En la mesa Ravenclaw, Norah no para de removerse intranquila en su asiento. Algo debe rondar por la cabeza de la muchacha porque lanza una mirada a su hermana mayor y empieza a sonar una nueva melodía…
-Take this pink ribbon off my eyes – empieza Norah muy tímidamente a cantar.
-I'm exposed and it's no big surprise
Don't you think I know exactly where I stand?
This world is forcing me to hold your hand
La muchacha parece venirse arriba y usa la bancada como escalón para subirse a la mesa del comedor de Ravenclaw.
-'Cause I'm just a girl, oh, little old me
Well, don't let me out of your sight
Oh, I'm just a girl, all pretty and petite
So don't let me have any rights
Su hermana mayor, Werd, al principio extrañada de aquella salida repentina de Norah, al final se sube a la mesa con ella, junto con Rebecca Miller, que le hacen los acompañamientos a su espalda.
-The moment that I step outside
So many reasons for me to run and hide
I can't do the little things I hold so dear
'Cause it's all those little things that I fear
'Cause I'm just a girl, I'd rather not be
'Cause they won't let me drive late at night
Oh, I'm just a girl, guess I'm some kind of freak
'Cause they all sit and stare with their eyes
Pero en la mesa de Slytherin cuesta algo escuchar la canción porque alguien más se pone a cantar a su vez…
-I watched you change
Into a fly
I looked away
You're on fire
Cuando algunos se giran para mirar de donde procede la voz masculina y oscura, descubren que es Julian Crautchin, aunque sus facciones parecen haber cambiado, es él, pero sus gestos son más duros y su mirada brilla con una crueldad nunca antes vista.
-I took you home
Set you on the glass
I pulled off your wings
Then I laughed
I watched a change in you
It's like you never had wings
Now you feel so alive
I have watched you change
…
Cuando termina la cena, algunos alumnos se marchan con los nervios crispados y lanzando miradas extrañas al Capitán y Prefecto de Slytherin. Otros simplemente lo asocian a circunstancias predecibles, dadas sus compañías habituales o a alguna crisis de los 17 años. La mayoría solo quiere que el día acabe y reza porque mañana no se repita el mismo día.
Tras dejar la guitarra y la mochila en el cuarto, me preparo las cosas para salir a correr un rato, tras la cena, antes de irme a dormir. Eso suele ayudar a noquearme y tener menos pesadillas. Bajo con Julian para ir a cenar. Me sorprende no ver a Stevie ya en el Gran Comedor. Desde clase de Runas que no la veo… Y no aparece para comer.
-Ei, ¿habéis visto a la Enana?
Al recibir negativas de varias personas, decido aligerar mi cena y salir en su busca. Prometí que no permitiría que le pasase nada malo. Lo sé, últimamente prometo demasiadas cosas a demasiada gente, muy poco propio de mí. Cojo una manzana roja crujiente y salgo del Gran Comedor con la certeza de que volveré a tiempo de asegurar el sueño reparador de mi mejor amigo, Julian.
-Me aseguro de que está bien y vuelvo. Palabra.
[...]
[Stevie+Dariel: Pasillos y campo de quidditch]
Dariel: Esa fue toda mi despedida. Camino por varios pasillos habituales nuestros, buscando los puntos de reunión que solemos usar desde que entramos, juntos, en Hogwarts, con 11 años. Froto repetidas veces la manzana contra la manga de mi túnica, cada vez más nervioso por no encontrarla. Se me están quitando las ganas de comérmela. No la tiro porque, en mi nerviosismo, es preferible pagarlo con la fruta que con mi muñeca derecha. Y creedme, me estoy poniendo de los nervios y mucho. Se me está haciendo un nudo en el estómago porque no está. Es como si estuviera fallándole y yo no fallo. Nunca. Es parte del encanto (y maldición) familiar, no podemos fallar jamás y menos a los nuestros.
-The world was on fire and no one could save me but you
It's strange what desire will make foolish people do
I never dreamed that I'd meet somebody like you
And I never dreamed that I'd lose somebody like you
Empiezo a cantar para mí mismo, como modo de intentar calmar la tormenta que hay en mi cabeza.
-No, I don't wanna fall in love (this world is only gonna break your heart)
Qué estupidez, pienso para mis adentros. Pero la canción no para y mi angustia tampoco, sólo se ceba más y más, hasta devorar mi ansiedad por completo.
-With you (this world is only gonna break your heart)
Stevie: Los pasillos del castillo se quedaban vacíos durante la cena, y allí sola, eran casi extraños. Como si la realidad se hubiera alterado, y pudiera tocar con un dedo el fino velo entre los planos. Joder, qué fumada iba.
Había intentado portarme bien aquel día. De verdad que lo había intentado. Quería compensar y equilibrar: había ido a todas las clases, luego me había pasado el tiempo libre que tenía en la Biblioteca con Sigma, y después no se me había olvidado ir a Runas. Me había convertido en una Estudiante Ejemplar para que no me devolvieran al hoyo del que había salido arrastrándome, y mantenerme ocupada parecía haber funcionado, por lo menos hasta que Sigma se fue, y luego Dariel se piró a Estudios Muggles, y luego todos estaban con sus cosas.
-Do you feel like a chain store?
Practically floored
One of many zeros
Kicked around, bored
Your ears are full but you're empty
Holding out your heart
To people who never really
Care how you are
Así que decidí escaparme a mi lugar favorito en el mundo: el campo de quidditch. Como hacíamos Dariel y yo antes de que todo se fuera a la mierda, me escondí bajo las gradas para que no me vieran (aunque eventualmente sabía que tendría que contárselo a Bash) y me lié un peta a duras penas. Hacía tanto tiempo que no lo haría que quedó extraño, y el papel de fumar estaba tan mojado que tuve que pasar la varita caliente un par de veces para que se secara.
-So give me coffee and TV, peacefully
I've seen so much, I'm going blind
And I'm brain-dead virtually
Mientras me lo fumaba leí de nuevo la carta de Addie, y luego me tumbé sobre la hierba. Tenía que olvidarme de todo aquello.
-Sociability
Is hard enough for me
Take me away from this big, bad world
And agree to marry me
So we can start over again
No, joder, Stevie. Olvídate de ello, me dije, a pesar de que canturreara otra cosa bien distinta. Cuando me acabé el cigarro me quedé un rato más allí, me volví a guardar la carta de Addie en el bolsillo, ahora mucho más sucia y arrugada, y volví al castillo. No podía ir a cenar así: lo mejor sería aprovechar el colocón para volver al cuarto y dormir algo antes de que volvieran las pesadillas.
-Do you go to the country?
It isn't very far
There's people there who will hurt you
'Cause of who you are
Intenté hacer un par de pliés torpes como alguna vez le había visto hacer a Werd cuando éramos pequeñas, y me empecé a partir el culo cuando uno me salió medio decentemente. Fue mientras giraba una esquina hacia la mazmorra cuando me choqué con alguien.
- Joder -me quejé, y al mirar quién era, tragué saliva-. Eh, Dar. Me voy a dormir.
Dariel: -What a wicked game you play, to make me feel this way
What a wicked thing to do, to let me dream of you…- la jodida canción por fin se detiene cuando algo impacta contra mi pecho, o mejor dicho, una cabeza muy dura y muy grande choca contra mí. Al ver una melena rubia anaranjada, sospechosamente conocida, parpadeo varias veces, confuso. Me quedo mirando el rostro de Stevie y su mirada furtiva. Enarco una ceja.
-Huh. Ya veo que estás bien y no te han abducido esos alguiens a los que tanto miedo tienen los muggles. Es bueno saberlo…- respondo, haciendo posteriormente una mueca de estar molesto. No es que esté enfadado con ella, lo estoy conmigo por dejar que me afectase tanto, que me revolviese por dentro de ese modo. Yo no soy así, soy como… un inferius, muerto por dentro. Ese soy yo. Mr. Alma de Inferius.
-Ehm… esto que huelo es…- acerco la cara a Stevie y le olisqueo el pelo, cerca de las sienes –Maria… Amnesia… ¿Le has comprado la 13 a Al?- le pregunto mientras la miro a los ojos. Tiene las pupilas claramente dilatadas. Aunque no está en modo no hay luz en el ático, está colocada.
-Y no lo niegues. Sé cuando estás colocada, S.
Stevie: -¿Qué cantabas? -lo miré de forma inquisitiva, frunciendo el ceño- Sigo creyendo que los Maddox tienen que ver con esto.
También seguía creyendo que deberían tener la decencia de darme una muestra mejorada gratuita. La mueca de Dariel me descolocó.
-¿Me estabas buscando? -esbocé una sonrisilla, ignorando su comentario sobre cómo usaba mi dinero como la mujer independiente en la que me había convertido, que sabía estar sola y gestionar su tiempo y ser buena y dormir bien, como una persona normal- Me estaaaaabas buscaaaando -canturreé, dándole con el dedo índice en el pecho-. Esto es autoría mía, nada de los Maddox.
A Dariel no parecía hacerle ni puta gracia nada de lo que decía.
-Relájate, D -le pedí-. No pasa nada. Es para dormir. Medicinal, pero pagando el impuesto de Al -expliqué.
Dariel: Sigo mirándola, fijamente, con calma y aparente indiferencia (nada más lejos de la realidad). Froto la manzana por centésima vez contra la manga de la túnica.
-Una canción estúpida. Faltaste a la cena. Tendrás hambre. Y más si te has fumado esa mierda- le ofrezco la manzana, como si fuera la Reina Malvada de Blancanieves.
-¿Los Maddox? No me imagino a Remy siendo fan de los musicales, la verdad- sonrío torcidamente. No sé si estrangularla por ir fumada (sin mí) o abrazarla para dar gracias porque está bien. Me da pánico descubrir que en cualquier momento pueda convertirse en humo y desaparecer para siempre. Otra vez.
-Lo que vende Al no tiene nada de medicinal y los dos lo sabemos…
Stevie: - Vaaale, no hace falta que te pongas así -le cogí la manzana y le di un buen bocado-. Sólo me he ido un momento. Yo no me pongo así cuando tú te vas un momento -me quejé, con la boca llena.
La verdad era que sí que empezaba a tener hambre, pero sabía controlarla, y mi plan para engañarla era irme a la cama, cosa que Dariel no me estaba dejando. Se avecinaba bronca.
-Mi teoría es están probando algo nuevo y se les ha ido de las manos -me encogí de hombros, dándole otro mordisco a la manzana de Dariel-. Al me ha dicho que se quedaron sin mandrágora. Pero sin lo que no se pueden quedar es sin negocio -le conté-. Es una pena. Es mucho más natural, más cercana a nosotros -le expliqué, moviendo las manos hacia mi cuerpo como si fuera una sacerdotisa en medio de una ceremonia.
Dariel: Bufo, exasperado. Ya empezamos. Lo malo es que yo estoy sobrio. Esto estando fumados los dos tenía más gracia. Estar limpio es una mierda. Empiezo a rascarme la muñeca. La manzana ya no está ahí para desviar mi atención.
“Cerebro, ¿recuérdame porque hago esto? Ah sí, porque tengo que salvar a Jules. Luego ya puedo matarme de una sobredosis. Vale. Trato hecho, Cerebro”.
-Saldrán de esta. Es cuestión de tiempo. Yo no me preocuparía por esos dos- me encojo de hombros. Aunque reconozco que la teoría de que a los mellizos se les haya ido de las manos alguna pócima psicotrópica experimental no es mala del todo. Me quedo mirando como muerde y mastica la manzana y rememoro cómo huele su pelo, mezclado con el olor de la maría. Estropea el olor del pelo, aunque esa mierda huele muy bien. Sacudo la cabeza. Debo alejar ese pensamiento de mi cabeza. No puedo recaer, no ahora.
-Tenemos que estar sobrios y alertas, ¿recuerdas? Jules. Cuenta con ambos. ¿O se te ha olvidado? Me prometiste que no darías motivos para que te expulsaran… ¿Qué crees que pasará si te pillan fumada?
Stevie: Desinhibida por el efecto de la marihuana de Al, que la diosa lo proteja siempre, hice canasta con el hueso de la manzana en una de las armaduras. Me empecé a reír por lo bajo. Cuando me giré hacia Dariel, se estaba rascando la muñeca. Le cogí las manos y las entrelacé con las mías mientras suspiraba. Me costaba mantener los ojos lo suficientemente abiertos.
-Dar, no sé por qué te rascas la muñeca, pero tú también saldrás de esta -le aseguré, todavía con la sonrisilla por haber acertado en los labios. Empezaba a costarme elaborar frases largas. Buena señal: iba a caer rendida pronto-. Yo me encargaré de ello, D, aunque te vayas con Levi. De verdad que no me importa.
¿Por qué le estaba soltando estas mierdas? Nadie podía saberlo. Yo ya no era dueña de lo que decía.
-Nooooo, no se me ha olvidado, D -le prometí-. He venido aquí a ayudaros a todos -me puse de puntillas y te di un beso en la frente-. Os voy a salvar a todos y luego me iré a Escocia a vivir al bosque como Cernunnos siempre ha querido para mí. Pero primero necesito dormir -le expliqué-. Bash entenderá que es por las pesadillas. Y para no liarla cuando me dejáis sola. Necesito estar relajada, D.
Dariel: Observo, en silencio y sin poner impedimento, como lanza una de las semillas de manzana contra una de las armaduras, las mismas que estuvimos limpiando el otro día, como parte del castigo por lo de la pelea falsa que casi acaba con mi bazo. Sigo rascándome la muñeca hasta que Stevie me lo acaba impidiendo al ocupar mis manos con las suyas. Es una buena manera de detener el picor, lo acepto.
-Veremos… Ya van dos intentos- sonrío cínicamente. La observo y se me escapa un leve suspiro, sin querer. Eres idiota. No. Somos idiotas.
“Mantente firme, Dar. Por su bien”
-¿Esto es por el canadiense?- le pregunto, en voz baja.
Stevie: - Noooo, no -contesté rápidamente-. No es por ese triste culo colonial -chasqueé la lengua y negué con la cabeza un par de veces-. A mí no me importa -me quedé en silencio un segundo y luego empecé a reírme de mi propia ocurrencia anterior-. Triste culo colonial.
Cuando la fumada me bajara y se me pasara el efecto y volviera a sentirme un mero instrumento de acompañamiento mientras luchaba con el recuerdo de mi padre, de la guerra, y las constantes pesadillas y ataques de pánico, “triste culo colonial” seguiría haciéndome gracia. Nunca había que perder el humor.
-Vaaale, lo del canadiense me jode un poco -le susurré-. Pero si no fumo, tengo pesadillas. Y si tengo pesadillas, no duermo. Y si no duermo, me cabreo más de lo normal y entonces haré algo de lo que me arrepentiré.
Como lo del rodillazo en el bazo, pensé. Otra pelea de la que, esta vez, Ashley no podría salvarme.
-Se me pasará -quise tranquilizarlo, aunque en el fondo sabía que era poco probable que eso sucediera. Pero prefería que me dejara dormir.
Dariel: No, mis cojones que no. Es lo primero que viene a mi mente cuando Stevie responde que el motivo de su colocón no es por lo mío con Levi. Se me escapa una risa por lo bajo, sin querer, con el “apodo” que le ha puesto “triste culo colonial”. Un poco sí que le pega a Montie. Cuando al final reconoce que le duele un poco, me la quedo mirando y no puedo evitar hacerlo como los muggles dicen: “como un cordero degollado”. Observo con detalle su cara de muñeca enfadada de la vida, ese pelo que no acaba de decidir de qué color quiere ser y esa pose huraña de niña apaleada y abandonada por el mundo. Me muerdo el labio inferior por unos segundos muuuuy largos y con fuerza, hasta casi hacerlo sangrar. Me retuerzo por dentro y soy consciente de ello. Ahora sí que me fumaría ese porro. La tentación no voy a decir que no es grande, LO ES. Y casi estoy a punto de ceder, pero NO. Me recuerdo a mí mismo las promesas dadas, entre ellas la que me hice a mí mismo hace mucho: no destruir nuestra amistad.
-¿Aún te queda algo de mierda o te la has fumado toda?- cedo finalmente a, al menos, una de ellas –Fumemos el de la paz. Tengo pociones para dormir, si las necesitas son tuyas- le digo más recompuesto. Puedo hacerlo, puedo superar mis adicciones y, sobre todo, puedo proteger lo que más valoro sin arruinarlo en el proceso. Estoy convencido. Ese de ahí soy yo auto-engañándome, como siempre.
Stevie: Nos quedamos mirando y el tiempo pareció estirarse como un chicle masticado. Dariel se mordió el labio y yo sonreí. Una vocecilla en mi cabeza seguía diciéndome que me olvidara, que Dariel nunca rompería aquel pacto que había hecho consigo mismo y al que yo había accedido a regañadientes. Como había hecho aquella mañana en el Comedor, decidí esperar a ver si el último atisbo de esperanza se quedaba en la caja, como sucedió en el escobero. Pero cuando preguntó si todavía me quedaba maría, expiré el aire por la nariz en una risa ahogada.
-Siendo el de la paz sería de hija de puta negarme -cedí yo también.
Sabía que Dariel no debería fumar, y que debería aceptar esas pociones, pero ya se me estaba pasando el efecto y no poder dormir no era lo único que me preocupaba. Fumar me noqueaba los instintos cuando me quedaba sola, pero no se lo dije a Dariel. Era mejor no echarle más losas encima que llevar. Este era el camino correcto. Con Levi probablemente se lo pasaría mejor. Miré mi reloj de muñeca. Todavía nos quedaba un rato hasta el toque de queda.
-Vamos al campo de quidditch y miramos constelaciones fumados, a ver quién acierta más.
Dariel: Sonrío, aliviado, cuando Stevie acepta fumarnos uno en común. Al menos eso calmará las cosas y reducirá la cantidad que se va a meter. Por ahora. Sólo espero que las pócimas de Jules no me hagan vomitar mucho luego.
-Yep- la Astronomía no es mi fuerte, así que probablemente me acabaré inventando las respuestas, como siempre.
-Uno antes de salir a correr. Suena a plan de jueves por la noche- esbozo una sonrisa maliciosa. Fumar, decir cuatro tonterías y mientras ella se va a dormir el colocón, yo saldré a correr, como cada noche. Eso aplacará mis propias pesadillas. Perfecto.
Stevie: Sonaba a plan de cualquier día de la semana por la noche, si alguien me preguntaba. Empezaba a notarme cansada, perezosa y algo lenta, pero no me quejé ni una vez mientras íbamos al campo de quidditch. Nos pusimos en una zona lo suficientemente escondida como para que no nos viera nadie si alguien merodeaba por allí.
-Todavía no he perdido la magia -alcé y bajé las cejas un par de veces mientras acababa de liar el cigarro, mucho mejor que el primero. Este por lo menos no parecía una trompeta. Prensé la marihuana y el tabaco con la punta de la varita. No había echado mucho de la yerba mágica de Al: ni Dariel necesitaba fumar, ni yo que se me acabara el alijo el primer día.
Encendí el peta y le dí una calada larga.
-¿Se lo vas a contar a Jules? -le pregunté, temiendo la ira del Capitán, mientras se lo pasaba.
Dariel: Camino bajo el cielo ya oscurecido hacia el campo de quidditch. Me rasco de nuevo la muñeca, más insistentemente. La ansiedad de la cercanía. Se nota la bajada de temperatura tras irse el Sol. Me siento en el rincón que elegimos. La hierba está fría, pero de momento es soportable y dentro de un rato lo será más.
-Eso espero. Sería una gran pérdida- respondo, en tono de broma. Miro hacia el cielo a través de las vigas de las gradas mientras espero que acabe. Bajo la cabeza cuando da por terminada su labor.
-No te ha quedado mal- respondo sin más. Me quedo pensativo ante su pregunta final.
-Yo no diré nada si tú no dices nada- recojo el porro, notando el tacto de la piel fina y delgada de sus dedos. Lo acerco a mis labios y le doy una buena calada. JO-DER. Como echaba de menos este olor. Mañana lo lamentaré, por esto. Suelto el humo a bocanadas controladas y sonrío, más calmadamente. Se lo vuelvo a pasar y aprovecho para volver a mirarla, al trasluz de las escasas luces nocturnos. Sigue brillando y ni siquiera es capaz de darse cuenta de ello. Esbozo disimuladamente una sonrisa tonta.
Stevie: -Soy una artesana de renombre -chasqueé la lengua y le guiñé un ojo, presumiendo injustificadamente, mientras cogía de nuevo el peta y me lo llevaba a la boca-. Estas manos son un tesoro, D -informé, enseñándoselas, sin poder vocalizar mucho por tener el cigarro entre los labios. Cuando aseguró que no iba a decirle nada a Jules, pude haber cogido el petardo, aplastarlo y decirle que nos fuéramos a correr y olvidarme de toda aquella mierda. Pero en vez de eso, le di otra calada y se lo pasé de nuevo. Aquel momento era tan familiar que era como recuperar algún trozo de mi vida. Me lo quedé mirando, en paz, viendo cómo sonreía por la fumada. Le cogí la mano y le subí la manga de la sudadera.
-Aquí claramente veo la constelación de Lyra -asentí, haciéndome la entendida, mientras tocaba con el dedo un par de pecas erráticas que tenía en el brazo-. Creo que es una señal, Dariel -seguí-. Era tu destino ser un LeFay -intenté poner voz solemne, pero acabé por reírme.
Dariel: Recojo la “antorcha” y le doy una nueva calada, dejando que mis pulmones se envenenen bien de la mierda n.#13 de Al. Dejo que Stevie me suba la manga y se ponga a buscar lo que sea que esté buscando en mi brazo. Voy por la segunda calada cuando suelta lo de la constelación.
-Mi destino, huh- farfullo, con el porro aun colgando entre mis labios. Doy una nueva calada, suelto el humo despacio y en vez de pasárselo se lo dejo directamente entre sus labios. Miro mi brazo, los lunares y bufo, con sarcasmo.
-Pues que bien y no podrían haber elegido las Nornas otra cosa, ¿no? Algo más divertido, por ejemplo, no sé, que fuera un Colacuerno o una mierda de esas. Al menos podría volar en paz por ahí…- gruño levemente. Siempre tengo que protestar por todo, de verdad. Pero, realmente me hubiera gustado librarme de conocer el Sótano.
-Dame tu mano. Eso de adivinar se te da muy mal- le cojo la palma de la mano –¿Ves? Esta línea de aquí dice que tienes el culo torcido y que cuando se alinee con…- alzo la mirada para observar rápidamente el cielo nocturno –Ese grupo de estrellas que es claramente el Dios Tuerto, perderás la virginidad con un idiota desalmado, que enterraremos en el jardín de casa para que cierre la boca y plantaremos encima rosas de fuego para que mi… hermano las cuide. Eso es leer el destino correctamente- dibujo una sonrisa mordaz que se acaba torciendo un poco. Sólo llevo unas pocas caladas, pero hace semanas que no fumo nada. Vuelvo a ser terreno virgen para las drogas, supongo. Me tiro hacia atrás hasta apoyarme en el brazo derecho, medio de lado.
-El Astado y la Dama…- murmuro, más para mí mismo y se me escapa una risa por lo bajo. Seguro que en aquel entonces no contaron con las “complicaciones” de hoy en día.
Stevie: Seguí con la mirada todo lo que hacía Dariel, creyéndome al dedillo hasta lo del culo torcido con el Dios Tuerto. Cuando dijo lo de perder la virginidad, me puse seria de repente.
-¿No te contó Cassia que ya no lo soy? -pregunté- Virgen -aclaré.
Me quedé mirando a Dariel intentando con todas mis fuerzas mantener la faz ceñuda, pero fue en vano: acabé por estallar en carcajadas y tumbarme sobre el suelo de la risa. El abdomen me dolía cuando empecé a calmarme.
-Ashley podando las rosas con uno de esos sombreros -me imaginé-, teniendo a saco de cuidado -giré la cabeza hacia Dariel y empecé a moverme sobre la hierba para acercarme a él.
Cuando ya estaba pegada, alcé la mano y le sujeté el cigarro para que le diera una calada. Luego me lo llevé de nuevo a la boca, escuchando sus divagaciones sobre los dioses.
-Mi padre estaba obsesionado con eso -expliqué, mirándolo desde abajo-. Con que vosotros representábais la Dama y nosotros al Astado y toda su mierda mística -seguí, desviando la vista hacia el cielo estrellado- Que por cada Carson tenía que haber un LeFay -tosí un poco con la siguiente calada, y se lo pasé de nuevo a Dariel-. Yo lo que creo es que tu padre y el mío se pegaban unas fumadas de la hostia cuando estudiaban -me reí.
Dariel: Enarco una ceja, como muestra de incredulidad ante su afirmación de que ya no era virgen. Por favor, que no haya sido con un cretino idiota como el imbécil aquel, ese Lestrange (¿?) de tercera. Ni me acuerdo de su nombre de pila. Sólo recuerdo que el muy idiota se jactaba de que era la siguiente en su lista de objetivos “follables”, sólo por las risas y porque es una sangre pura. Menos mal que la guerra llegó y su familia voló a otras tierras más “limpias” porque ya tenía todo planeado para hacerme “cargo” de él… No hizo falta al final, por suerte.
-No me importa con quien, pero que no sea con un idiota, es lo único que te pido…- gruño, por lo bajo. Me está poniendo de malhumor la idea, pero me da el ataque de risa igualmente cuando Stevie se echa a reír y bromea sobre mi hermano y sus pintas de elfo doméstico jardinero. Me acabo de echar del todo en la hierba y miro a las estrellas hasta que son interceptadas por la cabeza de Stevie. Le doy una calada al porro cuando me lo ofrece tal cual. Suelto el humo mientras ella sigue hablando.
-Puede. Ojalá fuera todo fruto de las fumadas de esos dos. Pero para nosotros todo eso es muy real, como si no hubieran pasado miles de años…- coloco los brazos bajo mi cabeza, a modo de apoyo.
-Son raros de cojones. Aunque reconozco que la historia es bonita y triste. No va mucho conmigo. Prefiero Sexo, drogas y Rock’n’Roll- suelto una carcajada sin venir a cuento y luego suelto un intento de aullido de lobo.
Stevie: - No va a ser un idiota -empecé-, va a ser un gilipollas bien grande -aclaré, con lengua de trapo. Aunque en el fondo no estaba interesada. No con otro. Años atrás había querido intentarlo, pero la mayoría de la gente era demasiado retrasada como para que no pareciera una obligación. Pero estaba segura de que, cuando sucediera, iba a ser con alguien lo suficientemente hijo de puta como para aguantarme el ritmo. O eso era lo que siempre decía Addie, para luego añadir el nombre del menor de los LeFay a su profecía particular.
-Para ellos también es muy real -me referí a nuestros padres, entrelazando las manos sobre el estómago.
El cómo nos habían criado no era normal, pero lo prefería al a vida que había llevado el resto. Me gustaba haber sido libre en el norte, salvaje. Mi padre siempre me decía que era la favorita del señor de las bestias; el recuerdo me reconfortó.
Dariel empezó a aullar, despertándome un poco.
-A ti se te acabaron las drogas, amigo -le informé, entre risitas perezosas. ¿A él le dirían de pequeño que era el favorito de la dama? El mío sí que lo es, pensé.
Como siempre, acabé por imitarlo, coreando sus aullidos. Me levanté e hice un intento de moverme como si fuera una especie de danza ritual, pero lo único que conseguí fue dar un par de pasos erráticos que acabaron en traspiés y una caída de culo.
-Ya me podrías haber dicho que mi futuro como licántropo no pintaba bien -bromeé, refiriéndome a la lectura de manos de antes.
Dariel: Aúllo un par de veces entre risas, especialmente tras la caída aparatosa de Stevie al suelo, cuando intenta… No tengo muy claro que es lo que quería hacer, sinceramente.
-¿De verdad hacía falta que te lo dijera?- digo, en tono cínico. Se me escapa la risa tonta, de nuevo. Me levanto, algo mareado, pero con mejor equilibrio y me acerco para ayudarla a levantarse del suelo. Pero lo que acabo haciendo al final es robarle el porro y darle una buena calada. Me agacho delante de ella y en cuclillas le suelto el humo cerca de su boca. Suelto una risotada y vuelvo a ponerme en pie. Dejo ir un nuevo aullido, algo más fuerte.
-AAAAUUUUUUUUUUWWWWW…
Se me escapa una nueva risotada y le doy otra calada al porro. Pero esta vez el humo que exhalo se lleva buena parte de mi ansiedad acumulada y me deja en un estado más de letargo y nirvana.
-Sí, para ellos es muy real. Para mí no tanto, son viejas historias, nada más… Pero, ¿quién soy yo, huh?- me inclino de nuevo hasta alcanzar la altura de la cabeza de Stevie –Dime, Astada, ¿Quién soy yo?
Stevie: Iba demasiado colocada. No me tendría que haber fumado este segundo porro, pero siempre se me había dado mal medir mis límites. Eh, cabrón, me quejé internamente cuando Dariel me arrebató el porro descaradamente. No sabía si lo había dicho en alto o no. Seguí riéndome con el culo encajado en el suelo, viendo cómo Dariel no paraba de aullar en una especie de catarsis empañada de THC. Me alegré de no haberle comprado mandrágora a los Maddox ya de primeras: hubiéramos acabado en el Bosque Prohibido intentando unirnos a alguna manada de lobos. Cuando empezó a divagar de nuevo sobre los dioses me lo quedé mirando como un niño mira fascinado el fuego de la hoguera. Tragué saliva cuando se inclinó hacia mí, preguntándome quién era. Recuerda el pacto, me dije, casi una súplica interna. Aquella tensión en el aire también era una historia tan vieja entre nosotros como la de la Doncella, la Madre y la Anciana.
- La Luna -murmuré, contenida, con los ojos entrecerrados puestos en sus labios. Sentí el palpitar acelerado de mi corazón amortiguado por la marihuana. Recuerda el pacto, me repetí.
- Mi Luna -murmuré de nuevo. Sentí la boca seca y pastosa. Aquello no estaba bien. Ya había jodido suficiente a Dariel dejando que se fumara aquel porro.
- Deberíamos volver -me aclaré la garganta-. Se hace tarde, y tenemos que atar al Capi -le cogí el porro a Dariel, le di una última calada y lo tiré al suelo-. Vamos a los vestuarios a echarnos un poco de agua en la cara para despejarnos -le pedí mientras pisaba la colilla para apagarla.
Dariel: Siempre me pasa igual con la hierba, se me va la olla tristemente. Por eso elegí las Black Pearls en su día. Aunque claro, me ponían agresivo (más), pero me enfocaban, cosa que la hierba no. Peor es la mandrágora, eso me vuelve loco del todo. Sonrío torcidamente, casi a lo Joker, cuando escucho su respuesta muy bajita. Mi yo cruel se siente satisfecho. Es lo que la hierba saca de mí. Siento la tentación de besarla como recompensa, pero por suerte, se ve truncada cuando se lleva el porro, se pone en pie y lo destruye de un pisotón.
-Vaya. Que cortada de rollo… En serio.
Me noto los ojos algo vidriosos y unido a la oscuridad del campo, hace que vea más bien poco. Me acerco a Stevie y le cojo un dedo.
-Tienes razón- juego tontamente con su dedo –Mejor nos vamos…- suelto su dedo, repentinamente –Julian nos está esperando. No hay que hacer esperar a nuestro Rey.
Dariel y Cassia en la Sala Común de Slytherin
24 de noviembre
Dariel: Tras llegar a trompicones a la Sala Común de Slytherin y acompañar a Stevie hasta las escaleras de los dormitorios femeninos, subí a mi dormitorio y me cambié para salir a correr. Aún estaba algo colocado cuando volví una hora después. Sudado, relajado y algo high, entré en la Pecera, dispuesto a irme a las duchas comunes. Hoy dormiré plano o eso espero. Apenas quedaba nadie ahí, la mayoría están en sus dormitorios ya a estas horas. Miro la hora en el reloj de pared de encima de la chimenea.
-Rozando el toque de queda…- murmuro para mí mismo. Pero sí había un rostro familiar entre los que permanecen al pie del cañón, sólo que ésta es cada día más una sombra de sí misma. No sé si es la maria que todavía corre por mi cuerpo o quizás es la necesidad interior, fruto de mi confusión, pero me pasa por la cabeza que igual ya sería hora de aclarar las cosas con la irlandesa. No podemos seguir así, ninguno de los dos. Me acerco a su posición, con mi sigilo habitual.
-Ei.
Cassia: Últimamente mi propio cuarto me produce ansiedad, y la ansiedad no es amiga de mi condición. No son pocas las noches que me quedo leyendo en un sillón hasta casi la madrugada, cuando ni siquiera el torrente de pensamientos negativos que me cruzan el cerebro pueden mantenerme despierta. Es cuando sé que podré tocar mi cama y morir unas horas sin tener que enfrentar a April ni a mis propios fantasmas.
Aquí, leyendo con las gafas puestas y la espalda encorvada como hace lo que parecen décadas, sumergida en un mundo que no es el mío. Más feliz, con problemas cuya resolución puede verse con un par de capítulos de adelanto. Un mundo del que no esperaba que me sacara precisamente Dariel.
Levanto la vista por encima de la montura, entre escéptica y algo suspicaz. Después de dos semanas se siente como si ya no le conociera lo suficiente para descifrar el tono de ese "ei". Da miedo.
— Hey —genial, respuesta de patata. Bravo.
Dariel: Me quedo mirando a la Cassia que me saluda monosilábicamente y que me observa como la Señora Pince (rest in peace en el resort donde esté esa señora), por encima de sus gafas de pasta. Cada vez tiene peor aspecto. La escasa luz verdosa de la Pecera tampoco la favorece. Vale, me estoy perdiendo. Suspiro, resignado.
-Vengo en son de paz- respondo, dada su posición a la defensiva -Creo que deberíamos hablar. Aclarar las cosas… ¿No crees?
Cassia: Supongo que me relajo un poco; Dar me diría directamente si sus intenciones no fueran pacíficas porque necesita hacerte saber que te tiene cruzado. Excepto cuando está realmente dolido, que es cuando echa las cortinas y el pestillo. Es posible que sobreviva a esta noche.
Cierro el libro y me subo las gafas a la cabeza, mirándole más segundos que en las últimas semanas. Ahora lo entiendo todo. Pero no debería quejarme porque aunque me de puta rabia admitirlo le echo mucho de menos.
— Soy una bocazas, ya lo sé... —comienzo mi autoflagelamiento.
Dariel: Aún de pie, me acerco algo más. Veo un reposapiés abandonado por ahí.
-¿Puedo?- le pido para sentarme delante de ella, cerca, para poder hablar con más tranquilidad y discreción, si es que eso es posible. Tras recibir su confirmación, acerco el puff, arrastrándolo a base de unas pataditas nada violentas. Me dejo caer en él, algo espatarrado. -Eso es cierto. Y oportuna como tú sola- afirmo, sin acritud real en mi voz –Pero eso no es nada nuevo. Nos conocemos de hace mucho. No es como si me pillase por sorpresa. No es eso lo que me molesta, molestó- rectifico el tiempo verbal –Es que no me lo dijeras antes y en privado. Las cosas… habrían ido de otro modo. Y, Diosa, Cas, tienes que comer más- al tenerla ahora más cerca y con algo más de luz la veo eso, más detalladamente -¿No habrás vuelto a caer en “eso”, verdad?- soy incapaz de recordar el nombre de lo que nos dijo que tenía cuando la llevaron a ese balneario raro. A veces los muggles tienen palabras muy complicadas que soy incapaz de recordar cómo se pronuncian.
Cassia: Asiento, claro, pues no tengo ninguna autoridad sobre nada en esta Sala Común. Recuerdo que solía sentir que la tenía; este era mi reino. Sentado, y bastante relajado, por fin pone en palabras qué hice mal exactamente. Me alivia la confirmación de que no es que se pusiera de parte de su hermano, e incluso hace que me lloren los ojos un poco.
Mi preocupación viene toda de allí, no de mi "eso".
If I could turn back the hands of time
I swear I never woulda cross that line
I should of kept it between us
But no I went and told the whole world how I feelin', oh
So I sit and I realize with these tears falling from my eyes
I gotta change if I wanna keep you forever
I promise that I'm gonna try.
— Sabes que los secretos me arden por dentro, y llevaba demasiado tiempo tragándome esto. Iba reventando por las costuras hasta que lo hice en público... —sacudo la cabeza ligeramente. — Sé que es tu hermano. Eso lo hizo más difícil todavía.
Con la mirada gacha de nuevo, llevo las manos justo debajo de mis costillas, apretando. No cuesta nada y duele. Me pincho con las flotantes con mucha facilidad.
— Estoy comiendo, al menos cuando puedo —confieso. Este tema me produce mucha menos angustia ahora que por la mañana, como si me hubiera quitado ya ese peso de encima. — No es exactamente como en Beauxbattons, que no comía nunca, pero cuando lo hago ahora es como si fuera demasiado, y no logro contenerlo en mi cuerpo.
Dariel: Esta vez intento escuchar y “ver” en vez de cabrearme como una mona.
Tell me your troubles and doubts
Giving me everything inside and out and
Love's strange so real in the dark
Think of the tender things that we were working on
Sé que Stevie y Julian se sienten partidos y dolidos por la situación de tensión entre nosotros. Mami y papi se han divorciado y los niños no saben con quién irse a vivir. Respiro hondo cuando acaba de dar sus explicaciones.
-Y sigue siendo mi hermano, C. No sé si realmente hizo “eso”. Solía creer que sí…- me encojo de hombros –Ya no lo veo tan claro. Pero preferiría que la próxima vez que tengas secretos que te quemen en los bolsillos, me los contaras antes de que me estallaran en la cara, sobre todo si afectan a mi familia. No sois conscientes de lo que habéis hecho…- le digo, muy serio y preocupado. Aunque no menos que cuando me dice que no “retiene” la comida.
Slow change may pull us apart
When the light gets into your heart, baby
Empiezo a acostumbrarme a esto de oír música en mi cabeza como si tuviera un gramófono ahí dentro.
-Cas, eso no es ni remotamente normal… Puedo preguntarle a Madre, si quieres. Será discreta. Me consiguió unas correas para Jules- vuelvo a encogerme de hombros –Seguro que puede averiguar qué te pasa, sin que salga en toda la prensa.
Don't you, forget about me
Don't, don't, don't, don't
Don't you, forget about me
Cassia: Oh, claro que no es normal, pero me ha llevado demasiado tiempo conseguir que esa realidad cobre sentido en mi cabeza. A través del daño en mi garganta, el constante sabor a ácido en mi boca, la ropa que ya no puede evitar disimular el peso perdido, ahora tengo recordatorios permanentes de que no es normal. No soy normal.
— Eso no me preocupa, de verdad —niego, convencida. ¿La prensa? Los abuelos se encargarían de eso otra vez. — Sólo... quiero que cuando agarro algo deje de deshacerse entre mis manos; no puedo retener nada y es mi culpa. Pensaba que tenía el control y es mentira.
Dariel: Afirmo con la cabeza varias veces.
-Mandaré mensaje mañana a Madre. Quizás de mientras deberías hablar con el tipo de la Enfermería. Es competente, debería saberlo. Me ha parcheado dos veces en menos de un mes. Quizás tenga alguna pócima que evite que lo saques todo automáticamente y puedas retener algo ahí dentro. No le iría mal a tu cuerpo ganar algo de peso. Pronto serás invisible, a este paso.
Se me escapa una risa cínica ante la idea de “tengo el control y es mentira”. ¿De qué me suena eso?
Don't you try and pretend
It's my feeling we'll win in the end
I won't harm you or touch your defenses
Vanity and security
Bueno, vale, igual sí que a veces puede ser enervante esto. Vuelvo a intentarlo.
Don't you forget about me
I'll be alone, dancing you know it baby
Cierro los ojos e intento enfoca mi pensamiento para apartar la cancioncilla de mi cabeza y, por ende, de mi boca.
-Quiero…- probando, probando –Quiero decir que no eres la única que tiene…. Problemas de control, de creer tenerlo y luego ¡puf! Se rompe.
Miro hacia los lados, como si pudiera ver si la canción iba a volver al ataque, de ese modo. Parece todo silencios. Perfecto.
-Todos los tenemos. Por la Diosa, J duerme atado, Montie se pone más potingues que una cabaretera y S y yo fumamos porros para no caer en… -me muerdo la lengua. Casi lo suelto. -Eso. No eres la única con problemas de pérdida de control de su vida y eso. Tienes que dejar de presionarte tanto por todo. Creo que ser la chica de la portada te está pasando factura. ¿Qué pasaría si dejaras de serlo? Nada. O mejor dicho, que serías feliz. Eso no puede ser tan malo.
Cassia: Será porque es muy tarde, pero lo de ir a la Enfermería a ver qué solución "mágica" hay para mi problema no suena tan mal. Y sé que es verdad, el tema del control no es algo exclusivo mío. Pero me hace gracia (además de preocuparme un poco, por eso de los porros) el "problema de control" de Dar.
— Si dejara de ser la chica de las portadas, me volvería realmente invisible —respondo convencida, volviendo a ponerme las gafas. — As you walk on by, will you call my name? Or will you walk away? —canto, más cansada que cínica pero con algo de ambas.
Dariel:
I say
(Lala la la lala la la)
Will you call my name?
As you walk on by
Acabo la canción, ya de forma definitiva, como un acto reflejo.
-No creo que fuera tan malo ser invisible en ese sentido. Serías libre. No me parece un gran precio a pagar- vuelvo a encogerme de hombros. Creo que la mala sangre se ha diluido entre nosotros. Seguro que esos dos idiotas estarían orgullosos de mí, si lo supieran claro.
Cassia: Bajo la mirada a mi libro, y empiezo a rascar la ya desgastada punta de la portada para pelarla. No quiero desaparecer si dejo de ser "útil" para los O'Bhrendel, pero ¿y si desapareciera en mis propios términos? ¿Sería capaz de tomar el control de algo tan delicado? Ahora mismo no, pero puede que si me recupero...
— ¿Y vosotros? ¿Seguiría existiendo para vosotros? —pregunto para acallar un poco mis inseguridades.
Dariel: Vaaaaale, estamos en modo “quiero cortarme las venas, impídemelo”. “Jules, me vas a deber una muy grande por esto”, pienso para mis adentros. Bueno, si lo pienso bien, le debo una subida de autoestima. Fue la única que me ayudó realmente tras el “incidente” con April, puede que realmente se lo deba de verdad. Pero, ¿qué decir? La respuesta me parece tan obvia… que voy a dejar que sea lo que sea lo que nos haga cantar (si una pócima experimental de los Maddox o lo que sea), decida por mí. Eso es. Brillante. No sé cómo no te dan el premio de la Orden de Merlín de verdad, que poco me valoran en esta sociedad a mí y a mis genialidades. Así que respiro hondo y dejo que la magia haga su efecto… suponiendo que funcione así, claro.
You with the sad eyes
Don't be discouraged, oh I realize
It's hard to take courage
In a world full of people
You can lose sight of it all
The darkness inside you
Can make you feel so small
Un vinilo patina en su platina dentro de mi cabeza. En serio, ¿esto es lo que me das, cerebro? Tsk. En fin. Sigamos, que igual hasta funciona y todo.
Show me a smile then
Don't be unhappy
Can't remember when
I last saw you laughing
This world makes you crazy
And you've taken all you can bear
Just call me up
'Cause I will always be there
Me quiero suicidar, menuda pastelada está saliendo por mi boca. Pero, ¿conozco ni siquiera esta canción? Fijo que es de algún disco de Ash, esto no puede haber salido de mi colección. Definitivamente.
And I see your true colors
Shining through
I see your true colors
And that's why I love you
So don't be afraid to let them show
Your true colors
True colors are beautiful
Cassia: Ni siquiera en la supuesta fantasía en la que esto no es más que un sueño musical muy largo y doloroso, mi cerebro habría puesto una canción así en los labios de mi hermano de otra madre. Y lo odio porque eso sí me pilla con la guardia bajísima y me acaba por romper. Sonrío sin querer, mientras empiezo a derramar lágrimas sin parar; me cubro la boca con las manos, avergonzada pero demasiado abrumada para poner excusas. Soy idiota y estoy muy frágil.
La música se anima un poco y comienza a levantarme a mí el ánimo.
Thank you for being a friend
Traveled down a road and back again
Your heart is true, you're a pal and a confidant
I'm not ashamed to say
I hope it always will stay this way
My hat is off, won't you stand up and take a bow?
Dejo el libro en el suelo y abro los brazos, porque realmente no tengo fuerzas al final del día para moverme mucho.
And if you threw a party
Invited everyone you knew
Well, you would see the biggest gift would be from me
And the card attached would say
Thank you for being a friend
Thank you for being a friend
Thank you for being a friend
Thank you for being a friend
Dariel: De verdad, esto no está suficientemente bien pagado. Suelto un suspiro de resignación. Alguien va a pagar por este numerito moñas, EN SERIO. Me levanto del puff y le doy el abrazo que está esperando y necesita. Diosa, realmente me falta mucha carne aquí.
-Perdón por lo del sudor, vengo de correr- me disculpo en voz baja. Lo bueno, es que la sudadera ya estaba mojada de previo, las lágrimas de Cassia son solo un aderezo más. Realmente, no tengo corazón, ¿verdad? Debería estar conmocionado y conmovido con sus lágrimas y alivio y supongo que en el fondo lo estoy. Pero no puedo confirmarlo ni denegarlo. Lo que sí puedo afirmar es que al menos me he sentido útil. No ha servido de nada para mi estado de incertidumbre e indecisión, pero al menos a alguien le he servido de algo. Tampoco me gusta estar de morros todo el día con O’. Aunque a veces no lo parezca, la quiero como una hermana. La echaba de menos. Negaré eso en todo momento, por supuesto. Uno tiene una reputación que mantener.
-Mañana a primera hora te acompaño a hablar con el pardillo de Enfermeria. Suelto a J y vamos los dos, ¿te place?
Cassia: Asiento, negándome a soltarle de momento (aunque no podré evitarlo si se separa él, que el nene es golpeador y yo una cazadora a la que le sobra uniforme). Está bien, sé que sola sería capaz de encontrar cualquier excusa para no hacerlo.
— ¿Pero tú estás bien? Pensaba que ya no te drogabas... —susurro.
Dariel: La suelto, más por miedo a romperla (ufff está más delgada aún de lo que aparenta, es un esqueleto viviente, casi) que por perder mi propia reputación de malote insensible. Me siento en el puff, otra vez.
-Y no me drogo. Sólo he hecho… un receso temporal para evitar males mayores- respondo, con indiferencia -Sólo ha sido un porro, tampoco es para tanto. Y voy a continuar con el tratamiento de J. Estaré bien. Dije que lo dejaba y lo dejo.
Cassia: Le miro, aunque tengo que quitarme las gafas para ello porque las tengo empañadas de la llorera y porque sólo le sirven para leer.
— ¿Tan difícil se te hace?
Dariel: Enarco una ceja, sorprendido con la pregunta.
-¿El qué? ¿Dejar las BP? Es sólo química. Jules lo tiene controlado. No me gusta ir sobado todo el día, pero funcionan- respondo, algo lacónicamente. De algún modo, los dedos de mi mano izquierda encuentran, sin mi consentimiento, mi muñeca derecha e inician su tarea de rascar.
-No me preocupa.
Cassia: Ladeo la cabeza, divertida hasta que le veo rascarse la muñeca.
— Me refería a la presencia de Stevie.
Dariel: -Sí. Digo no. Estoy más tranquilo ahora que está aquí- acabo contestando, algo confuso en mi propia respuesta –No saber nada era matador. No me gustaba pensar que podría estar muerta, tirada en alguna cuneta. Me gustan los misterios. Detesto la falta de información. Ya me conoces…- me encojo de hombros. Ese gesto no impide que siga rascándome la muñeca, algo más intensamente. -Le conté lo de April- suelto de repente –Lo de las mazmorras, quiero decir- aclaro, algo bruscamente –No le hará nada, te lo prometo.
Cassia: Si, claro que me he preocupado un momento hasta que ha aclarado que Stevie no irá a por April. Es la defensora de amigos más apasionada que tenemos en el grupo, y el resto no somos precisamente angelitos.
— Te adora, ¿lo sabes? Stevie, quiero decir —aclaro también. Somos menudos dos para hablar de estas cosas. — Apuesto a que se cabreó como una mona hasta que la paraste.
Dariel: -Yep- contesto brevemente –Sí, quería arrastrarla por los pelos, escaleras abajo. Pero prometió no hacerle nada. Cumplirá. Así que puedes respirar tranquila por tu amiga. Mientras se mantenga en su esquina, yo me mantendré en la mía- añado, con indiferencia fingida. No fue una decisión fácil, ni siquiera fue para salvar a Glackstone.
-Se está ajustando. A la vida, quiero decir. Pronto será todo como siempre.
Cassia: Ruedo los ojos, pero me mareo un poco. Soy imbécil.
— No, "como antes" no... —bufo. Muchas cosas son distintas, aunque Stevie se ajuste de nuevo a la vida escolar: April y Dariel no se hablan, Julian, además de estar poseído, me quiere, yo... En fin. — Yo no controlo a April; nadie puede.
Dariel: Enarco una ceja. ¿Así que el dueto bitch se ha arreglado temporalmente? Eso es nuevo.
-Mejor. Si le pasa algo, no será culpa nuestra- respondo, algo fríamente. Se ha quedado sola, casi mejor. Puede que consiga salvar a mis amigos de la cagada monumental provocada por esa idiota. Mira que la avisé de que no dijera nada, que lo solucionaríamos de otro modo… Pero no. Tuvo que abrir la boca y contárselo a O’ que es incapaz de callarse nada tampoco. La diferencia es que O’ no sabe el riesgo real que supone haber abierto la boca. Glackstone sí lo sabía, porque se lo dije. Ya no me siento tan mal.
-El pasado es pasado- me encojo de hombros –Lo que importa es prepararnos para afrontar lo que viene. Y nos viene una muy grande.
Cassia: Joder, Dariel da mucho miedo cuando está cabreado de verdad; ¿cómo no iba a estar yo acojonada de que no me hablara?
— No seas así; no es que me guste esta situación. Ella me confió algo que le dolía mucho y yo lo he largado —replico, masajeándome la tensión del cuello. — Son muchas cosas a la vez. Al menos Jules parece algo menos preocupado ahora que duerme atado...
Dariel: Mi cara no puede emitir más frialdad con lo de April. No sé cómo pude aguantarla tanto tiempo, sinceramente. Bueno, sí, porque está muy buena. Igual debería elegir mis compañías por otro criterio.
-Sí, aunque hay que sacar a Reed de nuestro dormitorio. Aunque me gusta tener a mis enemigos bajo control, empieza a ser un incordio tener que vigilar toda la noche para asegurarnos de que no intenta desatarle. Lo malo es que James no quiere volver ni loco a nuestro cuarto… Y menos ahora que ha vuelto Stevie. No veas como se le puso el culo de aguja cuando le insinué el tema –se me escapa una risotada por lo bajo. Se le achinaron los ojos al pobre. Siempre recordaré esa cara…
Cassia: — Mira, no le culpo; James está traumatizado con Reed y lo último que querrá será volver a su punto de mira —me hace un poco de gracia, pero es cruel. Debo estar en ese punto en el que recrearme en las desgracias ajenas ayuda a mi salud mental. — Pero estoy de acuerdo con que hay que hacer algo con Reed. Le seguí el otro día a las Mazmorras, cuando lo de Okazaki, e iba con las gemelas Bowie... Pero le encontrasteis antes. Hubiera sido ideal tener una confirmación de algo en toda esta puta mierda.
Dariel: Hago una mueca con la boca. Sí, la famosa “cacería” por las mazmorras.
-Fue divertido. Se nos fue un poco de las manos, supongo. ¿Y te puedes creer que el chinorris desgraciado no nos dio ni las gracias ni un ahí te mueras? Encima ahora, cada vez que nos cruzamos por los pasillos, nos mira con cara de como si quisiéramos matarle o algo así… Mira que es rarito el tío. No me extraña que Reed fuera a por él, yo también lo haría si me quedara tiempo libre con tanta m…- me callo de golpe.
“Las gemelas Bowie, ¿huh? Interesante”, pienso para mis adentros. Es algo a lo que debo dar un par de vueltas. Aunque entre Levi y Stevie, iba a tener que buscar una forma menos habitual de acercarme a ellas...
Cassia: Ya definitivamente menos tensa me recuesto en el sillón y me cuelgo las gafas en el cuello de la camisa.
— Me lo creo; Okazaki es muy rarito. Todos lidiamos con traumas de modos muy distintos —desairo con una pequeña mueca. Me preocupa más la posible psicopatía de quien duerme con mis mejores amigos, vamos. — Sí, a mí también me llamó un poco la atención —admito al verle dar vueltas al tema. — Las chiquitas son bastante veletas, pero con él actúan como si fuera una celebridad o algo así. Lo cual es una mierda porque hay una en nuestra habitación también.
Dariel: Viendo que la conversación se desvía hacia otros derroteros (ha funcionado mi evasiva), mi mano izquierda deja poco a poco en paz a mi muñeca derecha. Aunque el daño ya está hecho. Después de la ducha voy a tener que ponerme algo para tapar la herida producida por mis uñas.
-Quizás no hemos planteado esto bien… Las gemelas podrían ser nuestra llave. Pero, primero he de ducharme… Es un problema para nuestros yoes de mañana- me pongo en pie –Recuerda. Mañana a primera hora, antes del desayuno, quedamos aquí. Ni se te ocurra escaquearte. Sabes que sé cómo colarme en vuestros dormitorios. Si tengo que ir a buscarte, lo haré y no será glamourosa tu salida por la puerta- esbozo una sonrisa maliciosa –Que la Dama vele por tus sueños, irlandesa.
Cassia: Uy, pues la Yo de mañana tiene por delante faenas titánicas que ahora mismo se me hacen muy cuesta arriba. Recojo el libro, diciéndome ya que será mejor que me acueste con las pocas fuerzas que me quedan.
— Te lo prometo —le aseguro con una pequeña sonrisa. — Que descanses.
La verdad, prefiero esperar a que Dariel desaparezca antes de hacer mis patéticos intentos por ponerme en pie después de horas en la misma posición...
[jueves, 24 de noviembre. Medianoche]
La calma aliviadora de la noche cerrada cae sobre la escuela, dejando caer a todos sus habitantes en brazos de Morfeo. Más, un par de figuras se han colado en una antigua aula abandonada.
-¿Cómo se te ha ocurrido hacer esto?
-No sé, me pareció que sería divertido. No sabía que se extendería de este modo. Se suponía que era para darme algo de coraje y ya…
Se escucha un bufido de resignación.
-Patito, por cosas así te expulsaron de Salem…
-Lo sé. Lo siento Didi.
Flotando, por encima de sus cabezas, un Peeves muy venido arriba, observa a las dos sombras y no para de carcajearse por el día tan fenomenal que le ha dado esa estúpida poción humana.
-No ha sido tan malo, ¿no? Son solo canciones y bailes, eso no es tan malo…- añade una de ellas, la responsable de aquel desastre de día.
-Bueno, depende de a quien le preguntes, supongo- suspira, aliviada de por arreglar todo aquel desastre y más preocupada por acabar de limpiar todo aquello lo más rápido posible.
-Pero acabemos de eliminar todo esto antes de que los profesores mañana rebusquen por aquí, cuando dejen de cantar a todas horas… Hablando de comerse sus propios sentimientos- dice la segunda sombra, en tono cínico.
-Sí, mejor recoger todo…
[END OF GAME]