Partida Rol por web

Anochecer del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 22]

Las palabras de Wendell parecieron tranquilizar en un inicio al Dorith, pero pronto, mirando a su hijo allí presente y escuchando la mención de los elfos, recordó aquello importante que intentaba proteger durante la batalla. Woden intentó ponerse de pie, pero no consiguió más que lastimarse aún más al remover la carne entre las afiladas lanzas envenenadas que atravesaban su cuerpo.

El dolor enloquecía a Gror, era claro que no sabía si llorar o gritar, si arrancar las lanzas del cuerpo de su padre o dejar que estás siguieran allí, como señal inequívoca de su cercana muerte. Sus puños, apretados con fuerza, parecían sangrar de la furia que se cernía en su interior, aunque realmente aquella sangre no era del todo suya. Una de sus manos amagó con tocar las heridas de su padre, pero su escudero le detuvo señalando las heridas mismas y pronunciando con voz firme – está envenenado, puede ser peligroso –.

El Dorith mirando entonces a todos, tomó con dificultad el estucha que protegía con su brazo izquierdo – su misión no ha terminado – les dijo con dificultad, – deben terminarla por mí. Los elfos, entreguen esto a los elfos – extendiendo su brazo derecho con dificultad, depositó un estuche de cuero sobre el regazo de Gror exclamando – debe ser entregado en manos de la reina de los elfos en Erethor. No puedes fallar – le exclamó mirándolo fijamente a los ojos con las últimas luces de vida que le quedaban. Tosiendo sangré, volvió a hablar con aún más esfuerzo – no pueden fallar, el destino depende de ustedes – dijo ahora a todos los presentes, y casi como una súplica, exclamó sus últimas palabras – por favor, deben obedecerme, aún hay esperanza –, y tras aquellas palabras el Dorith murió, partiendo con la incertidumbre del destino, tal como habían partido todos aquellos héroes que habían luchado contra la sombra.

Cerrando sus ojos, Cuhrin le miró con nostalgia – fue un gran líder en vida y murió de forma digna. Le debemos nuestro respeto y obediencia – dijo a Gror esperando que este compartiese sus pensamientos – tendremos que hacer una pira y quemarlo, es lo menos que podemos hacer por él – dijo al tiempo que Gror rompía en llanto sobre el suelo ensangrentado del salón del consejo. Así fue como Dainn, Pel y Michani le encontraron al llegar al salón. Balbuceando palabras ahogadas e ininteligibles en la lengua del clan Durgis, al pie del cuerpo de su padre muerto, todo al tiempo que su fornido cuerpo endurecido por las batallas se retorcía temblando como un niño quien lo había perdido todo.

Mi mirada recorre rápidamente los cuerpos en el suelo a medida que ingreso en el salón del trono, pero se detienen al instante de notar al Dorith caído. El escenario es ciertamente dantesco y se nota que la resistencia que dieron mis hermanos acá fue digna de canciones y poemas.

"Lamentablemente, en este oscuro mundo, mientras la Sombra gobierne, nadie cantará aquellas canciones con libertad."

Woden habla como puede a pesar de las heridas que le están asesinando, con múltiples lesiones que le atraviesan y un terrible veneno quemando su interior, asegurándose de que no pudiera sobrevivir en ningún caso. Los enemigos no corrieron riesgos con los defensores y lo que no hicieron las armas, lo están haciendo sus trucos sucios.

Wendell le habla mientras Gror apenas consigue mantener el control de sus impulsos. Yo, en cambio, comienzo a buscar algún otro sobreviviente en esa sala, o más caras conocidas que lamentar especialmente si no es así.

"No encuentro a Valtarn"

Por lo que una esperanza nace para hacerme creer de que sigue con vida por ahí y eso siempre es un escenario mejor que la alternativa. Me detengo cuando el Dorith pronuncia sus últimas palabras para encargarnos continuar con la misión. Asiento en silencio a sus palabras, pues es algo que yo haré. Debo intentarlo, debo cumplir su voluntad y honrar su muerte así como nuestra supervivencia.

Entonces fallece y el llanto de Gror cae rápidamente al suelo. Me acerco a él y al resto, para hablar acerca de lo que he visto:

 - "Hay muchos muertos, pero Valtarn no está acá. Quizás siga vivo. Además el Dorith mencionó niños. ¿Estarán ocultos en algún lado o será los que se llevaron los orcos?"

Miro entonces a todos, en especial a Cuhrin, que es el último que ha hablado:

 - "Tomemos lo que nos sirva de acá y vamos a reunirnos con los elfos. No sé si tenemos tiempo para un rito, por merecido que sea."

Pues nuestra misión no espera y reunirnos con los elfos para entregar el mensaje es el inicio de lo que continúa, además de intentar salvar a todos los que podamos para salir de este lugar. Estos grandes salones pronto serán hogar de la no-muerte y quedarán malditos para siempre. Que el cuerpo del Dorith no regrese como un Caído no hará real diferencia en este sitio, sin considerar que dudo encontrar acá los materiales necesarios para ello.

Pel, Dainn y yo llegamos a tiempo para escuchar las últimas palabras del Dorith. "¿Podría haber hecho algo por el de haber venido aquí en vez de ir a por Dainn?". No lo creo pero eso no hace la pregunta menos amarga.

En vez de eso prefiero quedarme con sus últimas palabras, aun hay esperanza. Hemos aferrarnos a eso, si nos quedamos sin esperanza ya no nos quedará nada

Contemplo a Gror llorar por su padre y por su ciudad, es lo mejor que puede hacer ahora, mas tarde habrá tiempo para las palabras

-Todos los enanos que han caido en este salón se la merecen, pero no tenemos tiempo para una pira. Si queremos que sus muertes tengan algún sentido hemos de cumplir con la voluntad de Woden, y para eso lo primero es salir de aquí vivos. Los orcos no tardarán en llegar aquí, y tal vez algo peor que los orcos. Recuperemos lo que podamos y salgamos de aquí cuanto antes-

Busco a mi alrededor una maza que sustituya a la que me deje al marcharme de aquí y luego voy junto a Gror, espero que pueda reaccionar por si mismo

- Erethor - Wendell musitó la palabra lentamente, sabiendo que si la situación fuera distinta nunca hubiera tenido la oportunidad de conocer la mítica patria de los elfos - Así se hará - Atinó a contestarle al Dorith antes de que este diera sus últimos suspiros.

El defensor permaneció callado un momento mientras los enanos aconsejaban al nuevo Dorith de Roca de Durgis y finalmente agregó - Los únicos elfos que conocemos están afuera. Si queréis cumplir la voluntad del Dorith, del viejo Dorith... - se corrigió mientras hacía una leve reverencia a Gror - ... debemos encontrarnos con ellos antes de que sean sobrepasados por los orcos. Si encontramos a Valtarn o a los niños en el camino, bienvenidos sean, pero creo que vuestro padre fue muy preciso respecto a que era lo realmente importante - se explicó. 

- Y creo que, como dicen vuestros cogeneres, que en este caso, el mismo aceptará que con lo le rindamos más tributo que cumplir con su misión - se explicó - Por supuesto, si necesitáis ayuda para cumplirla contad con mis puños. Creo que el destino nos juntó por algo. Pero vos sois el que decidís -

Una vez que alguien que comprenda el idioma de los Enanos le explique las palabras del Dorith, Pel se mira las manos. A pesar de todo sus intentos, de todos su trucos y del poder de Aryth, parecían condenados a observar como la vida de sus allegados se escurría entre sus manos una y otra vez. No quería ni imaginar el dolor de Gror, y si antes dudaba de sus capacidades, ahora debía ocurrir un milagro para que encontrara el rumbo.

Sin embargo no todo estaba perdido. Habían rescatado a Dainn de las garras de la muerte, una hazaña que era digna de ser tenida en cuenta. El viejo Enano sin duda podía encarrilar la situación, él conocía bien los túneles, y podría brindarles alguna idea de dónde se encontraban los infantes de los que había hablado el difunto Dorith. Se volvió hacia él.

- Concéntrate Dainn, ¿dónde podrían estar esos niños? Si el Dorith murió aquí, lo hizo para defender sus vidas. - Luego se volvió hacia Michani. - Gror no está muy bien. Puede que debas guardar la caja tú, Michani. -

Finalmente, y como ya teníamos asumido, el Dorith había muerto, pero su muerte no había sido en vano, y seguro que podría estar orgulloso de su pueblo, de sus amigos, de su hijo, y de él mismo, al ver que habíamos llegado hasta él, que habíamos traído a los elfos y que, posiblemente, muy posiblemente, habría algo de esperanza.

Con pena dejé al resto mientras me sentaba en el suelo, con una mano encima de la cabeza, pensativo. Sabía lo que teníamos que hacer, pero estaba cansado. Cansado de luchar por nuestras vidas contra algo que parecía un bocado mucho más grande de lo que podíamos digerir. Estábamos hablando de reyes, de señores de los enanos, cuando hace apenas unos meses seguía deambulando y trapicheando con mercancía. Apoyando a los rebeldes, sí, pero desde una posición mucho menos expuesta.

Tras unos minutos en el que el resto reafirmaba la última voluntad del Dorith, me levanté Al menos demos la muerte que se merece un gran Dorith, no entre jabalinas envenenadas como si de un jabalí se tratara. Dicho esto, comencé a intentar quitar las jabalinas de su cuerpo inerte no podemos quemarle, pero le decapitaremos y dejaremos sus restos bajo los escombros, a modo de túmulo.

Somos muchos, mientras unos miran a ver si encuentran a Valtarn, otros que me ayuden. No debería de llevar más que unos pocos minutos.

Keg se mantuvo en silencio mientras duró el reencuentro y la partida final del Dorith de Roca de Durgis. Allí quedaba un enano valiente y capaz, como los orcos muertos a su alrededor daban a entender. La mirada de la ereña cayó en el hijo, que aunque se había mostrado un gran guerrero, no había logrado cumplir el papel de líder. No había logrado que aquel grupo lo mirara con el respeto que ahora, como nuevo Dorith, debía recibir.

Las palabras iban y se traducían tan rápido como era posible, hasta que todos hubieran entendido lo que había pasado. Dainn se unía de nuevo a las filas, y quedaba ahora decidir el siguiente paso. Keg, sin embargo, tenía algo más que hacer antes de dejar aquel lugar en ruinas. -No puedo irme sin recuperar mi espada. Está en la carreta.- Dijo.

- No solo la carreta - aseguró Wendell en la lengua del comercio, pensando que, en cuanto se habían adentrado en la sala, había dejado caer su mochila y la de Girolamo para poder moverse con la velocidad que la situación requería - Dejé caer mi mochila por allí - señaló vagamente en la dirección por la que habían venido.

- La puedo recuperar cuando salgamos, si lo hacemos por el mismo lugar que entramos, pero... - el defensor se calló y pensó como decir lo que pensaba. Cambiando al idioma enano se explicó - Podemos tratar de sacarle esas armas envenenadas y armar rápidamente una pira, aunque quizás eso lleve, incluso, demasiado tiempo. En fin, solo digo que no perdamos más tiempo que el realmente necesario. Los orcos pueden volver - se explicó - Y creo que es más importante salir con ese estuche de donde ellos lo puedan encontrar que hacer cualquier otra cosa  -

- Siempre que el nuevo Dorith esté de acuerdo, por supuesto - añadió sin saber realmente que era lo que pretendía hacer Gror.

Anochecer del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 23]

Cuhrin se puso de pie de un salto, su rostro estaba tenso, casi enfadado, muy probablemente no se había tomado bien el que todos quisiesen abandonar allí a Woden. Un breve silencio se hizo, en el que nadie supo que haría el enano; por suerte para todos, aquel era el gemelo sensato.

 – Cojamos toda la madera que encontremos. La apilaremos sobre y bajo el Dorith y le prenderemos fuego para luego marcharnos. No accederé a nada menos que eso – por suerte, entre escudos, lanzas, la mesa del consejo y sillas, había suficiente madera como para hacer una pequeña pira, aunque con tanta sangre, era dificil que ardiera por completo – y nadie le decapitará como si de un ruin ladrón se tratase – sentenció.

Dainn, desconocía lo de los niños, solo sabía que, si había un ataque, y se sobrepasaban las murallas, todos se habrían de refugiar en la fortaleza bajo tierra en la que ahora se encontraban. Por lo que, si el salón había caído, toda la fortaleza había caído, y, por tanto, todos habrían sido asesinados o tomados prisioneros. Aunque como bien sabían los enanos, las mujeres y niños solían ser llevados como prisioneros, para usarlos como ganando; esto era, para usarlos en trabajos pesados y como alimento.

Allegándose a Gror que seguía tembloroso sumido en un llanto ahogado lleno de dolor y furia, Dainn quitó con gentileza el estuche de sus manos. Mirando el estuche con detenimiento, les miró y les dijo – es el estuche del dragón – les informó. El estuche de duro cuero de alguna bestia ya olvidada media dos pulgadas y media de ancho y 6 de largo, tenía una correa para llevarlo al hombro y estaba adornado con anillas de oro incrustadas en el duro cuero. Los dos extremos del estuche estaban tachonados con oro en forma de tapones, uno de los cuales estaba sujeto mediante un adorno con forma de dragón dorado tallado tan intrincadamente que parecía estar vivo. El cuerpo del dragón cubría la taba, su cola se enroscaba en torno a la mitad del estuche y sus miembros agarraban los costados del estuche, mientras que sus alas estaban desplegadas contra su cuerpo tal como si el dragón les amenazase. – Es un estuche mágico – explicó Dainn – lo he visto antes. No se le puede abrir, al menos no por nosotros. Si lo intentamos, el dragón nos atacará y envenenará – explicó el enano.

- Deberíamos salir de aquí lo antes posible - murmuró el defensor meneando la cabeza ante el empecinamiento de los enanos respecto al futuro del cuerpo del Dorith.

- Supongo que para ir a las tierras elfas, deberemos movernos rápido y ocultándonos, a así que conseguir comida, y agua, será nuestro mayor problema - se explicó antes de añadir, centrándose en lo que el consideraba importante - Así que si vemos algún tipo de raciones deberíamos recolectarlas -

- Voy a buscar mi mochila y trataré de revisar los cuerpos que dejamos por esa zona por si tenían algo que sirviera para alimentarnos - comentó señalando al lugar por el que habían entrado - Supongo que entre todos estos cuerpos también podríamos encontrar algo - agregó esperando que al volver, no tuviera que ocuparse, también de rebuscar entre los cadáveres por raciones de comida

Tomando el cetro que se habían llevado para encontrar a Daynn se alejó del grupo mientras farfullaba - Y espero que encuentren algo mientras buscan leña para esa hoguera -

Al buscar en el salón, encuentro el cadáver del general de la Roca, a quien veo portaba una excelente coraza, que podría mejorar la mía. Me arrodillo a quitársela y cambiarla por la mía mientras le hablo a su cuerpo con una voz que no es mucho más que un susurro:

 - "Usted ya no la necesitará más, Señor. Espero tener su bendición para usarla por el bien de nuestro pueblo y nuestros ideales."

Entonces escucho la voz de Cuhrin, que exige un rito para su señor, por lo que maldigo para mis adentros por el preciado tiempo que gastaremos en ello mas conozco a mi pueblo y somos lo suficientemente testarudos para quemar a Woden solos y listos para morir, rodeados de orcos.

Comienzo a sacar toda la madera que encuentro y la apilo para hacer una pira sobre la que poner al Dorith para su improvisado rito funerario. Mientras, hablo en voz alta:

 - "Quienes no saben que hacer, recojan cualquier cosa que se pueda llevar para comer y beber. Nos hará falta más adelante."

Ya he vagado por las tierras de los humanos y he conocido el hambre de verdad. Algunos de nosotros podremos cazar, quizás Girolamo pueda infiltrarse y comerciar algo, pero si somos muchos, será muy difícil poder mantenernos en buenas condiciones hasta las tierras de los elfos.

Pel dejó el asunto de la hoguera para los Enanos, ya que eran los que querían y debían honrar a su líder caído. Él se dedicó a otros menesteres.

- Buscaré comida. Si los elfos han logrado liberar a los prisioneros o si encontramos a los niños, será un bien que nos hará falta. Procuraré hacer hatillos con restos de manteles y telas para poder acarrear toda la que podamos asegurándola a las mochilas. Tomad la herencia de Gror y honrad al difunto Dorith. Debemos irnos cuanto antes, así que podéis usar un fuego alquímico para que la hoguera prenda con adecuada duración e intensidad, justo ahí. - Señaló la cabeza del Dorith, la cual sería consumida en el fuego evitando que así se levantara como alma en pena.

Después comenzó a reunir toda la comida que pudo y distribuirla de tal manera que pudiera ser acarreada de manera adecuada por varios de ellos, probablemente los más fuertes.

La petición de Curhin es razonable aunque peligrosa y me pongo a ayudarle a recoger madera como puedo, así como una maza pesada para sustituir a la mia.

-No perdamos tiempo, recoged lo imprescindible y marchemonos cuanto antes-

Puede que estemos pisando una pequeña fortuna en equipo, pero tengo claro que no vamos a tener oportunidad de venderla, o al menos será dificil

Anochecer del 23° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura [Turno 24]

Encender la hoguera les tomó cerca de cinco minutos, aunque gracias a la intervención de Michani proporcionando su fuego de alquimista, esta pudo arder rápido y con intensidad. Gror se quedó largamente contemplando el fuego, mientras el resto recogía lo más necesario para partir cuanto antes de las profundidades. Al final entre Dainn y Cuhrin tuvieron que sacarlo, aunque sin muchas dificultades pues el robusto enano caminaba como sonámbulo perdido en la oscuridad en la que se había sumido su alma.

Y es que, aun cuando los héroes habían quemado al Dorith, todos entendían que su espíritu estaba atrapado, al igual que todo aquel que moría en aquel horrible mundo dominado por la sombra. Aquello, sumado a la soledad, la caída de la ciudad y la perdida de los sueños, es lo que tenía hundido a Gror.

Por ello, antes de quemar el cuerpo, Cuhrin recogió todas las pertenencias ancestrales del Dorith, las cuales, por derecho recaían en Gror. Dainn por su parte recogió el estuche del dragón, sabiendo que aparentemente todos ellos estarían dispuestos a cumplir la misión que les había asignado Woden antes de morir.

Por ello, sabiendo que les esperaba un largo viaje, los héroes optaron por dejar todo como estaba. De nada les serviría viajar cargados pues avanzarían muy lento, y a su vez, no tendrían como comerciar con nada. Así, tomaron solo lo que necesitaban y continuaron adelante, saliendo directamente al exterior, aunque esperando al ágil Wendell quien al igual que otros, había dejado atrás sus cosas en la sala de la fuente.

Al grupo le tomo muy pocos minutos salir del lugar, aunque sus pasos se vieron apresurados cuando a su alrededor los cuerpos empezaban a moverse, tal como si cobrarán de nuevo vida. Cuhrin murmuro algo acerca de la sombra y su intento por detenerlos, pero fue dificil entenderle mientras corrían pues hablaba en la lengua de clan Durgis.

En el camino se encontraron con un par de orcos que patrullaban la zona, pero estos no eran el verdadero peligro pues se encontraban en el suelo siendo atacados por un grupo de al menos seis enanos caídos, sedientos de venganza y hambre. Más adelante se encontraron a guardia enano cerca de la salida al exterior, el cual parecía aún vivo, pero una fuerte herida en su cráneo les dejaba claro que no era así. Les miraba fijamente, como si no supiera que pasaba, el grupo se hubiera detenido de no ser porque sus manos empuñaron con firmeza su hacha tal como si tuviese un repentino impulso de atacarles.

Cerca del final escucharon pisadas que se aproximaban tras ellos, quizá aquel enano les perseguía, o bien algo más había percibido su rastro. No obstante, no se detuvieron a averiguarlo pues la luz de los fuegos que ardían en el exterior ya les anunciaba la salida.

Era ya el crepúsculo, la hora de la sombra y el panorama fuera era desalentador. La ciudad estaba en ruinas, había muertos por todas partes, entre enanos y orcos. Algo lejos, hacia la puerta principal, se escuchó el fuerte crujir de rocas que se desplomaban seguido por una nube de humo y polvo que se elevo súbitamente. Una edificación había caído probablemente. Los gritos de niños y mujeres enanas les anunciaban que algo pasaba más adelante, por donde deberían estar los elfos y sus otros compañeros.

Una flecha pasó entonces cerca de ellos, un par de orcos que se encontraban en un alto edificio aledaño les habían divisado apenas salir de la fortaleza. El grupo reaccionó por instinto buscando algún refugio al tiempo que Cuhrin intentaba sin éxito cerrar el gran portón tras de ellos. Uno de los orcos batidores cayó entonces de lo alto sin que ellos se lo esperarán, al tiempo que el segundo orco forcejaba con una figura oscura y encapuchada que se movía ágilmente. A – ¡necesitan ayuda! – gritó aquella voz que claramente pertenecía al sarcosano Arvin - Durghal – alcanzó a decir al tiempo que desapareció entre los gritos de la noche.  

Quizá había sido un efecto del crepúsculo, un engaño de la sombra que dominaba con ilusiones la oscuridad de la noche; no obstante, la flecha estaba allí y se sentía real.

La salida había sido un curioso contrapunto con los momentos de combate. Así todo, todavía apabullado por la muerte del señor del clan, Wendell debía reconocer que por lo menos habían cumplido su objetivo. Llegar hasta el y, aparentemente, obtener el objeto que deberían llevar hasta los elfos.

Los elfos... que poco se sabía de ellos. Si, ya habían conocido a algunos de ellos, pero ahora parecía que debían acompañarlos hasta sus propios dominios. 

Sus pensamientos se interrumpieron con la aparición de su antiguo compañero. No hubiera creído que el sarcosano se arriesgara por salvar a nadie, pero estaba claro que estaba equivocado. Su actitud había evitado una emboscada y sus palabras...

- Supongo que hablaba de los elfos - comentó el defensor en voz baja, en lengua enana, solo por el hecho de que al momento del ataque estaba pensando en ellos - Deberíamos apurarnos - añadió - aparentemente ahora nuestros destinos están entrelazados. Así que su seguridad es nuestra prioridad - se explicó mientras desenroscaba la honda de su muñeca, donde solía llevarla y buscaba una bala de la bolsa que colgaba de sus cintura

- Por el sonido no deben estar lejos -

Tras una pira funeraria que ojala hubiera podido cubrir todo el gran salon, salimos al exterior. Es un camino siniestro y terrible. Ver como esta orgullosa ciudad se convierte en un nido de no muerte es una experiencia terrible y siento como en mi interior se endurece la determinación por detener a la sombra, por imposible que parezca.

Al salir a la superficie la perspectiva no mejora mucho, los gritos de mujeres y niños son lo mas apremiante pese a sentirme totalmente agotada.

Apenas tengo un momento para pensar en las acciones del humano. Cuando se despidio de nosotros creo que dijo algo de que de encontrarnos de nuevo vigilaramos las espaldas, supongo que en esta situación se lo ha repensado, o tal vez recuerde mal

De todos modos Wendell tiene razón -demonos prisa- digo con cansancio encaminandome hacia las voces

Mientras recogía comida en hatillos, Pel no podía dejar de dar vueltas a la curiosa idea de que había cruzado medio mundo para buscar un conato de resistencia contra la Sombra en los hogares ancestrales de los Enanos, sólo para unirse a esa fuerza en el momento que un lugar centenario era destruido. No dejaba de ser curioso que ahora su destino volvía a llevarle de vuelta a la zona del mundo que llamaba hogar.

A esto y otras cuestiones daba vueltas en su cabeza cuando la flecha y la escena que siguió tuvo lugar. Sueño o realidad, lo cierto es que los gritos de los niños eran reales, y los elfos, aquellos a quienes debían seguir hacia el este, se encontraban a tiro de piedra. Se encontraba bastante cansado pero sacó fuerzas de flaqueza para hablar.

- ¿Los niños de los que hablaban? Avancemos con rapidez y sigilo, seguramente necesiten nuestra ayuda. -