Partida Rol por web

Era la primera clase que Sean daba a los chicos de segundo de Slytherin y Gryffindor. Todo parecía marchar relativamente bien hasta que durante la prueba de las velas uno de los jóvenes de Slytherin decidió avivar las llamas tratando de ver cual de ellas estaba encendida. No había tenido en cuenta que las cortinas de encima podrían ser un problema. El resultado fue la desaparición de esas cortinas y un par de alumnos de cada casa con quemaduras menores.

Fue entonces cuando uno de los estudiantes de Gryffindor acusó al causante del incendio de hacerlo a propósito para dañar a sus compañeros de la casa opuesta.

— Ha sido a propósito. Bently estaba al lado, lo ha hecho a posta para quemarlo —

— Si  hubiera sido a propósito  no hubiera quemado a Roger. Los de Gryffindor solo pensáis en vosotros. Os creéis los más imporantes verdad.

— ¿A si? A lo mejor podemos comprobar quien es más importante —

El ambiente comenzaba a caldearse, mientras los dos estudiantes chamuscados se quejaban de las pequeñas ampollas que les habían salido...

Sana ardeat - digo rolando los ojos para eliminar las quemaduras que han sufrido los alumnos de Gryffindor antes de girarme hacia quienes con tan buen ánimo entran en conflicto.

Al próximo que quiera discutir de la importancia de sus casa, su persona o la de otros le quiero recordar que no todos los hechizos que conozco son curativos o de desarme y que tengo potestad para lanzar cualquier hechizo como método disciplinario - añado como una clara amenaza, que hace dudar a ambos bandos.

Bien, establecido este punto en particular de las normas de Hogwarts decir que, aunque de un modo incorrecto respecto a sus consecuencias, es una respuesta razonable a mi pregunta, al menos en principio - reconozco -. Sin embargo, eso solo responde a qué vela enciende ese - señalo a uno de los círculos -. Salvo que alguien de la casa pueda darme una respuesta correcta y razonada respecto a los otros dos círculos y su relación con las velas que tengo a la espalda deberé detraer puntos a la casa Slytherin.

Miro a los alumnos vestidos con la túnica esmeralda, buscando una respuesta aceptable.

Poco a poco las ampollas comenzaron a desaparecer hasta que solo quedaron pequeñas marcas de lo ocurrido. Los estudiantes guardaron silencio entonces al ver al profesor amenazarles.

El silencio por parte de los estudiantes de Slytherin duró un buen rato. Ninguno parecía encontrar solución a la pregunta que Nash había formulado. Unas risitas que no se sabía muy bien de quien provenían provocaron una reacción que mezclaba entre vergüenza, ira y rabia en los estudiantes. Parecía que habían sido los chicos de Gryffindor, pero no había certeza de quien había sido...

— Podríamos lanzar el hechizo una vez en cada agujero. No haría falta entrar y las cortinas ya están quemadas... —

Un alumno de Slytherin contestó y cuando lo hizo el resto aplaudió y rió ante el comentario.

Fulmino durante un segundo al alumno que ha respondido con la mirada antes de señalar con la cabeza la mesa que me corresponde.

Vamos a probar de otro modo - sugiero a modo de orden -. Dejad todos la varita sobre la mesa y volved a vuestros sitios.

Todos me miran extrañados pero deciden obedecer a regañadientes.

Bien - añado cuando acaban y están de nuevo en su sitio -. Hasta nuevo aviso esta clase será sin varita. Dependéis en exceso de ella y os está perjudicando ante futuros ataques que podáis recibir. Necesitáis ser capaces de sobrevivir usando vuestra mente, no vuestros poderes.

Hago aparecer una balanza antigua y nueve piedras.

Bien, todas las piedras pesan cien gramos menos una que pesa noventa y cinco - informo -. Tenéis dos pesadas para averiguar cual. Veinte puntos a quien lo logre sin magia.

Uno de los estudiantes de Gryffindor se puso en pie mirando a algunos alumnos de Slytherin desafiante y se acercó hacia la balanza. Colocó tres piedras en una de las pesas y otras tres en la otra. La balanza se equilibró, así que decidió retirar las seis piedras y de las tres que había dejado apartadas cogió dos y las puso una en cada balanza. Ahora si que cayó hacia uno de los lados lentamente.

El joven miró al profesor con una sonrisa, agarró la piedra del platillo que había ascendido y se la lanzó con suavidad al profesor.

— Mi padre es aficionado a estos juegos... supongo que ser hijo de muggles tiene sus ventajas. Dijo veinte puntos. ¿Verdad profesor? —

Excelente - añado -. Aunque supongo que en la próxima ocasión deberé introducir en la ecuación una prueba que sea completamente nueva. Algo que necesite de habilidad real y no solo de memoria.