Partida Rol por web

Se me escapó la lagrimita. La actuación de Kiki la Amorosa penetró en mi corazón, profundamente, una lanza envenenada por sensibles emociones. Que los tipos duros también lloran. Y yo no soy precisamente duro. Más bien blandiblú. Y aunque dudaba entre sí era verdad su historia y su corrido rímel o un espectacular nuevo troleo de la stripdamisela, eso no impidió que mi patata se ablandase, conmocionada.

La velada era una verdadera alocada montaña rusa. Después del sensual micrófono de Johnny, que si yo fuese tía o me sugestionase la carne, también me palpitaría la entrepierna, como sin duda vibraba en las féminas, o en algunas de ellas. Y tal vez ellos. Es que llegó esa maravillosa voz de la divina Stephie. Me asombró, fascinó y me entraron tremendas ganas de unirme a ella. En el escenario, quiero aclarar. 

Decidí que era mi momento de payasadas, después de lo visto y admirado, difícil sería que mi actuación causar alguna impresión. Lo importante es participar, Paul.

-Qué pasa, gente -saludé, con la sonrisa de los triunfadores-

 A ver. Recordé unas estrofas de una canción infantil que me cantaba mi mamá, y la he usado de base. Es una gilipollez, después de las extraordinarias actuaciones ofrecidas por nuestros amigos artistas. Me faltan algunas palabras, pero me sobra valor en este momento -aunque imaginaba que estaba más blanco que un papel de fumar, pálido sería arriesgar en exceso de color. 

-Un Globo, dos Globos, tres Globos, /

la Luna es un Globo que se me escapó./ 

Con la niebla del Cigarrillo /

Yo fabrico molones Anillos, 

Un Mono, dos Monos, tres Monos /

muy Monos, bailando Rockandroll /

En la Avioneta destino Pasión /

Un Anillo, dos Anillos, tres Anillos, /

Guardo en mi bolsillo, /

Que soy el Mono del Amor /

Aunque tengo más de Hobbit Simpletón/

Y ya.

-Ah, sí, aquí un dibujo lineal de nuestro grupo.

​​

Diana solo había intentado animar y darle algún motivo para seguir adelante pero la había mirado raro, y aunque no la había insultado ni nada por el estilo si que la había rechazado de alguna manera. No era una sensación extraña, salvo los chicos durante un tiempo era el tipo de reacciones que solía despertar. Suspiró al verla partir y se encogió de hombros, que una podía ser rara, pero ya cuando preguntas a alguien si le caes bien y no te responde y luego te aparta, bastaba con unir la línea de puntos y Diana de eso sabía mucho, que era una experta en constelaciones y cartas celestes.

Sonrió a Erick que parecía tener claro la cantidad de amigos que le saldrían por sus votos. Parecía buen chico y encima cocinaba, aunque no sabía si mentía y en realidad era un fregaplatos, porque cuando le había dicho que el pesto era ensalada, ay Dios, que le había dado un beso a un perolero, pero al menos uno guapo. Enarcó una ceja cuando dijo que iba a cocinar y se apuntó el estar pendiente de cuando lo hiciera, necesitaba saber si era un mentiroso o no.

Tara intentó ayudarle con su montaña particular, ofreciendo consejos útiles para ocultar el monte del destino de su frente, pero la número 1, la que se ganaba la vida bajando braguetas en las buenas y en las malas, en los granos y las resacas era Kiki, así que se lo agradeció para irse con las profesionales. Entonces Paul pidió una palabra y Diana dijo - Hobbit!, son tan monos con sus pies peluditos, un día creo que conocí uno, aunque igual solo era un tipo bajito y peludo.

Entonces Diana y Kiki tuvieron una conversación de mujer a narval, una profunda de las de verdad. - Si claro, confi y paz entre nosotras, girl-power y hakuna matata. A ver, no es mi tipo, y no es muy hablador, pero cuando estás en un cuarto aburrido y no hay nadie más pues supongo que te da más por blablabla, ya me entiendes. ¿Posibilidades William?, sí, de aburrir a las ostras, pero es que, me daba un poco de pena tan solito. Iba a intentar hacer un encuentro en la tercera fase con Donald, pero creo que Liza ya me mira demasiado raro como para hacer nada, además, lo de la forma astral es agotador. - Se quedó pensativa y luego sonrió y le dio un zarandeo cariñoso, dando una palmada y sonriendo de oreja a oreja - Creo que Tara quiere llamar tu atención, y por eso quiere comer los perritos, ¡cada perrito es como un corazoncito dedicado a ti y por eso quiere mandarte 70!. Tal vez debeías hablar con ella y decirle que tu eres de demostraciones más terrenales, un diamantis, un jaguarys, ese tipo de cosas, y no te preocupes por mi, si yo soy así, un poquito espíritu libre. Siempre he sido poliamorosa, pero tengo la esperanza de encontrar aquí alguien tan especial que quiera que esté con esa persona para siempre - sonrió y dijo - sé que es un poco ñoño, pero en algún lugar debe estar mi príncipe naranja, que es que el azul es taaaaaaaaaaaaan soso. - Se miró al espejo y le dijo - Una bruja, eres una bruja, nunca había estado más guapa. Gracias!, te debo una, muaaaa, muaaa

Empezó el concurso de talentos y Thomas lanzó cuchillos mientras Stephanie batía el record mundial de apnea, ni respiraba. Tuvo que aplaudir, pero porque se había acabado, que a ella las armas le daban miedo, pero había que reconocer que sabía que hacer con sus herramientas. Ulrich en cambio resultó que cantaba como Bruce Springsteen pero sin tener vaqueros que le apretaran el trasero como los tornillos de un submarino. Se quedó muy calladita esperando el final y aplaudió como una loca, y si hubiera estado en un lugar sin cámaras le hubiera tirado la ropa interior, pero es que allí le daba vergüencita.

Le tocaba el turno a su caballero andante y empezó a dar golpecitos con las espátulas, que más que cocinar parecía que estuviera tocando tubular bells, pero ey, molaba, molaba mucho, y era sexy, lástima que no hubiera cocinado desnudo, al menos de cintura para arriba. Aplaudió con su destreza y se abalanzó sobre una de las porciones antes de que Tara acabara con ellas para hacer el precalentamiento. No tenía mucha esperanza de que estuviera bueno pero, sorpreeeesa, sabía muy bien, su chico era cocinero de verdad. Levantó el pulgar y dijo - Esto está de muerte, ¡creo que ya he encontrado el socio para montar el restaurante!

Liza pareció recuperarse de su tristeza y se fue a por Paul. ¿Como era aquello del vivo al pollo y el muerto al repollo?, bueno, era algo así, pero estaba bien que se hubiera olvidado de Donald, que la chica no tenía culpa de haberse pillado de un tramposo, que las trampas no eran contagiosas. Entonces les pasó el cubo de Rubick para que se lo desordenaran y Diana tuvo la tentación de quitarle las pegatinas de un sitio y ponérselas en otro, que era la única manera que tenía ella de resolverlos. Desgraciadamente esos cubos eran de calidad y no iban con pegatinas, así que solo se lo pudo desordenar todo lo que pudo, un par de movimientos antes de tener un ataque epiléptico por los colorines moviéndose arriba y abajo, pero nada, Liza lo cogió y lo dejo del derecho como se da la vuelta a un calcetín. Impresionante. Aplaudió sin ser estruendosa por si se lo tomaba a mal y entonces Johnny empezó su recital. A ver, el tipo tenía su punto cuando bailaba, a ella le gustaba un 66% de la frase sexo, droga y rock and roll, pero lo de ir de stripper le dio un poco de repelús. Los strippers van llenos de aceite y cochinadas de esas, y van de sexys, pero a ella esas cosas no le iban, le parecía más sexy un hombre cocinando o una conversación interesante que algo tan explícito. Los hombres en eso de calentarse eran más tipo microondas, 1 minuto y plinck, pero Diana era más olla de cocción lenta, necesitaba sus cariñitos, sus mimos, pero luego llegado el momento era peor que unos altos hornos. Aplaudió con una sonrisa para que el chico no se sintiera mal, que quitarse la ropa delante de todo el país y que no te aplaudan es para deprimirse.

Stephanie hizo un amago de poema, con lo que le molaba, pero no, más rock, molaba. La tercera edad también tenía mucho rock en las venas. Saltó meneando la melena. Bien, muy bien, tenía mucho más flow y rollito que el macarroni. Pero faltaba el plato fuerte, Kiki iba a hacer que a todos les diera un subidón que acabaran montando una película X en vez de un reality show, pero no, se puso a cantar también, una canción tan bonita que se le saltó una lágrima. Resultaba que debajo de esa peluca rosa había un corazón, uno grande y que pedía amor. Era su turno, pero no podía irse sin irse hacia su salvadora, Kiki Loreal, porque ella lo vale, y plantarle un beso en la mejilla, enorme, directo de su esotérico corazón y decirle.

- Tía, ha sido precioso, me has descolocado los chakras, precioso, tú eres preciosa. Te he entendido, te lo juro.

Se subió al escenario, vestida tal y como iba y cogió una cortina de ducha circular mientras la iba subiendo poco a poco jugando con ella. Era un pequeño truco, mientras todos miraban la cortina por debajo del escenario, unos operarios le quitaban la falda y le ponían otra, y le cambiaban los zapatos. El truco estaba en no moverse, sonreír y saludar, posecita sexy, beso sin dejar que cayera la cortina y luego subirla toda de golpe. ZAS! sacar una mano para que vieran que estaba allí y dejarla caer para que vieran que se había cambiado de ropa en 5 segundos y que había sacado unos bastones de Majorette de la nada. Sonrió, llevó el puño al cielo y gritó

- ¡Vamos, equipo Paradise, somos los mejores!

Había sido majorette y animadora. Así que hacer malabarismos con los bastones era fácil, además, aquellos estaban trucados. Lanzó los bastones al aire, los atrapó dando una graciosa y sensual vuelta y golpeó los extremos en el suelo para que aparecieran llamás de los extremos. Luego era cuestión de hacer girar los bastones a toda velocidad, dejar que su danza y la del fuego se mezclara hipnotizando a la concurrencia. Dio unos cuantos saltitos acrobáticos mientras lanzaba los bastones y finalmente los lanzó con fuerza hacia el cielo. Dio una voltereta, dos, y los cogió con una sonrisa mientras los agitaba y gritaba

- ¡UUUUUUUUUUUHHH!, ¡Equipo Paradise!

Tara miró a Paul y le dijo su palabra -...Hotdog... - era muy evidente que la obesa mujer se deleitaba en la comida, y era tan sencilla de contentar que nadie se planteaba lo maravilloso que podría ser cebarla y pasar una maravillosa noche de pasión con ella, si sobrevivían al peso, por supuesto.

Thomas Burke hizo un número maravilloso con los cuchillos, cogiendo de Conejillos de Indias a Stephanie, la cual aguantó estoicamente el tipo mientras le tiraban aquellos objetos de filo demasiado cerca de su cuerpo. Tenía valor el hombre mostacho, si se le iba la mano podría crear record de audiencia. Acabando su número Tara aplaudió reconociendo el mérito que no era poco.

Seguidamente le tocaba el turno a Ulrich y a Tara le sorprendió que optara por cantar, demostrando delante de aquel recogido público lo bien que lo hacía. De hecho, le transmitía tranquilidad con su voz, hasta el punto que quizás no necesitara comer tanto... ¿Acaso eso era una señal del cielo?... De repente pasó una bandejita con canapés salados y olvidó aquella paz que solo la música transmitía, cogiendo dos piezas y degustándolas, casi no llega a aplaudirle debido a eso.

Sin dudas Erick le tenía loca, a pesar de que el muchacho apenas se interesaba por ella. Cocinaba como un verdadero chef, haciendo cabriolas con el material de cocina. Tara quería probarlo absolutamente TODO de aquel hombre, ¿y si intentaba conquistarle? Se planteaba muy firmemente aquella idea.

- ¡¡¡¡¡Biiieeeennnnnn!!!!!.....¡¡¡¡Qué pintaza tiene la salsa!!!!!.... - aplaudió la modelo XXL, vitoreando a Erick sin cesar, observando la cremosidad de sus composiciones, estaba claro que aquel show le fascinaba -...¡Erick! ¡Erick! ¡Erick!.... - era su animadora particular -... ¡¡¡Ohhhhhh está delicioso!!!!.... - dijo la mujer saboreando su platillo, realmente aquello le encantaba. Tara se arrodilló delante de Erick y le dijo -... Por favor, quiero que cocines más veces para mi... - ¿no le parecía romántico que la dama tornase el rol de conquistadora?... Las cámaras les enfocaron de primer plano.

Liza se acercó a Paul, estaba claro que después de ser Donald expulsado, la damisela quería retomar contacto con el muchacho de la primera noche. Tras eso la mujer les entregó cubos de Rubick, Harpers giraba las filas para un lado, luego para otro, y otro, y otro, y nada... Tenía ganas de lanzar el dichoso cubito a la cabeza de alguien, pero seguramente la descalificarían por ello, así que ante aquella ansiedad llamó a una de las camareras de servicio para pedirle más canapés, y todo eso antes de su prueba.

Paul por su parte se notaba que estaba completamente enamorado de Liza, había atracción mutua entre ellos, ¿o acaso Tara se lo estaba imaginando? En cualquier caso se centró en esos instantes en Johny que bailó con un estilazo muy Elvis, moviendo las caderas y disparándoles a todos tras quedarse en tanga, de verdad aquello era todo un espectáculo, entraban ganas de darle un mordisco... a otro canapé....

Era un día ideal para el canto, Stephanie se sumaba a coger el micrófono, mostrando una bonita voz, pero realmente le cautivó Kiki, contando una trágica historia que si Tara extrapolaba bien era la de su vida, lo cual le chirriaba pues a la par comenzó a tirarle el tejado completo a Ulrich, una pareja poco convencional... Tara suspiro y miró al suelo, pensativa, dejando que unas lágrimas cayeran por su rostro... Quizás por la historia de Kiki, o puede que por verla así, tan centrada en los demás y alejándose de ella.... Sentía tanta inseguridad la enorme mujer...

Para animar la fiesta estaba Paul, que con las palabras dichas recitó una canción infantil e hizo un dibujo de grupo, al menos él había conseguido sacarle una sonrisa, lástima que la obesa mujer pensara que él era del todo inaccesible para ella, le gustaba Liza y estaba claro de la conexión entre ambos.

Finalmente observó a Diana vestida de majorette, animando la fiesta, la rubia tenía una flexibilidad increíble, de hecho hubo un par de ocasiones que Tara creyó que iba a romperse la crisma, y es que esa flexibilidad no podía conllevar nada bueno -...Uys acaba de tirar los bastones al cielo.... - una suerte que los recogiera a tiempo, fuera a descalabrarles.

Le tocaba a Tara realizar su reto, para ello pusieron delante 75 perritos calientes, y su misión era comerlos en 20 minutos, así que con un temporalizador de fondo comenzó la prueba, no sin antes mirar a los presentes y decir unas palabras -... Dedico esto al amor de mi vida, que estoy segura de que está entre los presentes, solo que aún no se ha dado cuenta realmente de que mi finalidad en esta vida, será hacerle feliz... Ojalá alguien valore que mi cuerpo es proporcional a mi capacidad de amar.... - y con esto demostraba algo, no siempre todo era comer.

A continuación comenzó el cronómetro hacia atrás y Tara engulló un perrito detrás de otro, parecía hacer cierta estrategia en el reto, pues consumía la salchicha antes que el pan, sin prisa pero sin pausa, con una concentración que podía competir con los mejores atletas de élite, al fin y al cabo trabajaba su cuerpo. A los dos minutos la dama paró de comer, le quedaban aún  hotdogs y se permitió el lujo de beber agua, mirar al público y decir -... En la cama soy mejor que comiendo... - y con esa aseveración terminó la prueba, seguramente la llamasen desde el libro guinness de los records.

Después de su actuación Kiki se quedó muy pensativa, muy hacia adentro. Se sentó en su silla sin mirar a nadie y subió los pies al asiento haciéndose un ovillito. El siguiente en participar fue Paul que parecía que iba a contar un monólogo. Un poco de humor me vendrá bien. Pero él no tuvo otra cosa que sacarse de la manga una canción infantil. Cosa que a Kiki la hizo llorar aún más hasta el punto de meter la cabecita entre las rodillas, para que los demás o le vieran caer las lágrimas. No aplaudió no pudo.

Pero llegó Diana y le agradeció la actuación y Kiki levantó levemente la cabeza para dedicarla una tímida sonrisilla y volver a bajar la mirada. Luego la chica, que tenía más recursos que un robot de cocina de los buenos, se subió a la pista y montó un número entre circense y show business, que culminó con los palos de fuego que hicieron echar la cabeza atrás a Kiki de la impresión. Joder con la dama de dragones. Al término del espectáculo aplaudió, a pesar del bajón y de que no estuviera para fiestas le agradecía las palabras de ánimo y el espectáculo.

Y solo quedaba... Tara. En cuanto trajeron la enorme bandeja de perritos ya Kiki tuvo que ponerse la mano en la boca mientras escuchaba rugir furioso su estómago. Tara empezó a tragar salvajamente y Kiki a ponerse cada vez más verde. Quería aguantar todo el espectáculo pero cuando frenó para beber agua Kiki sintió oleadas que viajaban de su estómago a la boca y tuvo que levantarse deprisa y correr hacia el baño sintiendo arcadas por el camino.

Después de salir de allí, con la cara como un mimo vagabundo y ver que Producción había empezado a desmontar el escenario. Se fue andando apesadumbrada hasta la caseta de votaciones...

La actuación de Paul me deja impresionada, sabía que tenía talento, pero lo que ha hecho es más difícil de lo que parece. Sólo unos pocos elegidos pueden hacer trabajar a la inspiración o al ingenio cuando así lo desean.  

La de KiKi, me desarma por completo. La jovencita desestima el baile, cambiándolo por una sentida narración, una que consigue permear mis sólidas defensas. Le doy un beso en la frente y la abrazo con fuerza. Si tan solo un poco de ella estuviese realmente en sus palabras o en su historia, merecería ese afecto y mucho más.

Diana me sorprende. Otra que ha vivido tanto y aprendido tantas habilidades que cuesta creer que tenga sólo veinticinco años. Divertida y grácil a la vez, una combinación reservada a las verdaderas estrellas.

—Voy a dejar mi voto, disculpen — Me levanto de mi asiento y camino despacio, sumida en un mar de dudas, hacia la caseta de votación. En apenas unos segundos estoy fuera. —Cuanto lo siento.— ​​​​​​murmuro en dirección a la cámara.

Las maniobras de Erick con el cuchillo lo sorprendieron. Agradeció al muchachito su cuenco y lo probó: -¡Pero qué habilidad! Está fantástico, gracias. -musitó pero lo dejó sobre la barra para continuarlo después, no tenía muchas ganas de comerlo de momento.

Se acercó a Paul y le puso una mano en el hombro -Muchas gracias, oye no tuve oportunidad de decirlo pero me flipa tu arte, no es un talento que me gustaría tener para mí, pero sí es uno que me gusta admirar y contemplar en otros que plasman una parte de su alma en ello -manifestó con una semisonrisa.

Se acercó Liza a hablar con ellos y sus palabras lo dejaron medio descolocado -¿A qué te refieres con que es simbólico dependiendo para qué participantes? -preguntó curioso y bebió un poco de su trago -Es simbólico sí, es imposible que David Bowie no sea simbólico -aclaró con una sonrisa -Me alegra que pienses así, me encanta clavarlo -le guiñó un ojo.

Observó el intercambio entre la muchacha y Paul en silencio, pero pensó para adentro que Liza se había equivocado claramente… Paul era mucho más interesante que Donald y esperaba de corazón que Paul supiera perdonar, un hombre con el ego dolido es una cosa seria. Por suerte parecía que el dibujante estaba dispuesto a hacer página en blanco... Lástima, había pensado robárselo él.

El chiste se le quedó a medio camino porque Liza hizo su acto a continuación, lo cual arrancó una sonrisa de él -¡Vaya! Esto nunca me ha salido -se sinceró -Me ha encantado… -parecía un niño al que le regalaban un dulce.

Todas las actuaciones que siguieron le impresionaron, realmente todos tenían un talento escondido y votar se le iba a hacer muy problemático: el show de Macarroni le dejó patidifuso y ligeramente turbado, las actuaciones de Stephanie y Kiki le dejaron una excitado, la otra conmovido.

La canción de Paul se le hizo encantadora y dejó demostrado que el chico tenía más de un talento, o mejor dicho, que el talento artístico se filtraba a otros aspectos de la vida cuando se estaba en contacto con él. El espectáculo de Diana le arrancó una sonrisa y un estruendoso aplauso y hasta chifló, ¡Qué manejo del fuego! Ya se estaba planteando contratar a la vidente para que hiciera alguna de esas maniobras en los funerales maoríes o hawaiianos que ofrecía su empresa.

Luego vino Tara. Es verdad que la chica no tenía sutileza pero le caía mal cómo todos los hombres parecían ignorarla activamente, al final, salvo algunos, tan profundos que querían fingir ser y todos se fijaban en el físico pero de qué te sirve tener una sílfide si no puedes cruzar ni media palabra, ¿no? Tampoco quería ponerse a juzgar a la ligera, también era cierto que cada uno tenía sus preferencias y era difícil cambiarlas. Se acercó a la chica -Uff, qué manejo del timing y de la voluntad... ¡Yo no podría tragar todo eso de una sentada ni aunque quisiera! ¿Concursaste alguna vez?

Iba a sacar a bailar a Kiki para agradecerle sus palabras, pero aquella se había ido y también Stephanie con la que Ulrich apenas habia cruzado palabra. Entonces se le ocurrió: -¡Oigan! ¿Y si hacemos un karaoke?

Tara se sorprendió porque Ulrich le hablase, mirándole fijamente aún con restos de grasa del perrito en la mejilla. Era una suerte que no supiera la reacción que había provocado en Kiki, de lo contrario se habría sentido muy decepcionada con ella pues la modelo solo quería mostrar algo muy natural de ella misma, le gustaba comer mucho, y cuando lo hacía con ese tipo de alimentos la grasa caía por la cara, era algo normal, como que de noche todo el mundo se tira pedos y que los excrementos de uno no huelen tan mal como el de los otros, pero vivían en una sociedad superficial y lo sabía, no por nada las féminas que gustaban precisamente no eran las más feas y que muchos hablaban del romanticismo cuando en realidad lo que deseaban era follar... Tara estaba por encima de eso, se mostraba como era y por ello, no gustaba.

- Ulrich... Muchas gracias... - se le iluminó la mirada, al menos alguien valoraba su arte -...He competido en mi ciudad y gané el primer premio una vez, quizás algún día me presente al nivel internacional... Dicen que los de Alemania son duros competidores... - explicó sacando el tema de conversación que más le fascinaba, la comida -...Si quieres podemos quedar más tarde y... comer algo juntos... - siempre demostrando que tenía capacidad de sacrificio y ganas de conocer gente

- Oh ¡karaoke!... me encanta la idea..., y cantas tan bien..., pero antes, debo ir a votar... - dijo ella con una sonrisa, retirándose a la casucha donde elegir a uno de sus compañeros como el segundo nominado de la isla.

Acabada su actuación Liza regresó junto al bar, y allí estaba Paul, quien le preguntó si había truco en el Rubik.

-Sí, es una fórmula matemática, con ella puedes resolverlo siempre. Yo la tengo muy asimilada, y ya no he de recordarla, me sale solo, pero es algo que se puede aprender. Puedo enseñártela si quieres, en otro momento.- Le dijo él entonces algo acerca de que le firmara el cubo, y ella se rió, enrojeciendo. -Bueno, claro, no hay problema. Pero luego tú debes hacerme un dibujo, para mí, sola. ¿vale? 

Calló, porque Johnny estaba en el escenario, empezando su número. ¡Vaya! En la vida se habría esperado aquello... Se ajustó las gafas, ¡no era posible!

-Había oído algo de los strip boys, pero nunca... no... bueno. ¿Se lo va a quitar... todo?

Parecía que, a pesar de su pasmo, en realidad no le habría disgustado. Pero no, no se lo quitó "todo", aunque cuando Maccaronni "disparó" hacia ella, se tapó la cara con las manos partiéndose de risa. 

Cuando subió Stephany, la verdad es que aunque le prestó atención, Liza estaba demasiado "conmocionada" como para estar pendiente al cien por cien. Aplaudió al final, para ser una mujer de su edad se las arreglaba bien. Pero estaba más pendiente de Kiki, que estaba a punto de hacer su número con la barra. Pero... no. 

Kiki se arrancó por un relato de una tristeza infinita, inesperado, profundo. Y le arrancó a la chica unas lágrimas, ella que en realidad esperaba algo superficial y desmelenado de la gata pelirosa. Para nada. No supo si era real, o no, pero desde luego era sentido. Y también a ella le llegó al corazón.

Fue el turno de Paul, quien se las arregló perfectamente para hilar una canción en base a las palabras que le habían ido dando, y que hizo un bosquejo del grupo. Luego Diana, que dominaba el arte de manejar los bastones, ya estuvieran en llamas ya apagados, y luego Tara y su maratón de perritos. 

Liza estaba un poco aturdida entre tanta habilidad distinta, así que se fue hacia la zona de votaciones para acabar con la obligación de votar. 

Cuando regresó Ulrich estaba proponiendo un Karaoke. Se acercó a él, aún le debía una respuesta que había quedado colgada. Tara estaba también allí, pero se marchó, y Liza pudo abordar al empresario .

-¡Ey, Ulrich! -Empezaba a estar más suelta, se le notaba que empezaba a tener confianza con las personas con las que estaba conviviendo, ya no eran unas perfectas desconocidas. Algunas evidentemente le caían mejor que otras, pero ya no estaba tan tensa. Y Ulrich le caía bien.- Antes me has preguntado que a qué me refería con que la letra de tu canción es simbólica dependiendo para qué participante, recuerdas? Pues era una tontería, me refería a que en la canción se habla de alguien que podría haber sido Donald, repasa la letra, y dime si no podría haberla escrito él... bueno, algo agarrado por los pelos, lo reconozco. Pero aún así. 

Quizá lo de Donald la había trastornado más de lo que creía. Molestado, esa era la palabra. Pero estaba fuera. Y el guapo chico con el que hablaba, o su dibujante preferido, la loca Kiki, el atrevido stripper, Tara y su hambre... todos estaban allí, con ella. Sonrió.

Le asombró que Liza se le acercara, se quedó pensando en lo que la muchacha le había dicho; podía ser, sí. -Tienes razón -musitó luego de un rato, no había reparado en el detalle y al hacerlo se sorprendió, el subconsciente podía ser algo maravilloso.

-Aunque todos tenemos algo de drama en nuestras vidas que no puede robarse y cicatrices que no pueden verse, ¿verdad? -afirmó alzando una ceja, mirándola a los ojos. -Al fin y al cabo somos todos una composición de hermosos colores invisibles que solo pueden captarse con el prisma indicado -sonrió con los labios cerrados y la miró de lado pensativo, y apostilló riéndose un poco -Como la tapa del disco de Pink Floyd.

Hizo un breve silencio y notó que le entraban unas ganas de bailar tremendas -¿Irás con Paul a ver la puesta del sol o te animas a bailar una canción conmigo? Es que me han entrado unas ganas tremendas de moverme- quiso saber -Si quieres, claro.

Le miró un punto sorprendida por lo que le estaba diciendo. Bueno, ya imaginaba que era un hombre culto, lo había entrevisto hablando con él en otras ocasiones, pero que además fuera de pensamientos profundos la pilló desprevenida. 

-¡Vaya! ¿Te gusta Pink Floyd? También a mi, y no es usual entre gente joven. Dark Side of the Moon, y su prisma. Sí.

Ladeó la cabeza como había hecho él, mirándole de lado. 

-¿Bailar? Claro. Desde luego.

Podría parecer raro, siendo tímida y poca cosa. Pero a Liza le encantaba bailar.

El rubio quedó sorprendido cuando Tara le pidió que cocinar más para ella, el chico sonrió y dijo Si hay oportunidad más adelante será un placer, el talento de varios de sus compañeros dejaron impresionado al chino de ojos azules, las grandes voces, el talento para resolver el cubo Rubik, cuando el apenas y puede poner un lado del mismo color, la facilidad de dibujo de Paul, las acrobacia de Diana, incluso la técnica de comer de Tara, pero el espectáculo de Johnny lo dejo frío, en definitiva los hombres no eran lo suyo.

Al ver que varios de sus compañeros regresaban de votar suspiro era el momento de dar su voto, Erick camino al centro del grupo y dijo Su atención por favor, para poder hacer válido el premio tengo que dar mi voto públicamente, así que Tomas lo lamento pero voto por ti

Ulrich fue hacia el tipo de la cabina de sonido y le pidió una canción. Apenas los primeros acordes de esta empezaron a sonar volvió a donde estaba Liza y le dio una, dos vueltas sobre su eje antes de tomarle las manos y guiarla a donde había espacio libre para bailar.

La sostuvo cerca de él pero no invasivo, lo suficiente como para poder hablarle con comodidad y para que sintiera el calor de su cuerpo y su perfume, y él el de ella, claro. En la química el olfato no mentía. -¿Cómo crees que el amor debería ser Liza? ¿Alguna vez te has enamorado de alguien por completo, tanto que pensaras que ibas a enloquecer?

Al caer la tarde, los ahora diez participantes son llamados a acercarse al centro de la pista. Al igual que el día anterior, Laura los espera mirando con seriedad a cada uno de los que va llegando. El aire se llena de tensión, mientra las miradas pasan de unos a otros.

-Una vez más, el día está por terminar, lo que significa que ha llegado el momento de que uno de ustedes abandone la isla. En el transcurso del día cada uno dejó su voto sobre aquella persona a quien consideran que no debe continuar aquí.-

A través de altavoces escondidos alrededor, comienza a escucharse una amalgama de voces, familiares entre todos.

Liza... Ayer estaba muy enamorada de Donald y hoy ya iba detrás de Paul...

..Diana Woodberry...

...es una serpiente que se te enrosca con mirada zalamera...

Paul... Me repelen los tíos que vienen a mí porque tienen un calentón...

Johnny Macarroni...

...todos tenemos algo qué ocultar...

...su estilo es un poco demasiado forzado e innecesariamente sexual...

...creo que eres un rival potente...

...este concurso es para encontrar el amor, así que prefiero que se queden otras personas a las que conocer...

Johnny

Johnny

Johnny

Las voces en los altavoces se apagan. Laura se dirige hacia Johnny. -La isla ha hablado.- Le dio dos besos en las mejillas y un fuerte abrazo. Luego con un gesto, le indicó el camino hacia las cabañas, donde lo esperaban algunos miembros del equipo de producción. Laura se dirige al resto de los participantes. -Se ha ido el sol, pero el día no acaba. Para los que siguen participando, se ha preparado una parrilla playera y tendremos una Banda Show para animar la fiesta. ¡A disfrutar!-

En ese momento uno de los chicos del equipo de producción se acerca a Laura y le susurra algo al oído mientras le entrega un sobre. La mujer abre los ojos sorprendida y revisa dentro del sobre, su expresión cada vez más escandalizada. Carraspea, y vuelve a dirigirse a los presentes. -Acaban de llegar pruebas de manos de Johnny Macarroni, mostrando fotos explícitas de Paul Singleton teniendo... relaciones con una de las integrantes del equipo de producción. Paul, me temo que quedas descalificado de la competencia. Por favor, dirígete a tu cabaña y empaca tus cosas.- Esta vez no hay beso ni sonrisa, simplemente extiende la mano en dirección a las cabañas, donde esperan al joven.

Luego de un incómodo silencio, Laura fuerza una sonrisa. -Bueno, ¿alguien quiere algo de beber?- Dice, mientras ella misma se dirige a la barra del Tiki-Bar