Partida Rol por web

Eres un chico joven, apenas 20 años. Tu país parece que comienza a salir de la depresión económica que lo ha atenazado durante toda tu juventud. Tu país te llama. Se necesitan soldados para combatir al otro lado del Atlántico, muy lejos de tu casa, en la Vieja Europa. Tus ideales te impulsan a dar ese paso que seguramente, será trágico. Pero, ¿cómo?¿con quién? La oferta es variada: infantería, marina, aire…eh, espera, un momento…¿paracaidistas? ¿Qué demonios es eso? piensas. Maldita sea, sólo sabes que te esperan 50 pavos a final de mes y que ahí sólo entran los mejores. Vamos a intentarlo.

Contexto histórico

Verano de 1942. Las cosas pintan muy mal para los Aliados. La ofensiva de Barbarroja entra en su segundo año con renovados bríos. Aunque el invierno ruso del 41-42 dejó congelada a la mayor parte de la Werhmacht (en el sentido más literal de la palabra) destinada al frente este, el ataque general se ha renovado y alcanza el verano del 42 en su máximo apogeo. El 22 de junio ha caído Tobruk bajo el acero de tres divisiones acorazadas. A finales de este mes se inicia la ofensiva sobre el Don. En julio de 1942 los alemanes han llegado a Stalingrado mientras Rommel se abalanza de nuevo sobre El Alamein. Los Aliados comienzan a planear sus opciones y con EEUU ya en guerra contra el Eje, va tomando forma la Operación Torch, plan de invasión para el norte de África. Ese era el verano mundial en 1942. El ejército alemán en plena ofensiva, Gran Bretaña aislada pero victoriosa cual portaaviones terráqueo, la mayor parte de la vieja Europa dominada bajo el yugo nazi. Las señales de esperanza todavía no se han producido excepto la victoria inglesa en la Batalla de Inglaterra y el desastre ruso del ejército alemán en el 41. Hitler sigue encumbrado en su podrido trono, rey de la muerte, señor de la destrucción.

Llegas en un taxi a la base Toccoa, después de un viaje desde tu respectivo lugar de procedencia, había que presentarse hoy en la base, por la tarde, eres bastante puntual, sabes que el ejército se rige por esas cosas y no quieres fallar el primer día.

Te diriges a la oficina de recepción donde tras dar tus datos te dicen que te presentes en la enfermería, llegas allí, te piden que te desnudes de cintura para arriba, tras un breve reconocimiento y unas cuantas preguntas sobre tu historial de salud pasas a que te pongan las pertinentes vacunas, unas enormes jeringuillas, una en cada brazo.

Como si fuese una cadena de montaje al finalizar te dan la ropa del ejército que consiste en un chándal y un uniforme militar, te indican que barracón te corresponde, que tomes una de las camas libres, la cena será a las 21:00 en el comedor, el toque de queda a las 23:00 y a las 07:00 diana, cuando llegará el instructor, hay que respetar escrupulosamente esos horarios.

Gracias a las indicaciones no tienes dificultad para encontrar el barracón que te corresponde, limpio pero sencillo sin decoración de ninguna clase, lo primero que hay a mano derecha en un aseo que dispone de un lavabo con espejo y un WC, no dispone de ducha, a continuación un almacén donde están las taquillas y un armario con munición, todo bajo llave, las taquillas tienen la llaves puestas, más adelante las literas de doble altura, los fusiles están colgados pero no se pueden sacar sin llave, al fondo dos habitaciones también cerradas, aunque en la puerta te puede leer “Oficina del oficial” y “Cuarto de emisora”

Después de un largo viaje en taxi desde Kansas hasta la base ( unas 18 horas de viaje ) parando cada 3 horas para estirar un poco las piernas y llenar o vaciar el estomago según procediera en esos momentos Frank hecho un ojo por la ventanilla de aquel taxi que en principio olía a ambientador de los baratos y en esos momentos esa fragancia había desaparecido y se había vuelto un hedor insoportable. Observo la base, la misma que le devolvería al mundo como un héroe o como un fiambre, eso lo decidiría el destino.

Pasaron un par de minutos y por fin decidió abrir la puerta, poner su pie derecho en el suelo y coger impulso para salir del vehículo. Echando de nuevo una ojeada a la base se dirigió hacia el maletero del taxi y recogió su Petate, en el que no llevaba mas que una foto de familia y utensilios para el aseo personal.

Bajó la puerta del maletero pegando fuerte golpe, se despidió del taxista y sin pensarlo dos veces avanzó hacia la oficina de recepción donde facilito todos los datos que le eran requeridos.

Paso todo el protocolo de bienvenida, o sea, vacunas, reconocimiento medico, etc etc etc, hasta que llega a su barracon y lo primero que hace es mirar a su alrededor, hecha una ojeada a los fusiles " Cual sera el suyo " y acto seguido se dirige a las camas eligiendo la 1-a. Hecha el petate encima de la cama junto con el uniforme y demás utensilios que le habían dado, se sienta sobre ella y acto seguido se queda con la mirada perdida en el horizonte de las paredes del barracon sin otra cosa que hacer mas que esperar, esperar la hora de la cena.

Quien sabe cuánto tiempo había pasado desde que salí de casa? Ni idea. La mayor parte del tiempo la había pasado durmiendo ya que sabía que de ahora en adelante cada hora de sueno sería bastante preciada, casi como un tesoro. Sentí como el vehículo se detenía poco a poco, señal para que empezara a abrir los ojos y me desperezara. Una vez completamente detenido me baje del carro, las piernas las tenía adormecidas y me tomo unos segundos conseguir equilibrio.

Ante mí se levantaba un cartel que ponía: Toccoa Base. Tras recoger mi bolso del maletero del taxi, este arranco bastante apresurado, como si lo fuesen a reclutar solo por estar parado en la puerta un par de minutos. Ya sin opción de arrepentirme, me adentre a la base a empezar con mi carrera militar, la cual esperaba, no fuese muy larga, y que pudiese regresar a casa sano al terminarla. 

Nada más terminar el papeleo comenzaba la fiesta, un reconocimiento médico y sus respectivas inyecciones representaron una cálida bienvenida a la base. Acto seguido me entregaron mis vestimentas y me indicaron a donde tenía que dirigirme. El sitio era uno de los tantos barracones que había en la base. Al entrar pude notar que estaba bastante vacío, además de la típica parafernalia militar que uno se esperaría encontrar en un sitio así, parecía haber solo una persona, un chico que estaba sentado en la primera cama mirando hacia la nada.

Elegí la litera frente a el, la parte de abajo, coloque mis pertenencias a un lado y me acosté en la cama. A ver si podía dormir otro poco antes de que nos pusieran a trabajar de verdad.

Mientras perdia el tiempo a la vez que la mirada en aquel barracon vi como entraba uno de los que supuse, seria uno de mis compañeros de "viaje". Me dio la sensacion de que era una persona algo estupida podriamos decir, donde se ha visto que entres en un sitio donde hay gente y ni saludes.

Bueno, el caso es que contemple como llegaba y se tumbaba en una de las literas. Y aun sabiendo por su cara que estaba cansado y necesitaba descansar hize gala de mi presencia y le salude con un simple.

Bienvenido a tu nuevo hogar.

Acto seguido esboce una leve sonrisa y seguí mirando el mas alla.

El chico de al lado había vuelto desde el mas allá para saludarme, la verdad no  hice lo mismo al principio ya que lo notaba ausente y no creí que me respondería.

-Pues gracias, aunque supongo que no seré el único con un nuevo hogar, eh?- me limite a responder sin levantarme de la cama, con los brazos cruzados por detrás de la cabeza. -Por cierto, a que miras? no es que haya mucho en este lugar.

Ya que al parecer no podría descansar un poco más, decidí darle rienda suelta a la lengua, ya que al estar en la misma barraca seguramente nos encontraríamos bastante.

El horizonte chaval, miro el horizonte de la pared. Dije en tono alegre. Mientras pienso en mis hermanos, a saber cuando los vuelvo a ver, si lo hago algun dia.Esto ultimo ya lo dije con nostalgia, estaba muy apegado a mis hermanos y ya los echaba en falta.
¡¡¡Bueno!!! creo que ya es hora de deshacer el petate y empezar a llenar mi taquilla.

Aun vestido de calle, baje de la litera, cogi mi petate y me dirigi hacia las taquilla, elegi una la abri y empeze a trasladar las cosas de mi petate a la taquilla, tampoco habia mucho que poner pero bueno. Una foto de mi familia, una maquinilla de afeitar por estrenar y un bote de espuma de afeitar. Luego cogi lo que me habian entregado en el cuartel, el chandal y el uniforme militar, no sabia que ponerme asi que me decidi por ponerme el uniforme y el chandal lo deje tambien en la taquilla. Cerre la taquilla, cogi la llave y me la guarde. Dando un par de palmaditas a la puerta dije arreglado, mudanza completada con exito. Sonrei, sali de la zona de las taquillas, lanze una mirada a mi nuevo compañero y le pregunte ¿Nos daran de comer bien en este antro?, ya tengo hambre.Esboze una leve sonrisa, volvi a mi litera y alli me quede, pero esta vez mirando mis botas nuevas, ¡¡¡joder!!! que limpias estan.

Se me olvidaba, mi nombre es Frank Silver, de Kansas.

El chico parecía afectado desde un principio por estar lejos de su familia. Sabía que era algo que tarde o temprano nos afectaría, pero por lo visto, al igual que yo, venia llegando a la base. En un momento se levantó de donde estaba sentado y se fue a acomodar sus pertenencias en  uno de los casilleros.

Desde la zona del almacén se pudo escuchar un "Mudanza completada con exito". Acto seguido el chico salió del almacén  vestido ya con los ropajes que nos dieron al llegar.

-Pues de que nos darán de comer nos darán, pero no creo que sea una maravilla, con suerte será comestible- Le respondí con tono alegre mientras me levantaba y caminaba hacia las taquillas con bolso en mano. Mientras entraba pude escuchar como el chico se presentaba.

-Marcus Wilson, de Chicago Illinois- Dije alzando la voz para que me escuchara desde el almacén. Abrí la taquilla siguiente a la que no tenía llave, y coloque el bolso, con algunas ropas deportivas, y una foto de mi familia. Asumiendo que sería necesario, hice lo mismo que Frank y me cambie al uniforme que nos dieron. Cerré la taquilla, tome la llave y regrese hacia las literas.

-Creo que me tomara un tiempo acostumbrarme a este uniforme-

asi que marcus ehh?, en Kansas he dejado un buen amigo que se llamaba igual. Espero que le vaya todo bien.

Mientras marcus volvia hacia las literas se preguntaba el tiempo que tardaria en acostumbrarse al uniforme.
Si tio, nos llevara un tiempo largo si es que nos acostumbramos a el algun puto dia.

Estaba sentado en la cama y ya notaba como mis botas nuevas se hacían dueñas de mis pies y empezaban no a estrangular pero si apretarme un poco.

Sin nada mas que decir, me quede mirando la puerta del barracon esperando a que entrara el siguiente compañero.

Hey Marcus,¿ como sera el proximo afortunado que entre por esa puerta?, seguro que es un pobre desgraciado.Me puse a sonreir mientras pensaba Un pobre desgraciado como nosotros.

Al fin, el vapor de la locomotora del tren empezó a disiparse, dejando ver una estación de trenes pulcra y sencilla. Tirando de mi equipaje, alcancé la salida y me subí a uno de los taxis de la puerta.

- A la Base Toccoa, por favor, dije mientras me acomodaba en el asiento.

Con un leve asentimiento, el taxista comenzó el viaje. Un viaje de ida, y quizás de vuelta, algún día...

Una vez terminados los trámites burocráticos y médicos, me indicaron mi siguiente destino. Portando todo mi equipaje y fumando mi tercer cigarrillo del día, entré, por fin, a la que iba a ser mi casa durante los próximos meses. Dos personas, ya uniformadas, estaban dentro, y parecía que estaban hablando. Aunque odiaba interrumpirles, sabía que debía presentarme, así que eso hice.

- Buenos días, dije con tono amable. Soy Buck McLennan, de New York.

Una vez dicho ésto, entré hasta las literas, deje parte de mi equipaje en una de las camas (3a), y me dispuse a empezar a cambiarme para ponerme el uniforme.

Mientras estaba sumergido en mis pensamientos, vi como entraba en el barracon un chico con cara de niño, este entro al barracon y acto seguido saludo y se presento como Buck Mclennan, Asi que alce la cabeza, le ofreci mi mejor sonrisa y le devolvi el saludo.

Buenas tardes dije con algo de rentintin, ya que era por la tarde y no por la mañana. A lo que le añadi soy Frank Silver, de Kansas. Ponte comodo y disfruta

Gire la cabeza hacia Marcus y esboce una gran sonrisa, haciendole un gesto con la cabeza señalando al nuevo.

Va llegando mas reclutas a vuestro barracón, nombres como James, John, Richard, Robert, Ron, Sam y Tim, las literas de arriba son la primeras en llenarse quedan 4 libres debajo, las del fondo (4b, 5b, 6b y 7b), el tiempo va pasando con las charlas típicas de presentación, hay gente de todos los puntos de Estados Unidos, cada uno con una vida distinta, pero en común todos querían arrimar el hombro por el país.

Algunos os vestís con el uniforme y otros no ya que no habían dado instrucciones al respecto, se hace la hora de la cena y lo que parece un teniente que no dice quien es se asoma al barracón – Es la hora de la cena – y desaparece tal y como ha llegado.

No hay más que salir para ver a donde se dirige todo el mundo, el comedor es un edificio bajo, pero enorme, la gente hace cola con sus bandejas para que le den el rancho, la comida no es mala del todo aunque no se puede elegir, hoy toca pollo con puré de patatas.

Poco a poco veo como el barracon se va llenando de nuevos compañeros. La verdad no les presto mucha atencion, si que tendremos tiempo de sobra para conocernos. Las tripas ya requerian de mi soliradidad con ellas pero aun nadie nos habia dicho donde estaba el comedor y mucho menos nos habia dado permiso para ir. Justo en el momento en el que intentaba hacer una tregua con mi estomago asomo un hombre por la puerta y como si me hubiera leido el pensamiento dijo que era la hora de la cena. ¡¡¡ perfecto !!! pense. No espere a nadie del barracon, fuy directamente hacia la puerta desde mi litera mientras les decia a Marcus y a Buck Hey Marcus, Buck, os espero en el comedor que tengo tanta hambre que me comeria yo solo el rancho de toda la compañia. Con una sonrisa en los labios sali del barracon y no me fue dificil encontrar el comedor, solo habia que seguir la marea humana que se dirigia hacia el.

Llegue al comedor y lo primero que me impresiono fue lo grande que era, ¡¡¡ Joder !!! aqui cabe Kansas de punta a punta. Me dirigi hacia la pila de bandejas para la comida, fuy a hacer cola y espere a que me tocase el turno, mientras tanto giraba la cabeza de vez en cuando por si veia aparecer a Buck o Marcus por la puerta.

Venga chicos, si os veo antes de que me toque el turno, os dejo pasar delante mia. Aunque eso seguramente me traeria problemas con mis compañeros de cola.

Despues de un duro y largo viaje llego a la base Toccota, me paso por recepcion y relleno los formularios necesarios. Despues de hacer todas esas cosas de papeleo, me vacunan sobre no-se-que y me dirijo rapidamente al barracon, pues parece que soy de los ultimos en llegar.

Nada mas entrar en el barracon, me dirijo a una cama (7b) y me dispongo a charlar con los compañeros, pero justo cuando me dirijia al grupo mas cercano entra un teniente y nos dice que es la hora de papear, asi que me dirijo al comedor junto a mis compañeros.

De un momento a otro el barracón se llenó. El primero en llegar tras nosotros fue un tal Buck, el chico tenia pinta de ser un poco antisocial, pero no podía asegurarme, ya que antes de poder hablar con él, un grupo de ente 6 a 8 personas llego al barracón, al parecer era el resto de nuestros compañeros y entre tanta gente recién llegada hablando a la vez, todo se volvió un poco caótico.

En el medio de toda esa cháchara se alzó una voz indicándonos que era hora de comer. Varios salieron con bastante rapidez, siendo Frank uno de los primero, y el resto los seguimos de cerca. Nada más de salir, se podía ver como miles y miles de soldados se dirigían hacia un edificio bastante grande. -Por ley, ese debería ser el comedor!.

Rápidamente me incorpore a la fila que se hacía cada vez más larga, Frank debería estar un poco más adelante ya que llego antes que el resto de nosotros. Tras echarle un ojo al plato de varios de los que ya estaban comiendo, me di cuenta que la comida seria pollo con puré de patatas.

-No solo se ve comestible! si hasta se ve buena!- Una sonrisa se sembró en mi cara ante la expectativa de aquella comida.

Ya estaba apunto de llegar al punto donde repartian la comida, un ultimo vistazo atras por si veia a alguno de mis nuevos compañeros y ahy estaba Marcus. ¡¡¡Hey Marcus!!!, grite mientras alzaba mi mano derecha he intentaba llamar su atencion.

Con la esperanza de que Marcus supiera leer los labios, o al menos entendiera lo que le queria decir, dije en voz baja Ven, ponte delante mia.

Ante la indicación del Teniente, terminé con rapidez mis quehaceres y me dispuse a salir hacia el comedor. No tuve excesivos problemas para reconocerlo, puesto que me dediqué a seguir al resto de mis compañeros.

Al llegar al comedor, y tras estudiar durante unos breves segundos al resto de soldados, me hice con una bandeja y me puse en la cola a esperar. Como no conocía a nadie cerca, me dediqué a observar más detalladamente el comedor, a mis compañeros, las conversaciones...

Aunque no fuera muy sociable, he de reconocer que me gustaba el ambiente.

Había que presentarse por la tarde en la base Toccoa, el viaje desde Ohio había sido largo y duro, lo que menos se pensaba Nathan que le iba a pasar durante el viaje es que al taxista se le pinchara una rueda de camino a la base justamente cuando tenía todo el tiempo en contra suya y ya comenzaba a llegar demasiado tarde para sus puntualidades.

Una vez dentro del recinto y el taxista pagado se dirigió a donde le habían indicado los soldados de la puerta para los nuevos reclutas.

- Señor, lo siento por el retraso, la rueda del taxi que me traía se pinchó.

Se sentó sobre la silla esperando el pinchazo, para luego recoger todo lo que el ejercito de daba y dirigirse a los barracones para soltar sus cosas y cambiarse de ropa.

Una vez dentro del barracón eligió una de las camas de abajo dado que las de arriba ya estaban todas ocupadas (4b). Se cambió de ropa allí en medio y se dirigió al comedor, había llegado demasiado tarde y se había comido parte de la hora de la cena. Una vez dentro del comedor se dirigió rápidamente hacia la cola a esperar su turno.

Después de obtener su comida se sentó en el primer sitio que vio y se presentó a los que estaban allí comiendo.

- Buenas noches mi nombre es Nathan.

Al final fue imposible, no pude llamar la atencion de Marcus y ya me tocaba el turno para darme la comida, asi que desisti de mi intento de llamar su atencion.

Recorri con la vandeja el mostrador donde alli me sirvieron un trozo de pollo vivo con pure, me quede mirando la bandeja, Vaya un manjar de mierda, ¿y alimentados con esto tenemos que salvarle el culo al pais?. Una vez sali de la barra me dirigi a la primera mesa que vi donde pudiera sentarme. Justo cuando me sente e iba a presentarme al resto de la mesa, se sento otro soldado presentandose a si mismo como Nathan.

Hola Nathan, soy Frank. Veo por el uniforme impoluto que tambien es hoy tu primer dia. Esboce una pequeña sonrisa.

Me acomode, cogí cuchillo y tenedor y sin dar tregua al plato lo engullí en un abrir y cerrar de ojos.