Partida Rol por web

Acaricia la cabeza del tigre y coloca la capa sobre ellos que al ser bastante abrigada seguramente ayudará también a que poco a poco gane calor.

-Quédate un rato sobre él y no permitas que se levante hasta que no se haya recuperado del todo - vuelve a acariciar la cabezal de tigre, que seguro que es un peso muerto encima del cuerpo de Zoriak, pero es la única forma de calentarlo que se le ha ocurrido.

Se acerca a los demás. Lo mejor sería hacer algo caliente para el druida, pero eso supondría ponerse a hacer fuego en ese momento y no tiene la habilidad necesaria para hacerlo.

-Como Igrith desprende mucho calor gracias a su pelaje, seguro que Zoriak se recupera pronto... pero deberíamos tener algo caliente para cuando consiga reincorporarse. Le sentará bien a su cuerpo y se calentará por dentro.

Viendo las dificultades de Zoriak para entrar el calor, Crixor se dirije al muchacho para saber en que condiciones se encuentra.

-Zoriak, ¿ya vas entrando en calor? Cuando puedas come algo y termina de recuperarte. Ya sabes lo que tenemos por delante, tienes que entrar en calor rápidamente. Después se dirije a Farah.-Biuen hecho. A veces se necesitan habilidades menos impresionantes para que las cosas salgan bien.

Mientra habla Crixor come algo de las provisiones a modo de desayuno. 

Sonríe.

-La magia está bien, pero ¿y si no funciona? No podemos depender siempre de los poderes mágicos. Hay que tener más habilidades en esta vida que saber conjurar un fuego o un viento... que sí, te pueden salvar la vida, pero también pueden condenarte.

Se estira grácilmente mientras se acerca a las provisiones ya que al despertarse lo primero que ha hecho ha sido tratar de ayudar a Zoriak. Coge un poco de pan y queso y se acerca a su mochila mientras come para sacar el cepillo para peinarse el cabello. Estar de viaje no significa descuidar los cuidados básicos de la imagen... nadie sabe nunca cuando tendrá que usar sus habilidades.

-A pesar de saber voy a acabar con calambres, creo que hoy deberíamos cruzar el bosque ese antes que caiga el sol... tendremos que ir rápidos. No creo que sea buena idea pernoctar ahí.

Después del frío extremo (para él), Zoriak se desvela del trance sufrido por la hipotermia, con una sensación pesada aunque agradable por el calor, encima suyo. 

-Gracias... a quien haya sido, gracias. No sabía que habría tanta diferencia con la selva, maldita sea.

Una vez algo recuperado, Zoriak se levanta, intenta mover los brazos y piernas, y empieza a ejercitarse.

-No me gusta deber nada a nadie, así que espero poder pagaros el favor pronto, como pueda. Gracias de nuevo por vuestros esfuerzos y ayuda.

-Esta noche puedes pedirme la capa... es abrigada para dormir, pero creo que lo mejor será que compres ropa más abrigada para la montaña cuando lleguemos a Bastion de Hierro o podrías pasarlo mal. Creo que lo mejor será hacer una hoguera esta noche para mantener el calor.

Acaba de desayunar y guarda el peine en la mochila. Se acerca al lugar donde Zoriak ha dejado su capa y la recoge, sacudiéndola un poco para quitarle el polvo de encima.

-Dale las gracias a Igrith que ha accedido a hacerme caso y aplastarte con su peso y darte calor.

Le acaricia tras la oreja a Igrith y vuelve a acercarse a sus cosas. Tiene la sensación que será un día bastante duro para ella. Sacude una última vez la capa y se la coloca sobre los hombros.

Lothar simplemente observó la situación, sus compañeros se desvivían por salvar al muchacho en taparrabo y por una intervención a tiempo de Farah lograron sacarlo de la hipotermia.

Al ver como el hechizo de el mago no había funcionado, el nigromante frunció el ceño, dando una señal de desaprobación y tristeza por el pobre de Kalahad.

El druida se reincorporó lentamente y en ese mismo instante Lothar recordó que tenía una fogata prendida a unos 40 metros de ahí.

¡Jajaja! de haberlo recordado antes no tendrían que haber actuado de esa manera. pensó con una leve risa para si.

Volvió a buscar sus cosas y apagó definitivamente el fuego que había prendido antes de acostarse, ya solo quedaban brasas y fue bastante facil apagarlo.

Se alistó y se quedó parado esperando a que tomen una decisión.

Zoriak ya se siente completamente bien, como nuevo.

-Siento haber sido una carga, espero que no vuelva a suceder. Tenemos que partir ya, nuestros padres corren peligro y no podemos quedarnos parados sin hacer nada. Al menos yo no puedo.

Dicho esto, se adentra en el camino junto a Igrith, a la espera de que le sigan, mirando hacia atrás, como si hace un rato no hubiera sido él el que no podía moverse.

-Deberías comer un poco antes de continuar.

Carga con la mochila al hombro y comienza a caminar tras Zoriak que parece recuperado del todo, pero la hipotermia es muy peligrosa y quizá no debería tomarla tan a la ligera, aunque la hayan parado a tiempo.

-Puedo dejarte mi capa aunque te sientas incómodo con ella y te venga un poco corta... deberías mantener el calor aun.

Se gira hacia los demás para ver si les siguen y ve como Lothar termina de apagar las brasas de una pequeña fogata... si que se lo tenía callado.

Kalahad no dice nada. Se siente profundamente frustrado, irascible y abatido. ¡Ha fallado en un truco elemental! Sabe que los demás se ríen de él aunque no dice nada y no tiene argumentos para rebatirlos. Al menos Farah no se ha mofado de su pifia, pero sabe que Lothar sí ha sentido su fracaso. ¿Cómo puede haber sido tan torpe? Repasa mil veces en su cabeza lo que hizo y por qué no funcionó. No le basta saber que hasta el mago más experto depende al final del azar del universo. ¡Tenía que haber salvado al chico! 

Y ahora no siente enfado porque haya sido la ladrona y su inteligencia quien le sanara, pero tampoco alegría porque se haya recobrado. Sólo siente el amargo sabor de la derrota y la duda que le corroe si debería ser fiel a la verdad o a su autoestima a la hora de narrar esto en su diario. 

Cabizbajo y en silencio sigue al grupo en su marcha.

El grupo caminó toda la mañana sin incidentes. Apenas pasado el mediodía, cuando el sol se encuentra en su cénit, divisan a lo lejos el Bosque de los susurros. Desde allí, en una posición algo elevada, se puede ver el gran bosque a los pies de las famosas Montañas del Trueno.

Al no estar demasiado lejos, siguen camino para evaluar sus opciones desde mas cerca. Cuando van llegando ven el primer vestigio de civilización humana desde que abandonaran Robleviejo, pero es sólo un templo dedicado al Único. Mas allá del templo, el bosque parece recibirlos con el ruido de miles de hojas al ser movidas por el viento.
 

Tras unas cuantas horas caminando, no cree que pueda continuar más sin descansar un poco y al bosque se tiene que entrar con todas las energías repuestas. Además, parece un buen lugar para hacerlo pues hay una edificación... un templo d El Único. No es que sea creyente, eso de confiar en los dioses para todos los aspectos de la vida no lo ve muy lógico, pero eso no quita que el templo esté construido en un lugar bonito, con el bosque y las montañas detrás.

-No sería un bueno momento para parar, descansar un poco y recuperar un poco las energías? Aunque sean un par de minutos.

A Crixor y a Zoriak seguro que les da igual continuar caminando, pero quizá a los demás les resulte mejor el descansar un poco y la apoyen con esa propuesta.

Caminaron unas horas después del gracioso momento que vivió el nigromante, no pudo evitar recordar durante el viaje lo vivido y cada tanto le salía una risa entre dientes. Gracias a eso el viaje fue muy placentero, casi ni se percató de que habían caminado hasta el cansancio nuevamente.

Su felicidad se vio destruida cuando llegaron a ese templo en el camino, la cara de Lothar se transformó en lo que al parecer es odio irracional, su ceño se contrajo de manera tal que se le notaban todas las arrugas que no debería tener.

Al darse cuenta que ese templo era de "EL ÚNICO" paró la marcha. "Yo ahí no entro, pueden hacerlo ustedes, pero yo ahí no entro" Fue lo único que dijo, no dio razones del porqué... "Si desean descansar ahí dentro yo esperaré afuera." prosiguió.

-Nadie ha dicho nada de descasar dentro, Lothar. Solo he dicho que podemos descansar aquí porque dentro de nada entramos en el bosque y no creo que sea buena idea hacerlo cansados. Podemos descansar igual de bien, y mejor, aquí fuera.

No cree que sea necesaria esa reacción por parte del nigromante que parece muy reacio a todo lo que esté relacionado a temas religiosos. Seguramente la religión le considera un ser malvado por las artes que lleva a cabo... bueno, en verdad, la mayoría de la gente le verá con esos ojos allá a donde vaya, sin tener en cuenta si de verdad es maligno o los motivos que le llevaron a ejercer esa magia.

-Yo prefiero descansar a la sombre de los árboles que ahí dentro.

Crixor detiene su caballo cuando llegan al templo. El Único era la única religión -valga la redundancia- con la que el soldado empatizaba y aún así no estaba de acuerdo con toda su doctrina.

Viendo que hay cierto interés por detenerse a descansar, pensó que no seria mala idea entrar a echar un vistazo. Nunca se sabe de donde puede llegar la ayuda, y más si se trata de un templo.

-Me parece buena idea, hagamos una pausa. Vamos a ver que nos cuentan los del ojo. Le dice a Farah sonriendo. El no está cansado pero sabe que algunos no tienen su misma condición física. Aún así esperaba no demorarse mucho pues la misión del grupo no lo permite.

Antes de dirigirse a la puerta, espera la opinión del mago y el druida.

-No creo que reciban muchas visitas y tampoco creo que sepan mucho de lo que pasa en el mundo si están recluidos ahí... por mucho que el Único lo vea todo y esas cosas.

A pesar del momento por el que pasan, por la incertidumbre de saber si sus padres viven o han muerto, recuerda las palabras de su madre que le decía que no es dios quien marca el camino de un hombre si no el propio hombre es el que marca cuando comienza un viaje y cuando acaba. Las personas no deben apoyarse en algo que no pueden ver, deben tener fe en sí mismos para hacerse fuertes.

Deja la mochila en el suelo y se acerca a una de las alforjas con las provisiones para coger algo que comer.

- Yo sí quiero entrar- dice rompiendo el silencio de horas- Hablar con ellos nos puede dar información sobre el Bosque y aunque los magos y los sacerdotes no tengamos especial afinidad tenemos territorios comunes donde sentirnos cómodos si uno aprende a ser discreto- rememora las palabras de su madre.

Quiero descansar y meditar un rato. Y si puedo hacerlo en una silla en vez de en el suelo, también lo agradeceré. Vamos, no podemos ser tan desconfiados en el inicio de nuestro camino, ni mostrar tantos reparos. ¿Qué ocurrirá cuando tengamos que entrar en grutas de dragones? 

Junto a Crixor me dispongo a entrar. Pero antes saco mi espejo y compruebo que mi aspecto sea lo más decente posible