¿Lo que solemos hacer? - preguntó un sonriente Ethan - No, no. Nunca se nos había presentado un caso similar. Normalmente todos los seres vivos de ahí fuera saben perfectamente cómo moverse en su entorno y, que sepamos, jamás han chocado contra la cúpula. Ese caso es...especial.
Miró a Isabella, despues a John, y por primera vez sus labios se fruncieron y se mostró serio, con cierta gravedad en su mirada - Uhmmm, quizá deberíais esperar a otro momento. Realmente no sabemos qué clase de criatura es y existe una pequeña posibilidad de resultar peligroso.
John sé que te prometí este viaje, pero...¿aún sigues queriendo hacerlo?
Mientras Ethan hablaba, una cierta intranquilidad se había apoderado también de John, el cual, casi como por descuido, tomó la mano de Isabella en la suya.
Desde el momento en que habían salido del ascensor habían caminado uno junto al otro, pero sin que ningún contacto existiera entre ellos.
Casi podría decirse que John tenía alguna clase de reparo en que Ethan viese ese tipo de gestos entre él y la muchacha que lo acompañaba. O puede que simplemente pensara que los reparos los pudiera tener ella.
Pero eso se había acabado en aquel mismo instante, pues la calidez de la mano del hombre se trasladaba ahora a la de la mujer que había hecho la pregunta.
Bueno...si dices que apenas existe posibilidad de resultar peligroso... - respondió John algo indeciso. No quería poner a Isabella en peligro alguno, pero al mismo tiempo quería conocer la sensación de estar los dos solos rodeados por una inmesidad de oscuridad. Aunque en realidad no estarían solos, pues como mínimo debía estar la persona encargada de pilotar el submarino, pero eso no le importaba, para él sería como si no existiera. - Que decida Isabella. - propuso al fin - Al fin y al cabo yo ya he estado ahí fuera una vez, aunque estoy convencido de que esta vez sería muchísimo mejor.
La sonrió abiertamente, dejando claro a lo que se refería con ese último comentario.
-¿Peligroso...?
Isabella sintió el tacto de la piel de John, sintió como ése buscaba su mano, y la tomaba con ternura, con cariño. Dejó que el gesto permaneciera, y no sólo no se apartó, sino que no disimuló su sonrisa complacida.
Pero cuando Ethan mencionó un posible peligro, se giró hacia él, con el semblante de quien tiene una pregunta que hacer, pregunta que salió sola, y quedó flotando un segundo antes de que la siguiera ninguna otra, porque vio en la mirada del oceanógrafo la preocupación.
-¿Por qué crees que es peligroso...? ¿Qué clase de animal era el que ha chocado con la Cúpula? ¿Era muy grande...? ¿Temes que pueda atacar al submarino...?
Y entonces sí, las preguntas se volcaron unas sobre otras transmitiendo la inquietud de la mujer.
No sabemos de qué animal se trata. - respondió prontamente Ethan, encogiéndose de hombros y levantando las manos con las palmas hacia arriba - Precisamente por eso se han adelantado los preparativos del submarino, para salir y así ver a lo que nos enfrentamos. Como he dicho antes no creo que sea peligroso y sólo sea una criatura que anda desorientada, pero por lo que hemos podido vislumbrar con los radares...sí, es bastante grande.
El hombre se estaba mostrando completamente sincero, pues si John e Isabella decidían subir a ese submarino, debería ser con la misma información de la que él disponía.
Realmente pensaba que no debería existir peligro alguno, pero claro, tampoco podía asegurarlo y por lo tanto se veía con la necesidad de mantenerlos informados.
Ahora la decisión ya no estaba en su mano.
Mientras tanto, los técnicos que se encontraban observando los monitores se movían algo nerviosos, centrados en una de las pantallas que se encontraba más a la derecha.
Desde su posición, Isabella sólo podía ver que se encontraba oscurecida casi en su totalidad, excepto por unas líneas verdes concéntricas y una pequeña mancha amarilla en la parte inferior, pero no podía saber lo que significaba.
En ese momento, uno de ellos llamó a Ethan - Jefe, parece que vuelve a acercarse.
-Vamos. No tengo miedo, no creo que justamente ahora, tras siglos de Cúpula, llegue un peligro que no se ha conocido antes, ¿no te parece...? -se dirigió a John, pero iba mirando alternativamente a éste y a Ethan. -No perdamos tiempo, si está ahí, hay que verle, y el submarino ha de zarpar ya.
La resolución estaba tomada. Por fin era de nuevo la Isabella que el médico conocía del Hospital. Activa, decidida, arriesgada... valiente. Aunque era cierto que no consideraba que hubiera un peligro real, podía leerse en sus ojos, sí que lo era que sabía muy bien que era una situación desconocida para los del oceanográfico. Y, quizá precisamente por eso, por el sabor picante de la aventura, no quería dejarla pasar.
Esperó a que Ethan o alguien de su personal les dieran las instrucciones para abordar el submarino, y cuando lo hicieron se dispuso a ello sin ningún titubeo.
El traumatólogo quedó gratamente sorprendido ante la iniciativa demostrada por Isabella. Ultimamente, todo lo que tenía que ver con ella, le provocaba una continua sensación de júbilo.
Puede que algún día se acostumbrase a ese caracter jovial e intrépido de la enfermera, aunque algo le decía que, para llegar a ese punto, tendrían que pasar muchos años. No le cabía la menor duda de que una incontable cantidad de tesoros se encontraban almacenados en el interior de la mujer que se encontraba junto a él...sólo esperaba ser el afortunado que pudiera ir descubriéndolos poco a poco.
Pues si así lo queréis podéis subir ya al submarino. - indicó Ethan, que ya se volvía hacia el técnico que había llamado su atención - Está preparado y únicamente espera que subáis a bordo para poder partir. John, tú ya lo conoces, así que ayúdala a embarcar.
Con la urgencia que escapaba de las palabras de Ethan, John llevó a Isabella por la pasarela, sujeta por una mano que hacía rato que no soltaba.
Puede que fuese una tontería, pero ahora que había conseguido el contacto de la mujer le costaba horrores el desprenderse de él. Sentía la calidez de su piel, la cual se extendía incluso por su propio cuerpo para proporcionársela a él.
Ese día tenía que ser inolvidable. Se esforzaría al máximo para conseguir que ella lo retuviera en su memoria durante mucho tiempo, y quizá pudieran rememorarlo juntos al cabo de los años.
Ya habían llegado hasta la trampilla, la cual permanecía abierta a la espera de que la atravesaran los nuevos pasajeros.
Baja tú primero - le indicó el médico - ya me encargo yo de cerrarla cuando estemos dentro. - por desgracia, para que ella pudiera hacerle caso, debía dejar que su mano escapara de entre la suya.
Se encogió de hombros mentalmente. Un pequeño sacrificio para poder disfrutar de su compañía durante más tiempo.
Y así lo hicieron. Al descender por la escalerilla, Isabella comprendió que la ropa elegida puede que no fuera la más idónea para realizar una excursión de ese tipo, pero ya no había remedio, por lo que lo apartó de su cabeza y descendió lentamente, con cuidado de no resbalar.
Pasas a la escena Vetusta Soledad.
Ahora pondré un post indicando que descendéis como medida introductoria. En el interior del submarino sólo hay dos personas, ambos jugadores, aunque uno de ellos está más bien out y lo pnjotizo de momento.