Partida Rol por web

Ahí es donde quería llegar yo, querido Asclepio, a solucionar algunas de vuestras dudas...

Digo con una sonrisa amable al dios de la medicina. Miro mi copa que lentamente parece comenzar a llenarse del dorado líquido.

Comenzaré por aclarar algunos errores en las palabras de quien me ha devuelto a la vida. Mi don de tener presencia en el inframundo no era si no de mi querida Cail*, un don que ella nunca recuperó, aunque ahora me queda claro por qué: la maldad se apoderó de ella, la cegó. Estoy convencido de que fué ella quien interceptó el poder del dios chacal para volver a la vida. Mi querido Hypnos tenía el deber y obligación de salvar a mi querido Ares, así como mi querida Artemisa tenía el deber de salvar a mi querida Eris en caso de ser ajusticiada por el Demiurgo, por ello sacrificó su vida. Creo que fueron los traidores quienes atacaron a nuestra exótica Kali, y de este modo, ella terminó con la querida y traidora Eris, aunque el dios de la guerra fué arrastrado por la pena, pues se amaban, y se siguen amando allí en el inframundo. La muerte de mi querido Chronos fué completamente cruel, pues también fué atacado por los asesinos al usar un don que no le pertenecía, el mismo don que condenaría más adelante a mi querida y felina Bastet.

Me dirijo hacia las uvas que ofrece la vid de Yahweh y la dejo caer en el interior de la copa mientras continúo haciendo suaves círculos con mi muñeca, mientras el líquido dorado comienza a rodear y bañar por completo la uva.

Son muchos los dones que ahora están entre los caídos: de la vida, de derrotar a alguien, de enemistar a la gente, de aprender los dones de otros dioses... Y así en una larga sucesión. Sé a quienes pertenecen la mayoría de ellos. Sé que puedo confiar en varios de los caídos. En cuanto a mi don... Será mejor ir poco a poco. ¿Alguna duda en esta primera parte?

Sonrío divertido a todos los presentes mientras me siento en el suelo con las piernas cruzadas. Observo a todos los presentes, quizá había sido demasiada información, o quizá no.

Asclepio, no creo que Atenea fuera una asesina. Yo sólo planteo una hipótesis, y es que cuando empezaron a morir los primeros asesinos, el resto usaron las energías restantes de sus muertos para infectar a alguien que era inicialmente de los buenos. O incluso que usando su poder, los asesinos lo descubrieran y le volvieran su poder contra si mismo. - aclaró Quetzalcoatl - Por eso, aunque tengo plena confianza en Atenea, dado que su rol podía observar el alma de los dioses existía la posibilidad que hubiera sido reconvertida. ¿Y quien mejor que alguien como Atenea o alguien que ella ya había confirmado como inocente? Aunque repito, es sólo una hipótesis... pero ya quedamos pocos y hay pocas opciones donde pensar.

La serpiente emplumada luego se giró hacia Dioniso.

No por mi parte, aunque mejor esperar un poco por si alguien si la tiene.

Sonrío y asiento ante la explicación de Quetzatcoal y luego miro a Dioniso. Por favor Dioniso, continua, no nos tengas en ascuas.

Anubis, completamente destrozado por los hechos acontecidos y al darse cuenta de que era el único de su panteón, se arrancó los restos de su yelmo del rostro, mostrando una cara disgustada y apenada por los eventos de los últimos días. Atenea venía todos los días a pedirme protección, estaba asustada... o era una asesina con una interpretación excelente, o era realmente inocente. Tras las primeras palabras, Anubis se coló entre los dioses presentes, mirándolos uno a uno. No deben quedar muchos asesinos, pues muchos dioses han caído ya. Quedamos ocho. A no se, que alguien vuelva otra vez de entre los muertos... Se detuvo y miró a uno de ellos, de los presentes en la sala. Tenemos al pequeño Inari... el cual ya no dice nada. ¿Puede ser un asesino silencioso? es una posibilidad... pero también lo es que las palabras de Dionisio sean una falsa. Que todo forme parte de un plan bien elaborado, o y Dionisio, no te lo tomes como algo personal, solo es una teoría. Contestó agitando su mano una y otra vez. Pero nuestra querida serpiente emplumada habla sobre una "infección", un virus... Puede ser una teoría divertida y curiosa. Alguien con el don de convertir a corderos en lobos... imaginaos como debe ser eso. Pero volvió la mirada a Dionisio. Tú don, en vez de decir todo lo que piensas, ¿no crees que deberías empezar por decir tú don? de lo contrario parecerás bastante sospechoso, sobretodo cuando todos ya hemos dicho que podemos y que no podemos hacer, que poderes hemos perdido y que acciones hemos ejecutado a lo largo de estos fatídicos días.

Posteriormente Anubis se detuvo y analizó lo que debía decir a continuación: Mi padre... mi padre creía fervientemente que Atenea era una asesina, una brutal y despiadada asesina y que... por ello lanzó su rayo ocular calcinándola por completo. Confiar es una palabra que en estos días pierde sentido, sobretodo si hablamos de virus que convierten en lobos a los más inocentes, de poderes que te traen del mismísimo mundo de los muertos, de rayos que salen de los ojos o de la nada, torturando y destrozando LITERALMENTE a cualquier dios... La pregunta es... ¿sirve de algo lo que hacemos? ¿todas esas conjeturas? ¿para que vamos tratar de hacer un plan si en cuestión de segundos puede darse la vuelta por completo? No hay que fiarse ni de los peores ni de los mejores, simplemente no hay que fiarse de nadie...

No, no no no...

Digo, negando con un dedo. Mis ojos miran al iracundo Anubis.

No me has respondido a mi pregunta. Eso no está nada bien, ¿renunciarías a tu vida para recuperar a tu hermana o a tu padre? Las cosas comienzan por el principio, y este es aclarar vuestros conocimientos antes de daros siquiera alguno más.

Le sonrío divertido e inclino mi cabeza con el mayor de los respetos, para luego volver a escuchar a todos los dioses. Un olor dulzón proviniente de la copa comienza a invadir el lugar.

¿Un virus? ¿Infectar a otros dioses? Contamos con dos muertes a nuestro favor por una a favor de ellos. Los números nos favorecen, si los usamos con cabeza, claro está... Si no, evidentemente no. En cuanto a mi don...

Es ahí cuando mi sonrisa se convierte en la de alguien que está completamente seguro de su victoria. Alzo la mano mientras vierto el contenido en mi boca mientras estiro la lengua para recoger con la lengua la uva de su interior, prácticamente en ese instante la sangre comienza a manar de mi lengua mientras continúo bebiendo, mi sangre entremezclada con el Néctar dorado obteniendo por la comisura de mis labios un tono opaco y vivo, realmente poderoso y antiguo. Tras que la última gota entre en mis labios dejo caer la copa de madera la cual desaparece e hinco mis rodillas, mientras toso algo de sangre y el sabor continúa hiriendome por dentro.

Mi más añejo Néctar... Este... Es mi don... El último de mis dones para la cosecha del principio....

Vuelvo a toser sangre y mis ojos se tornan vidriosos. El conocimiento de algo anterior incluso a mí, su sabor, puedo sentirlo, es tan fuerte, su cuerpo es tan impresionante, sencillamente indescriptible.

Pronto mis propias heridas comienzan a sanar a una velocidad sencillamente escabrosa. Me relamo y mi mirada busca a mi alrededor, fijándose en los restos de los caídos, todas las uvas desaparecen aunque ahora las vides, secas, recubren los cuerpos de todos los dioses. Mis ojos se clavan en primer lugar en Odín mientras mis músculos se ponen en tensión, pero rápidamente gateo algunos metros y entonces observo a Yahweh, mi cuerpo parece relajarse, pero nervioso mis ojos se fijan en Thor, por unos segundos mi rostro cambia, se vuelve más severo, más siniestro, pero finalmente comienzo a toser, y mis latidos se calman, me siento.

Y he aquí... Mi última copa de mi cosecha privada. Se terminó mi don. Y con él, pagaré mi deuda con mi feina y querida Bastet. Espero que esto sea suficiente para tí, dios Chacal.

Dicho esto rápidamente camino, casi sin fuerzas, hasta la vid que cubre el cuerpo inerte de la gata, la vid se retira. Mis labios se posan sobre los suyos mientras restos de mi sangre se entre mezclan con mi saliva y con la suya propia a través de mi lengua. Me pongo en pie.

Levántate y anda.

Digo, serio, convencido, con una sonrisa incluso irónica.

La sangre cae por la garganta de la felina y nada pasa... Los Dioses comienzan a mirar mal al Señor del Teatro cuando el cuerpo femenino de la egipcia comienza a convulsionar. Sus ojos se abren y los pulmones ansiosos se hinchan de aire,intentando atrapar algo mas que oxigeno.

La Diosa Bastet estaba de vuelta.

Inspira hondo tomando oxigeno que antes le faltaba, mira a su alrededor a todos los dioses, y sonríe a Dioniso, susurrándole -Gracias-

Llevo mi mano a mi vientre mientras con la otra hago un par de ademanes ligeramente exagerados, inclinando mi cuerpo casi noventa grados.

A su servicio, mi diosa.

Alzo mi mirada para sonreírle con complicidad.

El ser sin piel estaba callado, quieto, de pie y brazos cruzados observando con aire molesto pero sin mostrar sentimiento alguno en su rostro descarnado. Observaba lo que sucedía, Si como el predijo el ultimo día antes del ataque contra su propia persona, fuera cierto, Atenea justo con Anubis eran en verdad asesinos. Y ahora las palabras cambiantes del Señor del tártaro egipcio no hacia otra cosa que darle poder a esa lógica.

-Aun sin confiar en la serpiente totalmente pues, tras la muerte de Atenea y el cambio de aptitud de Toth y Anubis, me hace sospechar entre uno de ellos dos. Y como dije el día anterior, el segundo nombre coge mas fuerza y sentido. Así pues mi voto esta claro en estos momentos. Y si queréis que cambie de opinión tendréis que ser muy convincentes.-Su mandíbula se movía a un ritmo anormal con sus palabras, pero sin duda eran suyas.

- Los segundos pasan, antes de todo esto teniamos muchisimo tiempo para realizar acciones y sin preocuparnos por nuestra inmortalidad... pero ahora somos vulnerables y nuestro tiempo infimo... Quien es capaz de contetizar aún más la situación y nombrar los sospechosos?. Kali empieza a entrar en desesperación al no encontrar nombres de los asesinos que los rodean.

La muerte calma el espíritu. No ostante, jamás destruiré por mi mano a ningún inocente. Pero Anubis... Anubis parece ido. La muerte calmó mi odio, quizá pueda calmarlo a él.

Miro a Anubis.

Si él lo desea, claro está. Aunque... Recién vuelto a la vida, mi mente está un poco ofuscada para elaborar algún tipo de plan. Sencillamente sé, bueno, creo, que quien resulta... Infectado por el odio y la rabia, pierde su don, su esencia. ¿Alguien de aquí, que sepáis, no ha vuelto a usar su don o su esencia?

Niego con un dedo, como si fuese algo quizá demasiado básico.

Supongo que eso no importa. ¿A alguien le apetece un trago?

Pregunto a todos los presentes con una sonrisa amable.

Shiva, aunque con los ojos cerrados, veía todo lo que estaba ocurriendo. A pesar de su estado de meditación, escuchaba todo lo que ocurría. Levantó una ceja

Este acertijo cada vez se vuelve más complicado. Tu néctar es valioso, Dioniso, me pregunto... dijo volviendo a su estado de meditación, sin añadir más a esa frase, dejando claro que lo iba a dejar así

Hazlo, y posiblemente acabe contigo, así como puede acabar conmigo.

Digo sencillamente, como adivinando las intenciones de Shiva. Sonrío amablemente.

Podría guiarte, pese a todo.

Me siento y observo a todos los presentes. Parece que nadie desea mi Néctar.

Pues yo no tengo problemas en aceptar algo de tu néctar, yo te he traído de vuelta y acierto o error, correré con la decisión hasta las últimas consecuencias - respondió Quetzalcoatl.

Shiva volvió a levantar la ceja

¿Con qué ojos miras a los demás, Dioniso? ¿Con qué oído escuchas? Limpialo, así quizá dejes de escuchar amenazas de donde no vienen

¿Amenazas? No, no no... Lo decía por si querías probar mi propio don. Mi don pone mi cuerpo en tensión, como el éxtasis de un buen Néctar. Sólo pretendía advertirte, disculpa, Shiva.

Inclino mi cabeza como disculpa mientras rápidamente me planto frente a quien me ha devuelto la vida. Extiendo mi mano haciendo aparecer una critalina copa y con la otra mano hago aparecer un Néctar rojizo como el fuego, un Néctar que le ofrezco a la serpiente emplumada.

Es jóven y vigoroso, refrescante y vital. Disfruta.

El avatar denudo de toda piel, observaba a todos y cada uno de ellos. Desde la llegada de Dioniso volvieron las conversaciones banales y sin utilidad, mal momento para un día que puede ser culmen.
-Mmmm... Kali si tenéis miedo a elegir una victima esta noche. No tengáis miedo de usar vuestra venganza contra Inari, ese zorro es un muerto viviente. Sabemos que esta con nosotros, vota con nosotros y despierta con nosotros. Pero no hace nada mas. Es prescindible, he hay tu victima.-Al terminar su mandíbula se desencajo ligeramente, cosa que corrigió al instante.

Confío en Ina*, no creo que debiera de morir.

Digo con sencillez. No obstante sonrío algo divertido.

En cualquier caso, seguro que es capaz de burlar a la muerte otra vez.

Digo, concediéndoselo.

-Entonces no importara que muera y de esa forma la obligación de la diosa sera cumplida sin ninguna baja innecesaria.-Para ello, su lógica era aplastante.