El monstruo ignora los disparos, aliado de un modo impío con el destino, con la suerte... con su sino maldito, que se niega a llevárselo.
Mi navaja muerde su carne, sin resultados... Mi primera reacción al ver su herida cerrándose poco a poco es desear que mi hoja sea más grande, capaz de dañar sus órganos, de atravesar su cuerpo...
Sin embargo, lo que siento es diferente. Una enorme impotencia parece golpearme, gritar dentro de mi mente, rebelarse contra todo, odiándole con todas mis fuerzas. A él, a ese ser que se opone a la cordura en este momento, a todos los que son como él, a mi propia cordura insuficiente que me permite verlos pero no dañarlos...
Los odio tanto, que casi no puedo respirar, llenando mi pecho de sentimientos asfixiantes y dolorosos... Desearía tanto poder alzar mi voz hasta perderla, descargando mi ira... Pero mi voz no pronuncia mi súplica, mi queja, mi angustia. Sólo puedo apretar los puños y extraer el filo de mi arma... inútil.
Mis sentimientos vuelven a ser mi debilidad... y no logro impedir que el ser escape, hiriendo a la joven que ha acudido conmigo, sin que pueda evitarlo, sin que pueda preveerlo.
La culpa mana, haciéndome llorar mientras mis pasos buscan su cuerpo, maltratado, acercándome a ella abandonando la carroza de un salto tratando de ser más ágil, de no perder de tiempo, de llegar a ella brindandole la ayuda que pueda...
Deseando corregir tantos errores, cometidos tanto tiempo atrás sin dejar de seguirme, repitiéndose en el presente...
Daría cualquier cosa por poder sanar su dolor... Por vivirlo en mi piel, aliviando sus daños y mi propio fracaso.
Llego hasta ella, arrodillándome, buscando su mirada, tratando de que no pierda el conocimiento, apoyando mis manos en su herida, buscando que la sangre deje de manar y mi presión pueda cerrar su hemorragia.
Daría cualquier cosa por poder gritarles que necesito tela, algo con lo que vendarla... Pero sé que no puedo, asi que mi mano izquierda presiona su abdomen fuertemente mientras busco rasgar su propia camiseta, torpemente, con la navaja aún en la mano y su hoja empuñada hacia arriba.
Corto un pequeño trozo, insuficiente para rodear su cuerpo, "suficiente" para ayudarme a taponar la herida con ciertas dificultades.
Mi mirada busca decirle que se pondrá bien, que todo irá bien, que saldrá de ésta...
El murcielago se mantiene en el aire, mientras aletea un poco para mantener la altura y se lleva las manos a su espalda buscando frenar el hilillo de sangre que le gotea de la primera herida que ha sufrido.
Grita, grita con un sonido ensordecedor que acallaría las masas que ahora están hipnotizadas sobre las calles de la Gran vía.
Parece dolorido y comienza a moverse hacia una calle que queda por debajo de Callao, al lado de Gran Vía. No parece tener más ganas de luchar, al menos no contra tantos seguramente.
La chica permanece con la rodilla en el suelo, llevandose la mano al vientre donde el ser la ha alcanzado, está dolorida y aunque la herida no es profunda no deja de ser dolorosa.
El joven se acerca a ella, intentando ayudarla.
Parece que tiene algo de idea de lo que hace, porque la hemorragia consigue cerrarse y aunque el dolor continúa ya no peligra morir por desangramiento, mira a Noah con agradecimiento.
- Gracias.
Observa después como el murcielago gigante comienza sus andaduras huyendo de ellos.
- Está tocado, no podemos dejarle escapar.
Intenta levantarse pero nota como la sangre vuelve a alcanzar la venda improvisada y vuelve a caer con la rodilla y un ojo cerrado en señal de dolor.
El monstruo se aleja, dándonos un ligero respiro. Por primera vez soy consciente de los latidos desenfrenados de mi corazón, palpita tan fuerte que parece a punto de saltar de mi pecho. Tomo aire profundamente, intento tranquilizarme. Mi mente, sobrecargada por el terror, trata de pensar de forma racional, buscar algún modo de ser útil y poder ayudar a la chica herida.
Vamos a ver, esto era un desfile anunciado hace tiempo, debía contar con la aprobación del Ayuntamiento, así que, en cumplimiento de la normativa, por aquí debería haber un equipo de atención sanitaria, para atender posibles desmayos o accidentes, y una patrulla de la policía local.
Con esta idea en mente, empiezo a girar sobre mi mismo, buscando desde lo alto de la carroza alguna ambulancia o coche policial. Sin duda sus ocupantes también estarán hipnotizados, pero al menos podriamos usar su equipo para atender mejor las heridas de la chica.
A los alrededores no hay más que gente, quizás en algún otro punto de la calle encontrarias lo que buscas. Pero lamenteblemente la calle está en cuesta y con la aglomeración no alcanzas a ver las cosas con la suficiente claridad.
-¡Se larga...!- espeto casi incrédulo ante el torpe vuelo de "batman" alejándose de al escena, sin embargo la gente sigue en ese estado de shock que no presagia anda bueno.
Me acerco hasta el chico de la navaja (Noah) y la muchacha que ha sido herida, dirigiéndole una mirada significativa a mi hermano.
Quizá no sea el mejor corredor de fondo pero tampoco se le da mal y a fin de cuentas tiene una pistola... Sabe sobradamente cuál es mi prioridad en estos momentos.
-No te preocupes, puedo encargarme de esto, ayuda a mi hermano, por favor- apoyo la mano en el hombro del desconocido apenas un segundo. Le he visto utilizar su aparentemente inofensiva arma y está claro que sabe lo que hace, no es la primera vez para él... Sin embargo el hombre del traje parece más confuso, después habrá que hablar con él.
-Espera, espera, deja que te ayude...- protesto frunciendo el ceño cuando la joven intenta incorporarse, sujetándola con un brazo alrededor de la espalda mientras apoyo la otra en su herida, concentrándome plenamente en ello... sanarla, reajustar sus patrones vitales, su piel, su sangre... Sé que puedo hacerlo.
*Rejuvenece
Ese ser se marcha, sujeto con fuerza la pistola al ver la mirada de mi hermano. Ese grito casi me duelen los timpanos, pero no puedo dejar que me venza. Asiento mientras bajo de la carroza y me marcho siguiendole. Debo saber quien era realmente, le he visto en mi vision, al menos la chica esta bien y ese chico ha ayudado bastante.
Tengo que cogerle y derribarle que la gente se despierte de este trance. Creo que algo no va bien, tiene que ser él el culpable de todo esto.
Tras echar un vistazo a mi alrededor, inclino la cabeza con desaliento. Nada. Hay demasiada gente agolpada en las calles y mi campo de visión no alcanza toda la longitud del desfile.
Bajo con cuidado de la carroza y me reuno con la chica herida y los dos hombres.
-En el desfile debería haber una ambulancia y algún furgón de la policía, pero no he logrado verlos. ¿Cómo está ella? -pregunto con tono preocupado y gesto de angustia. Intento evitar mirar la sangre derramada-. ¿Alguno entiende lo que está pasando aquí?
El muchacho que antes hizo frente al monstruo corre hacia nosotros, decidido. Por sus movimientos, y su falta de dudas sé que es uno de los míos. Que ya ha vivido ésto antes.
Se acerca y se hace cargo de la joven, haciéndome sentir un gran alivio... Alguién que en verdad podía ayudar, que podia hacer algo. No como yo, arrodillado sin más respuestas.
Cita:
Me gustaría poder contestarle, agradecerle que ayude a la chica. Comunicarme de algún modo, pero sólo puedo asentir, y mirar hacia el otro joven, que ha disparado junto a él, y sospecho será "su hermano" al parecer.
Me incorporo, mirándola una última vez, deseando que su dolor se extinga, que su sangre no se derrame, que sus ojos no se cierren, nunca. No así, no por los monstruos que dominan el mundo...
Suspiro, y avanzo despacio hacia el joven (Sam) de la pistola, mirándole quedamente, y sonriendo un poco. A veces, no poder hablar, era simplemente una condena...
Arturo por más que te esfuerzas te es imposible ver ese tipo de vehiculo que buscas, quizás es la mayoría de gente, quizás es que se encuentra en otro lugar no visible desde allí.
Dean siente como tú poder ayuda a soportar el dolor a Maria, la herida deja de sangrar y parece como si intentara cerrarse, pero no lo hace del todo... quizás solo un poco.
Sam y Noah caminan en dirección hacia por donde va el ser, Noah un poco por detrás ya que ha salido después que Sam.
El ser vuela tambaleante y en uno de esos tambaleos golpea contra una pared y cae, no obstante se levanta casi al instante y continua caminando. Aunque mira hacia atrás para ver que le estais siguiendo.
Por fin esta en el suelo, se tambalea, mantengo el arma a mi lado por si tengo que volver a dispararle. Sonrio al chico que me acompaña como respuesta a la suya, nos ha ayudado y eso es bueno luego podremos hablar de todo con calma.
Sigo con el paso acelerado, corriendo para no perderle, no tengo la forma fisica de mi hermano, pero puedo intentar pararle como sea necesario.
Miro de reojo y con cierto alivio cómo el callado muchacho se levanta de mi lado y va tras de Sam, parece un tipo competente, en realidad con las veces que ha clavado su cuchilla en el cuerpo de ese engendro la mayoría de ellos ya estarían totalmente inmóviles en el suelo...
Enseguida me centro nuevamente en la joven a la que he intentado sanar, no tan bien cómo me habría gustado pero lo suficiente para que su vida no peligre.
Chasqueo la lengua con cierto fastidio antes de levantarme.
-Será mejor que no te muevas demasiado de aquí, podría volver a abrirse y no queremos eso...- arqueo una de mis cejas, no sé porque pero intuyo que no me va a hacer ni el más remoto caso.
-Nosotros nos encargaremos del Batman-zombie, no te preocupes- asiento con seguridad y después miro al hombre que parece aturdido -Cuide de ella, después le explicaré esto... o Mejor, se lo explicará mi hermano- sonrío burlonamente y finalmente me giro, corriendo todo lo que puedo para alcanzar a los muchachos.
Ojalá hubiera traído también la escopeta...
*He tirado por si las moscas
*Me resto 2 de convicción por Rejuvenece, ¿no?
-¿Yo? Pero yo no soy médico, no sé qué... -antes de poder terminar el hombre ya se había girado para salir corriendo tras el monstruo. Me froto la barbilla en un gesto nervioso e inseguro. Con un esfuerzo de voluntad me inclino sobre la mujer y examino la herida.
-Parece que ya apenas sangra, debió ser un corte superficial. ¿Que tal se encuentra?
Vuelvo a cubrir la herida con el trozo de tela y presiono con firmeza. La tela está empapada de sangre y mis manos se manchan con ella. Hay mucha sangre, al menos a mi me lo parece, por todas partes. Me mareo un poco, tomo aire profundamente para intentar tranquilizarme.
-Me llamo Arturo -me presento sólo por hablar de algo, cualquier cosa, para quitarme la imagen de la sangre de la mente-. ¿Y usted?
El chico me sonríe también y agradezco que no tengamos tiempo para presentaciones. Odio estos primeros encuentros cuando tengo que explicar qué me ocurre. Así que continúo, sin más en la cabeza que poder atrapar a ese ser.
Huye... Y me pregunto si realmente le habremos herido lo suficiente, o tan sólo está siendo estratégico. Estoy seguro de que no se esperaba nuestra oposición. A decir verdad es realmente extraño encontrar a tantos exaltados juntos.
Es como si el Destino hubiera deseado unirnos contra la criatura. A veces, incluso podía intuir algo de "justicia divina"... ¿Dónde me situaba éso? ¿Era una víctima? ¿Un penitente? ¿Un justiciero?
No había tiempo para tantas preguntas... Miro al chico de nuevo, invitándole a mejorar nuestro ritmo, echando a correr fuertemente tras el rastro alado del ser.
No ibamos a dejarlo escapar. Ya habían sufrido dos de los nuestros. Si alguien más debía sufrir esperaba que fuera mi sangre la derramada. Mientras avanzamos mi mirada se fija en el demonio, buscando un modo de traspasarle, de saber más de él, de su alma, de su rumbo.
Necesitábamos una corazonada. Información con la que defendernos. Un plan...
*Contempla (arriesgo convicción)
Maria observa como todo el mundo se mueve alrededor de ella, como el ser está huyendo por algo que no alcanza a comprender y todavía siente el ligero calor que le ha producido el poder del joven aliviando un poco el dolor de su herida.
El hombre que se queda con ella se preocupa por su estado de salud.
- No se preocupe, estoy algo mejor. Parece que ha sido solo un corte superficial.
Estira la mano por si este le ayuda a levantarse.
- Me llamo María, siento que nos tengamos que conocer en estas situaciones tan adversas.
Dean corre a vuestro encuentro, acercandose cada vez más a vuestra posición parece gozar de una buena forma física y por lo tanto tiene esa posibilidad.
El Hombre preocupado por la ambulancia se queda atrás con la chica que ahora se esfuerza por levantarse.
La distancia hasta el ser se va empequeñeciendo, gira una esquina un poco más abajo mientras su mano continua en su costado, dolorido.
El día parece que se está nublando, nada parece salir como se esperaba, todo es caos y descontrol. Y aunque los cazadores parece que han despertado de modo masivo, las bajas han comenzado a la vez.
Le tiendo la mano para ayudarla, aunque no muy convencido.
-¿Seguro que se encuentra con fuerzas para levantarse? No parece muy sorprendida por todo esto. ¿Podría explicarme lo que está pasando?
Miro a mi alrededor un poco inquieto. Ahora que se han ido los demás, que parecen bastante capaces para el combate, temo que alguna otra criatura oculta entre la multitud nos ataque.
Puede ser un buen momento para estrenar Ilumina.
Alcanzo a los chicos sin demasiados problemas, y el hehco de haber podido dejar a la muchacha con el hombre que aparentemente estaba más perdido y confuso me reconforta.
Sé que cuidará de ella lo que pueda y a la vez se exponen a menor peligro, no creo que estén preparados para un enfrentamiento tan directo cómo nosotros, aunque sin duda no era la primera vez para ella pero aún así una herida es una herida...
-Bueno creo que ya basta de paseitos...- comento con tono entre burlón y fastidiado mientras le arrebato la pistola de las manos a mi hermano para detenerme un segundo y disparar varias veces contra ese ser.
-Es resistente pero tarde o temprano tendrá que caer del todo- pienso en voz alta para que los ánimos no decaigan del todo. Después de todo lo más difícil parece que ya ha pasado.
Suspiro mientras mi hermano hace una de las suyas. Disparar antes de preguntar, miro a nuestro acompañante y me encojo de hombros con una medio sonrisa mientras sigo esperando poder coger a ese ser. Conozco su rostro de antes de ser eso, era un hombre como nosotros, era normal.
Camino junto a los dos jóvenes, descubriendo que como yo, son veteranos en ésto. No hay preguntas, no hay gritos, no hay frustración... Al menos no una nueva. Ya conocemos la existencia de esos seres, capaces de quebrar la realidad y la cordura humana.
Los hemos visto antes...
Sabemos de qué son capaces, y corremos tras ellos. No sé qué motiva a mis compañeros, pero espero que no sea el mismo dolor que cargo sobre mis hombros. Dolor que trato de alejar de todos los demás.
Uno de ellos, el que parece mayor, tal vez más decidido, se harta de seguir la pista al monstruo, disparando contra él. Mi mirada sigue el recorrido de las balas, deseando que sea suficiente, sabiendo que no lo será.
Nunca lo es...
Lo que a nosotros nos mata, a ellos sólo les hiere.
El chico joven se encoje de hombros, al parecer acostumbrado a los impulsos de su compañero. Cada uno actúa de un modo diferente en esta lucha. El mío nace de esa sensación de impotencia que a veces me nubla... y ahora parece aletargado, sosegado al conocer que la chica saldrá de ésta.
Sin embargo, aún pesan muertes en mi alma. Algunas, ocurridas esta misma noche, manchando de sangre a ese ser. Culpable, con cientos de testigos ausentes.
Espero a que las balas impacten en su cuerpo, deseando que toda nuestra furia pudiera incrementar su daño.