Cuando la oscuridad se hizo y el grito desgarró la oscuridad Bixente de Vergaresse y Lizarazu tuvo miedo por unos instantes... hasta que la quietud le envolvió y se percató de que había vuelto a ESE lugar.
Otra vez ese lugar... La quietud de las extrañas tierras silenciosas le envolvía como cada vez que acudía a visitarlas. Una sonrisa asomó a sus labios, pues siempre le parecía divertido como olvidaba el lugar tan pronto como despertaba, como si estos dominios solo permitieran darse a conocer cuando uno los caminaba. Quizás eran el patio de Dios y esto fuera alguna clase de prueba... No tenía sentido darles vueltas en cualquier caso, pues todos los recuerdos de sus paseos previos por este extraño mundo onírico volvían solo al encontrarse allí, solo para disiparse cuando el caminante despertaba.
Esta vez estaba cerca de una bahía, en un tramo escondido entre esas extrañas formaciones rocosas de mineral negro que parecían componer la mayor parte del paisaje local. Llevaba varios paseos siguiendo el sonido del mar, acercándose a él cada vez más, curioso por verlo por fin. Hacía tiempo que había dejado de preguntarse el porqué o el como de estos viajes y simplemente los disfrutaba en la medida de lo posible.
En el camino, entre los riscos y canales por los que caminaba, encontró una estatua, un obelisco, rodeado por esos tentáculos que veía de vez en cuando en el lugar. No era la primera vez que veía una estructura de ese tipo, realizada en un material algo más claro que la piedra circundante, y hacía tiempo que habían dejado de suscitar su interés, pues los textos que rezaban en ellos eran incomprensibles, escritos en alguna lengua fantástica de la que no podía aventurar nada.
Así que continuó caminando. El arrullo del mar era cada vez mayor, sus lentas olas rompiendo contra la costa parecían incitarle a continuar sus pasos. Y finalmente lo encontró.
Las rocas se abrían de súbito, dando paso de la zona de acantilados a una costa pedregosa e irregular bañada por un infinito mar azulado. El ambiente de penunmbra constante, así como el lejano e inabarcable muro que parecía ser la cueva en la que se encontraba enclaustrada este mundo, dotaban a la escena de unos tintes especialmente fantásticos y trascendentes, como si este mar fuera EL mar y no otro. Durante su admirativa contemplación, se percató de algo... unas pequeñas balsas de vela blanca se alejaban de la orilla un poco más allá. Eran varias, más de una docena, y avanzaban con parsimonia y tranquilidad por las aguas azules, alejándose hacia la oscuridad.
Esta cabalgata marítima suscitó su interés, pues si bien a veces había visto extrañas criaturas en este lugar, siempre escondiéndose rápidamente tras esquinas y recovecos, observando pero jamás interviniendo, era la primera ver que tenía la constancia de que había seres inteligentes aún poblando las lomas de roca negra. Maravillado y curioso caminó hacia el lugar donde las barcas habían zarpado, y allí encontró dos más, con las velas plegadas y amarradas a la costa con cuidado. Sus dueños las habían dejado allí con la intención de recuperarlas más tarde, pero ahora que estaba allí, Bixente no podía evitar sentir que tenía que tomar una de ellas e internarse en el mar con urgencia. ¡Era imperativo!
Al asomarse a los botes comprobó que contenían algo en su interior... En uno de ellos reposaban unos frascos de extraña índole, conteniendo sustancias de conspicuo aspecto e indescifrable propósito.
La otra embarcación estaba vacía en cambio. Debía escoger y zarpar lo antes posible... Zarpar...
En aquel momento Bixente de Vergaresse y Lizarazu no era consciente de ello, pero la decisión que tomase en aquel momento sería determinante para su futuro y el devenir de los acontecimientos en Cható Noir...
¡Felicidades! Te ha tocado el rol del Ladrón onírico, el equivalente del Ladrón común en el juego clásico de HLdCn. Ahora tienes que elegir uno de los dos roles que se te ofrecen: Apotecario ó Humano corriente. Una vez lo decidas te daré paso a la escena de dicho poder para explicártelo bien. Durante la partida si tu rol fuera a ser revelado los demás jugadores solo sabrán que eras el Ladrón, nunca el segundo rol que escogiste.
Para cualquier duda no temas preguntarme. Aparte de eso... ¡suerte y buen juego!
Muy interesante, elijo el Apotecario. Gracias !!
La barca comenzó a alejarse de la costa, las velas llenas de algún viento misterioso que el padre Bixente era incapaz de percibir. En la cubierta de madera del bote los frascos tintineaban ocasionalmente, marcando una especie de extraño ritmo en consonancia con el mar. La luz se fue atenuando progresivamente...