Facción Amarilla
Hasta hace poco, las tierras del Marquesado de Trigo formaban parte del ducado de Sable. Al ser nombrado Marqués por el rey, el Duque de Sable decidió ceder parte de sus extensas tierras al que fue su fiel escudero, Eduardo Trigo.
Las tierras del Marquesado de Trigo son extremadamente frías en invierno, y muy calurosas y áridas en verano. Es durante esta época cuando los extensos campos de cereal brindan al marquesado un color dorado, que se extiende hectáreas y hectáreas.
Históricamente una zona pobre, casi ahogada por los diezmos que debían pagar al Duque, el Marquesado de Trigo floreció rápidamente sin el yugo del Duque de Sable. Al adquirir los derechos de vender su propia cosecha los granjeros pronto formaron una nueva ciudad, Espelta, capital del Marquesado de Trigo. La ciudad cuenta con un importante mercado, que atrae también a gremios de artesanos y constructores, muy interesados en dar servicio a los nuevos ricos que están apareciendo en la región.
Sobre su viaje a la corte
El Marqués ha sido llamado a la corte, y con el viajan otros habitantes del marquesado.
Alberto, su hermano, viaja siempre con él, para ayudarle en cuanto fuera necesario, como escudero que es.
Fray Miguel viaja como representante de la iglesia en el marquesado.
Marta es la prometida del Marqués, y este ha solicitado que le acompañe, para que vaya conociendo a la corte.
La acompaña Armando, su padre, un excelente arquitecto.
Personajes de la facción amarilla:
-Marqués Eduardo de Trigo, también llamado el Caballero Amarillo o el Caballero Nuevo
-Alberto de Trigo, hermano y escudero del Marqués.
-Fray Miguel de Molinos, fraile mendicante
-Armando Torres, constructo de catedrales
-Marta Torres, hija del constructor, y prometida del Marqués
34. Marqués Eduardo Trigo, llamado el Caballero Nuevo o el Caballero Amarillo.
Eduardo Trigo nació siendo campesino. Cuando llegó la cruzada, se alistó como un soldado más (o mejor dicho, le alistaron). Una vez que el anterior escudero de duque de Sable falleció en una emboscada, Eduardo se convirtió en el nuevo escudero del Caballero Negro. Y no lo hizo nada mal. No era tan cruel como su señor, pero sí igual de efectivo. Una gran mente para la estrategia y una buena habilidad en el combate hicieron que el Duque le nombrara Caballero. Un par de escaramuzas más tarde, el Rey –en un gesto que sorprendió a no pocos nobles- le recompensó con el título de Marqués. Los nobles más antiguos le miran con desprecio por sus orígenes plebeyos, aunque a él eso no le quita el sueño. Está acostumbrado a los avatares de la guerra, pero no a las intrigas de la corte. Es un hombre sencillo que no entiende de dobleces ni hipocresía: le gusta llamar a las cosas por su nombre. Acude a la corte porque el rey lo ha convocado, claro está. Es cierto, en su séquito hay muchísimas personas que ven en él una especie de campeón de los plebeyos, pero él no tiene ninguna ambición política. Sólo lealtad para su Rey y para el bien del Reino. Y amor, claro. Ama locamente a Marta Torres, la hija del constructor de catedrales que lo acompaña.
Nota: La muerte del Rey es un claro golpe para él, pues fuera quizá el mayor apoyo que tenía en la Corte.
Objetivos: Como justo y leal al Rey que es, intentará buscar al culpable de su muerte. No pretende entrar dentro de la lucha entre posibles herederos, pero si los derechos de los plebeyos del rey están en peligro por el monarca elegido, también intentará mejorar las cosas para con los suyos.
35. Alberto Trigo, su ambicioso hermano, escudero pero sin título.
Alberto no se alistó en la cruzada. Alberto no combatió a los árabes. Alberto no fue un héroe. Alberto no fue caballero. Alberto no fue marqués. Pero Alberto es mucho más listo y ambicioso que su simple hermano, al que desprecia. Para él, es sólo un estúpido con suerte, y sus éxitos militares producto del azar. Su falta de ambición demuestra además que el rey le concedió el título al hermano equivocado.
Nota: Tras la muerte del Rey, Alberto ve la posibilidad de aliarse con el futuro nuevo Rey para conseguir el tan deseado título que su hermano no merece.
Objetivos: Alberto está dispuesto a todo, incluso a traicionar a su hermano, a cambio de un título propio.
36. Fray Miguel de Molinos, revolucionario fraile mendicante.
Fray Miguel es un predicador nato que ha hecho voto de pobreza. Pero de verdad. Es un hombre del pueblo al que le gusta meter las narices en las casas de los ricos y reprocharles sus privilegios. También es un fanático que se azota cada noche porque se considera indigno, claro, pero tiene un gran apoyo popular. Estar en el séquito del Marqués le permite poder meter las narices mucho más de lo normal. En realidad su objetivo principal no es tanto ayudar a los más humildes como avergonzar a los poderosos. Al fin y al cabo, si él se azota, ¿por qué los demás no?
Nota: A Rey muerto, Rey puesto. La muerte del Rey no cambia las cosas para el Fray Miguel, pues probablemente el nuevo Rey sea tan derrochador como el anterior.
Objetivos: Conseguir avergonzar a quien sea y como sea, a ver si consigue que alguien más haga voto de pobreza y reparta sus riquezas entre los necesitados.
37. Adelaido de Lorena, rico comerciante de paños, representante del gremio de mercaderes.
Algo está cambiando en el mundo. Y Adelaido sabe lo que es. Es redondo, amarillo y brillante: dinero. El dinero es el nuevo rey, por encima de los monarcas. El dinero es el nuevo noble, por encima de los poderosos. El dinero es la nueva espada, por encima de los ejércitos. El dinero es el nuevo Dios, por encima de los religiosos. Sólo falta que los que mandan entiendan que los que mueven la economía, los emprendedores y los hombres de negocios como él necesitan algo de poder real, y no sólo el que les otorga su riqueza. ¿De qué sirve ser rico si me asfixian a impuestos? ¿Si no puedo llevar armas, ni aconsejar al rey, ni tener mi propio blasón? La buena fortuna de Adelaido, sin embargo, es que posee una enorme. Fortuna, se entiende. Y la usará para conseguir sus objetivos. El duque de Azur necesitará oro para su nuevo mundo; el de Sable, para su ejército, el de Gules para pagar sus deudas, el de Sinople para sus lujos cortesanos, la Iglesia para construir catedrales... Y otra cosa no, pero si en algo es experto Adelaido es en escuchar ofertas...
38. Armando Torres, Constructor de catedrales.
La diferencia entre un artista y un artesano es sutil, pero Armando la comprende muy bien. El artista alcanza una comprensión más perfecta sobre lo espiritual: no ve piedras, ve ofrendas. No hay arcos, sino bóvedas celestes. Lleva trabajando en la construcción de templos toda su vida adulta, y sus ideas son a la par revolucionarias y atractivas. Sin embargo, la Iglesia no da demasiados encargos porque construir una catedral equivale a instituir una diócesis, e instituir una diócesis equivale a nombrar un nuevo obispo. Y sus eminencias están demasiado ocupadas concentrando el poder en sus sedes para repartirlo entre más pastores del señor. Así que nada de obispos, y por tanto, nada de catedrales. Además, está la cuestión de su hija: el Marqués la desea, no le importa que sea plebeya y podría significar el apoyo del Rey a sus proyectos. Todos ganan. Así, quizá el Rey pueda presionar a la Iglesia... al fin y al cabo, una catedral es motivo de alegría para todos... ¿o no?
Nota: Pues vaya un fastidio. Ahora que el Rey ha muerto, ¿quién va a presionar a la iglesia para conseguir construir una catedral? SU catedral. Aquella obra de arte que hace años ronda por su cabeza, perfeccionándose cada día más...
Objetivos: Conseguir construir su propia catedral. Alguien que la financie y alguien que convenza a la Iglesia. Para ello, que su hija se casara con el Duque sería de gran ayuda. Al menos, una vez se decida quien será el nuevo Rey.
39. Marta Torres, la hija del constructor, prometida del Caballero Amarillo pero enamorada de Alvar de Comesaña, escudero del Duque de Sable.
Marta es una mujer de su tiempo. No se resigna a ser la esposa de un Marqués. En realidad no se resigna a ser la esposa de nadie. Le gustaría escapar del mundo. Ha oído que se ha descubierto un nuevo continente, un lugar de maravillas y libertad sin precedentes. Es cierto que hay muchas cosas que le atan al viejo mundo: su padre, su futuro esposo el Marqués y su verdadero amor, Alvar de Comesaña, el escudero del Duque de Sable, el Caballero Negro. Pero su padre comprenderá que ella tenga que buscar su propio destino, el Marqués superará pronto el embobamiento (es un hombre práctico, con los pies en el suelo, al fin y al cabo), y Alvar... Alvar debería acompañarla más allá del mar...
Nota: La muerte del Rey no cambia las cosas para ella.
Objetivos: Convencer a Alvar de que se la lleve lejos, al nuevo continente, donde empezar una nueva vida juntos. Aunque probablemente él tendrá otros planes en mente... Planes que no la incluyen a ella para nada. Quizá, si lo ayudara en su propósito...