Partida Rol por web

Humanos!!!

Jornadas para reflexionar

Cargando editor
05/01/2019, 19:27
Mary Anne Dickinson

Ya estaba en el umbral de la puerta cuando noto como alguien me toma de la mano.

Dieter estaba pálido como la cascara de un huevo. Respira entrecortadamente como si los escasos 20 metros que nos separaban fueran para él una maratón de fondo.

-¿Estás bien...?- pregunto confundida por el cambio de actitud. -¿Creí que tenias algo que...?

Mis palabras quedaron en el aire. Dieter me sacó de allí a toda prisa. No dije anda hasta salir a fuera. Me sentía como una niña corriendo por los pasillos del instituto, corriendo al exterior del patio, tras la verja, sabiendo que estaba haciendo novillos. O algo malo como fumar en los aseos. Sin duda ninguna sonreía como si hubiera hecho algo malo.. o no tan malo.

Al menos travieso.

En el taxi de vuelta a casa, le miré fijamente intentando adivinar que ocurría. No quise presionarle, se le veía agitado. Preocupado por mi, quizá. Eso por dentro hacía que mi estómago se moviera de arriba abajo, fruto de una tensión incontrolable. ¿Mariposas en el estómago? Peterodáctilos, mas bien!

-Vaaaale...- quise romper el hielo aun dentro del táxi.- Ahora estamos... solos.- olvidaba al conductor, pero era como si no estuviera.- ¿Me puedes contar lo que ocurre?- Susurré acercándome a él como si necesitase calor. - Esta noche tengo un poquiiito de trabajo con un artículo. No me apetece tener que darte sopitas si estas malo.- Bueno, puede que un poco si.

Cargando editor
05/01/2019, 23:32
Dieter Kresing

Cuando Mary se acerca, mi mano se mueve, casi por voluntad propia, para acariciar su mejilla. Mi cara refleja en ese momento el conflicto que tengo en mi interior. Si le cuento y no está en peligro, la estoy poniendo en peligro. Pero, si no le cuento y lo está, estoy impidiendo que pueda prepararse contra ese peligro. Ella vio lo de ayer noche, así que puede que esté en peligro. El tipo ese me leyó la mente, o algo así... sabía de mi hermana. Sabe de Mary.

Mary... comienzo. Inspiro profundamente y dejo escapar el aire, despacio, intentando calmar mis nervios, mi corazón. Ese que late a mil por hora. Ese que late por miedo... pero no por miedo por mí, sino por miedo por ella. Quizá sería mejor que volvieras a tu país, que te olvides de alemania, que te olvides de Berlin... que te olvides de mí termino, con una lágrima amenazando con rodas mejillas abajo. Agacho la cabeza, aún con la duda de si decirle, de si sería conveniente. Pero prefiero que esté preparada contra lo que venga. Aunque, si no me cree, casi sería mejor.

A continuación, bajo la voz, casi pegando mi cabeza a la suya, buscando que el taxista no nos escuche, o que si lo hace no entienda lo que decimos. Aún así, intento hablar la mayor parte en inglés, buscando las palabras, trabándome en ocasiones y poniendo alguna palabra en alemán en los huecos que me faltan. Estoy realmente nervioso, así que me equivoco bastante más que de costumbre, pero creo que Mary podrá entender lo que digo.

Estaba en el taller, como todos los días. Había hablado con mi familia, lo que me hizo olvidar lo de ayer... lo de esos tipos. Entonces entró un tipo, con un Silver Ghost, un cochazo de los años 20, un clásico. El tipo dijo ser el sr. Pasteur, y pidió que le revisáramos el coche. Mary, ese coche es de museo, y el tipo este lo estaba conduciendo. A ver, cada cual hace lo que quiera, pero eso es casi un crimen.

Pidió hablar con el señor Klaus, el padre del actual dueño. Este bajó a hablar con él, pero se quedó pálido, como si hubiera visto un fantasma. Nada raro todavía, quizá un poco.

Al terminar el día, el Sr. Pasteur volvió y me pidió que lo trajera en ese coche al Museo Imperial1 de Ciencias Naturales. Evidentemente, yo asocié el nombre al Museo de Ciencias Naturales, pero lo de Imperial me descolocó un poco. Para entonces estaba convencido que este tipo había vivido fuera bastante parte de su vida, y que ahora había vuelto.

Antes de venir pasamos por una tienda, para comprarme un traje. Al final, escojimos este y, aunque vi que el tipo no pagaba el traje, le dijo a la dependienta que ya lo había pagado y esta le dio la razón. Me quedé estupefacto, pero luego razoné que seguramente tenía una cuenta en la tienda y la dependienta se refería a que lo había apuntado en su cuenta.

Pero cuando llegamos... un escalofrío me recorre, una expresión de miedo asoma a mi cara, y la miro, no sabiendo si debía continuar. No quiero ponerla en peligro, mierda... pero creo que ya lo está. Inspiro. Mary, vi los carteles, la exposición dedicaba al Sr. Pasteur, y pensé que el tipo que había llegado era un  familiar. Pero entonces paré ante una foto y... y... y era él, exactamente él, sin ni un pelo de más, sin una arruga de menos. Era exactamente él. Por muy familiar que seas, siempre hay algo diferente, pero ese era él. Iba a salir corriendo cuando se acercó, me reconoció que sí, que llevaba viviendo 200 años, y fue cuando me dijo que me tranquilizara y que no contara nada a nadie, y que no me alejara más de 100 pasos de él.

Y no podía hacerlo. Quería contarle a todos, hacerles ver que ese tipo que se paseaba por la sala, hablando con unos y otros, que era el auténtico Sr. Pasteur. Pero no podía. Ni siquiera alejarme, lo intenté varias veces pero era llegar a la puerta y me daba la vuelta.

Hasta que te vi. Entonces supe que estabas en peligro, tanto como yo, o más incluso porque tú no eras consciente del peligro. Luché por hablar contigo, por decirte algo, por avisarte... y vencí. Lo que fuera que ese tipo hizo me presionaba, luchaba porque no hablara, pero no era suficiente para evitar que te pidiera que te fueras, que avisara que estabas en peligro.

Entonces el tipo se fue, no sin antes amenazarme, a mí y a mi familia. Mary, estoy realmente asustado, no sé qué voy a hacer... y lo peor, me preocupa qué va a pasar contigo. Mary, yo... yo te quiero, estoy enamorado de ti, y no puedo permitir que te pase nada.

Ya no puedo refrenar las dos lágrimas que ruedan mejillas abajo.

Notas de juego

1 Si tu personaje sabe algo de historia alemana, el nombre Museo Imperial de Ciencias Naturales era el nombre del Museo de Ciencias Naturales antes de la primera guerra mundial.

Cargando editor
13/01/2019, 22:58
Mary Anne Dickinson

Dieter parecía  como una cinta reproductora puesta a máxima velocidad.

Como si alguien hubiera dado al play y nadie fuera capaz de pararlo. Sus palabras resonaban en el interior del habitáculo, aunque quisiera susurrarlas. Pero mas importante era el como se sentía cuando las decía.

- ¿Estás de broma? Ese hombre lleva muerto... ni se sabe.- decía entre frase y frase.

Miraba sus labios moverse, sus palabras salían de ellos cargadas de fuerza y una verdad que solo conocía él. Estaba asustado, intentando comprender las palabras que pronunciaba sin freno.

- Yo iba a escribir sobre el y ¿ahora estaba allí? Yo no vi nada... lo habría visto...lo reconocería si...- Intentaba negarme a creer lo que me contaba.

Era difícil de creer.

Pero pensé en la noche anterior. Yo había visto también algo que me parecía demasiado inverosimil, pero el me creyó. ¿Por qué no debería creerle? ¿Acaso habíamos tomado algo raro en el Milliner?

- No puede ser, Di...debemos estar sufriendo algo... así como psicológico, no se. Es todo tan extraño que no puede ser...-

Cierto.

Entonces me soltó aquello, ante lo que abrí los ojos demasiado y cerré la boca para mirarlo seriamente. Me había dicho que le gustaba. No. Enamorado. Joder esto es muy fuerte para... Espera, ¿no será una broma? No, Dieter no se inventaría algo así para.. para...

Mis manos se acercaron a su rostro tomándola con ambas manos. Le hice mirarme y sonreí tiernamente. No podía creer que me dijera aquello. Mi mente infantil pensaba como una quinceañera haciendo revolotear las hormonas de mi cuerpo. Junté mi rostro con el suyo.

- Tranquilo.- Susurré antes de darle un beso en los labios.- Estoy contigo- dije en un intermedio abrazándolo tras un nuevo beso.

Cargando editor
13/01/2019, 23:28
Dieter Kresing

Los labios de Mary se unen a los míos, formando uno solo. Una sola boca, un solo labio... nuestros cuerpos unidos en ese beso. Saboreo sus labios, su boca, esa que tanto había deseado saborear. Pero, ¿por qué tiene que ser en este momento? Porque no estoy seguro que vaya a poder haber otro momento. Porque estoy realmente aterrorizado.

Mary se separa, me dice que está conmigo. La miro, casi sin creerme lo que dice. Mary digo, pasando al alemán esta vez por ser más fácil hablar en ese idioma, al menos esta parte, ni yo mismo puedo creer lo que te acabo de contar. ¿Por qué tú si puedes creerme? Yo... no puedo pensar que te pase nada malo. No te quedes en alemania, yo me debo a mi familia. ¿Por qué te quedarías tú?

La miro, agachando la cabeza. Estoy realmente aterrorizado, pero no por mí. Estoy realmente aterrorizado por lo que te pueda pasar. Hasta ahora pensaba que por mucho que los tipos de ayer supieran donde vivías, yo podría protegerte. Pero lo de hoy me ha demostrado que no es así... que no soy suficientemente fuerte.

Escondo la cabeza entre mis manos. Luego lanzo un suspiro. Igual tienes razón, igual estamos sufriendo algún tipo de locura. Eso sería mucho mejor que aceptar que todo esto pueda ser real. Pero, ¿por qué se me hace tan inverosímil esa explicación? Me vuelvo a incorporar, mirándola a los ojos. Mañana tengo que irme. Y no sé qué sucederá. Pase lo que pase, no me sigas.

Me acerco a ella, buscando darle un beso. Quizá el último que la de, quizá no. Miro por la ventanilla, ya no estamos lejos de casa. En unos minutos llegaremos, ya las zonas que atravesamos me son conocidas, familiares. Pero, ¿por qué incluso en esas calles familiares parece que las sombras son más amenazantes que nunca? ¿Cómo si estuvieran repletas de monstruos dispuestos a devorarnos?

Cargando editor
16/01/2019, 00:10
Mary Anne Dickinson

Apoyo mi cabeza sobre la suya intentando recuperar el aire que me ha quitado con el beso.

- No estas solo Di.- Dije en un hilo de voz.- ¿ Crees que después de esto te voy a dejar así como así que lo pases mal? ¿No me conoces lo suficiente?

Me separé un poco de él tomando una de sus manos con la mía. Con al otra recogí mi pase de prensa y se mostré nuevamente, de forma irónica, añadiendo.- Ahora soy reportera, ¿ recuerdas? Buscar la verdad es lo mio. Por favor, no me apartes.

Le hice que se girara para mirarme. y de forma tranquilizadora intenté serenarle, o al menos convencerle de las cosas.

- Vale. Mira. No me voy a entrometer en tus cosas, pero tampoco voy a dejar que te pase nada, vale. Voy a ir contigo donde quiera que vayas. O si no voy a seguirte a escondidas, tu eliges. También puedo llamar a la policía, pero no creo que sea lo mejor. Piénsalo. No me pasará anda si tu estás ahí. Ademas, saben donde vives, Donde vivimos! Que hay de (nuestro compañero de piso que aún no tiene nombre XD)? No crees que podrían ir a buscarnos igualmente? ¿Y Norb?-

Dejé un par de segundos para que pensara racionalmente.

- Lo siento Dieter. Yo soy así. No me vas a hacer cambiar de idea. Prefieres que mañana vaya a hablar con Millner sobre nuestros amigos? O el señor Pasteur? ¿O prefieres que vaya contigo? Además... ¡los reporteros no tiene inmunidad diplomática o algo así?- Intenté bromear, aunque dada la situación...


 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Por hacerlo mas interesante XD

Cargando editor
16/01/2019, 00:34
Dieter Kresing

Escucho sus palabras, pero casi más que eso escucho su voz. Esa voz que siempre me ha desarmado completamente, esa voz que hace que le conceda todo lo que me pide. Sé que saben donde vive, sé que está ya en peligro. Por eso le he querido avisar.

Por eso te dije que volvieras a tu país, Mary... porque yo no creo ser capaz de protegerte. Te lo he demostrado, quizá contra un enemigo físico fuera capaz, pero contra eso... ¿qué puedo hacer con alguien capaz de controlar nuestra mente?

El Sr. Pasteur me dijo que te llevara si quería, si me sentía más seguro. Pero más que seguro, si te llevo me sentiré más preocupado. No sé si podré actuar como actuaría normalmente si no estuvieras... Mary...

Suspiro. Ella lo ha dicho, es demasiado cabezota. Ni siquiera nuestro compañero* es capaz de convencerla de no hacer algo cuando se le ha metido en la cabeza. Menos aún podría hacerlo yo. Y además, no quiero que me siga, o que valla al Milliner...

Sigo sin creer que yo sea capaz de protegerte. Creo que deberías volver a tu país. Pero si estás tan convencida, mejor junto a mí que pueda protegerte, aunque solo sea poniéndome delante, que sola. Estoy de acuerdo, ven conmigo mañana. Será al mediodía, así que tenemos la mañana para nosotros. Yo diré que estoy enfermo en el trabajo.

El taxi ha llegado a nuestro bloque de edificios. Pago y ofrezco mi mano a Mary para que baje. Miro constantemente alrededor, casi pensando que nos están observando, que cada sombra que hay es un enemigo. Pero en cuanto mi mirada se posa en la cara de Mary, ya no puedo apartarla, y todos mis nervios se desvanecen.

Notas de juego

* ¿Jacob? Me gusta ese nombre.

Edit: en la escena de Milliner, en la primera página, he visto que escribiste esto:

Y ya sabes lo rarito que se pone Duncan con eso de la limpieza y los gérmenes.

Así pues, parece que sí tiene nombre.

Cargando editor
18/01/2019, 23:48
Mary Anne Dickinson

Amenazaba con llover nuevamente.

Pero eso no importaba demasiado. La mirada de Dieter era como la de un niño que no sabe que hacer. Le cogí de la mano y tiré de él para adentrarnos en el portal, sonriendo ligeramente. Quizá fuera la tensión del momento, o las bebidas que había tomado en la fiesta, pero la cercanía de su cuerpo y respiración agitada, no me dejaron mucha mas duda para lo que iba a hacer.

En el ascensor fué peor. Mas cerca. Oia su pulso y como una tonta, una autómata sin pensamiento, le rodeé el cuello con mis brazos para unir mis labios a los suyos, buscando su lengua como si fuera lo último que iba a hacer en mi vida.

Bien podía ser así.

Cargando editor
19/01/2019, 00:34
Dieter Kresing

El beso de Mary me pilla por sorpresa, que no desprevenido pues ya me lo imaginaba. Sin embargo, se convierte en una dulce tortura al notar su sabor, su lengua, sus labios, unidos a los míos. Lo disfruto, claro que lo disfruto, como no podría hacerlo, pero un dejo dentro de mí me maldice por haber cedido a sus pretensiones, por ponerla en peligro.

Pero no puedo hacer nada, sé que ni aunque lo intentase podría hacer nada. Las cosas han sucedido así. El momento de terminar el beso por quedarnos sin aliento coincide con el momento de llegar a nuestro piso. Un Mary... apenas susurrado en el momento de separarnos es todo lo que digo.

Sujetando suavemente su mano, la conduzco hasta la puerta de nuestro piso. Como si ella no conociese el camino. O como si necesitara ese contacto para permitirme afrontar las sombras que creo ver por todas partes. A estas alturas ya estoy seguro que tengo algún tipo de brote psicótico, pero Mary es mi único faro, lo único que ahora mismo evita que sea un amasijo de nervios tirado en cualquier esquina.

Por fin, estamos ante la puerta. La abro, sin saber muy bien si sucederá algo, si solo nos iremos cada uno a nuestra cama o si pasará algo más. Al menos me queda el consuelo, antes de lo que suceda mañana, que llegué a decirla mis sentimientos por ella. Esos que siempre me han mantenido a su lado.

Cargando editor
22/01/2019, 00:26
Mary Anne Dickinson

Dietter abrió la puerta y pasamos dentro.

El beso en el ascensor no es sino el preludio de lo que estába por llegar, pues esta noche, no pienso dormir sola. Tampoco quiero que él lo haga. Puede ser esa tensión de la fiesta, o puede que el verle coquetear con la chica me haya puesto celosa. El champagne... como sea, deseo que siga como está.

Eternizando cada beso que me daba.

Mis manos buscaron las aberturas de su camisa para ir desabrochándola poco a poco, sin prisa ninguna. Pero a la vez  sin dejar libre su boca.

Sus labios llegaron a los míos y dentro de mi pecho note una explosión de calor que comenzó a repartirse por el resto de mi cuerpo, un hormigueo en la punta de los dedos de mis manos y un nuevo escalofrío. Mis brazos que hasta ahora descansaban a ambos lados de mi cuerpo se movieron, perfilaron su torso perfecto, una mano subir hasta su nuca enredándose allí con su pelo y la otra bordeo hasta su espalda anclándose en sus músculos. Mi boca se entreabrió para corresponder aquel beso que hacia tiempo que deseaba, volcando en el todo aquel deseo y la espera, deleitándome en cada segundo que mi lengua busco la suya bailando juntas, lo carnoso de sus labios, las respiraciones agitadas, sentía que mi corazón estaba apunto de estallar en mi pecho de lo rápido que iba.

No fue hasta que me faltaba el aire que aparte mi boca de la suya no sin antes morder aquel delicioso labio, notando como se deslizaba entre mis dientes despacio.

Cargando editor
22/01/2019, 01:19
Dieter Kresing

Cuando entramos al piso, Mary se queda pegada a mí. La miro intensamente a los ojos, me pierdo en ellos. No existen sombras en sus ojos, no existen miedos en ellos. Son un bálsamo para un alma tan atormentada ahora mismo por las dudas, los miedos... y también por los deseos.

Nuestros labios se encuentran, mientras sus manos abren lentamente mi camisa, botón a botón. Parece un sueño, una de mis fantasías con ella. Pero esto no es fantasía. La rodeo con los brazos, casi sin creerme que es ella la que está aquí. Mi camisa termina abierta, mientras sus manos recorren mi pecho. Entonces desciendo mi cabeza, hasta que mis labios se posan en los suyos, mi lengua invade su boca, mis manos se aferran a su espalda. Nos fundimos en un abrazo, en un beso, con deseo, con pasión.

Por fin el aire falta, y nos separamos. La miro a los ojos, así, abrazados, y bajo mi cabeza. Pero esta vez no voy a sus labios, sino a su cuello, que procedo a besar, con besos cortos, saboreando su piel, impregnandome de su aroma. Mary... susurro en su oído, antes de morder suavemente el lóbulo tras perfilarlo con la lengua.

Mis manos recorren su espalda, desde el cuello hasta casi el trasero, pero sin llegar a tocarlo, quedándose en la parte baja de la espalda. La deseo, eso es evidente y será evidente para ella, pero no quiero apresurarme. La deseo, sí, pero más que eso la amo.

Cargando editor
22/01/2019, 23:39
Mary Anne Dickinson

Note sus manos cogiéndome, estaba ya completamente pegada a el, en sus brazos con mi torso pegándose al suyo en cada respiración agitada, notando como íbamos moviéndonos, como mas de una pared termino en mi espalda, no se cuanto tardamos en llegar a la habitación, pero tenia claro que desde ese momento no vería el pasillo de la casa de la misma manera nunca mas, recordando como las habíamos caminado desbocados en una pasión que sin duda llevábamos mucho conteniendo, como su boca se deleitaba en mi cuerpo, como mis manos recorrían cada centímetro de su espalda tirando de su pelo de vez en cuando para elevar su rostro de mi cuerpo para así poder devorar de nuevo su boca.

Podría derretirme completamente en sus manos solo con sentirlas recorrer mi cuerpo, a medida que notaba sus dedos bajar por mi espalda hasta casi mis nalgas, mi piel se puso de nuevo de gallina con un delicioso cosquilleo recorriendome entera.

Cuando mordido el lóbulo de mi oreja y su susurro entro en mi oido no pude evitar pensar que oírlo susurrar de aquella manera era de lo mas sexi y mi cuerpo reacciono al momento con unas pruebas claras, la zona central de mis pechos se endureció dejando unos pezones marcados, y  mis muslos se apretaron y rozaron entre ellos por el hormigueo que me recorrió entre las piernas. No se hacia a la idea de lo mucho que me excitaba.

- No..hagas ruido...-dije entre susurros entrecortados.-  O..le despertaremos y....uff.- La puerta de mi habitación cedió lo justo para poder entrar, pasar ambos y volver a cerrarla.

Cargando editor
23/01/2019, 00:08
Dieter Kresing

La puerta de la habitación de Mary se cierra a mis espaldas, y solo asiento ante lo de no hacer ruido. Aunque no sé si será posible, lo intentaré.

La habitación está a oscuras, y por un momento mis ojos abandonan la dulce tarea en el cuerpo de Mary para mirar a nuestro alrededor. Pero no, ahora mismo no hay sitio en mi mente para mi paranoia, ahora solo hay sitio para ella, para Mary.

Puedo notar sus pechos apretados contra el mío, sus pezones incrustándose en mi piel, casi como queriendo romper la tela de su vestido para clavarse en mí. Al mismo tiempo, noto mi sexo rozarse contra el de ella, ansioso, deseoso. Pero no le dejaré hacer tan fácil, antes quiero disfrutar de Mary.

Llevo mis manos, en la espalda de Mary, al cierre de su camisa* abriéndolo despacio, deleitándome en el roce de su piel, mientras mis ansiosos labios se entretienen en su clavícula. Por fin, cuando la camisa se abre, la saco de sus brazos haciendo que caiga al suelo.

Notas de juego

* En la foto parece que llevas camisa y falda, espero no estar equivocado. Y que la camisa se abre por detrás, pues por delante no se ve ningún cierre.

Cargando editor
24/01/2019, 23:41
Mary Anne Dickinson

¡Dios me moría porque me tocara!

Siguió el descenso tenia la respiración tan entrecortada que no era capaz ni de hablar, quería mas, lo quería todo, y lo quería ya, ahora mismo era una niña impaciente por abrir su regalo.

Mis manos ya habían desabrochado su pantalón y ahora bordeaban la coma de sus calzoncillos tentado, provocándolo como el me había provocado a mi, no iba a negar que me moría de curiosidad por lo que guardaba allí dentro. Mis manos subieron para desabrochar con torpeza su camisa, al igual que que el me había quitado la mía, dejándome en un sostén ligero.

Acerqué entonces mi boca a su pecho, besando sus pectorales mientras subía lentamente hasta su cuello y mordía su clavícula, en un intento de dolor sexual algo pícaro.

Cargando editor
25/01/2019, 00:12
Dieter Kresing

Siento las manos de Mary recorrer mi cuerpo, ir aflojando la ropa que ahora mismo nos estorba a ambos. Desabrocha mi pantalón, perfilando la goma de mi slip, pero no pasa de eso. Luego, lentamente, sube desabrochando mi camisa, besando a continuación mi pecho. Con un rápido movimiento termino de quitarme la camisa, lanzándola a una esquina, mientras su mordisco que pretende ser doloroso solo consigue arrancarme un Hum... ahogado de placer.

Mi mano derecha se posa en el pelo de Mary. No me lo puedo creer. Es su pelo, es ella... es un sueño. Acaricio el pelo, mientras la derecha baja despacio por el cuello, acariciándolo, casi sin rozar la piel, hasta el ligero sosten. Agarro su pecho con mi mano izquierda, es grande pero mi mano lo es más y lo abarca por completo. Me encanta. Tras tocarlo un poco así, despego la mano y empiezo a jugar con él, acariciando el pezón sobre el sujetador o tocando los trozos de pecho que quedan desnudos.

Finalmente, ambas manos abandonan sus agradables tareas para ir a la espalda de Mary y, con bastante habilidad, desabrochar el sujetador. La miro a los ojos mientras tiro del sujetador para sacarlo, pero una vez con él de la mano no puedo evitar bajar la vista para ver sus pechos, los pechos de la que hasta ahora era mi amiga, los pechos de la que ahora será... bueno, lo que sea, quizá solo una compañera de infortunio, quién sabe.

Cargando editor
29/01/2019, 23:54
Mary Anne Dickinson

Al tenerme casi desnuda me miró, pese la tenue oscuridad de la habitación, y eso me causo una sensación de pánico absoluto, apreté los labios mirando a otro lado que no fuera el completamente roja, me di cuenta que era la primera vez en mi vida que tenia miedo de no gustarle a un hombre...

Tan solo fueron unos segundos. Eternos segundos que me costaron centrarme en lo que estaba pasando. Después... todo se volvió mas turbio, mas alocado. Puede que fuera la impaciencia, o aquella mano que me acariciaba los pechos, pero mis acciones fueron totalmente involuntarias, como si llevaran tiempo deseándolas. Deje caer mi falda a los pìes, primeramente, ara después enfrentarme a él., casi con la boca abierta, jadeante por un beso mas.

Me di la vuelta, haciendo que me rodeara con sus brazos, mientras en mis nalgas notaba su miembro excitado. Recogí una de sus manos para guiarla abajo, muy bajo, hasta que sus dedos se deslizaron entre mis braguitas. Y mas aún. Llevé hasta mi sexo para que empezara acariciando lo que había entre mis piernas.

La otra mano subió hasta su pelo y mi cabeza se ladeo como para dejar al descubierto una yugular que esperaba que mordiera mientras me excitaba tanto que deseaba que jugara con mi clítoris y los pliegues que lo rodeaban.

- Ummm.- salio de mi boca, mordiéndome el labio de forma inconsciente y cerrando mis ojos.

Cargando editor
30/01/2019, 00:20
Dieter Kresing

Mary parece querer llevar la iniciativa, y yo estoy más que dispuesto a cedérsela. Su falda resbala hasta el suelo, quedando allí como un saco tirado, mudo testigo de la pasión que se está desatando cada vez más. Su cuerpo aparece ante mi en la escasamente iluminada habitación casi completamente desnudo.

Su boca me llama, me tienta, y no puedo negarme. La beso nuevamente los labios, un beso corto pero intenso, buscando su lengua, arrastrando levemente su labio inferior al separarme. Al separarme para girarse y quedarse pegada a mi, sintiendo su trasero en mi miembro. Llevo mi nariz a su cuello, aspirando fuertemente su aroma, anhelando que nunca se aleje de mi ese olor.

Mientras mi mano derecha sube para jugar con su pecho, su mano izquierda sujeta a la mía izquierda para guiarla hacia un nuevo destino, lentamente, bajando por su abdómen hasta el interior de su braguita, pasando sobre el monte de venus hasta su sexo. Empiezo a acariciarlo lentamente, por el exterior, notando su humedad. Luego voy introduciendo mis dedos, separando los labios, buscando y encontrando el botón de su placer, botón que pronto se convierte en el principal objetivo de mis caricias, caricias suaves, calmadas, pero también anhelantes, deseosas de su cuerpo. Juego en su clítoris, con caricias circulares, deseando darle placer. Abandono momentaneamente mi tarea para recorrer su sexo desde este punto bajando hasta su cueva húmeda y caliente para luego volver a recorrerlo a la inversa, ya con mis dedos húmedos de su esencia, permitiendo una mayor lubricación y por tanto mejor deslizamiento de mis dedos en su clítoris.

Mary inclina su cabeza y yo no me hago de rogar. Muerdo su cuello, suavemente, dejando que sienta mis dientes pero sin apretar demasiado, para a continuación repasar la zona con mis labios y mi lengua. Vuelvo a llevar mis labios a su oreja.

Eres un sueño hecho realidad, cariño... luego, vuelvo a descender con mis labios hasta su cuello, para llenarlo de besos y algún ocasional mordisco pasional. Si sigo así voy a perder el control.