Partida Rol por web

El brusco despertar me deja cabreado, sorprendido y, la verdad, algo inquieto. Me quedo tumbado en el sofá sin moverme demasiado, tratando de afinar el oído buscando una causa de mi extraña vuelta a a la realidad.

Presencio paralizado, sin poder reaccionar por unos instantes, el momento violento, en todos los sentidos, de Pablo con Susana. Tras superar el pequeño shock, me acerco inmediatamente a Susana, que parece a punto de quedar inconsciente tras el impacto con la pared.

Inconsciente, o algo peor... Pienso observando el estado agrietado de la pared y la sangre en la cabeza de mi amiga.

-Aguanta rubia, aguanta...- Intento que mi voz suene con seguridad, pero estoy bastante acojonado. No creo que haya llegado a sonar ligeramente más fuerte que un susurro. Le cojo una mano y la sostengo entre las mías. No sé muy bien que espero hacer con eso, pero es lo único que se me ocurre.

Cuando me giro hacia Julia y Pablo, parezco recuperar fuerzas como para gritarle: -¡Pedazo de animal! ¿pero que cojones te ocurre?- Estaba pensando en incorporarme y plantarme ante él cuando Julia arranco algo que llevaba al cuello y, en cuestión de segundos, Pablo se derrumbó entre sollozos.

Definitivamente desconcertado, solo me quedaba lanzar una mirada implorando ayuda a Julia y le dije:

-Por dios, Julia, al menos tu podrás decirme que acaba de pasar aquí...- Había pronunciado estas palabras casi sin ser consciente de ello. Todavía aguantaba la mano de la rubia entre las mías mientras sentía un terrible cansancio. Miré por un momento a Susana, tratando de aguantar las ganas de llorar.

Pablo parecía volver a la normalidad, aunque apenas entendía a que se debía, la ouija, el fantasma todo eso se me venia a la mente, por un momento me estremeció su actuar, pero ahora no tenia tiempo para preocuparme de él, me acerque a Susana, recién notaba la sangre brotando de su cabeza, la pared destrozada y sentí furia y unas ganas enormes de golpear a Pablo, el miedo que sentía se transformaba en nerviosismo.

Observaba la escena abstraída por unos segundos, no podía creer que mi amiga estuviese en ese estado, tome su rostro con cuidado y lo gire para buscar la fuente de la hemorragia.

-Vamos nena resiste...- si perdía la calma nos iríamos al carajo, pero tenia tantos sentimientos en mi interior que me costaba por un momento pensar bien, la mano me ardía, pero el dolor era completamente ignorado.

Puse mi mano sana sobre la herida para detener un poco la hemorragia... -Mario ve por unas toallas limpias, !rápido!- mire a Pablo.

-Basta de llanto, no tenemos tiempo para eso Pablo, por favor ayúdame, te lo suplico, ve por Ric, tenemos que llevar a Susana a un hospital !ahora¡-

Mi menta ya solo pensaba en no dejar morir a mi amiga, entre esa extraña confusión entre la lucidez y el nerviosismo mis lagrimas seguían brotando, me sentía culpable, insistí tanto con hacer este viaje que no respete su ruptura, no la apoye y no la contuve, no sabia como se sentía, solo me importo mi bien propio.

-Por favor Susana, se fuerte...-

Había matado a Susana. Eso era lo que me tenía bloqueado y llorando a lágrima viva. Los gritos de mis amigos no parecían llegar a derribar la barrera del bloqueo mental en el que estaba sumido, hasta que las palabras de Julia lo consiguieron en última instancia.

- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Está viva? - Pensé. La boca semi-abierta, los ojos rojos, la mejillas empapadas en llanto. - Sí. Claro. - Me enjuagué la cara con el brazo. Había que reaccionar, y rápido. - Mario, las llaves del coche. ¿Dónde están?

Mientras Mario me respondía, salí de la cocina y zarandeé a Ric para que despertara. Cruzó por mi mente el pensamiento: - Parece mentira lo profundo que puede llegar a dormir alguien. - Pero de Ric podía uno esperar cualquier cosa.

- Ric. Despierta tío. Hay que llevar a Susana al hospital, rápido.

Dejo de lado el hecho de que ya estoy despierto porque la situación me preocupa -¿Hospital? ¿Que ha pasado? ¿que le ha ocurrido a Susana? ¿están bien? ¿y mi hermana? -pregunto asustado.

Escucho las instrucciones de Julia. Sí, será mejor que se quede atendiéndola ella.

Me dirijo a toda velocidad al baño, en busca de las toallas que me pedían. Cojo dos o tres, una de ellas la mojo un poco con agua antes de regresar rápidamente a la cocina. Se lo intento explicar a Julia:

-Mira, he mojado un poco con agua ésta.-Llevo en una mano la toalla algo mojada, y en la otra las secas- Si prefieres voy a mojar un poco las demás, o al revés, devuelvo esta y te traigo más toallas secas. Tu me dirás.-Noto que suelto las palabras como una ametralladora por culpa de los nervios.

Escucho la pregunta de Pablo. -¡Están sobre el mueble que hay al lado de la puerta de entrada a la casa!

Espero a que Julia me diga lo que quiere de las toallas, o si necesita que le eche una mano para mover a Susana cuando haya que trasladarla al coche.

Apenas Mario me entrego las toallas, me daba igual si estaba mojadas o secas, reemplace mi mano por una toalla y continué haciendo presión sobre la herida, debía parar la hemorragia, tenia las manos cubiertas de sangre al igual que las rodillas, me quite la camiseta y rápidamente la rasgue para obtener una tira y vendarle la cabeza a Susana, eso controlaría mejor la presión para poder trasladarla al carro.

-Estarás bien nena, lo prometo- bese la frente de Susy.

Me puse de pie y grite a todos -Mario tu conduces, Pablo no esta en condiciones, Ric ayuda a Mario a cargar a Susana y llevarla al auto, voy por ropa y nuestros documentos, Pablo me ayudaras...¡Moveros rápido!-

La idea era recoger la misma ropa que usábamos el día anterior, pantalón, camisetas, zapatillas y nuestros documentos, lo mas rápido que sea.

Estaba determinada a salvar a Susana, sentía rabia, mucha rabia y unas ganas de llorar enorme, pero no podía darme ese lujo ahora, la vida de mi amigo corría peligro y sentía muy a mi pesar que era culpa de Pablo, eso me apretaba el pecho causándome mas dolor.

Corrí hacia mi habitación mientras Pablo iba a la suya y Mario, me puse la ropa que usaba ayer y las zapatillas, cogí una manta y los documentos de Susana y los míos, los metí a un pequeño bolso de mano y salí al pasillo a encontrarme con Pablo.

Mientras los chicos llevaban a Susy al carro me dio al menos unos segundos para estar con Pablo a solas.

-No tengo idea que paso, pero no empezare a buscar culpables ahora, no hasta saber que mi amiga esta a salvo, te necesito fuerte ahora, manejaremos esta situación los dos sin contarle detalles a los demás, no quiero que comiencen a culparte sin saber que paso- 

Estaba seria y fría al tratarlo, pero no podía hacerlo de otra forma, si ese collar era el culpable de todo, quizás lo que ocurrió en el lago, no fuera parte de su propia conciencia y esa duda me dolía; antes de salir al auto, lo mire a los ojos.

-Te amo, pero no se como afectara todo esto a lo que estaba formándose entre nosotros, ni si lo del lago fue real para ti, espero entiendas que ahora Susana nos necesita y necesito que sienta tu apoyo, ella aun te ama, lo se-

Tras esas ultimas palabras me dispuse a ir al auto.

En el momento en que Julia tomó las riendas de la situación, no dudé que sería quien mejor sabría manejar todo esto de los que estábamos presentes. Asentí a lo que dijo y la seguí, además de la necesidad de procurarme ropa, pues no llevaba más que unos pantalones cortos.

Enseguida estuvimos de regreso, dispuestos a ir al coche y hacer lo que fuera necesario.