La noche transcurrió bastante tranquila y nuevamente todos os habéis reunido en la Sala de Control para evaluar los daños.
Estáis todos allí, todos, exepto Caprica, que parece que está un poco retrasada, no es propio de ella.
Pero en ese momento, cuando todos esperaban lo peor, la rubia entra por la puerta de la Sala de Control, con el vestido desgarrado, el pecho con una herida horrible que deja a la vista sus costillas, con medio rostro desfigurado. La mujer camina como puede, apoyándose en la culata de un rifle...
Rifle que levanta sobre su hombro, aún con una mano...
Y apunta...
Y dispara... al mismo tiempo que se desploma sin vida en el suelo con una risa maquiavélica...
La bala viaja por el aire y atraviesa la cabeza de Kara "Thrace" Starbucks, haciendo que su cerebro se desperdigue por todas las consolas de su espalda.
Al mismo tiempo, Tory Foster parece sentirse mal. Con el jaleo habéis olvidado una cosa... la advertencia-amenaza del Doctor.
Foster se coge el pecho, la garganta, mientras se aleja tambaleando hacia la salida... y en el momento que está a punto de abrir la puerta, el cuerpo de la morena estalla en un millón y medio de pedazos, llenando a todos de carne, sangre y visceras...
Así que realmente el doctor había envenenado a alguien. Uno tras otro, los humanos morían, y ya sólo quedaban cuatro supervivientes: el propio Saul, Leoben Simon y Tom Zarek.
Maldita sea... esa loca rubia se ha cargado a Starbuck... y una vez más nos vemos en la tesitura de matar o morir. Pero en esta ocasión, sólo tendremos una oportunidad... pensaba el coronel.
Tigh se giró hacia los presentes y habló.
Quizá ustedes quieran creer lo que Fisk dijo de mí, o quizá no, no me importa. Solo puedo jurar que no soy un cylon, y bien saben los Siete que si no acertamos ahora, todos estaremos muertos.
Leoben, tú has padecido la misma falsa muerte que yo, a ambos nos dieron por cadáveres y nos abandonaron. En tí confío como en mí mismo, pues a pesar de todo, somos supervivientes.
Señor Zarek... poco hemos hablado en estos días, y no siempre hemos estado de acuerdo. Aún así apelo a vuestra cordura. Fisk resultó ser un humano, y creía haber averiguado quién era el cylon, justo cuando lo matamos... Ahora yo os digo lo mismo. Ejecutemos a Simon, de quien ya sospechaba antes de que Fisk lo dijera, o todos pereceremos...
La imagen me dejó asqueado... esa zorra de Starbuck era una jodida tostadora, me había engañado hasta a mí. Al menos mi instinto había dado con Foster, sabía desde el principio que ocultaba algo, pero nadie quería ayudarme en mis votaciones. La situación era tensa. Seguía quedando un cylon, y apostaba todos mis chips a que eran Simon o Zarek, sin ninguna duda.
-Putas tostadoras, menos mal que esta noche se han ido al garete todas. Una lástima la muerte de Caprica, estaba equivocada con Fisk, pero para mí era una buena chica. Honraremos su memoria atrapando al cylon. Mi compañero Tigh dice que puede ser Simon, a mí tampoco me olía bien que siempre votara con la multitud. Que los dioses del Kobol guarden por ti y por todos nosotros si nos equivocamos, pero no creo que nos equivoquemos.
Una duda, aparte del tema de los votos... ¿porqué decís que Starbuck era cylon?¿y qué ocultaba Foster?
Esto... mira el censo!!!!!!!!!!!!!!!! xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
jeje, solo miré si habia muerto yo XDXDXD
Aquella noche la decisión había estado reñida, no quería matar a Cáprica. Quería darla una oportunidad para que conviviera con ellos, pero al final todo se decantó por ella. La rubia sería la siguiente en morir.
Tory no sabía que podían haber hecho mal aquella noche, cuando la dejaron en su habitación, la habían dado por muerta. Tras ello se había ido a dormir, aunque la dolía el estomago, ¿sería la cercanía de su inminente victoria?
A la mañana siguiente, en el puente de mando, presenció una escena terrible. Cáprica había conseguido aguantar, y había entrado para abatir a Kara. Tory se quedó sorprendida. Aquella maldita a la que había intentado salvar había matado a una congénere suya.
Poco sabía la morena que los pocos a los que quería haberles dado una oportunidad habían acabado jugando en su contra. A los dos por los que había intentado mover los hilos para mantener a salvo. A Sherman, que casualmente había acertado con los mismos votos que ella durante la más de una semana que llevaban allí jugando todos a la ruleta rusa. Y a Cáprica que por fin tras unos días de bajón, parecía haber encontrado un apoyo en Tory.
La segunda había resultado ser una superviviente nata y había abatido ante sus ojos a Kara. Y al primero… -maldito seas, Sherman-
Ya no era solamente la tripa lo que la dolía, la cabeza, las extremidades, y todos los órganos parecían haberse puesto de acuerdo para aquello. Se había equivocado con Sherman, se había equivocado con Cáprica, y lo peor de todo, se había equivocado de jeringuilla. El azar, aquello de lo que los pellejudos dependían había obrado en su contra. –Maldito seas Dios único- maldijo entre dientes.
Y poco antes de que perdiera la conciencia, provocando aquel horrible espectáculo, dijo a los allí reunidos. Miró a Saul, a Simon, a Leoben y a Tom. – Vuestro cuerpo se pudrirá pues vuestros dioses no existen, morid como pellejudos que sois-
Simon niega con la cabeza. Su fin estaba ya cerca y no veía la forma de defender su humanidad tras los últimos acontecimientos.
Fisk había resultado humano. El hombre que mas veces había señalado a un culpable que había resultado inocente acababa de recibir su propia medicina, siendo ajusticiado por los pocos supervivientes con capacidad de decisión de la nave. Y en sus últimas declaraciones no podían faltar nuevas acusaciones... Esta vez contra su persona. Simon sabía que las últimas palabras de Fisk serían su sentencia. Nadie en la nave era lo suficientemente inteligente como para razonar de forma coherente. Seleccionarían como víctima de ese nuevo día al que ya había sido marcado por el difunto Fisk sin pensar en todas las ocasiones en las que sus argumentos habían resultado erróneos. Otra vez las ovejas seguirían al pastor sin cuestionarse nada. En el fondo Simon sentía pena por todos ellos pues no eran conscientes de su ignorancia y su impotencia.
Sin embargo, algo rompe la calma tensa cuando Caprica aparece para volarle los sesos de un disparo a Starbuck y acabar así con la existencia de un nuevo Cylon. Otra tostadora infiltrada, haciéndose pasar por un tripulante normal y corriente. Siendo sincero consigo mismo, jamás hubiera imaginado que aquella mujer fuera en realidad una máquina sin piedad...
Pero mayor es la sorpresa cuando Tory explota en mil pedazos, víctima del virus carnívoro ideado por el Dr Cottle. Ella también era una Cylon, otra tostadora. Y de esta si que Simon llegó a sospechar en algún momento. Sus últimas palabras se le clavan como espinas en la mente, avivando las de Fisk.
- No tengo defensa alguna - Comienza Simon mientras acepta de forma tácita su destino. Estaba claro que iba a ser ejecutado dijera lo que dijera. Conoy y Saul ya habían decidido. - Ya habéis tomado vuestra decisión y nada de lo que pueda decir os hará cambiar de idea... Han sido ya muchas muertes y creo que prefiero compartir el destino de mis compañeros asesinados por los Cylons, por el vigilante y por nosotros mismos que permanecer más en un mundo en el que la vida no se valora como debiera. Solo me pregunto una cosa - Musita con un encogimiento de hombros - ¿Os pesará en la conciencia saber que soy humano cuando me hayáis ajusticiado? ¿Qué os hace pensar que Romo, Starbuck y Tory no eran las únicas máquinas infiltradas?... Espero que cuando esta noche no muera nadie, recordéis mi cara, porque habréis asesinado a un humano inocente solo por miedo y odio, pues la supervivencia ya no estará entremezclada en mi muerte... No creo que queden más Cylons entre nosotros... Y aún así, si que habrán mas muertes.