pablo- estaba actuando demasiado extraño y agresivo, le tenia miedo y temblaba, pero al menos mostraba interés en mi, quizás si uso eso a favor podría detenerlo, note el colgante que brillaba de una extraña forma y comprendí por que Susana se abalanzo sobre el.

-Pablo, cariño, tranquilo si, ya no mas, estoy aquí, haré lo que me pidas, pero ya no pelees mas con los demás- intente abrazarlo sin demostrar interés en quitarle el collar, puesto que podría ponerse mas furioso, solo en mostrarme cariñosa y comprensiva.

-Nadie no va a separar, ok- lo abrace con fuerza para que se sintiera en confianza, no sabia como se tomaría esto Susana, pero las explicaciones vendrían después; acaricie su rostro y lo bese, mantenerlo distraído era una buena opción aunque continuaba temblando de miedo, apenas notara que se dejaba llevar por aquel beso, tomaría el colgante y lo jalaría con fuerza para quitárselo.

Amenazas y enemigos donde antes había amistad y cariño. Todo aquello era una pesadilla desatada. Sólo en Julia podía confiar. Tras apartar a Susana y librarme de sus ataques, agarré a Julia por la muñeca y le dije: 

- ¡Vámonos de aquí! Están como una puta cabra.

Salí de la cocina, apartando a quien estuviera por medio y llevando a Julia conmigo. Mi primer impulso era salir de la casa, pero era negra noche y en medio del bosque no sería lo más inteligente. También podía ir hacia mi cuarto y cerrar la puerta tras de mí. Sí, eso haría. Las cosas se calmarían y entonces podríamos esperar a la mañana y marcharnos de aquí.

Susana estaba tan obscecada por detener a Pablo, por hacer que todo aquello parase, que no llegó a pensar en las consecuencias. Cuando su mano rozó el pecho del muchacho, Pablo la empujó con una fuerza como jamás se habría imaginado hacia la pared. Para Susana fue como si le aplastaran la cabeza con una grua, sintió el fuerte impacto, un dolor tan penetrante e intenso que le recorrió todo el cuerpo, haciendo que la muchacha cayera al suelo como una muñeca de trapo rota. Mientras caía sus ojos permanecieron abiertos con una expresión de auténtico terror en ellos, con los cabellos bañados en carmesí. Nada más caer, Susana se sumió en la oscuridad más profunda... quizás para no volver a despertar jamás.

-Cariño ya basta por favor, ya nadie nos molestara, confía en mi- me acerque a Pablo buscando tomar sus mejillas, la forma en la que empujo a Susana hizo que se me detuviera el corazón, pero debía detenerlo, mire a Mario pidiendo que protegiera a mi amiga y volví a concentrarme en Pablo.

-Listo has acabado con ella, ya no nos molestara mas, lo prometo...- las lagrimas corrían por mi mejilla, por miedo, autentico miedo de que Pablo también me golpeara o peor aun cogiera algún cuchillo de la cocina y nos atacara a todos, mis manos temblaban... -Por favor mirame, estoy aqui contigo, nos iremos, pero por favor no más- ya cuando estaba segura que no me atacaría, lo bese, buscando que se concentrara en mi y en nadie mas, al sentir que respondía a mi beso acaricie su cuello y pecho, hasta alcanzar el colgante, solo tendría una oportunidad.

Cerré en mi palma el colgante para jalarlo, pero quemaba, cerré aguantando el dolor y tire lo mas fuerte de él, a la vez que me separaba de Pablo mirándolo aterrada, apenas pude dar unos pasos atrás...-Por favor detente, te lo ruego detente- agregue convencida de que al no tener el colgante Pablo volvería en si.

La furia me dominaba mientras Julia intentaba calmarme. Eso no cuadraba con la necesidad de sexo violento que me había confesado hacía unos instantes. Estaba a punto de agarrar a Julia con mis brazos, apartar a Mario de una patada y salir de aquel lugar llevándola como una especie de Tarzán salvaje, a copular y vivir entre los árboles del bosque.

Entonces Julia arrancó el colgante de mi cuello. La ira se quebró en mi consciencia, dejando salir nuevamente al Pablo que había permanecido todo el rato en segundo plano, encerrado tras unos barrotes infranqueables que no podía entender lo que estaba sucediendo en aquel lugar. Justo cuando ya casi había abandonado toda la esperanza y pensaba que había caído en la más irremediable de las locuras, justo en ese momento. Fui libre nuevamente... aunque quizá demasiado tarde.

Vi entonces el rostro de temor de Julia, a Susana en el suelo, a mi amigo con rostro compungido. No pude más y estallé en sollozos. - ¿!Qué he hecho!? - Acertaba a balbucear con el rostro hundido entre mis manos. - ¿!Qué he hecho!? - Repetía incesante mientras mis lágrimas se escurrían entre mis dedos.

Apoyé la espalda en la pared y, presa de la desesperación, mis piernas no me sujetaron más y resbalé hasta el suelo, hecho un ovillo de desesperación por lo acontecido. No podía pensar con claridad. No sabía qué había sido real ni qué una ilusión. No pude más que derrumbarme.