Partida Rol por web

Tsk, tsk, tsk. - onomatopeyó mientras movía el dedo. - En ningún momento he dicho que Sócrates sea culpable, de hecho está claro que es inocente. Lo que estoy diciendo es ¿por qué nombrarle líder? ¿Porque es inocente? Una mariposa también es inocente y no por ello significa que esté capacitada para el cargo. Me repito nuevamente, aunque Sócrates sea inocente, eso no significa que él deba ser juez y verdugo. Bien pueden influenciarle los nazis a seguir la voluntad que ellos quieren, de hecho tengo más que claro que los nazis han debido votar por él para salvar el pellejo. Y como decía antes, este régimen autoritario, en el que solo se puede votar por Sócrates, beneficia exclusivamente a los nazis.

Se cruzó de brazos. - Así pues, me reitero en mi postura, el día de hoy, es un día perdido, ya que no hemos conseguido información de las votaciones y seguramente Sócrates no ejecutará a uno de los lobos que le han votado, sino a un inocente cualquiera.

Las muertes iban aumentando y había que elegir un "Lider" tras haber decidido el sistema de votación.

Estoy de acuerdo con el señor Steinkopf.

Dice James mirándolo asegurándose de que el nombre y la persona encajaran, no como su última vez.

Tal vez tener dos "lideres" ayudaría más. Admito que el riesgo es mayor ya que si se eligen dos personas, dos inocentes pueden caer. A mayor posibilidad de éxito también hay mayor riesgo.

Aunque quiero mostrar mi desacuerdo con usted, señor Ramón y Cajal. Los candidatos no han mostrado ninguna sospecha. Sin embargo, otros científicos están mostrando las suyas y como inocentes confirmados que son está en su beneficio escuchar todas y mediante el raciocinio decidir cual es la decisión más acertada. Entiendo su temor a que hagan uso de esta posición con intenciones autoritarias pero si lo hacen así, nos condenaran a todos. Eso es algo que quiero creer que tendrán en cuenta.

No voy a negar que discrepar con la señora Noether hace que mis alarmas se activen, pero lo que me hace sospechar de ella es como la vez anterior. Su defensa de sus argumentos no me parece convincente.

En cualquier caso, señores, deben tener en cuenta que un líder elegido por el pueblo puede ser del mismo modo depuesto por él. Parece ser que hay unanimidad en que, aparte de los inconvenientes que este sistema pueda tener, los líderes deban ser o Sócrates o Servet, tanto monta monta tanto.

Me acerqué hacia donde estaba Steinkopf retirando el cadáver de Fleming para comprobar por mi mismo el estado en que habían quedado las deliciosas tortitas de camarones... y de camino, inspeccionar el cadáver de cerca, por si podía extraer alguna conclusión...

Hecho esto... otorgo mi voto al señor Servet, no solo porque cumple el criterio que hemos mencionado de presumible inocencia, sino que al ser versado en medicina y vistos los antecedentes escasos, es carne de futura ejecución... y ya lo han quemado vivo en la hoguera una vez... al menos de este modo podrá elegir a un enemigo de las libertades y señalarlo para lincharlo. ¿No están de acuerdo?

-Sea útil o no, sean influenciados o no. Al menos sabemos que ambos son inocentes confirmados, cosa que no podemos decir del resto. -Alzo el dedo para hablar, pero no por pedir vez, mas bien para sonar convincente.

-Y que no desee el poder de un líder, es comprensible, pero si fallan de manera estrepitosa, siempre podemos cambiarlos, el problema aquí radica en el que este tipo de votaciones parecían mas limpias que otras, ya veremos a futuro como cumple. -Se llevo la mano al corazón, para hacer saber que eran palabras que realmente pensaba.

-Ahora respecto a posibles nazis... A mi el hombre que puede ser o no ser, sigue dándome mala espina, así como los mas callados, que por mas que les preguntas no responden, ¿Que tienen que ocultar eh? -Se toco el bajo ojo deslizando el dedo hacia abajo para agrandarlo.

Leonardo escuchaba a todos aquellos científicos que habían sido allí reunidos. La mayoría de aquellos hombre eran hombre de ciencia que solo se dedicaban a una cosa pero se tomaban la libertad de hablar sobre democracia y opinar sobre el trabajo de los demás. Había podido hablar con ellos y no sabían de arte, escultura, pintura u otras artes pero no había remedio y tenían que salir bien parados de aquel embrollo organizado por los Nazis.

Estaba de acuerdo con algunos de sus colegas, lo único que estaba claro era que Sócrates era inocente, otra cosa es que tuviera buen criterio a la hora de elegir un culpable. Pero sin lugar a dudas al igual que él Sócrates era un hombre completo y cultivado que no había dejado olvidada ninguna de las ramas del saber. 

— Yo le doy mi apoyo, para que sea usted el que guíe nuestro destino. Esperemos que nos lleve por el buen camino.

Una vez más tuve que soltar mi copa de Brandy, notaba cierto exceso calor en mis mejillas, no era nada serio marearse teniendo por delante una situación tan extraña como la presente.  Ya comienzan las rencillas esto comenzaba a ser como las reuniones que mantenía con su equipo creativo hasta que por fin pudieron ponerle el nombre a un palo con unos harapos. Interesante. 

-"Mi amigo Sócrates, quisiera pedirte una vez más disculpas por mi anterior votación, y darte mi voto de confianza como líder. Espero que su elección sea la correcta." En verdad debería de dejar de beber, estoy seguro que se me están escapando detalles en esta habitación que podrían aclarar el asunto. Solo me asalto una cosa a la cabeza. Acababa de caer en ello no recordaba haber escuchado pronunciarse en ningún momento al señor Faraday. Lo busque con la mirada, efectivamente continuaba allí. "Estimado Michael Faraday, se encuentra con nosotros? que le parece el planteamiento de los compañeros?" Le interpolé intentando hacerlo participe, porque me parecía extraño que estuviera aún más absorto en sus pensamientos que yo. 

- Agradezco vuestra confianza, compañeros. He de reconocer que me siento aliviado pues he probado mi inocencia. Siempre la he defendido y esta vez.. he podido evitar el calor de las llamas. Ni el fuego pudo vencer mi voluntad. Preguntadle a Calvino, él os lo confirmará. 

Miguel miró alrededor. 

- ¿No estará por aquí? ¿Calvino? Seguro que está con los nazis.. - musitó y miró a sus compañeros - Sócrates es un buen hombre, podría ser él tan líder como yo. 

Miró a sus compañeros otra vez. 

- ¿De verdad alguien cree que podemos ser nazis? ¿Nosotros? Nuestra inocencia está probada por la ciencia, aquel que no sea capaz de rendirse ante tal evidencia.. sería.. ¿fanatismo? Si, fanáticos. Y esos tienen otro nombre. Nazis.

Mi voto es para sócrates, a ser que ha demostrado se alguien de fiar, el padre de la razón cuenta con mi voto... mientras..

Doy un respiro profundo, saco una pipa y lo prendo con mi cerillo... 

Señores con las palabras nos bastan para acusar a las personas, necesitamos tener evidencia, como hombres del saber, necesitamos pruebas, pruebas solidas en nuestras acusaciones, tal vez usemos el metodos mas realistas... como ¿ al quien le beneficia la muerte de uno al otro... un ejemplo hermanos es que si se muere x persona, me podre quedar con sus invenciones, sus trabajos, su nobel, su puesto... etc etc etc.... es una idea para encontrar a los sucios culpables, que se llaman "Naciz"

Toma un gran fumada a su pipa, saca un anillo de humo... 

Alguien tiene algo para encontrar a los sospechosos... como un equipo de química portatin...

Yo solo sé que no se nada - musitó al terminar mis apuntes - Mi lista de sospechosos es larga de hecho la mayoría está en ella, algunos más enfatizados que otros, ¿así que díganme a quien hay que linchar? y justifiquen su respuesta - Sócrates sabía que no quedaba mucho tiempo para que cayera la responsabilidad en él, pero tampoco sus compañeros no habían aportado teorías de las cuales jalar hilo.

Christoph arqueó las cejas, algo molesto.

—Yo ya he dado mi opinión al respecto, si se esfuerza por hacer un poco de memoria quizás lo recuerde.

El magnífico Christoph Helmchen ya había en más de una ocasión dado sus sospechas así como sus argumentos, y aunque tenía un profundo respeto por los ancianos y pensadores obsoletos quizás un poco inferiores a su magnánima persona, le parecía hasta una falta de respeto la pregunta que Sócrates estaba haciendo; quienes tenían algo que decir ya lo habían hecho y quienes habían permanecido callados habían posiblemente decidido que el silencio era más sabio que las palabras en aquellos momentos. Era el trabajo del líder poner todo aquello en la balanza de la justicia, democracia y sentido común para así juzgar.

La respuesta de Socrates le hizo sacar el te que estaba bebiendo por la nariz, era increíble que a esas alturas dijera tal cosa. Por lo que busco un pañuelo y después lo mas clamado posible se dirigió a su nuevo líder.

-Ejem... no nos haga arrepentirnos de nuestra elección querido colega de siglos pasados. -Eso le gustaba, lo de los siglos pasados. -A estas alturas creo que quien quería o debía hablar ya lo ha echo, con mas o menos acierto o con mas o menos prejuicios, pero a estas alturas, es cosa suya colega. -Usaba la palabra no como coloquio sino como quien hablar con un igual. -Mire con atención a nuestros acusados y elija el mas adecuado o el que mas popular haya sido. Pero es su turno. -Le señalo y de ser de su tipo seguramente le hubiera guiñado un ojo.

Miró extrañado al señor Christoph - En primera le diré que si estoy conciente de lo que dijo - digo apuntando mis hojas de notas - y usted dirá "¿Entonces que quiere de mi?" Y yo diré... De usted nada quiero la opinión de los demás, y usted dirá "perdón por la insolencia" y yo diré... Es uno de mis mayores sospechosos, y usted exaltado dirá "Como se atreve a inculparme" y yo diré... Tengo mis motivos.

Pues al parecer la segunda mejor barba del lugar es vuestro líder.

Comentó acerca de Socrates mientras este comenzaba a sacar su pequeño cuaderno.

¿Te apetece discutir acerca de tu problema?

¿Quién crees que es un Nazi?

Antes de que nadie pudiera decir o hacer nada, el cuerpo de Alexander Fleming comenzó a moverse, abriendo lentamente los ojos, aquel científico, mareado por lo que le acababa de pasar, trata de orientarse en la sala mientras sus heridas son curadas lentamente por una especie de hongo o fermentación.

Antes de que nadie pudiera celebrar la resurrección de Alexander Fleming, algo extraño ocurrió. Uno de los presentes cayó desplomado de espaldas, completamente muerto cuando los otros fueron a comprobarlo. Este no era ni más ni menos que Aribert Heim, el científico conocido por el sobrenombre del  "Doctor Muerte". En su aparato respiratorio se encontraban restos de una substancia blanquecina que lo obstruía.

Ya veo... Así que ese Richard Fyenman es un vil Nazi...