Partida Rol por web

Lance observa agitado como uno tras otro varios cainitas incluyendo a miembros de su manada se arrojan sobre la hoguera en espectaculares saltos, algunos aterrizan en el otro extremo, otros caen entre las brasas y ruedan incendiándose sin importarles el daño agravado que reciben, el ductus de las Cenizas de Baal sonríe divertido para luego acercarse a Aurora.

-Jericco quiere tu puesto insignia.- Sonríe socarrón ante su comentario que trae doble filo. -Cualquiera de las manadas que fueron convocada puede con el cargo ¿No crees?, por cierto buena esa de la salamandra.- Le guiña un ojo -Ya nos mostraste algo de tu poder.- el ductus se prepara para saltar nuevamente y corriendo de espaldas señala con la punta de los dedos índice a la ductus de los Hellblazer. -Va por ti Aurora, ¡Salve Aurora!.- un risa ahora sardónica es seguida por un aullido casi animal al dar un espectacular salto mortal encima de la hoguera y aterrizar con una rodilla y un puño en el suelo del otro lado para después perderse entre los demás participantes de la Danza de Fuego.

Aquel Priscus sonríe complacido ante la demostración de conocimiento sobre las formas en el círculo interior del Sabbat. Asiente con el mentón y da media vuelta

-Síganme...- Entre aquella multitud cainita desaforada encuentran a la pensativa Ductus de los Hellblazer, Aurora.

-Ductus Aurora...- Minos Astari hace una breve reverencia con la barbilla sin mostrar sus manos escondidas en las mangas de su habito de monje.

-Los refuerzos han llegado y la cúpula Sabbat en CDMX ha enviado dos de sus guerreros más experimentados para que fortalezcan a tu manada de Hellblazers por la gloria y venia de la espada de Caín.-

Se gira para con el par de cainitas y extiende la mano en señal de presentación. -Los dejo en manos de nuestra manada insignia.- Una breve mirada hace énfasis en la ultima frase. -El Obispo requiere de mi presencia.- antes de marcharse realiza una observación. -Queremos resultado favorables Aurora, La espada nunca falla... falla la mano que la sostiene.- Dicho esto el Priscus Minos Astari da media vuelta y desaparece en medio de aquel caos controlado, en medio de aquel Autorictas Ritae.

Matías ve saltar a sus dos compañeros de manada, incluso a miembros de otras manadas y, aunque eso de acercarse tanto al fuego no le parece muy buena idea, no puede quedarse atrás.
Así que coge carrerilla y da un salto algo temeroso.
Pasa por encima de la hoguera aunque demasiado cerca de las llamas, cuando cae al otro lado se apresura a apagar los ropajes que han prendido.
Aunque intenta aparentar serenidad en su rostro se refleja que no ha pasado un buen rato

Estamos aquí para servir ductus, sólo díganos quien debe morir y será un placer para nosotros terminar con su existencia, mi nombre es Carlos Torres, puede referirse a mi como Carlos o como usted mejor lo prefiera, sólo indíqueme la dirección y con todo gusto mi acero danzará en su nombre. - digo haciendo una reverencia a la ductus.

El Priscus quería resultados y vaya que los obtendría, sería para mi un extremo placer derramar sangre en nombre del Sabbat. - ¿A quién engañaba? El sólo hecho de derramar sangre me ponía eufórico, ya lo verán, construiré mi reputación sobre una verdadera pila de cadáveres y lo iba a a disfrutar mucho.

Mi semblante se notaba bastante serio y tranquilo, pero eso no era más que la calma que precedía a la tormenta, si bien es cierto, comprendía la importancia del rito, lo cierto es que prefería el frenesí de la lucha y estaba ansioso por iniciar con la misma, pero no movería un músculo a menos que la ductus así lo ordenase.

Zack escucho la presentación y la Encomienda a la Ductus, aquella mujer debía ser alguien de cuidado si se dejaba en sus manos ser la manada principal de la ciudad... Probablemente la próxima obispo cuando la ciudad creciese fuese ella.

Cuando se retiró el Priscus se despidió con una formal inclinación de cabeza. Y luego su atención estuvo por completo en la que sería su nueva líder.

- Buenas noches mi señora. Es para mí un placer y un orgullo estar asignado a la manada principal de la ciudad. Cuente con todo mi compromiso para lograr lo que se espera y superar las expectativas.

Ya tocaría conocerla, su reputación y posición de honor hablaban bien de ella. Ya pronto sabría las órdenes a seguir en aquella guerra.

Vi a la los hijos e hijas de Caín bailando alrededor del fuego, en especial a Jericó que se toma muy en serio lo que hace, quizá se sienta ofendido. Posiblemente me arrepienta de haber atraído tanto la atención, sentí la espada de damocles sobre mi cabeza y es que cabeza con corona no descansa, todos la quieren cortar.

Y ahí estaba el comentario de Lance que confirmaba mis peores sospechas. Había ganado esa competición de pavos reales a ver quién sacaba más las plumas más coloridas en vez de pasar con el perfil bajo como me gusta hacer.

- Lo que más me gusta de la Espada es la méritocracia, si su ambicicion solo da para ser ductus insignia, que se lo gane, le daré el puesto encantada, para mí es solo un peldaño en la escalera. - Dije replicando a su jocosidad con pragmatismo. 

-Salve a la Espada de Caín.- Digo a modo de réplica.

Salí a bailar tras eso baile cerca del juego pero sin ninguna acrobacia ni riesgo. Eran ellos los que debían esforzarse, yo ya lo había hecho y puesto nota de corte. Baile quitándome algo de ropa quedando en sujetador. Exhibiendome y tomándome unos minutos para divertirme y disfrutar de la noche hasta que Astari me reclamó.

Volví a ponerme mi ropa y en silencio le seguí hasta que, para mí sorpresa me trae dos reclutas.

Hola. - digo a los dos aspirantes a reclutas de forma seca son dedicarles especial interés. Me despido lo primero de todo de mi superior como es debido y espero hasta estar a solas con esos dos.

No tengo ningún discurso de bienvenida, palabras motivacionales ni nada por el estilo. Solo no me vuelvan a llamar mi señora, ya no estamos en el siglo XIX. Ductus Aurora estará bien.

Les presentaré al resto de la manada y el nuestro sacerdote decidirá que roto de bienvenida o prueba de acceso les ponemos. Si tienen alguna duda sobre algún tema relevante es el momento.

¿Dudas Ductus? Eso es para los débiles mentales y cobardes, las indicaciones han sido claras, desea ponernos a prueba y eso sólo da muestra de su buen criterio.

Tal como lo dije antes, sólo indíqueme el curso de acción a seguir y pierda cuidado, que nosotros nos encargaremos de ver que sus deseos sean satisfechos, por mi parte he sido enviado aquí para aniquilar a los enemigos del Sabbat y a todo aquel que no sea digno de formar parte de nuestras filas. - respondo con seriedad mientras me dispongo a seguir a la Ductus en completo silencio.

Mi rostro denotaba serenidad y seriedad, pues a diferencia de la mayoría de los miembros de la concurrencia, yo era un soldado bien entrenado y disciplinado.

Sin uso ni respeto de los formalismos en público... Definitivente la Ductus no era lasambra y tampoco tzimisce...

- Como ordene Ductus.

Pocas palabras, directa al punto, eso no estaba nada mal. El siguiente paso sería presentarse a los que serían sus hermanos y ver que prueba imponía el sacerdote.

Zack se mantuvo en silencio, ya se verían los próximos pasos a seguir.

Ya veremos...- Contesto ausente a los dos hijos de Caín. A continuación me pongo en marcha y busco y les hago una señal con la mano para que me sigan.

Salgo en busca de mi grupo que no debe andar lejos tras mi marcha, los busco uno por uno y cuando éstos todos reunidos hago más presentaciones, cabe destacar que yo siendo la única mujer y la cainita de mas baja estatura de todas se la ductus, es un detalle que me encanta.

Este encantador y variopinto grupo somos los hellblazer. Os presento a:

Cutter, del clan tzimisce, nuestro sacerdote o sacerdotisa... Según.

Chad, del clan malkavian.

Matias Lanegro, del clan Lasombra

Y yo misma, Aurora Salazar del clan tremere.

Manada, os presento a Carlos y a... Bueno, no importa, los han mandado desde la capital para brindarnos su inestimable ayuda.

-Hecho presentaciones me crucé de brazos a la espera de que ellos dos se presentasen y el resto también saludaran.

Cutter decidirá si cree conveniente hacer los ritos pertinentes aquí o en la intimidad del refugio.

Pues bastante de cuidado debía ser aquella mujer para haberse hecho con el liderazgo de la manada, los brujos siempre están gente de quién cuidarse. Su desdén, falta de tacto y rechazo a las formalidades iban de la mano.

... Y ahora tocaba nuevamente ser "el nuevo"

- Buenas noches hermanos, soy Zack del clan Lasombra, enviado desde ciudad de México por su excelencia el cardenal Polonia para apoyar en la toma y aseguramiento de la ciudad.

No más palabras, ya sabía que la Ductus era de poco hablar y estaba por verse como sería el resto.

Con un tono de voz bastante calmado y respetuoso procedía a presentarme ante el resto de la manada, la cual en su mayoría estaba conformada por varones, lo que daba cuenta de la fuerza de nuestra Ductus quien era capaz de controlar a tres guerreros del Sabbat sin ninguna dificultad.

Buenas noches, mi nombre es Carlos del clan Brujah, al igual que Zack, he sido enviado desde Ciudad de México para reforzar a la manada con el objetivo de asegurar la toma de la ciudad y el total exterminio de nuestros enemigos.

Tengo experiencia en combate y mi espada siempre está sedienta. - digo a modo de presentación mientras me cruzo de brazos a un lado de la Ductus poniendo en evidencia mi poderío físico, pues con mi 1.80 de altura y espalda amplia era como ver a un armario cubierto de cuero negro caminando.

Quien tuviera curiosidad, podría notar que en el mango de mi espada estaba grabado el emblema de mi clan, la espada denotaba una manufactura exquisita, lo que daba cuenta de la calidad del arma.

Hago una ostentosa inclinación cuando Aurora me presenta ante los nuevos —Es un placer conoceros—. Tras lo cual me acerco a la ductus. —Supongo que aquí la fiesta está acabando, volvamos al refugio para ponerlos a prueba como has pedido y preparar la valdeurie si demuestran merecerlo.

Cuando volvimos a los vehículos Sarah y Osvaldo ya se habían marchado, y al llegar al entrar por la puerta trasera del cocobongo allí estaban sus motocicletas. Pedí a la manada que se dirigiesen al sótano junto con las nuevas incorporaciones, mientras yo me ausentaba un momento para preparar el rito de iniciación, tras un buen rato de espera aparezco ante ellos sonriente con mi aspecto andrógino habitual.

—Ha llegado la hora de poner a prueba a Carlos y Zack, somos la espada de Caín y se espera de nosotros que seamos soldados, guerreros, y eso es precisamente lo que esperamos de vosotros dos. Esta noche iremos a la guerra como manada, pero antes de daros la bienvenida demostrareis vuestra valía en la forma más pura de combate que existe, una lucha de gladiadores—. Les indiqué que entrasen en la jaula que había mandado instalar en el sótano para esas ocasiones y que aún no había podido estrenar. Mientras que desde el otro extremo aparecían mis propios ghoul sujetando a media docena  de hombres musculosos, cuyas mandíbulas desencajadas y ojos enrojecidos indicaban que estaban hasta arriba de algún tipo de droga, sus manos habían sido sustituidas por burdas cuchillas y mazas con pinchos echas de hueso, y sus torsos estaban cubiertos de púas óseas.

—Este será vuestro reto, no os dejéis intimidar, pues sois vampiros y vuestra superioridad debería ser manifiesta. Si no sois capaces de enfrentaros a este reto, sin duda no nos serviréis en la guerra contra la camarilla, así que… ¡EMPEZAD!