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El Orient Express

El nombre Orient Express se ha convertido en sinónimo de lujo en los viajes, y sin embargo antes de su aparición a finales del siglo XIX, el lujo no era una palabra que significara demasiado para los viajeros de tren europeos. Tanto si los viajes eran largos como cortos, los pasajeros debían soportar duros bancos de madera, a menudo durante días y días. En los Estados Unidos, el confort de los pasajeros mejoró gracias al invento del vagón Pullman a finales de la guerra civil, debido a George Pullman y sus socios. La idea fue rápidamente aceptada. En estos vagones, aunque sin excesivo confort, los pasajeros podían dormir en literas parecidas a hamacas durante los viajes nocturnos.

Uno de los pasajeros de Pullman era un joven ingeniero belga llamado Georges Nagelmackers. En un viaje a los Estados Unidos vio por vez primera los vagones Pullman y se preguntó por qué los europeos no podían obtener la misma comodidad en los viajes. Nagelmackers volvió a Bélgica decidido a ofrecer exactamente eso. Era un buen ingeniero y sus desarrollos fueron más allá del diseño de Pullman. Nagelmackers perseguía la idea de lujo: coches dormitorio con camas, lavabos y elegante decoración. Creó la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL) tras muchos esfuerzos financieros y la entrada y salida de muchos inversores. Finalmente Europa tuvo su primera compañía que únicamente construía y operaba coches-cama.

Nagelmackers consiguió que sus vagones fueran incluidos en muchos trenes a través de Europa. Cuando el concepro de los coches cama se hubo asentado, Nagelmackers empezó la construcción de coches salón y coches restaurante.

Los pasajeros de toda Europa respondieron entusiastas a esta forma de transporte. Nagelmackers, siempre inventivo, siguió persiguiendo la comodidad y el lujo y decidió construir un tren que incluyera todos los vagones por él diseñados: el coche restaurante, los salones y los coches cama: un hotel con las características de un palacio sobre ruedas, que atravesaría Europa, llamando a este tren Orient Express.

En 1882, tras gran cantidad de maniobras políticas que permitieron al tren cruzar diversas fronteras internacionales, el Orient Express realizó su primer recorrido. El servicio aun no se extendía desde Londres a Constantinopla puesto que no existía vía férrea más allá de Bulgaria para enlazar Turquía con su frontera, por lo que el tren llegaba hasta Varna en el Mar Negro, donde los viajeros continuaban hasta Constantinopla por barco. La ruta inicial pasaba a través de Centroeuropa: Estrasburgo, Munich, Viena y de allí a Bucarest. En 1889, la finalización de los enlaces ferroviarios permitió al Orient Express cruzar toda Europa hasta Turquía, la Puerta de Oriente, y su capital Constantinopla.

El servicio sobrevivió al nuevo siglo, salvando incluso un brote de cólera en Turquía, durante el cual los billetes tenían que ser mostrados para su inspección en una caja de metal blanco llena de vinagre. Solo la Gran Guerra pudo amenazar al Orient Express. Antes de ella, la Compañía había adquirido hoteles de lujo en ciudades enlazadas por el servicio para apoyar la comodidad de sus usuarios; una vez se declaró el conflicto global, se vio obligada a vender muchas propiedades para asegurarse la supervivencia en los malos tiempos.

En 1906, entró en servicio el Simplon Express, que atravesaba el recientemente acabado túnel Simplon. Este túnel sigue siendo hoy en día una maravilla: una excavación de más de 19km a través de sólido granito alpino. Enlazando Suiza con Italia, el servicio Simplon iba desde Calais hasta Milán y después hasta Venecia.

El Simplon Express pretendía sobrepasar al Orient Express original puesto que la ruta a través del sur de Europa era más corta y con pendientes más suaves. Sin embargo, las presiones realizadas por los gobiernos germano y austro-húngaro mantuvieron al Simplon Express como un servicio menor. Dichos gobiernos deseaban que el Orient Express continuara circulando al norte de los Alpes, reforzando así sus comunicaciones europeas, pero cuando comenzó la guerra, Italia se convirtió necesariamente en el foco del servicio.

Durante las hostilidades, el Orient Express fue reemplazado por diversos expresos locales, respondiendo cada uno a sus naciones individuales. Ya no existía servicio alguno que pudiera cruzar toda Europa y cuyos pasajeros precisaran de un solo permiso de viaje para cruzar todas las fronteras.

Tras la derrota de Alemania, Inglaterra y Francia intentaron mantener su enlaces con sus aliados orientales; con el nuevo estado de Yugoslavia y con Italia y Rumanía. Para hacerlo, no querían depender del tránsito a través de los recientemente derrotados estados germánicos por lo que el Simplon Express, que llevaba tiempo languideciendo a causa de la política, fue designado por los políticos como el nuevo Orient Express directo. En 1920, el Simplon-Orient Express (S-OE) era capaz de circular ininterrumpidamente por Milán, Venecia y Trieste hasta Constantinopla. Esta ruta pronto eclipsó al Orient Express original en romance, misterio y velocidad; para la mayoría se convirtió en sinónimo de los Orient Express.

Había servicios de enlace que seguían conectando ciudades como Munich y Viena, pero el Simplon-Orient Express se había convertido en el tren directo por antonomasia. Durante los años 20 batió récords de velocidad. Se construyeron nuevos vagones en el distintivo color azul con ribetes dorados, hechos ahora de acero, y con una decoración aun más lujosa. El Orient Express aumentó su reputación después de que la nieve detuviera el tren a 80km de Constantinopla durante cinco días. La vía única hacía imposible mover los vagones, pero con el auténtico espíritu del Orient Express, el servicio continuó siendo de un nivel tal que los pasajeros firmaron un documento felicitando al personal tras haber sido despejada la vía.

Julian Arthur Smith

El profesor Julian Arthur Smith, Litt.D, Ph.D, es un inglés rollizo de 54 años de edad y un erudito que se ha dedicado por completo a la investigación. Es famoso por sus patillas y grandes mostachos curvos, que le proporcionan el aspecto de una morsa amistosa. Sus molestas preferencias en cuanto a tabaco (especialmente su favorito, un Sobranje color obsidiana de los Balcanes, particularmente oloroso), sus eruditos relatos de sobremesa y su franca risa son sobradamente conocidos.

El doctor Smith ha vivido y viajado extensamente por el continente. Sus especialidades son los idiomas europeos y la arqueología; su doctorado en Literatura le fue concecido por la Universidad de Viena. En el pasado os ha ayudado con alguna que otra traducción difícil. Ahora su atención se ha vuelto hacia los asuntos parapsicólogos, con excelentes resultados.

El profesor mantiene una casa en la ciudad, en St. John's Woods, donde reside cuando se encuentra en Londres y donde actualmente se están haciendo obras para ampliar la biblioteca. Cuando se halla en Londres, Smith pasa la mayor parte del tiempo dando clases en la Universidad de Londres o leyendo en la biblioteca del Museo Británico. Su casa de campo está en una hacienda cerca de Cambridge. Margaret, su mujer, falleció en 1919 por lo que en la actualidad su criado Beddows, que es a la vez amigo, asistente y confidente, es su único acompañante.

Challenger Trust

El banquete y conferencia del Challenger Trust es un acontecimiento formal organizado por los miembros del Trust, quienes seleccionan a oradores de voz clara, mente despejada y credenciales impecables para que informen sobre investigaciones originales o invenciones de imporancia teórica o práctica.

Estas veladas tienen lugar aproximadamente una vez al año aunque algunoss años se realizan un par de ellas y otros ninguna. Los miembros del Trust, fieles al objetivo del mismo (challenge = desafío en inglés) y sin duda riéndose para sí mientras degustan sus habanos y su oporto, animan a que se presenten estudios idiosincrásicos o incluso divertidos, pero a cargo de individuos capaces de presentar pruebas o bien inherentemente asombrosas o de implicaciones sorprendentes.

En su conjunto, los miembros del Trust juzgan a los oradores siguiendo el criterio de Barnum: "Sorpréndame".