Por su parte, Marie Curie ya habiendo hecho su trabajo, con una gran sonrisa esta se marchó hacia la cocina nuevamente, a fin de cuentas, ya había terminado con su trabajo, y ahora tenía que ir a hacer su trabajo principal en la cocina, esto es, acabar con todos los nazis que salieran de los portales que había allí.
¡Bueno pues a terrminarr con esos nazis!
Los nazis habían apagado las luces, lo que implicaba que irremediablemente alguien iba a ser asesinado, y ese alguien, probablemente ya sabía que sería ella la asesinada, pues ya había logrado esquivar la muerte en una de esas "noches" artificiales. Por lo que ya estaba preparada para hacer su parte.
El "No" puede funcionar mientras esta muchacha enciende de nuevo la luz y esquiva un puñal, pero en este caso la situación era realmente distinta, puesto que de la nada, un robot gigante hubo arrancado el techo ante el asombro de todos los presentes y de forma repentina bajó la mano encima de una más que sorprendida Emmy Noether.
N-
Trató de decir pero terminó aplastada.
Por su parte, el Doctor Sigmund Freud llegó al lugar, pasando al lado del charco de sangre que era Noether así como el cadáver radioactivo que era Wilhelm Steinkopf. No dijo absolutamente nada hasta sentarse en la mesa en donde, cogió la taza de café y comenzó a beber sorbiendo y generando un gran y molesto ruído.
Mmmmm... Scheiße
Un nuevo portal se abrió, en esta ocasión en el centro de la estancia y de él salió una buena cantidad de nazis, parecía ser un regimiento dispuesto a acabar con los científicos restantes que hubiera en el lugar, puesto que, a fin de cuentas, la batalla ya se encontraba más que perdida para ellos... y eso que Freud ni siquiera se había percatado del robot gigante que lo estaba viendo.
Dejando de lado la taza de café, el Doctor Freud alzó la voz hacia esos Nazis.
¡Supongo que pensáis que no he hecho nada en este tiempo!
¡Pero os equivocáis! ¡He llamado a unos amigos!
¡Refuerzos! ¡Es la hora de que el SuperEgo se libere!
Entrando en escena aparecieron Darwin, el cual al parecer había sido expulsado del cuerpo de Freud -tardó lo suyo pues la cocaína da estreñimiento-, un clon de Einstein y... Winston Churchil... que es premio nobel de literatura, todo hay que decirlo, además de un ferviente "hater" de los nazis.
Y todos ellos rompieron/quitaron sus chaquetas, camisas y demás prendas de vestir para prepararse para luchar contra aquel batallón de la muerte Nazi Temporal. Esta iba a ser la batalla final...
Cinco minutos más tarde, Marie Curie finalmente abandona la cocina después de haber acabado con todos y cada uno de los nazis que de esos portales salían. Ella había cumplido su parte del trabajo, protegiendo a todos y cada uno de los presentes de los Nazis Temporales que salían del lugar, por lo que esperaba que todos hicieran su parte.
¡Crreo que ya he terrminado aquí! ¡Ya no salen más asquerrosos nazis de la cocina!
¿Que tal vosotrro...