Cuando termina un libro sueles abrir otro, ¿no? Estamos en el año 2000: el mundo no se ha acabado, los bajos de los pantalones van haciéndose más anchos y lo urbano es lo nuevo pop. Todo es guay, ¿a que sí? Pues adivina lo mejor: Hogwarts vuelve a estar cien por cien reformado Se acabó el dar (más) vueltas de las necesarias porque las escaleras y un cuarto de la tercera planta son inaccesibles. El aula de Transformaciones ha reaparecido por arte de magia tras haber desaparecido de su sitio y ya no hay que acceder al aula de Astronomía por un peligroso puente desde la torre de Ravenclaw. Corren rumores de que han visto a McGonagall en San Mungo, pero nadie parece preocupado. Dicen que va a tomarse unas vacaciones tras tan duro trabajo. Lo único que no vuelve a ser como antes está fuera de los muros de Hogwarts.
Kingsley Shacklebolt considera también que su tiempo como ministro en funciones ha llegado a un punto de inflexión, que el Reino Unido mágico está lo bastante recuperado para que empiece una nueva etapa en el nuevo siglo. Tras dejar las cosas atadas con el ascenso de una nueva directora, el Ministro de Magia convocó elecciones para la próxima primavera. La sociedad apenas recuerda el tiempo previo a Cornelius Fudge, pero la noticia de unas elecciones siempre significa cambio. El cambio significa esperanza para nuestros sueños de futuro. Y si algo necesitamos en el siglo XXI es eso.
Los héroes de esa guerra se encuentran ahora bien posicionados, tratando de cambiar la sociedad mágica inglesa a mejor; ¡estamos en buenas manos y nada debería salir mal! ¿Pero todo el mundo opina igual? ¿Es aún demasiado pronto para dejar de lamerse las heridas y declararse sanados? A lo mejor el ministro Shacklebolt se está precipitando y debería seguir al mando hasta que las cosas sean más estables. A lo mejor no todos los mortifagos se encuentran en Azkaban o bajo tierra. A lo mejor vale la pena seguir con las varitas en ristre... sólo por si acaso.
Bienvenidos al curso 2000 - 2001. Hogwarts siempre estará aquí para recibiros.
ARISTOCRACIA MÁGICA
Aristocratas hay muchos y todos sabemos quienes son, pero en la sociedad mágica inglesa, además hay algunas familias que han empezado a destacar, especialmente tras la segunda guerra mágica contra Voldemort.
Origen: inglés
Ingresos: rentismo (herencia familiar)
Influencia: aristocracia mágica
Origen: irlandés
Ingresos: negocio familiar (orfebreria y comercio de oro)
Influencia: aristocracia mágica irlandesa
Otros: Emparentados con una mortifaga convicta, Keira.
Origen: franco-británica
Ingresos: negocio familiar de importación-exportación
Influencia: aristocracia mágica inglesa y francesa
Otros: Emparentados con otras familias mágicas influyentes, como los Glackstone, los Mayfair y los LeTour.
FAMILIAS MÁGICAS CON ASCENDENCIA ANTIGUA
No tienen títulos nobiliarios, no tienen sangre azul corriendo por sus venas, pero sus ancestros se remontan tan en el pasado, que es como si la tuvieran. Aunque no son los más ricos, ni los más influyentes, su árbol genealógico les situa entre los VIPS al lado de las de rancio abolengo. Tras la segunda guerra mágica algunas de ellas jugaron papeles destacados en un bando u otro, y algunas pocas, en ambos. Lo cierto es que unas pocas de ellas salieron más reforzadas tras el final de la guerra.
-Familia Pont-Du-Lac:
Origen: franco-egipcia
Ingresos: negocio familiar (farmacopea y Hospitales de la sociedad mágica).
Influencia: clase media-alta mágica, a nivel profesional (buena reputación como sanadores).
-Familia Lefay:
Origen: inglesa
Ingresos: negocio familiar (se desconoce a qué se dedican, pero las malas lenguas hablan de contrabando de artefactos mágicos y personas).
Influencia: clase media-alta, por vínculos de negocios y familiares.
Otros: hay un vínculo familiar lejano con la Familia Green, por una prima segunda paterna del matrimonio Green.
FAMILIAS MÁGICAS MORTIFAGAS
No todo es perfecto en la sociedad mágica y en la segunda guerra mágica, como en la primera, hubo familias divididas por sus ideales, frente a otras que permanecieron juntas y alineadas en el mismo bando. Algunas de estas familias quedaron rotas, otras fueron masacradas, o acabaron todos juntos en una nueva Azkaban, renovada y más segura que nunca. En el bando perdedor, el mortifago, la clase social de estas familias era muy variable, aunque buena parte eran de clase media-alta y de mentalidad tradicionalista. Muchas de estas familias son conocidas por todos, pero otras, simplemente fueron infectadas sólo en parte y consiguieron permanecer aparte, a pesar de la lacra mortifaga entre sus filas parentales.
Origen: inglesa
Ingresos: profesiones libres. El padre trabaja para el Ministerio de Magia, en el Departamento de Control del Uso Indebido de la Magia. El hijo primogénito, Frank, se gana bastante bien la vida como jugador profesional de quidditch, en los Falmouth Falcons.
Influencia: círculos políticos (Ministerio de la Magia) y familias de rancio abolengo (ascendencia antigua).
Otros: Emparentados con mortifagos convictos, los Warshaw (fallecidos).