Hacia un par de noches que no dormias bien. Tenias sueños extraños, sombras que sentias como una amenaza te perseguian y tu tropezabas con un monton de cosas hasta que al final caias al agua. Tratabas de nadar, era como una gran piscina sin limites y cuando rozabas el borde de la misma algo te agarraba la pierna undiendote.
Despertabas sobresaltada sin comprender que estaba pasandote. Posiblemente fuera la presion por un importante concierto que debias dar a finales de semana.
Correr si ver, correr y no saber de que se huye debe ser una de las peores sensaciones posibles, ¿imagina si eso sucede en la vida real? Leonore siempre soñaba, podía hacerlo con colores, con formas, pero sólo las cosas que vio antes de perder la visión, cosas posteriores son sólo voces, sensaciones, pero estos sueños era distintos, en ellos si podía ver pero las imagénes eran borrosas y la luz de sus ojos se iba de tanto en tanto, mientras corría y chocaba con las cosas, hasta que cayó al agua... el mayor de los miedos de Leonore, intentaba gritar, pero el agua entraba en su boca y debía escupirla, mientras nadaba hacia la orilla, sin poder gritar, sin poder tocar el fondo donde una cosa escamosa tocaba sus piernas y la jalaba hacia las tinieblas...
- NO! - gritó al despertar angustiada, sentándose en la cama, estaba agitada, sudorosa, y pasó su mano por su frente, estaba temblando y helada. Cerró sus ojos, aunque la diferencia no era mucha, seguía en las sombras. así que a tientas alargo su mano hacia el velador y tomó su iphone, - hora - susurró, y Siri le respondió "3:33". Siempre despertaba a la mima hora, siempre. Dejó el celular a un lado y se tendió en la cama, intentando controlar su corazón desbocado... Malditas pesadillas, no la dejaban en paz desde que llegó a la ciudad, su abuelo le dijo que debía ser por el concierto que daría a las personas importantes de la ciudad, y a fines de mes iría a New York para otro concierto a beneficencia...
Se puso de pie, aún sentía el miedo y la angustia apoderándose de su cuerpo, y buscó a tientas su guía, una especie de indicador láser que emitía una luz infraroja y que vibraba cuando algo estaba cerca de ella, era muy conveniente, y más sutil que la varilla de aluminio que usaban muchos ciegos. Se encaminó al baño, y ahí se inclinó sobre el lavado, todo eso lo hacía sin chocar, sin tantear con sus dedos, esa habitación era suya desde niña, sus abuelos debían estar durmiendo aún. Bebió agua y se mojó la cara, era delicioso sentirla sobre la cara.
Mojada, y ya mas relajada se encaminó de nuevo a la cama, llegando hasta ella y gateando para meterse bajo las colchas, intentando conciliar el suelo, esperaba que esas pesadillas no la mortificaran más.
Como cada noche, despues de la pesadilla los sueños volvian a ser normales y le daban una cierta paz, aunque despertaba cansada por no dormir en condiciones.
El olor del desayuno fue un despertar mucho mas dulce. Podia identificar el cafe y las tortitas aunque la cocina quedaba algo alejada de su cuarto. Escucho los pasos de sus abuelos abajo, se habian levantado muy temprano. Queria aprovechar el dia para ir a escucharla tocar.
Su abuelo puso la radio, un poco mas alta de lo que a su abuela le gustaba.
- Me parece indignante.- dijo una voz gritona entre las ondas de la radio.- Es esa Chelista ciega, la muestran como un mono amestrado, solo para dar pena al publico y creo que...
Alguien apago la radio, posiblemente tu abuela, esperando que no lo hubieras escuchado.
Escuchó a sus abuelos, justo antes de que Pericles, el gato angora de su abuela saltara a la cama para despertarla, como lo hacia todas las mañanas cuando ella estaba en la ciudad. Sus patitas peludas presionaban la espalda de Leonore y ella abrió sus ojos, alargando sus manos para acariciar el suave pelaje de su mascota - buenos días... si, ya voy - le dice riendo y colocándose de pie, y yendo al armario, en donde en la puerta estaba la ropa colgada, su abuela aún se la preparaba para que se vistiera y no saliera con rayas y círculos, su abuela cuidaba mucho de eso... y de muchas otras cosas más...
Mientras se colocaba los jeans, escuchó lo de la radio, aquellos comentarios, y movió la cabeza de lado a lado, no importaba cuantos premios ganaras, cuantas ovaciones de pie recibiera, no importaba que en Paris, Londrés, Amsterdam, Dublin... la adoraran, siempre le iban a recordar que era ciega, siempre le iban a recordar que por más que se esforzara, era una "Limitada". Suspiró, el aire escapó de sus pulmones y se colocó la remera, y fue al pasillo para luego bajar corriendo las escaleras, nunca se había caído, nunca se había lastimado, bueno, quizás cuando no conocia la casa, pero ahora, cada cosa estaba en su sitio, sus abuelos y Luisa, la mucama que tenían, se encargaban de que fuese así.
- buenos días abues, doña Luisa - los saludó, no sabía donde estaban, pero imaginó que su abuelo estaba en sentado de espaldas a la ventana, su abuela debía estar al lado de Luisa que hacia tocino con huevos, el olor era inconfundible - ¿que onda? ¿que harán hoy? - hablaba jovial, no iba a hacerles ver que había escuchado aquel comentario. Se deslizó tocando con la punta de los dedos la muralla hasta la lacena en donde estaba la cesta llena de frutas, y sacó una naranja, o eso buscaba, la llevó su nariz y la olió, era naranja, y comenzó a pelarla, apoyada en la pared, esperando al reacción de sus abuelos.
El ambiente era tenso, casi podias notar como se miraban entre ellos sin decir nada. Finalmente tu abuela se acerco a ti.
- Cielo, ¿Estas segura que quieres ir al recital de esta noche?.- te pregunto con un tono dulce.- No tienes que hacerlo si no quieres, podemos llamar y decir que estas enfermas si no te sientes bien.
Su abuela le habla, Leo ladeo su rostro hacia ella, claro, sin mirarla, a pesar de que conservaba ese reflejo, sólo lo hacia con gente que podía sentirse incomodo en su presencia, y le sonrió, mientras pelaba su naranja - si lo hago, sobo, les daré la razón, que no soy lo suficientemente buena, además, me llamaron a mí para tocar, y es a mí a que tendrán, debo ser profesional, y si hablan... bueno... ay sobo cuando perros ladran es porqué estamos avanzando - le comenta liviana a su abuela,- no te preocupes - alarga su mano hacia ella para tocarla - he tocado en los mejores escenarios en Europa, es hora que en mi casa se me reconozca como una gran compositora e interprete, estoy echa para brillar sobo - sonaba convencida de sí misma, debía estarlo para convencer a sus abuelos.