Partida Rol por web

Dunkan regresó al valle del puesto comercial con una reiterada negativa en su rostro, parecía que les traía malas noticias, aunque en el fondo no llegaron a serlo tanto, salvo para Gror, quien esperaba que todo fuese fácil y lleno de gloria. – No hay ningún rastro, he avanzado todo lo que he podido, llegando hasta el final del sendero de los comerciantes gnomos, ya casi adentrándose en Eren Central. No hay ninguna señal de ellos, ni de ninguna amenaza. Tendremos que esperar – exclamó para descontento de Gror.

El grupo entonces le contó sobre lo que habían encontrado, sobre las truchas en el río, que de hecho Dunkan ya conocía y también sobre la idea del campamento. – Acampar en lo alto es una gran idea, exclamó el enano, pero al igual que en la torre, seríamos fácilmente rodeados e incluso, nuestra única vía de escape sería escalar aún más – exclamó, - yo me quedo con la torre y una buena vigilancia. Los orcos no viajan de día, no en general, podemos estar seguros de momento. Esperemos a que llegue la noche y entonces decidamos. Quizá tengamos que esperar aquí varios días – anunció causando aún más disgusto para Gror.

Cuhrin, quien había dejado de guardia solo a Durghall al igual que Gror había dejado solo al otro gemelo, levantó la mano como pidiendo se le escuchara, aquel enano parecía ser educado y algo inteligente para lo que se esperaría de un duro guerrero de la guardia del rey de la Roca.

El enano, portando su gran escudo, del que no solía separarse ni para dormir, habló entonces – La clave no estará en el campamento sino en los vigías, si tenemos un buen plan de defensa y el tiempo suficiente para tender una trampa al enemigo, no importará el campamento pues nuestro ataque habrá de demolerlos – exclamó confiado. – Usemos el terreno a nuestro favor, tenemos el rio y el estanque, por lo que podemos obligar al enemigo a tener que cruzar el puente, podemos a su vez encender fogatas en el camino para atacarles desde la distancia, o así mismo prenderlas en su terreno para que tengamos dianas claras. Tenemos muchos montaraces, debemos aprovecharlo – el enano confiaba en que sus palabras servirían de algo y no caerían a tierra; no obstante, estaba fuertemente educado para obedecer, y eso habría de hacer a cualquier costo, al igual que su gemelo.

Gror estaba confundido y molesto, el esperaba un viaje directo hasta las cascadas, encontrando el paquete y teniendo que llevarlo de regreso combatiendo de forma gloriosa. Una buena y contundente victoria, con la que el consejo pudiera tragarse sus palabras pronunciadas bajo las sombras. Pero no, se topaba con que de momento ni había batalla ni había paquete. No podía esperar tantos días, el consejo se lo hacharía a él. Aquello no tenía nada de glorioso.

Meditó entonces lo más que pudo mientras escuchaba a todos y pensaba en sus enseñanzas, en Dainn, en su padre y en otros. - Pasaremos aquí esta noche si es necesario, mis consejeros decidirán donde – estableció – pero no nos separemos, no habría expediciones en este día, esperaremos aquí y solo si al amanecer no han llegado, planearemos como salir en su búsqueda – si es que encontraban algo, pues lo peor para Gror no era que encontrarán al gnomo muerto, si no que simplemente no encontrarán nada. Aquello sería humillante, pues si regresaba a la roca después de quince días sin encontrar absolutamente nada, sería la burla de toda la ciudad. No, eso no habría de suceder – Pero nos atrincheraremos, quiero tomar todas las medidas que se requieran para evitar ser sorprendidos. Nos haremos fuertes aquí, usaremos a todos para montar guardias. De día uno en cada paso con un montaraz ligero en la torre. De noche, habrá dos guardias en el sendero de los gnomos sobre el rio, y otros dos en la torre, una como vigía arriba y otro ágil debajo para ayudar en caso de ser sorprendidos o para traer un rápido aviso de alarma hasta aquí. Igualmente, por la noche habrá un guardia en nuestro campamento, atento a que todo esté en orden – el heredero de la roca parecía decidido, claramente quería extremar precauciones y no correr riesgos.  – Pel, deja tus amuletos y consigue más comida, no sabemos cuánto tendremos que esperar – señaló pareciendo no estar conforme con la tarea del montaraz y canalizador ereño. – Quiero una decisión del campamento ya y propuestas para como defenderlo, no quiero a nadie holgazaneando, no voy a fracasar por errores de ustedes – les amenazó.

La verdad es que la exploración de las ruinas me animó. Me animó imaginándome las calles abarrotadas de gente, comercios, comerciantes, comprando y vendiendo mercancías.

Cuando nos reunimos de nuevo, el resto de grupos empezó a contar lo que habían descubierto, y todo hacía pensar que podía, o ser una trampa, o que nunca apareciera ese gnomo.

Había pasado las horas de investigación intentando recordar algo sobre ese gnomo, pues entre nosotros casi todos nos conocíamos, así como nuestra reputación.

Cuando encontré un momento de más tranquilidad, en el que la disposición de las defensas, vigías y demás labores estratégicas, carraspee un poco antes de hablar

Rendel Vendabal, empiezo contando un gnomo no famoso, pero si bien reconocido entre los comerciantes de mi raza como alguien que nunca falla en sus caravanas. Se dice que trabaja eficientemente para la sombra, en ese punto, alzo un poco las cejas, como disculpándome aunque eso se dice todos nosotros ¿no?.

Lo único que puedo decir es que es un trapujero con un, ¿como decirlo? como una enfermedad compulsiva a mentir, aunque creo que ese dato no debería de ser relevante ahora mismo, y sí el hecho de que, siempre cumple con la parte del trato.

Ahora cada uno que sacara sus conclusiones, ya que podía cumplir el trato de traer aquí al paquete, pero no quería decir que detrás fuera toda una patrulla orca.

Pensando en qué podía aportar la ereña, se rascó una oreja antes de intervenir. -Cuando cruzábamos el puente, Barich calculó que seguramente no soportaría un gran peso, como el de una carreta cargada, aunque actualmente puede soportar el peso de hasta tres personas. Quizás pudiera servir crear alguna trampa para hacerla caer en caso de llegar a ser atacados. Aunque eso sería más útil si corta del lado de la torre del vigía y no el de las ruinas, porque entonces nos haría mucho más complicado el volver.- Lo dijo en la lengua del comercio, antes de traducir lo mejor posible a la lengua de enano de Roca de Durgis.

Escucho a unos y otros estudiando la situación. Parece que Gror nos deja a Dainn y a mi decidir donde se montará el campamento.

-si hemos de pasar varios días de espera no me parece lo mas práctico tener el campamento a mitad de una pared montañosa. Pero creo que tus conocimientos tácticos superan en mucho a los mios. Confiaré en tu criterio- le digo en enano antiguo

Luego sigo en la lengua de comercio para todos

-puente puede ser trampa buena. Muelles tienen musgo muy resbaloso. Si llegar a combate es buena idea llevar orcos allí. Si cae puente aun podremos escapar hacia Roca Durgis, recordad camino tras cascada, peligroso y lento, pero si orcos piensan nosotros atrapados se puede hacer-

- Por supuesto! El pasadizo tras la cascada -  Wendell se palmea la cabeza al darse cuenta de la ventaja que puede significar - Es cierto que deberíamos pasarlo con cuidado, pero nos permitiría volver al otro lado del puente si este se cae por el peso de los orcos o quien nos quiera sorprender -

Tras pensarlo un momento agrega - y podríamos dejar ese camino ya preparado. Quizás dejar una cuerda para poder sostenernos mientras lo pasamos -

- Así podríamos usar la ventaja que significa acampar a cubierto, en las ruinas, sabiendo que tenemos una segunda vía de escape si el puente se desmorona - se explica 

Tras una busqueda infructuosa, lo cual tampoco era del todo malo, se reunieron todos nuevamente y empezaron a trazar los planes de defensa del lugar.
A Adam no le importaba mucho aquello. No tenía conocimientos tácticos, así que haría lo que le ordenasen. Vigilaría, y pelearía de ser necesario. Aunque la verdad suponía que el gnomo y su paquete acabarían llegando en algún momento, sólo había que esperar.

Hay muchas opciones que no tengan que llegar a la muerte del comerciante y su paquete. Nosotros tenemos buenos montaraces y hemos llegado rápido. Seguro que ellos apareceran, demosles tiempo.
No es un mal lugar para estar. Hay agua y comida. Y buenas posiciones de vigilancia. Y si al final tenemos que huir hay varioas caminos.
Sinceramente dudo que aunque vengan orcos lo hagan por todas partes dejarnos encerrados. Este lugar lleva tiempo desierto como decis. Así que como mucho mandaran alguna patrulla a supervisar. Es cuestión de verles nosotros antes y acabar con ellos.

Gror no se molestaba en tratar de hablar en la lengua del comercio. Así que Adam tampoco se molestaba en hacerlo en enano.

Una vez el Canalizador volvió al campamento con su pesca, palmeó el hombro de Ulfrin.

- He aquí un Enano robusto y de fuertes brazos. ¡Casi me lleva al agua esta trucha enorme! De no ser por él, allí habría acabado, gracias amigo. -

Las palabras sobre el campamento le hicieron pensar un poco sobre el asunto, pero cuando estaba a punto de decir algo, Gror intervino, y como creyó escuchar su nombre en esa jerigonza enanil, pidió a Girolamo que le tradujera cuál era su papel en el plan del líder, y tras saber a qué atenerse, suspiró.

- Acampemos tras el puente o no, la idea de tender una cuerda por el pasadizo de detrás de la cascada me parece maravillosa. Tener un segundo camino nunca está de más. El puente parece algo frágil, y de tener problemas no lo veo como una vía útil. Y la idea de poner haces de leña con un poco de aceite prestos para ser encendidos con una flecha me parece muy buena asimismo.

Lamentablemente nuestro líder ya me ha asignado una tarea, así que tendré que seguir con la pesca un rato más. Necesito alguien de fuertes brazos para que me ayude con estos peces tan grandes, eso sí. ¿Ulfrin, vienes a pescar un rato luego? Planeo hacerlo un par de horas al menos, tampoco quiero agotar el lago y hay que dejar que la Naturaleza se renueve. -

Tarde del 19° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura   [Turno 3]

La mañana transcurrió sin decisión alguna, el grupo no obstante se asentó cerca del puesto comercial, esperando a ver luz en sus pensamientos. De momento parecían tener un plan, por un lado, habrían de hacerse fuertes en la torre de comercio, vigilando la presencia de patrullas desde todas las entradas. En caso de un ataque, todos se replegarían al terreno de la torre para combatir allí, y en caso de necesitar retirarse, usarían el pasadizo para llegar a las ruinas de los almacenes y de allí a través de la cascada. Buscarían también destruir el puente para que el enemigo no pudiese cortarles camino. Y sumado a ello estaba la propuesta de usar maderos encendidos con fuego, algo que ya tiempo atrás habían usado los héroes más veteranos.

Pasado el mediodía, el grupo se puso a comer de los pescados de que Pel había logrado conseguir en el estanque. Era un buen alimento, y sobre todo un buen cambio a los cereales, fruta seca y carne seca. Era la primera tarde que tenían para descansar y comer tranquilamente y sin prisas, pues no tendrían que levantarse de nuevo a marchar a través de la tierra de la sombra. No, aquella tarde, salvo por las guardias, descansarían. Incluso podrían darse un buen y merecido baño en el río o en la cascada, disfrutar del aire y la vegetación o incluso entrenar un poco.

Fue entonces cuando Dunkan, que se encontraba de guardia vigilando el sendero sobre el rio Carina, diviso a un grupo de viajes que se acercaban ascendiendo hacia el puesto comercial. La alarma de dio de inmediato, pero no era claro que se tratase de un ataque o incluso una amenaza, allí a lo lejos se veía llegar a un gnomo sonriente, no traía nada más, lo cual era raro pues siempre viajaban con sus carretas o carros comerciales. Pero con el llegaban tres personas extrañas, envueltas en túnicas, de forma humanoide, pero de caminar singular, demasiado ligero y fino para lo que no esperaría de un humano.

- Un gnomo sin mercaderías y tres lo que sean... será ese el paquete? - preguntó Wendell mientras se ponía de pie y preparaba la honda por si resultase necesario.

Casi sin darse cuenta se alejó del grupo y entrando en las ruinas subió rápidamente al primer piso, tratando de asegurarse que además de quienes estaban a la vista no hubiera más visitantes - Esperemos que no sea una trampa - se lo escuchó murmurar mientras sus ojos recorrían el horizonte, atento a cualquiera que pudiera usar el encuentro con el gnomo y el pretendido paquete como cobertura para acercarse y sorprenderlos.

Después de un rato intentándolo, conseguimos sacar una buena trucha para poder comer hoy. Pescar ha sido algo muy agradable, uno de esos lujos de relajo que no se tienen seguido, a veces en años. Sentarme junto al agua, relajarme y esperar a que algún pez pique es algo de lo que no había podido disfrutar desde antes de que la Sombra pusiera sus ojos sobre el poblado donde vivía.

Así que volvemos con nuestro premio, conseguido gracias al ingenio de Pel, que parece ser un experto en todo lo que signifique sobrevivir en la naturaleza y un poco de mi ayuda física. Este pescado y su carne será un cambio muy agradable en vez de seguir comiendo cereal con agua frío.

"Casi que es agradable vivir así."

El resto están debatiendo acerca de donde acampar, habiendo varias opciones de donde hacerlo. Algunas me gustan más que otras pero no creo tener la formación para poder decidir aquello con conocimiento apropiado, por lo que prefiero mantener silencio y dejar que las personas más conocedoras lo decidan. Es por eso que me devuelvo con Pel para seguir pescando, lo que siempre es útil.

Pero al rato, Dunkan ve que hay personas que vienen hacia nuestra posición. Miro en la dirección y saco mis hachuelas, sabiendo que puede tanto ser nuestro contacto como una trampa. En este mundo, nunca es suficiente desconfianza para mantenerse con vida. Espero instrucciones y me quedo atento a cualquier orden acerca de como abordar esta posible amenaza.

Desde luego comer un pescado recién pescado era un cambio más que agradable en la dieta. Casi podría ser un buen sitio para vivir allí. Si no fuese porque eventualmente también acabaría viniendo la oscuridad a echarte. Como ya hicieron en su día. Pero al menos podrían pasar un tiempo descansando.

Tiempo que fue más bien corto ya que el gnomo y su paquete llegaron. O al menos eso parecía.

Adam se puso en posición en cuanto dieron la alarma. Y si bien era sólo un gnomo y tres personas más nunca había que bajar la guardia. Aún así esperó instrucciones antes de atacar o hacer nada.

El plan aun no ha quedado claro del todo, Gror y yo hemos dejado la decisión a Dainn que aun no se ha pronunciado pero sin duda de aquí a la noche habrá tomado una decisión.

Por el momento los ánimos están altos, el pescado fresco y ambiente apacible hacen maravillas, y por la tarde voy a mojar los pies en el lago junto a un pequeño sapo.

Es ahí donde me llega el aviso de que llega alguien, me apresuro a secar mis pies y ponerme las botas para reunirme con Gror

-lo lógico es que sea el gnomo que esperamos, el paquete eran unos viajeros- le digo en antiguo enano -pero podría habernos traicionado, esos podrían ser legados o cualquier cosa. Hemos de recibirle bien pero listos para todo-

Miro al camino pensativa

-yo debería estar en el grupo que les reciba. Cuando estén cerca podré ver si hay mal en sus corazones-

La idea de volver por un camino estrecho y resbaloso tras la cascada era tan mala como la del frágil puente a decir verdad. Con tan escasas opciones, estaba claro que no era lo mejor acampar en la torre del mercado, sino usarla de cebo y aprovechar esos débiles caminos para cortar las opciones de un potencial enemigo. Dainn rumio la mejor forma de hacerlo ver, meneando la cabeza con disgusto cada tanto. Podian poner cuerdas para ayudarse a subir en la pared a los menos agiles y desde alla arriba bombardear en paz, seguia pensando que eso era lo mejor… Pero al menos hasta llegar la noche podian esperar a tomar una desicion y aprovechar la comodidad de la ruina, aunque hizo un preparativo al respecto. *

---

Con la llegada de la delegacion mas tarde, eso parecia incluso mas necesario. Aquello no era la clase de carga que esperaba. Si era una escolta, porque tanto misterio. ¿Que tramaba el Dorit?

.Asi es, Michani, Gror y tu deberian ser los embajadores. +dijo sobriamente+ Los gemelos y yo iremos detras como escoltas. Pero no hay motivo para que el resto se oculten; es mejor que permanezcan en sus puestos y atentos. Si son amigos, no habra problema en continuar la vigilancia. Si son enemigos, es mejor poder atacarlos desde todos los angulos que tener a todos amontonados en esa estrecha entrada. +sugirio.

Rendel avanzó en silencio el tramo junto al rio Carina hacia el puesto comercial, lo cual tornaba todo aún más sospechoso, aunque bien podría tener una explicación. Llegado el momento, en cuanto Rendel pudo reconocer a cinco enanos que le salían al encuentro en el camino, saludó fervientemente con una sonrisa, aunque sus acompañantes, envueltos en túnicas que les ocultaban casi por completo, no lo hicieron.

Gror mostraba cara de pocos amigos, sobre todo cuando entendío todo, Michani se mostraba sorprendida, al igual que Dainn. Rendel habló con ellos allí y presentó a sus acompañantes y a medida que hablaba, la postura física de Gror se tornaba más osca, no obstante, asentía a lo que se decía y al poco tiempo dio la orden de que se reunieran con los demás.

El gnomo comerciante iba por delante, desinteresado por el hecho de estar ante la presencia del hijo del Dorith de la roca, lo cual acrecentó el enojo del joven enano. – Saludos camaradas – exclamó el comerciante – soy Rendel Vendabal, un servicial y honrado mercader que ha de necesitar su ayuda en estos tiempos oscuros – casi parecía que al final de sus palabras iba a soltar una carcajada, pero no fue así, mantuvo sus palabras bromistas como si fuesen reales. – Conmigo marchan unos destacados emisarios del oeste, de un pequeñito bosque olvidado por los enanos – no era claro si hablaba en serio o si seguía bromeando. – Les presento a Rhiann, heraldo de la reina b… Aradil de los elfos de Erethor – la elfa, de unos terroríficos ojos completamente negros, tenía una piel muy clara, y para aquellos que conocían de elfos, podrían notar que era demasiado clara, su cabello era corto y completamente oscuro, en juego con sus ojos. Era una mujer de rostro bello, aunque algo demacrado. En cualquier caso, era difícil mirarla a la cara, pues su fija mirada hacia que uno se sintiese desnudo y vigilado desde toda dirección. – Y estos son sus fieles acompañantes y guardaespaldas. Bayal Dethirinn, un elfo de las nieves, es decir, muy al norte del bosque, ya saben, pequeñito, pequeñito – el elfo era de piel muy clara con pelo largo y blanco como la nieve.  A su vez su mirada era dura y feroz, parecía tener prisa y molestarle tanta conversación – y este es Eirinn Alluon, un elfo del bosque – continuó Rendel señalando al último elfo, el cual era sumamente delgado, de caballero largo y negro, así como con una cara seria y pacífica, tan tranquilo que uno sentía que jamás se iba a enojar, pero tampoco iba a sonreír. No obstante, parecía ser educado y de voz suave, pues al igual que Rhiann, saludó cortésmente a los presentes. – Pues bien, ya está, este es el paquete del que tanto hablan – dijo mirando a Gror – les toca escoltar el “paquete” hasta la Roca. Ya saben, son tiempos oscuros – sonrió.  Rendel no parecía sorprendido de lo numeroso de la comitiva, quizá incluso ya se lo esperaba, los enanos no eran sigilosos, era mejor usar la fuerza que la destreza.

Pel había preparado el pescado con las brasas del fuego, y mediante unas piedras y ramas lo había hecho de una manera muy sabrosa. Le había añadido algunas especias que parecía sacar de sus saquillos, lo cual dejó la trucha como un buen bocado, apenas si dejaron nada de ella, a lo cual asintió complacido.

- Me alegro que tengáis tan buen apetito, amigos. La verdad que hacía tiempo que no sacaba mi caña de la funda, da gusto encontrar un sitio así. ¡Cuidado con las espinas! -

Aún se dedicaba Pel a limpiar algunos pescados conseguidos durante la tarde cuando oyó el aviso de las figuras que se acercaban. Rápidamente buscó un lugar a cubierto desde donde poder tener un ojo en el camino y el arco presto, y así se fijó en las extrañas figuras que seguían al gnomo. En un principio pensó que podían ser fatas por su manera de caminar, pero su asombro fue mayúsculo cuando se revelaron sus verdaderas identidades. ¡Elfos, nada menos! ¡Y tres en número! Aquello era realmente inaudito, considerando que su hogar allá en Erethor se encontraba realmente lejos. Bueno, tanto como el del propio Pel, alcanzó a pensar.

Al ver a los elfos salió del lugar donde se cubría mientras guardaba la flecha y se echaba el arco al hombro. Alcanzó a imaginar lo que pensaría Gror de todo aquello. Menudo "paquete" le habían endosado. Pel siempre pensó que se trataría de algún tipo de mercancía, pero estaba claro  que entre los Enanos de la comitiva se manejaba más información. Alzó ambas manos en un gesto antiguo que demostraba buenas intenciones, tras lo cual habló en el idioma de los Elfos.

- Saludos Rhiann de Erethor, soy Pel de Three Oaks, estáis entre amigos. Bienvenidos también Bayal Dethirinn y Eirinn Alluon, vuestra presencia nos honra.** -

Esperaba que dirigirse a ellos en su idioma les hiciera un poco menos suspicaces, algo que ya tendrían tiempo de desarrollar al conocer a Gror. Estaba claro que la presencia de estos Elfos aquí obedecía a algo de importancia que a Pel se le escapaba, y si Gror o algún Enano sabía algo más, no había considerado que los nuevos miembros de la Compañía del Trueno debían saberlo. Quizá fuera mejor así, no poner todas las manzanas en la misma cesta.

Mientras el grupo de bienvenida, se ocupa de recibir a los recién llegados, Wendell se mantiene atento, en el primer piso de las ruinas, con la honda preparada para disparar si es que los desconocidos toman una actitud agresiva pero más atento al camino por el que han venido que al encuentro propiamente dicho.

Sus ojos se mueven de un lado a otro, reacio a abandonar su posición mientras no esté seguro que nadie siga al pequeño grupo que se ha dejado ver. Demasiadas trampas de los servidores de las sombras, algunas descubiertas y otras no, le impiden permanecer al descubierto mientras no tenga la seguridad que los recién llegados no son la vanguardia de un problema.

Al final, sí era el gnomo comerciante el que venía acercándose por el camino pero no venía solo, sino con tres acompañantes de mucha más estatura. Salimos a recibirlos con no poca desconfianza pero este hace caso omiso de nuestra presencia fuertemente armada. No lo culpo, en el fondo debe haber sabido como vendríamos y que no nos quedaríamos a merced de los peligros sin posibilidad de defendernos.

"Los enanos no tenemos la capacidad de pasar desapercibidos, por lo que al ser descubiertos, no nos queda otra opción que luchar."

Efectivamente eran elfos el "paquete", tal como escuchamos en la Roca. Así que una embajadora y sus dos guardianes, listos para viajar a la Roca de Durgis como diplomáticos, probablemente a discutir cosas con el Dorith acerca del curso de la guerra o de comercio (que es muy difícil mientras la Sombra domine el camino entre nuestros pueblos).

Guardo silencio ante las presentaciones pues solo soy un miembro más de la Compañía del Trueno y no alguien de importancia. Mi nombre puede esperar para sonar, pero me mantengo atento en el caso de que se presente algún peligro, ya sea con conocimiento de ellos o sin su intervención.