Partida Rol por web

Estaba... Dentro... No... No...¡NOOOOOOOO! Después de lo que aquella maldita voz había dicho había sentido un aguijonazo en la base de la columna y entonces, reptándo por el interior de sus vértebras había comenzado a sentir... Una pequeña y asquerosa criatura aberrante, que se arrastraba sin parar... La notaba rozando el tuétano de sus huesos mientras subía... ¡directa al cerebro! No podía verlo pero ¡podía sentirlo, como si lo tuviera delante, grabado a fuego en su retina!

¡Iba a comer su cerebro! La idea hacía gritar a Diana, pero solo en el interior de su cabeza, pues una mano primigenia parecía atenazar sus cuerdas vocales con un toque pútrido que le llevaba al límite de la nausea y la cordura. Debía ser una pesadilla, todo aquello debía serlo pero no... ¡NO! ¡NO LO ERA! ¡No podía escapar!

La voz susurró en su oído.

- No te... ress... _sistas jijiji... DejAAAA~ que te muEstr_e... toda-as _lassss... verdades... - la voluntad le flaqueó por momentos. El parásito subió un par de centímetros más.

Pero no le dejaría. No se rendiría sin luchar. Pondría cada porción de su voluntad en combatir el engendro alienígena que trataba de devorar sus sesos... ¿O no? ¿Quizás debía ceder? ¿Estaba a caso en sus manos?

La garra primigenia le liberó y la sensación del parásito escalando sus nervios por la columna se fue con ella, pero la señorita Maier sabía que seguía ahí... deseoso de darse un festín con sus neuronas...

¡¡¡¡GggggggggghhhhhhhhAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!

Diana notó su consciencia quebrarse. Lo había olvidado... ¡LO HABÍA OLVIDADO! El estúpido cura no había realizado el ritual... y esa cosa... ¡ESA COSA! ¡Llegó a su cerebro! El dolor fue agónico pero de algún modo no fue capaz de manifestarlo de ninguna manera, no fue capaz de darlo a ver al resto de los humanos. Su rostro se mantuvo impasible y su cuerpo, relajado.

Pero en su interior, la humana que fue algún día Diana Maier se retorcía, vomitaba, se arrastraba entre jugos de locura y caos, dolor y placer, la verdad y la barbarie. Y su mente se abrió, dejando atrás la carcel mortal... y viéndolo...