Partida Rol por web

Al ver que Crixor va en su ayuda se relaja un poco y corre para coger el gran velo para cubrirse el cuerpo con él. Sabe que la única forma de librarse de ese tipo es con la amenazas de la pérdida de su hombría si da un paso más hacia ella y también sabe que quizá cuando salga el sol no recordará nada de lo que ha sucedido porque habrá tomado mucha cerveza, seguramente de mala calidad.

Se mantiene alejada mientras el tipo aun sigue a los pies del escenario.

[Según las tiradas sucede tal cual lo han descripto, sigo la acción]

El interpelado por Crixor no hace amago de moverse, aunque mira a Farah, que se le escapó por un poco, debido a la agilidad de la chica. Su mirada vidriosa se clava en el escote de la chica y un finísimo hilo de baba escapa de la comisura de sus labios.

Mientras tanto, los compañeros del mercenario se aproximan amenazantes al guerrero, empujando a un par de personas por el camino. Una de aquellas, un hombre, le lanza un puñetazo al mercenario, que cae sobre una mesa donde había unos pueblerinos. Estos, enfurecidos con el hombre que lanzó el puñetazo, se levantan para enfrentarse a él, que a su vez estaba con algunos amigos. "En fin, se entiende la idea" diría el trovador, muchos años después.

En apenas unos segundos El Aguila Roja se convierte en un campo de batalla.

En lo que respecta a Crixor y Farah, dos de los compañeros del hombre siguen aproximandose a ellos amenazantes. Kalahad, al estar en la barra algo lejos de la acción, no es molestado por el momento, aunque vuelan cosas cerca de él.

- Si no le importa, señora, voy subiendo a mi cuarto. No me gustan las peleas, ni los bares, por lo que las peleas de bares son... bueno, ya sabe. Mañana por la mañana si acaso, bajo pronto a firmar algún autógrafo. 

¿MI HABITACIÓN, CUÁL ES? Esto último lo grita ya que cada vez el jaleo es mayor... 

¿MI HABITACÓN, CUÁL ES? Escucha la voz de Kalahad que parece desentenderse de lo que está ocurriendo. El guerrero le pega un grito al mago, aún está sosteniendo al orondo borracho.

-¡KALAHAD TU NO TE VAS DE AQUI, ECHANOS UNA MANO O HAZ ALGUN TRUCO SI VES QUE LA COSA SE PONE FEA! COLABORAAA!! A continuación se dirije a los amiguetes que vienen en busca del borracho. Crixor le da la vuelta.

-¡UN PASO MAS Y LE CORTO LA COLA AL CERDO! Les dice con una sonrisa mientras mantiene el cuchillo en su posición habitual.

"El brazo del Troll" era una posada que se caía a pedazos. Cuando Lothar entró sintió el olor del humo, del tabaco y un aroma agrio y desagradable que seguramente era sudor. 

El lugar no era grande, pero tampoco demasiado pequeño. Estaba iluminado de manera tenue y en las mesas se repartían figuras solitarias, o de dos personas a lo sumo. Todos compartían la misma característica: No parecían gente muy amable. Hombres con cicatrices bebían en solitario, otros dormían apoyando la cabeza en la mesa, y otros comían, muy concentrados en sus platos.

Cuando el nigromante entró recibió algunas miradas furtivas, pero que perdieron el interés casi al instante. 

En la barra, un enano se ocupaba de las tareas de cantinero. Era el primer miembro de esa raza que Lothar veía conviviendo con humanos. Había visto enanos sólo una vez, cuando fueron a comerciar a Robleviejo. Aquellos no tenían mucho que ver con este, ellos eran mas simpáticos y habladores, éste parecía cansado y de mal humor.

Consigue escaparse por los pelos del baboso ese y mientras se mantiene a una distancia prudencial coge su chal y cubre la parte superior de su cuerpo que es la más expuesta haciendo como si fuese una camisa y atando las puntas a la espalda para tener libre las manos.

Todo se ha desmadrado por culpa de ese hombre. 

-¿Por qué no os lleváis a vuestro amigo y le dais un baño de agua fría? - les dice a los compañeros que se acercan a ellos - creo que ya ha bebido suficiente y no va a encontrar aquí lo que esta buscando.

Busca algo con lo que defenderse ahora que el tío está parado y ver la que se está liando en el lugar por culpa de él.

Lothar por un instante se sintió como en casa, solo faltaba que su acompañante sukubo esté con él, realmente en ese lugar no sería algo raro... pero no volvería, prefería que el can lo espere afuera como habían acordado.

Se acercó a la barra y poso su mano en ella, una vez el cantinero se acercó a tomar su orden, el nigromante le solicitó aguamiel o cerveza y algo para comer... la verdad no importaba qué... la sensación de hambre era muy fuerte y necesitaba alimentarse, además le preguntó si tenía habitaciones disponibles para pasar el resto de la noche. Intentó decir algo a cerca de sus compañeros, tal vez habían pasado por ahí... pero se arrepintió antes de siquiera hacer el comentario... éste era el lugar perfecto para el nigromante... no para una bailarina, un mago de alta cuna y un guerrero enamorado.

El cantinero puso una jarra de cerveza en la barra sin pronunciar palabra y se fue hacia adentro, hacia la cocina. Volvió unos segundos después con un plato de metal con un trozo de carne humeante y también lo dejó en la barra, al lado de la cerveza.

Luego le hizo una seña con la mano levantando cuatro dedos. "Cuatro monedas de bronce".

Lothar pagó, sin problemas... pero todavía no había recibido respuesta por lo de pasar la noche, así que volvió a repetir:

"¿Y con respecto a si tiene una habitación disponible para que un viajero pueda pasar la noche?" 

Esperó la respuesta mientras daba el primer sorbo de la jarra y cortaba con sus dientes el primer bocado de carne.

La carne realmente estaba buena, no sabía si por el hambre que tenía o si realmente era muy gustosa.

- La habitación...   5 monedas. -contestó con un acento difícil de definir y una voz rasposa.

La carne de verdad estaba buena, pero Lothar no pudo discernir de que era. Vaca no, de seguro. Caballo tampoco, una vez lo había probado. Pollo menos, ya que no era ese el color. 

Los dos mercenarios toman a su compañero de los brazos y lo alejan de Crixor. No obstante, los ojos vidriosos del otro hombre siguen comiéndose con la vista a Farah. 

El jaleo persiste, sin embargo, pero se va calmando. Varios han salido afuera a pelear y las cosas se van calmando poco a poco.

Momentos antes, el cantinero le había contestado a Kalahad el número de la habitación (la número "2").

Kalahad sube a la habitación silbando la canción que cantó sin remordimiento alguno de no quedarse. 

No entiende la doble moral de sus compañeros. ¿Dejamos a Lothar sólo que se apañara con el demonio que invocó y cuando Farah usa sus propias artes para atraer a otras bestias tenemos que intervenir? No lo entiende. 

Y el tratar de pararse a comprender las relaciones y costumbres primitivas de esas gentes de bar y los mecanismos de eso llamado interacción sexual, no compensa el baño que quiere darse y el dormir pronto. 

Crixor achaca la falta de interés del mago por ayudar a sus compañeros a "rarezas de hechicero" y también a pájaros que revolotean dentro de su mente. Aún así tendrá unas palabritas con él.

Por fin se ha librado del borracho gracias a la intervención de Farah, las chicas siempre son más diplomáticas. Tira el cuchillo al suelo y se interesa por su compañera. Sigue nervioso al comprobar que hay muchas miradas devorando a su bailarina, lo cual no le gusta un pelo.

-¿Farah estás bien? Es hora de darse ese esperado baño y acostarse. Da media vuelta para preguntar cuál es su habitación y antes de dar el primer paso vuelve a girarse para decirle algo a Farah. -Creo que tu actuación ha estado "demasiado" bien,  me gustaria que no duermas muy alejada de mi por lo que pueda pasar.

Quiere salir de ahí lo antes posible. Se arrepiente de haber bailado, no porque no le guste, sino porque aun no está preparada para afrontar ese tipo de cosas y siempre ha bailado con su madre, cuando lo ha hecho en público. Lo primero que cree que debe hacer, antes de esconderse, es pedir disculpas al dueño de la posada porque la pelea se ha iniciado, en parte, por su culpa.

Se acerca a Crixor antes de nada.

-Gracias... gracias por ayudarme... - a simple vista se ve que está muy sobrecogida por todo lo que ha pasado -. Primero iré a pedirle disculpas al dueño...

A parte de arrepentida, avergonzada y muchas otras cosas más, ahora se siente culpable porque teme que el sueño del lugar les eche de allí por su culpa y no quiere que los otros dos paguen por lo que ella ha hecho mal. De camino a la barra, recoge su mochila donde tiene la ropa normal que enseguida se pondrá. Busca a quien parece el dueño y se acerca.

-Mis disculpas por... por todo lo que ha pasado. No era mi intención que ocurriese esto.

El que parece el dueño termina de separar a un par de hombres que peleaban y comienza a levantar una mesa cuando se acerca Farah.

- Descuida muchacha -dice. El que tendría que pedirte disculpas soy yo. Puedo decirte que es raro que esto ocurra. Por más que aquí acudan mercenarios, cuchilleros, soldados y ladrones de poca monta, eso que hemos visto no es normal. Si las peleas, a eso estoy acostumbrado, pero no a que un hombre se desnude y quiera..    bueno, lo que sea que haya querido ese tipo, que no es difícil de adivinar. Bueno -dice después de un rato-, cuídate, y trata de no salir a la calle, que esa lacra puede estar aún por ahí dando vueltas.

La verdad es que había algo en la mirada de ese hombre bastante perturbador... había supuesto que era por culpa del alcohol, pero muchos allí han bebido y no han reaccionado de esa forma... tendrá que ir con cuidado y no salir sola durante los días que estén ahí esperando a Dragomir, si es que llega.

-Seguiré el consejo - le muestra una sonrisa -. De momento necesitamos habitaciones... no sé si será la misma que para nuestro compañero o diferentes. Aunque supongo que prefiere estar solo y que no le importunemos. Y... un baño estaría bien, si puede ser.

Necesita un buen baño para relajarse y olvidar lo que ha pasado, al menos durante lo que dure.