Debieron huir apresuradamente. Stardust, si es que estaba viva, debía esperar. No la dejaría allí, no se dejan compañeros detrás. Pero si era precisa la retirada, volver con refuerzos.
KAREN había logrado reparar el temporizador de la puerta, bendita fuera. Y luego aquellas revelaciones, y su despedida. Mucha información, pero fragmentada. Muchos frentes, había un troyano del Partido ¿Anvil?, había alguna entidad que se movía entre los circuitos del Demeter ¿sería cierto lo que había dicho Armin? ¿Lo llevaría dentro todavía?, el doctor comosellame, los critters. Y algo más, seguro.
Otro dato, "el último superviviente". ¿No había más? ¿Habían llegado tarde? ¿Y Alicia?
- Adios mamá -se despidió por primera vez llamándola de esa forma. Y gracias. Por todo.
Probablemente no recibiría la transmisión, pero esperaba que si.
Miró a Engla.
- Vamos a la cubierta de carga. Ninguno de estos renegados va a ir al punto de reunión, querrán recuperar su equipo, y te digo la verdad, yo también. CATO nos servirá de apoyo para llegar a la antena, y pasar por el punto de reunión si es necesario. También para rescatar a Stardust. ¿Estás de acuerdo?
Al otro lado de la puerta de seguridad, Engla regresó a ser Engla. Había actuado como un autómata, su cuerpo tomó la iniciativa. Le dieron cuerda y escapó de las entrañas de las mentiras e ilusiones. Ronin estaba a su lado, tenía la vaga idea de que le había sacado del túnel del terror. Se fijó unos segundos en su jefe. Logró superar la explosión, la trampa.
Los mensajes de radio quedaban atrás. Él estaba muy ocupado salvando a su hijita. Pero era una falsa, una visión venenosa vertida en su mente. Otro gusano que hurgaba y cagaba en sus cerebros, infestándolos de una realidad que no era tal.
La realidad que él deseaba. Su familia de vuelta. ¿No valía la pena congelarse en el espacio por unos momentos con ellas tres?
Se tomó un tiempo para recuperar aliento. Comprobó la doble puerta de seguridad. Al otro lado…
-Los critters siguen ahí -murmuró.
La luz llegó de improviso, los cegó unos instantes. Después, la información de Karen. Su suicidio. Su sacrificio. Escuchó en silencio. Escuchó a Ronin. Engla no dijo nada.
Karen se fue. Una explosión y luego, la Nada.Y con ella el bastardo que pretendía destruir mundos y millones de vida. ¿Seguro?
Se sentó apoyando la espalda en la pared. Se quitó el casco.
-Dame un minuto -gruñó. Necesitaba recomponer su cabeza y su cuerpo. Encajar las piezas de su puzzle personal, ajustar los engranajes. Le gustó el país de Oz, solo un rato. La idea de ser el espantapájaros le desagradó. ¿Acaso era el hombre de hojalata?
Abrió el botiquín personal. Se inyectó un coctel de fármacos. Un antibiótico. De untó con una crema.
-¿Necesitas algo de esto? -le ofreció a su compañero.
En pie de nuevo, se ajustó el casco. ¿Dónde estaba Stardust? ¿Y Nom, cumpliendo órdenes del partido? ¿Amatista seguía viva?
Asintió con un cabeceo a la sugerencia de Ronin, a pesar de no estar muy seguro de esa posibilidad. Quizá tuviese razón, primero equipo, luego reunión.
Comprobó su fusil de asalto. En buen estado. Cargador. Ok.
Tenía la sensación de que la fiesta continuaba.
No fue la voz de sus compañeros la que le llegó a través del comunicador, sino la de Karen. Se estaba despidiendo de ellos; no como la inteligencia artificial que debería ser sino como siempre había sido… Como una madre.
Era una cabrona, una hija de puta que hacía lo que le salía de sus ciberovarios. Pero eso no impedía en que la considerara una del equipo. Tan rota como lo estaban todos ellos. Perderla de esa forma, y con ella la única forma que tenían de escapar de allí, le jodió.
Hammer se detuvo unos segundos mientras escuchaba la voz de Karen despidiéndose. No sabía qué coño le estaba pasando, pero desde la muerte de Sarge se sentía mucho más emocional. Para colmo el sueño, visión o lo que mierda fuese que Alicia le había provocado había empeorado esa sensación de vulnerabilidad, ese sentimentalismo que le invadía. Y sentirse vulnerable no le gustaba una mierda; sentirse tan débil emocionalmente solo servía para que cualquiera pudiera joderlo mucho más.
No. Sentirse así no le gustaba.
¡Qué te den! El pensamiento se instaló en su mente cuando ningún sonido volvió a salir del comunicador. Estaban jodidos. Separados, sin escapatoria, rodeados de enemigos y… Muy jodidos.
Pero de todas las palabras que les había dedicado Karen, el joven se quedó con unas grabadas a fuego en su cabeza: «Es un algoritmo del partido».
—Cuando pille a ese cabrón lo voy a reventar a ostias —masculló, con los dientes apretados de pura rabia.
Cogió a Alicia de la mano sin dirigirle ni una mirada. Estaba más que cabreado; estaba rabioso. Atrás quedaba el Hammer, o más bien Dalton, sentimental, con añoranza de un pasado que no conoció, con la lagrimilla fácil en los ojos. Apenas había durado unos minutos, pero habían sido los suficientes para darse cuenta que en ese puto mundo no había lugar para la fragilidad y mucho menos para la vulnerabilidad.
Sabía que todos tenían que reunirse. Karen había sido tan previsora como siempre y les había buscado un punto adecuado. Pero antes Hammer quería hacer otra cosa. Hammer necesitaba su juguete, y más ahora que había visto a las bolas peludas y hambrientas.
Hammer primero va a la baliza 1 a por su equipo.
Después ya se reuniría con el resto en la baliza 3, pero dudo que pueda conseguirlo
Guardé el terminal y eché un último vistazo al ordenador central. Ahora inservible. Todos sus secretos, todos los secretos del Démeter estaban en mi poder. Solo en mi poder. Dejaba solo vacío, silencio, ausencia de todo. Sonreí. Todo iba saliendo bien. Había salido airoso de cuanto se me había puesto delante. La primera parte de la misión había sido un éxito.
Ahora... ahora solo tenía que conseguir uno de esos putos huevos, uno que estuviera intacto... y salir perdiendo el culo de allí. Lamentaba no haber tenido oportunidad de intimar con la joven friki... Úsela, utilícela, y deséchela... las palabras del Gordo resonaron en mi cabeza. Si, una lástima no haber podido usarla, utilizarla y desecharla. Una sonrisa lasciva asomó a mi rostro. Oscura y sombría. Una de esas sonrisas, mitad mueca, capaces de helar la sangre de quien no siendo de Nom se ve frente a ellos.
Intenté usar el comunicador... nada. Apagado o fuera de cobertura, que venía a ser lo mismo. Probablemente se había visto afectado por el apagón. O era consecuencia de que Madre se desenganchara de la Démeter. En cualquier caso, daba igual.
Barajé las opciones, cubierta de carga, el gimnasio, cocinas, puente de mando... ¿cual elegir? La óptima sería el almacén, que me acercaba al objetivo. Pero, sin poder comunicar, había que optar por la "obvia". El gimnasio, el punto de reunión marcado por Karen. Solo había que ir pensando una historia plausible que hiciera que no pegasen un tiro nada más verme.
Cogí el critter, algo machacado, que no se había chamuscado y me encaminé hacia el gimnasio.
Como no puedo postear en la escena "comunicaciones" entiendo que la radio está off. Voy al gimnasio, a ver si hay suerte y nos juntamos allí.
Todo había transcurrido en cuestión de segundos, como si fuera una película de clase b reproduciéndose de forma constante. Era todo cíclico, kármico, pero a su vez, revelador. Sin más las luces indicaron un camino, existía múltiples variables y a su vez, no tantas, así que Amatista comenzó a recorrer aquel sendero sin detenerse en un punto específico, sino que seguiría avanzando hasta que la última luz esté encendida y sea el encuentro con los demás.
Podía haberse quedado en algún sitio de los sugeridos, pero no era conveniente estar sola. Ya no.
Sigo la hilera de luces hasta su punto final (gimnasio), imagino que es el punto de encuentro de todos.