Partida Rol por web

Facción Roja

El ducado de Gules siempre fue de los menos extensos. Situado al este de la capital del reino, cuando el Duque Alfredo de Gules fue desterrado, la mitad de sus terrenos fueron a parar a manos de la Iglesia. Aunque su borde oriental se encuentre limitado por el mar de los lamentos, la pesca nunca fue uno de sus puntos fuertes. Sin embargo, los hombres del Duque de Gules sí son bien conocidos por sus habilidades de caza. En la parte occidental del ducado se hallaba uno de los bosques más activos del Reino. Su frondosa vegetación y el hecho de que estuviera aislado de las tierras del resto de los duques, lo convertían en un terreno poco transitado donde la fauna se desarrollaba de la forma más salvaje.

Hoy en día, y desde hace unos años, el bosque es parte del territorio de la Sancta Iglesia, y los pocos hombres del duque que todavía viven y sirven a su señor, son los que se ocupan de su castillo. No esperan su regreso, por supuesto, pues hace años que el Martillo Azur, el barco del duque de Azur, se encargó de llevar al desterrado duque a Inglaterra. Pocos saben qué pudo ser tan ofensivo para el Rey como para desterrar a uno de sus nobles. Lo que sí sabe todo habitante del Reino Argenta es que si el Duque de Gules es algo rebelde, el monarca es igual de temperamental.

Historia

Una vez en la espléndida Inglaterra, el Duque Alfredo empieza de cero a servir a un nuevo Rey. Rey que nunca llegó a confiar en él en exceso. Su relación tras varios años se ha basado en el mútuo respeto. Prueba de esta falta de confianza absoluta es la condición que exigió el Rey de Inglaterra para que el duque volviera a su tierra natal: Que uno de los embajadores, Lord William de York, lo acompañara. Y con él, viaja su hija, Lady Catherine de York.

Hay un tripulante más a bordo del navío inglés, Don Gregorio de Peñacerrada, lacayo leal del Duque y casi considerado como su propio hermano. Hace un tiempo lo encontró inconsciente en la orilla de las bastas costas de Inglaterra y, aunque nadie sabe realmente cómo llegó allí, desde el primer día ambos son como uña y carne.