Partida Rol por web

Jack se estaba despidiendo, dejando palabras dirigidas a cada uno de los que aun seguian vivos. Respecto a ella, la decía que estaría feliz al no verle mañana. Solo sería feliz al no verle mañana si se demostraba que era un cylon. Si no era así, sería otra losa más que tapaba la tumba de la humanidad.

- No me alegro al ver morir a los inocentes, y menos cuando somos nosotros- dice abarcando a los de la sala: -los que decidimos y votamos a quien creemos que es un cylon- Nada de lo que ocurriera la animaría, pues la muerte había llegado rápida y habia aniquilado a más de la mitad de la tripulación y de lo que quedaba del ser humano. -Espero por el bien de los que quedamos, que esta vez no nos equivoquemos-

Caprica y Jack ya habian cogido sus jeringuillas, le tocaba el turno a ella. Miró las seis restantes encima de la mesa. Ahí no valía de nada hacer ninguna cábala. Eran inyecciones que supondrian la salvación para algunos y la muerte para otro. Mejor dejar que por primera vez, el azar decidiese.

Tomó la NÚMERO CINCO, y repitió lo hecho por Caprica, se lo inyectó sin pensarselo dos veces.

 Todos los que van delante mía cogen una jeringa, y se la inyectan. A mí me da mala espina esta locura ingeniada por el doctor. ¿Tendré valor para inyectarme lo que sea que haya en esas cosas?

Indeciso aún por qué hacer a continuación decido que mejor escoger primero una jeringa y luego decidir si la usaría o no. ¿Pero cual sería? El azar lo decidiría, obviamente. Cerré mis ojos y busqué entre las que quedaban. Debí pensar más antes esa idea, y no me habría pinchado con una aguja mientras iba tanteando a ciegas. Al menos facilitó mi decisión de si debía pincharme o no. Cojí la jeringa con la que me había topado e inyecté el resto del líquido en mi brazo. Crucé los dedos y me fui de allí, asustado por no conocer qué destino me traería aquel líquido preparado por el doctor. Me dirigía al gimnasio, al menos moriría viendo a la persona de la que menos desconfiaba, Starbuck.

Cuando la veo mientras se entrena le digo:

-Kara, si quieres probar suerte con los sueros, es tu turno.

1º Caprica: NÚMERO UNO.

2º Fisk: NÚMERO OCHO.

3º Foster: NÚMERO CINCO.

4º Conoy: NÚMERO DOS.

5º Thrace.

6º Simon.

7º Tigh.

8º Zarek.

Starbuck asiente a las palabras de Conoy y baja de la cinta de correr. Mientras se seca el cuello y el rostro con una toalla, despegándose de la frente los mechones de pelo rubio que se habían adherido por el sudor y respirando de forma agitada por el esfuerzo que había hecho, se despide de Conoy.

Gracias.

Justo antes de salir por la puerta, se da media vuelta y mira de nuevo a Conoy, señalando con la cabeza la jeringuilla que éste lleva en la mano.

Y suerte.

Aparece instantes después junto a los demás, caminando de forma campechana y con la respiración más controlada. Se acerca a las jeringuillas y coge la primera que pilla sin tener demasiado cuidado con ella. La 4.

Total, no se sabe qué hay en ninguna de ellas...

Sin más alternativa que caer en el juego del doctor como ya habían hecho casi todos sus compañeros de tripulación, Simon también elige una de las jeringas dejadas por Cottle. La treta del doctor tenía una doble trampa: La primera, la infección. Solo uno de ellos estaba contagiado con el virus devorador de carne. La segunda, la vacuna. Solo una jeringa contenía el antídoto. Aunque se supiera qué jeringa contenía la salvación, no habría forma de saber quién estaría infectado y viceversa.

Sería la suerte quien eligiera quién debía morir...

Saul se acercó sonriente a la mesita en donde reposaban aún dos de las jeringuillas. Estaba convencido de que todo era una argucia preparada por aquel maldito matasanos, y no tenía intención de picar.

Tigh cogió la jeringuilla número 6 y se apartó de la mesa, mirando al resto de los ingenuos supervivientes. Acto seguido vació el contenido de la jeringuilla en el suelo ante la mirada atónita de sus compañeros y tiró el utensilio ya usado a la basura.

1º Caprica: NÚMERO UNO.

2º Fisk: NÚMERO OCHO.

3º Foster: NÚMERO CINCO.

4º Conoy: NÚMERO DOS.

5º Thrace.: NÚMERO CUATRO.

6º Simon. NÚMERO TRES.

7º Tigh: NÚMERO SEIS.

8º Zarek: NÚMERO SIETE.

Lo primero que todos han decidido hacer, es pincharse con las jeringas para ver si la advertencia-amenaza del Doctor no se cumplia. Ninguno había dudado que realmente, el buen doctor había infectado a uno de los tripulantes que quedaban vivos... o tal vez era una simple broma del simpático Cottle.

Tras inyectarse con el contenido de las jeringas (algunos no lo han hecho con el consiguiente peligro ) comenzó la votación para decidir quién era el Cylon que estaba allí dentro, en la Galactica, matando noche a noche a cada uno de los humanos que intentaban por todos los medios sobrevivir.

Los dedos se levantaron y muchos de ellos ( la mayoría ) señalaron al supuesto culpable... Jack Fisk.

Agachó la cabeza consternado y lentamente, se fue con los guardias hacia un lado, entrando a una sala acristalada con cinco hombres armados, dispuesto a morir fusilado, como un buen soldado.

Los hombres levantaron los rifles y apuntaron... mientras Fisk decía sus últimas palabras.

Lo siguiente que se escuchó fueron los ruidos de los blásteres, impactando contra el pecho y la cabeza de Fisk. Tras los disparos, uno de los guardias sacó una pistola y le disparo tres veces más en la cabeza. Al parecer, no querían más "resurrecciones".

Y ahora a esperar 24 horas, para ver si la amenaza del buen Doctor era verdad... o simplemente un broma de mal gusto... o el o la infectada/o ha cogido el antídoto.

:::Últimas palabras del Ex-Coronel Jack Fisk:::

-Bien, me lo esperaba...- dijo sonriente -...Pero aún podré hacer algo más, aunque dudo que os quede mucha esperanza. Por mi parte estoy muerto, de una u otra forma- el transmisor sonaba en completo y absoluto silencio.

-Debo decir, que durante estas noches... os he observado, los he espiado, tripulación, en busca de los Cylons y de acabar de una vez por todas con este suplicio... así, descubrí cosas muy interesantes, durante el día trataba de complementar mis búsquedas nocturnas... Sabía de la inocencia del Almirante Adama, por ejemplo... si, William Adama se llevó muchos secretos a la tumba, él mismo salía furtivamente e investigaba los restos mortales de los que caían en algún momento... seguro que descubrió más cosas de lo que yo pude...- se encogió de hombros y suspiró -También me enteré así, revisando los archivos, de la falta de voto del Señor Conoy. A su salud Conoy... su voto nunca ha contado...- dijo sonriente -Investigué a Ellen Tigh... y supe de su inocencia, tras haber sospechado de ella inicialmente... y luego investigué a su marido...- dijo mirándo a su compañero.

-Coronel Tigh, porque no le revela a la tripulación sus verdaderas inclinaciones? sus simpatías por la tostadora? no... no me malinterpreten, Saul Tigh no es un Cylon... pero vaya que se ha vendido a ellos, ha dado información a buen precio y a cambio de que se respete su vida, yo no lo quitaría un ojo de encima... es usted un aliado de los Cylons...- dijo señalándolo. -No tengo nada que perder con esto... después de todo... bien, descubrí a Lampkin hace unos días, pero actué cobardamente, si dejaba de votar como lo hacía, temía que iba a morir por vuestra mano... que irónico, hoy no me importa... y se de otro Cylon... o si...- dijo mirándolos a todos. -Quizás sea extraño, pero intentaba encontrar a su compañero sin tener que investigarlo, por eso pensé que era el Doctor Cottle inicialmente... por eso observé las votaciones con cuidado... pero ya no importa. Os lo dejo a vosotros, y es vuestra decisión si queréis creerme o no, se más de lo que imagináis de un par de ustedes...- anunció.

-Simon es otro Cylon entre vosotros...- le miró sonriente -Aunque estáis perdidos ya...- murmuró.

Luego asiente y saca pecho. Es el momento de recibir la muerte.

Cae contra la pared, lentamente, mientras los impactos en su pecho palpitan cálida sangre. Cae lentamente.

-Un h...h...honor... h-haber...le... s...s...servido A-Almirante C-Cain....- dijo antes de morir.

Este hombre ha estado desquiciado hasta el final respondió Saul Tigh envarado e indignado, meneando la cabeza en gesto negativo. Sólo hablaré por sus alusiones. No soy y no he sido nunca un cylon. Las putas tostadoras mataron a mi Ellen, y si hay alguien aquí que desea matar a esos robots hijosdeputa soy yo.

Sin embargo, ya que ha llegado a la misma conclusión que yo, les anunció que sí, creo que Simon es un cylon, como ya lo creía cuando voté por él hace un par de días.

Miro el cadáver sin poder creerlo. No es cylon. No lo ha sido munca. Me desespero. Todo este tiempo él ha sido para mi la encarnación del mal que nos amenazaba, la cabeza visible de un enemigo invisible que nos acosaba noche tras noche, día tras día. Si él no era cylon, no se quien lo será.

-Lo siento, ya no puedo opinar. LLevo todos estos días convencida de que Fisk era un cylon. Mi única esperanza es que fuese un simpatizante y se dedicase a ayudarlos. Desde luego, si era humano, no encuentro otra explicación para su nefasta actitud. No se que decir, ni se a quien debemos votar ahora. Me temo que tendremos que pensarlo más que nunca.- digo en tono serio.

Rezo para que sea un simpatizante, para que esta noche no muera mas gente. Pero sobre todo rezo para no haberme equivocado. Para no haber sido tan estúpida como para empecinarme tanto en un objetivo como para no haber sido capaz de ver lo que realmente pasaba a mi alrededor.

El cuerpo de Fisk yacía, lleno de sangre y de agujeros de blaster. Me acerqué a él.

-Desgraciado, ¿tenías que fastidiarnos hasta el último momento, eh? ¿No podías ser cylon para que esta locura acabara? Lo siento si no eres un simpatizante cylon, aunque por tus palabras sé que estás diciendo mentiras hasta el momento de tu muerte y por tanto puede que lo seas, así que no te extrañe si sospechábamos de ti. Tú desde luego habrías señalado sin despeinarte a alguien que estuviera en tu situación. Por desgracia, nos equivocamos, pero yo no lloraré por ti ni celebraré un funeral como con Cain, aunque por desgracia esto quiere decir que sigue quedando un cylon (o dos).  Ahora, por si fuera poco, tenemos que esperar a que haga efecto o no la última gran broma del doctor.

Tory se había pinchado sin dudar del Doctor, había hecho todo lo posible por intentar salvarle, pero con un perro de presa como Fisk acosándole, se había convertido aquella empresa en algo del todo improbable.

La votación que tuvo lugar en aquel momento no tuvo sorpresas, quizás solo la extrañeza de que Tom y Kara no hubiesen votado también en contra de Jack Fisk, evitando que la elección fuera unánime, aunque si fue una de las más claras.

Las palabras de Jack simplemente no la importaban. Por fin desaparecería, aunque había hecho un buen trabajo para ellos. Desde atrás, sin que nadie la viese esbozó una amplia sonrisa. El final de los humanos estaba cerca. No había querido eso, pero eran ellos o su propia especie, a los que los malditos pellejudos llamaban tostadoras. Jack había sido un incordio desde el principio, pero había ayudado de forma inconsciente a que todo fuera rodado para Tory y sus compañeros.

La pérdida de Romo había sido un contratiempo, pero al menos el asesino nocturno había desaparecido también.

-Vaya, otro error más se suma a la lista- no se la veía para nada afectada. Se habían librado de un autentico cabrón, de eso no podían dudar.

Aquella noche tenían trabajo, y quedaría poco para que todo acabase…