Con más aplomo del que hubiera podido esperarse, Mia mirí a Regi a los ojos -Estoy bien. No te preocupes- Se preocupaba tanto por ella que la enternecía, pero ahora lo más importante era salir de allí sin que ninguna otra desgracia les acaeciera. Cuando Regi echó a andar, ella fue tras él, tratando de parecer más compungida de lo que se había mostrado hasta el momento.
Wan forzó una leve sonrisa, que evidentemente no tenía mucho interés en emitir, mientras terminaba de apuntar algunas frases más en la libreta, antes de guardarla en su gastada chaqueta de campo y prestar verdadera atención a la mujer del este:
-Sí, comprendí que fuera de los vehículos apenas sí haríamos algo más que llamar la atención, y preferí tomar nota de todo lo ocurrido en vez de ello.- dijo con un color en la cara que hubiera sido acusado de palidez para alguien acostumbrado a los asiáticos, pero que no resultaba realmente llamativo en su tez -¿Qué ha ocurrido allí afuera, señorita? Aquello es un verdadero infierno.- dijo con evidente nerviosismo y una fugaz mirada a las llamas por el rabillo del ojo -El Dr. va a tener o mucho trabajo o más bien muy poco...- indicó como hipnotizado por el baile de la hoguera, que resplandecía en sus pupilas asustadas.
Pues no había notado tu presencia, sorry. Me pillaste apurado y creo que no acabé de leer tu post, y la vez siguiente no recordé haberlo dejado a medias.
Si no queréis añadir nada más, nos movemos a casa de James o de Reginald. No me queda claro a cual de ellas, vosotros decidís :)
por mi nos movemos ya :)
Por mi, podemos irnos, pero estoy aún con el cura en uno de los coches, confesándome.
Te repito lo que te puse en mi último post, más que nada para que tengas en cuenta la información que te pido, y me digas lo que concierne a la ayuda. Si procede, claro:
"No hay misterio alguno con el Sacerdote, la Hermana quiere confesarse, y pedir la bendición, ya que está convencida que ha estado en presencia del mismísimo diablo, aunque fuera uno de los pequeñitos. Y también quiere que alguien de dentro de la Iglesia avise a su hermano y al Archivo, lo antes posible, acerca de lo que ha ocurrido. Les dirá que ella va a seguir aquí, investigando lo sucedido por cuenta del Vaticano, pero que quiere que estén al corriente por si necesita ayuda. Y, de paso, les pedirá que le envíen a ella lo que tengan en el Archivo acerca del Simulacro de Sedelfkar, y los pergaminos."
Tanto Reginald como yo ofrecimos nuestras casas, pero no nos vamos a pelear por ello, jejejejeje. Lo que decidan el resto de los presentes estará bien.
Oído cocina. De hecho tu confesor es nada menos que el decano de Westminster Abbey, o sea que seguro que la información queda en buenas manos :D
Por mi va bien la de Reginald de momento.
Pero estaré de vaCanarias desde mañana a la noche hasta el domingo a la noche. Sed buenos...
Yo, evidentemente, prefiero la casa de mi primo, que hace mucho que no la veo y no la recuerdo bien XD.
Algo en el tono de voz del señor Bruswell hizo que Irina vacilase y le mirase con atención. Ciertamente aunque no se le veía especialmente pálido sí que parecía estar bastante afectado por lo que ocurría allí fuera. Sus pupilas dilatas le dieron una pista. Tiene miedo...comprendió de repente. Sonriéndole se inclinó ligeramente hacia delante y le palmeó suavemente la mano que sujetaba la libreta en donde había estado tomando notas para infundirle ánimos.
-No se preocupe que en seguida nos vamos...-le aseguró. Si es que esos cabezotas de ahí fuera me hacen caso. Frunciendo el ceño sacó medio cuerpo por la ventanilla del carruaje y exclamó en dirección a los dos hombres que estaban allí parados como pasmarotes incapaces de tomar una decisión.-¡Bueno señores! ¿nos vamos?-sus cejas se alzaron instigadoras- Personalmente considero que la casa del señor Balmister es una mejor opción...más que nada porque como ha dicho él, el sitio está a salvo de oídos indiscretos y bueno, dada la imagen pública de Lord Connely a lo mejor su casa sí que es objeto de más atención...-dejando las palabras en el aire y bien claro que la decisión estaba ya tomada, volvió a meter la cabeza en el interior del carruaje y se sentó alisando cuidadosamente el abrigo a su alrededor.-A veces pienso que estos hombres tienen agua en las venas en vez de sangre...-murmuró en ruso para sí misma.
jeje habrá que pincharos un poco para que salgamos de aqui :P y no es porque a Irina no le guste llevar la batuta claro
Al general le resultaba indifierente en cual de las dos casas tendría lugar la reunión. Lo único que deseaba era, como su compatriota, ponerse en movimiento cuanto antes para averiguar que había sucedido.
- Vamos a donde sea, pero vamos YA.- dijo mirando a los demás - Si es un mero desacuerdo de formalidad y cortesía vayamos a la de Reginald como propone la señorita Irina y dejémonos de tonterías. Han muerto personas esta noche...
Ahí va mr. Simpatías dando su opinión... :P
Solo apuntar que la monja no dice nada porque está en el otro coche, con el cura que trajo Lord Connely. De modo que no os está escuchando.
:P
Sin más discusión, los que aun meditaban una respuesta subieron a los coches ante el apremio de los dos rusos. Era evidente que ambos estaban más acostumbrados al frío que sus compañeros, o al menos más preparados para combatirlo.
Los dos carruajes emprendieron la marcha y pronto se perdieron en la espesa niebla nocturna, dejando atrás tanto el horror de las llamas como el ahora fatídico recuerdo de su amigo. Nadie se vio con ánimos de conversar, sus pensamientos fijos en las últimas palabras del moribundo y en el contenido del maletín que tan celosamente guardaba Alexander.
Iba a ser una noche muy larga.
Pasamos a 1.5 Londres - Mayfair