En este punto me guardo mis ases en la manga hasta el día siguiente. :)
Sean quizá esperaba una respuesta en dos o tres días, por eso se vio sorprendido cuando por la misma mañana del día siguiente el director Priskus le transmitió que había sido requerido para presentarse en la mansión Vallence, donde se estaba llevando a cabo de forma centralizada la campaña de la candidata a ministra de magia.
El director le indicó que se había creado un medio de transporte seguro para salir y entrar del colegio. Un traslador temporizado que solo funcionaba durante un minuto cada hora. Desde el minuto 16 al 17.
— Tengo que decirle que me ha sorprendido la efectividad de lo que haya hecho. Ha conseguido que sea la propia Vallence la que le requiera a usted. Buena suerte —
El traslador era un reloj de pulsera. Al dar tres golpecitos en la esfera se "activaba" y en poco más que un par de segundos apareció en los servicios de un bar. Al salir pudo ver que se encontraba frente a la casa de la misma Triss Vallence..
Si he ido demasiado rápido me lo dices.
No se sorprenda tanto - respondo mientras me coloco el reloj, listo para irme -. Todos los políticos tienen el mismo defecto. Se consideran más listos que el ciudadano.
Aterrizo disimuladamente a unos pocos metros de la entrada de la casa. Todo muy discreto. Sorprendentemente discreto.
Interesante forma de trabajar para un servidor público - comento para mí mismo con cierto cinismo.
Me acerco a la casa directamente, pues cuanto más normal muestra una persona que considera su propia conducta menos llama la atención. Llamo a la puerta y espero hasta que me recibe el servicio.
Tengo una invitación - resumo, pues en este país se considera que dar explicaciones al servicio es una descortesía.
En la entrada un hombre confirmó que Sean había sido citado por la misma Vallence y no tardó en dejarle pasar. La escalera que daba a la parte superior de la casa estaba prohibida según indicaba una placa que flotaba en el aire. La planta baja era un hervidero de gente. El salón parecía haberse transformado en una pequeña sala de operaciones en donde la gente hablaba mirando unos papeles en las paredes que mostraban unos gráficos que se iban actualizando casi al momento.
Nadie fue a recibir a Sean, así que tuvo tiempo para ver que además del salón aquella planta contaba con una cocina, un baño, una habitación cerrada y unas escaleras que bajaban a un lo que presumiblemente era un sótano. Un par de minutos más tarde una mujer se plantó frente al profesor y cuando supo de quien se trataba le indicó que la siguiera.
Llamó a la puerta cerrada y abrió, presentó a Sean y le indicó que pasara. Era un despacho de tamaño considerable, allí estaba solamente Vallence que parecía estar escribiendo algo a vuelapluma. Lo guardó en un cajón y dejó el instrumento de escritura en a un lado de la mesa.
— Buenos día Señor Nash, me alegra que haya aceptado mi invitación con tanta premura. —
Como supongo que ya sabrá las clases en Hogwarts están suspendidas hasta la vuelta de nuestros alumnos - respondo mientras tomo asiento en el lado contrario de la mesa y me apoyo en el respaldo a la espera de que comience con la parte de la entrevista que no incluye les frases vacías de los políticos -. No tenía sentido retrasar mi llegada hasta el momento en el que mis alumnos me necesitasen.
Le dejo la pelota en su campo a ver qué quiere hacer.
— Pragmático... me gusta —
Dijo Vallence como una respuesta.
— Verá señor Nash, no me voy a andar con rodeos. Le he hecho llamar porque quiero saber que es lo que le motivó a dejas su cargo en el gobierno actual como investigador y desarrollador de hechizos. Según tengo entendido era usted un bien valioso, y realizaba su trabajo de forma bastante eficiente. —
— Dígame ¿Que fue lo que le llevó a dejar su puesto? No creo que fuera solo llamada de Hogwarts, ¿Me equivoco? —
Vallence sonrío recostándose en el respaldo.
— También me han parecido curiosos algunos rumores acerca de como... se quedó libre su puesto. —
Sean, pásate por la escena de Charles que está llamando a la puerta de tu despacho (ayer, eso si xD)
Vaya - la miro decepcionada ante su primera pregunta -. Esperaba que alguien que pretende ejercer la labor pública tuviese la educación en un mejor valor.
Observo en su mirada que no entiende del todo mi comentario.
Según usted, yo estaba haciendo una excelente labor en mi puesto - le recuerdo -. Por tanto, es deseable que alguien como yo o mejor ejerza dicha labor. La principal función de un sistema educativo es precisamente crear ciudadanos que son mejores que sus propios maestros, pues aquellos obtendrán de cada docente las mejores capacidades, sustituyendo las peores por la versión superior que otro de los integrantes del corpus aporte. Dentro de una década tendrá en el ministerio alguien mucho mejor que yo. Si gana.
Dejo en el aire la segunda pregunta. No voy a responder a acusaciones veladas, pues no voy a validarlas con mi saliva.
Triss sonrío ante la respuesta de Sean.
— Sin embargo, al dejar su puesto está formando con unos conocimientos y técnicas que podrían quedarse anticuados cuando sus alumnos opten a esos puestos. Personalmente soy de la opinión que los formadores en cualquier ámbito deberían convalidar ambas disciplinas. —
— Creo que es mucho más óptimo que alguien con sus capacidades siga ejerciendo sus labores al servicio del ministerio y además... formando a las siguientes generaciones, aprovechando ese conocimiento de la vida real de la que tantos profesores se alejan poco a poco. —
— Dígame señor Nash, ¿Que opinión tiene de nuestra ideología? ¿Cual es su sincera opinión acerca de mi?—
Vallence cruzó las piernas y se recostó en su silla, invitando al profesor a responder a su pregunta y poniendo toda su atención en la respuesta.
¿Mi opinión sobre su ideología? - pregunto en respuesta a su inquisitiva cuestión -. Creo que suponer que un servidor público se quedará obsoleto en una década respecto una ciencia que tiene miles de años es tener una imagen muy pobre del conjunto de individuos que sirven al Estado y un mal comienzo para una carrera política. He oído que el mayor genio de la física en el siglo XX trabajaba en una oficina de patentes cuando cambió el mundo.
Dejo que lo piense un minuto antes de continuar.
La pericia está en el músico, señorita Vallence - le recuerdo -, no en el instrumento.
Me inclino hacia adelante, recuperando mi terreno y pasando a la ofensiva por un momento.
Pero algo me dice que no ha llamado a un joven profesor para consultarle sobre su opinión política - supongo -. No soy uno de esos horribles técnicos, expertos en marketing político y en influir a las masas de votantes. Sin embargo, entiendo que no soy la clase de persona que se pone al lado de un político para que los votantes aprecien al candidato. Tampoco se está asegurando de que comparta sus ideas para proponerme un puesto en su administración, especialmente dado que ya le he expresado mi opinión sobre dónde soy más útil. ¿Qué quiere de mí?
— Muy bien señor Nash — Dijo Triss Vallence poniéndose en pie y acudiendo a una pequeña cómoda que tenía detrás de su silla. Sacó un pequeño cuenco y lo dejó sobre la mesa. Vertió agua y dio un ligero golpecito con la varita en el medio.
La onda comenzó a expandirse y cuando alcanzó el borde y empezó a rebotar lo hizo formando las figuras de un despacho y de un hombre hablando. No había duda de que se trataba del propio Sean.
<< Con esos datos tengo lo que necesito para asegurarme de que no estoy equivocado con la joven Vallance.>>
Al terminar la onda continuó su lento recorrido mientras léntamente, el agua, trataba de volver a la calma inicial.
— ¿Y bien? —
Hago lo que puedo por no sonreír, lo que es poco habitual en mí.
No pensé que fuera a ser tan fácil.
¿Y bien? - respondo dejándo que tome más cuerda para que se ahorque.
Espero paciente su respuesta.
— Esto no es un juego señor Nash. Estoy acostumbrada a las malas artes de enemigos. El desprestigio y la mentira ya han intentado ser usados antes contra mí. Si no va a serme de ayuda, entonces lamento haberle hecho perder su tiempo y el mío. —
La mujer repiqueteó la mesa con los dedos.
— Dígame, ¿Que información hay ahora circulando por ahí? — Quizá Sean fuera a responder quizá no, En cualquier caso Vallence se adelantó levantando la mano con el dedo extendido.
— Y por favor, si no va a decir nada de utilidad mejor guardeselo para usted, como ha podido comprobar estamos en plena campaña y el tiempo es un bien extremadamente preciado —
Le recuerdo que acaba de confesar un delito - le puntualizo -. Esto no es Estados Unidos. Aquí los integrantes del claustro de profesores de Hogwarts son considerados cargos públicos y usted ha admitido que tiene en su posesión imagenes de conversaciones privadas de un cargo del gobierno. Eso es espionaje. Ahora mismo ayudarla sería considerado complicidad en un delito de espionaje. Pedirle a un cargo público que cometa semejante delito es gravísimo.
Dejo que lo piense mientras calcula cuánto a metido la mano en el cepo para osos.
¿Qué le preocupa tanto como para arriesgarse a algo así? - devuelvo la pregunta -. Y no me venga con que defender su imagen pública porque no es la primera vez que alguien hace acusaciones falsas contra usted, así que tiene que preocuparle algo real.
Espero su respuesta tranquilamente sentado.
Triss miró a Sean, en su mirada se reflejana una ira contenida a duras a penas. Forzó una sonrisa e hizo un movimiento con su varita. El cuenco se elevó y cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos, al igual que el recuerdo que ahora se deshacía junto con el agua.
— No se de que me habla señor Nash. En cualquier caso me alegra que haya venido a verme, no tanto no haber podido llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos. Le acompaño a la puerta. —
Vallence se levantó y con la mano le indicó el camino de salida.
No puedo evitar echarme a reír cuando deja caer el cuenco al suelo.
Señorita Vallance - añado entre risas -. No sea ilusa. La prueba no es su posesión de dicho recuerdo, sino que usted me lo haya mostrado. Recuerdo que, por supuesto, ya está a buen recaudo.
Ahora, ya establecida con claridad mi posición, me levanto y me dirijo hacia la puerta con la parsimonia del vencedor.
En fin. Informaré de esta gravísima conducta a las autoridades. Un placer, señorita.
Triss Vallence acompañó sin perder la sonrisa a Sean hasta la puerta de la casa. Cuando se abrió se encontraron con un par de periodistas que rápidamente tomaron una fotografía del momento. Vallence había tomado la mano del profesor y mostraba una falsa sonrisa que sin duda quedaría estupenda en el periódico.
— Un placer señor Nash. Espero poder volver a vernos tan pronto como nuestras agendas lo permitan. Tendré en consideración sus palabras y recomendaciones. —
Miró entonces a los reporteros y sonrío todavía más ampliamente.
— Caballeros, ruego por favor, dejen que el profesor regrese a Hogwarts sin interrupciones. Tiene mucho trabajo por delante. —
Y sin esperar respuesta por parte de ninguno regresó al interior, cerrando tras de sí...
Sí - añado mientras me acerco a los periodistas y a sus micros -. Me he visto obligado a aconsejar a la candidata que se retire. Lo que se ha hablado en esta reunión hace que su candidatura en este momento sea inviable. Puede que en una mejor ocasión. Gracias y buenos días.
Los periodistas comenzaron a hacer preguntas sobre qué relación tenía yo respecto a la candidata, dado que mis palabras dejaron claro que no iban a obtener ninguna información sobre lo que se ha hablado en la reunión.
Como integrante del claustro de Hogwarts es mi obligación acudir a la llamada de todos los integrantes de la comunidad que me lo requieran y que mi agenda me lo permita - explico -, como bien ha dicho la señorita Vallance. El servicio a mis conciudadanos no acaba con la graduación. Estoy aquí para el bien de todos. Este país me acogió cuando mis padres llegaron hace años. Mis amados profesores me enseñaron el valor de la docencia y ahora trato de honrar ese legado con la máxima humildad y el mayor de los esfuerzos. Espero estar a la altura. Buenos días.
Trataron de retenerme con preguntas sobre mi antiguo profesor, al que ahora sustituyo y las sospechas que hay sobre su muerte.
Caballeros - esta vez me pongo serio -. El fiscal del Estado ya cerró ese caso y lo hizo con el apoyo del juez y de la policía. ¿Están ustedes afirmando que todo nuestro sistema de justicia a prevaricado? De ser así, por favor, corran a aportar esas pruebas que sustentan semejante acusación ante el alto tribunal.
Todos se quedan unos segundos callados mientras los miro como un profesor a un grupo de alumnos revoltosos. Suspiro.
Caballeros, son el cuarto poder - les recuerdo -. Su responsabilidad con la ciudadanía es enorme. Trabajen para hacer este un mundo mejor. Personas como ustedes se pasaron meses investigando hasta descubrir la trama de espionaje del Watergate. Intenten parecerse un poco más a los periodistas que cambiaron el mundo y no a aquellos que tratan de llenar portadas. Sean mejor que eso. Sean la clase de periodistas que hacen que gente como Triss Vallance tengan miedo de ser algo menos que irreprochables. Su labor es esa.
El silencio posterior y las miradas de asombro me dieron el permiso de despedirme y así lo hice.
Motivo: Obtener
Tirada: 2d6
Dificultad: 7+
Resultado: 10(+1)=11 (Exito) [6, 4]
Si hay algo que no preguntan me lo comentas y lo ignoramos. :)
Coló.