Partida Rol por web

Por fin el nigromante volvió a respirar, las cosas no habían salido como él planeaba pero había podido subsanar el error cometido al principio.

Lothar observó a sus costados a ver si veía a sus compañeros no con mucha esperanza y tras hacerlo y ve que no los podía divisar observo a su perro quien fielmente lo había acompañado en todo momento...

Ya está querido amigo, lo hemos logrado... 

Las fuerzas del nigromante se desvanecieron haciendo que éste caiga desmayado al piso polvoriento y lleno de tierra húmeda... 

Súkubo lamió el rostro de su amo. 

Lothar no sabía si había pasado un minuto o largas horas desde que se desmayó de cansancio. Los espiritus del bosque ya no estaban, el  nigromante se encontraba en la misma bifurcación del camino donde había cometido el error en el conjuro. 

Miró hacia todos lados, sus compañeros de viaje no estaban ahí, ni los caballos. Ante él se abrían los mismos caminos, uno a la izquierda, otro a la derecha, y el último hacia atrás, hacia RobleViejo. 

El nigromante se hallaba sólo a excepción de su fiel can, sin comida ni agua.

Lothar se despertó desorientado no sabía cuanto tiempo había pasado... todo era confuso, su barriga crujía de hambre pero nada lo suficientemente como para fallecer en ese instante, eso no quita que tenga que buscar algo rápido de comer... pero estaba acostumbrado... al vivir solo en su cabaña solía salir a cazar alguna ardilla o algo para cenar por lo que no era algo que le preocupara mucho por el momento.

Lo que realmente le preocupaba al nigromante era llegar a destino, aquel destino que había comenzado a emprender antes de que todo esto ocurriera, quizás sus compañeros lo esperarían en la ciudad donde se suponía que iríamos, quizás no... pero había una realidad y era que su padre y su madre aún lo necesitaban por lo que decidió emprender viaje y tomó uno de los caminos de la bifurcación...

No tenía ni idea dónde debía ir por lo que decidió dejarlo al azar, la lógica no había funcionado cuando sus compañeros intentaron utilizarla.

Comenzando por la derecha y señalando los lugares comenzó con el muy conocido de tin marín de do pingüe cucara cucara maka que ya fue, yo no fuí fue te te... Y así fue que comenzó a caminar hacia la izquierda.

-Antes de cruzar dejaré que mi caballo descanse y beba agua. Se baja y espera a que el equino sacie su sed. Mientras observa las evoluciones de Farah, que se ata una parte de la falda a la cintura.

-Parece que el paisaje del bosque no es tan malo después de todo. ¿Verdad Kalahad? Mira a Farah con una sonrisa. No cree que sea el momento de piropearla pero el guerrero intenta quitar hierro al asunto del demonio y tal vez alegre algo a la muchacha. ¿Será vanidosa? De momento no se lo ha parecido.

Mira hacia el bosque cuando Crixor comenta eso. La verdad es que no parece tan malo como podría esperarse de un bosque poco amistoso y posiblemente lleno de peligros. Además, los animales solo están cansado, no parecen nerviosos ni asustados así que parece una parte relativamente segura y tranquila.

-No... no parece tan malo. Sería agradable pasear por aquí si un demonio no hubiese intentado hacerse con mi alma.

Sigue refrescándose con el agua del riachuelo.

El descanso sienta bien a los equinos, sobre todo al de Crixor que llevaba a dos personas y las pesadas raciones. El agua corre con fuerza desde el norte, es fresca y cristalina.

A unas decenas de metros a la derecha del camino pasa un ciervo que los observa con curiosidad y vuelve a internarse en el bosque.

La temperatura es agradable. El sol se eleva y brinda un intenso calor, pero es tamizado por las hojas de los árboles y una brisa agradable.

No hay noticias de Lothar pero tampoco de ninguna amenaza.

Parecia que Farah no interpretó bien sus palabras. Sí...Farah, pero aún así es agradable. El guerrero no ceja en su empeño de piropearla pese a que la muchacha no parece entenderle o eso es lo que quiere aparentar. ¿será timida o solo ingenua? Pero que cosas pienso ahora...lo importante es continuar" la búsqueda" y cruzar el bosque.

Después de comer algo rápido y beber un poco de agua, se vuelve a colocar La Segadora en la espalda y se sube a su montura. Cruza el arroyo y se reune con el mago al otro lado. 

Se queda esperando a Farah. 

Se da cuenta que le mira a la piernas, aunque tampoco es algo que le moleste especialmente pues durante los bailes suele llevar ropa un poco más ligera y con más vuelo y no es una falda entera, sino que a veces se pueden apreciar las piernas, pero parece que para ellos es algo insólito.

-¿Te referías a esto? - colora el pie sobre una piedra, doblando la rodilla - Tendrías que verme cuando bailo - dice un tanto sugerente, aunque ese es un arte que no domina del todo aun.

Le sonríe y sale del agua para devolver su falda a su estado original aunque sigue sin calzado pues tiene los pies mojados y es mucho peor caminar con los pies mojados dentro del calzado que caminar con los pies desnudos y mojados.

- Bueno... sigamos caminando... que parece que no tengáis prisa en llegar a nuestro destino con tantos miramientos- gruñe Kalahad, a quien de nuevo el baile del cortejo le intimida y desagrada por igual. 

El río queda atrás.

Luego de refrescarse, y con paso tranquilo Crixor, Kalahad y Farah siguen el camino. En esa parte del sendero todo parece muy tranquilo, se escucha el canto de los pájaros y la temperatura es muy agradable.

Luego de caminar un par de horas divisan el fin del bosque. Como había dicho Kalahad, se recomendaba no apartarse del camino. Parece que habían tomado la decisión correcta en la bifurcación, pues nada había pasado. Bueno, nada si no se cuenta el incidente del demonio, pero ese había sido provocado.

El Camino Real comienza a ascender hacia las montañas, hacia Bastión de Hierro. La tarde comienza a despedirse, de a poco, enrojeciendo el cielo levemente. 

Aún no hay noticias de Lothar.

Lothar camina tranquilo por el camino. Súkubo va a su lado, jadeando. 

El clima es agradable. Hace calor pero una brisa fresca hace que no sea agobiante. Los ruidos normales del bosque se escuchan a lo lejos. Un conejo cruza el camino a unas decenas de metros, pero el perro no parece interesado en perseguirlo.

Luego de andar un trecho, llega a un riachuelo tranquilo con un puente roto.

Es agradable estar en el bosque porque parece un bosque normal y que no tiene nada que ver con voces susurrantes y esas cosas, pero se alegra al ver que llegan al final del bosque y que frente a ellos está Bastión de Hierro, su objetivo. Ahí se tienen que reunir con Dragomir, si es que al final viene... porque con todo lo que está pasando comienza a creer que son unas simples piezas de ajedrez y están jugando con ellos.

-¡Ahí está Bastión de Hierro! Deberíamos llegar antes de que cierren las puertas si queremos descansar dentro.

Otro día a la intemperie seguro que acaba de calentar los ánimos y no es una buena opción, además, en una cama siempre se descansa mejor que en el suelo.

Kalahad se sentía decepcionado. Una de las cosas había sido por llegar hasta Bastón de Hierro;  le hacía recordar las palabras de Drogomir y cómo del grupo inicial de seis habían quedado sólo la mitad tan sólo tratando de atravesar las tierras locales. ¡Menudos héroes eran! ¿Dónde se habían equivocado? Se calmó pensando que ninguna de las bajas había sido su responsabilidad. Ni siquiera aquella muerte donde su poder, sin duda, salvó al resto. 

Hablando de lo cual...

- Lamento decir Farah, que el que mi don de clarividencia haya predicho el camino correcto y nos haya, una vez más, puesto a salvo, signifique peores presagios para ti. Si acerté en eso, también en la profecía de tu muerte. Espero poder evitarla. Me encantaría encontrar una cama cómoda y una buena cena. Si uso mi poder descansado y cumplidos mis antojos para fortalecer voluntad y concentración, tal vez sea capaz de nuevo de ver el futuro y poder ser más claro acerca de tu... muerte. 

Mientras va pensando en la rodilla y parte del muslo que le mostró Farah hace unas horas otro pensamiento cruza su mente al oir el discurso de Kalahad. Nos hemos librado por el momento de un nigromante, pero aun tenemos un cenizo entre nosotros. Humm...aunque la verdad creo que al muchacho le divierte más preocopar a la chica que atraer a las fuerzas del mal. Aún asi le diré algo.

Kalahad! Agradezco tu ayuda al grupo que no es poca pero no seas tan pájaro de mal aguero, en mi tierra siempre se ha dicho que al mal no hay ni que mentarlo. Con esos presagios tuyos temo que atraigas mas malvades.

En fin..Farah tiene razón, vamos rápido hacia Bastión de Hierro y tal vez lleguemos a descansar en su interior. Y tal vez hay algun local donde nos enseñe sus artes como bailarina.

Aprieta el paso.

-Kalahad, ¿tú quieres que me muera o que me salve? Solo me recuerdas eso... 

Comienza a andar hacia la ciudad. El mago es extraño pues tan pronto parece preocuparse por ella como querer su muerte recordando una y otra vez su visión de como muere a los pies de un caballo. La solución es simple: mantenerse alejada de los caballos y no montar en ninguno, salvo necesidad extrema como huir rápidamente.

Mira hacia Bastión de Hierro y piensa en una cama blandita y un baño caliente para quitarse toda la suciedad del camino. Y tienen que quedarse ahí hasta que Dragomir se reúna con ellos o hasta que no les quede más remedio que salir pitando por alguna cosa poco normal.

Lothar decide continuar el camino, pues no queda otra que atravesar el río mojando sus pies. Mientras lo cruza aprovecha primero a beber unos sorbos de agua para poder mantenerse hidratado.

(En caso de tener una cantimplora o algo para llevar agua lo carga y sigue).

Lothar llega al final del bosque. Frente a él se abre un camino que sube serpenteando hacia la fortaleza de Bastión de Hierro. Serán unos 500 metros, o un poco más, hasta llegar allí. La noche va cayendo sobre él y su perro, y no hay noticias de sus compañeros.

Por fin llegamos, sukubo... ¿Dónde estarán los otros?... La voz del nigromante era desalentadora, pues el cansancio lograba que eso sucediese.

No podría entrar al bastión con su can, ya que lo tomarían como una ofensa... por lo que decidió acampar ahí mismo e ir en la mañana...

Lothar buscó algo de madera y yesca para hacer una fogata y pasar la noche ahí.

Lothar logra encender el fuego, y Súkubo se tira a su lado mientras se acomoda junto a un árbol para dormir sin mas elementos que la ropa que lleva puesta.

Su estómago ruge de hambre, y observa las pequeñas luces de la fortaleza que se encuentra a la distancia imaginando las comidas que se estarán cocinando ahí: Jugosos jabalíes asados, carne de cerdo tostada, guiso de conejo, pan recién hecho con mantequilla......

Lothar en ese instante piensa lo bien que están dentro del Bastión, y no puede ser que tenga que esconderse como un ladrón por ser distinto a todos los demás, pues se levanta y comienza a caminar junto a sukubo hasta el bastión de hierro, entrará les guste a los pobladores o no.