Partida Rol por web

Aquella noche había pensado mucho en todo, en el príncipe, en lo que era mejor para mi y en lo que tenía que hacer, su pregunta me hizo mirarlo unos segundos y finalmente expuse mis pensamientos...

Si dijera que si... ¿Serias siempre así conmigo? ¿Te quedarías conmigo? pregunte sin mas sabiendo que aquello le sorprendería de sobre manera ¿Podrías amarme? ¿O solo llegaría a ser la criada que el príncipe mal cría? sabia cuales iban a ser las respuestas, estaba claro que un reincide jamás amaría a una esclava... Y aun menos compartir su vida con ella....

Cuando Shura me lanzó aquellas preguntas su mirada era tan incisiva como las mismas palabras que salían disparadas por sus carnosos labios. Tenía pleno derecho a formular dichas cuestiones pues su vida era la que estaba en juego. Sin embargo, lejos de doblegar mi voluntad y muy lejos de vencer mis ansias por tenerla, le devolví la mirada con mis ojos verdes mientras mis pupilas se dilataban un poco intentando dejar entrar más luz en ello, luego con el mismo tono dulce contesté:

-Si dijerais que sí mi trato hacia vos seguiría inalterable aunque decidierais marcharos, estaría a vuestro lado siempre que vos lo desearais y...- ,mi voz parecí resquebrajarse más por la vergüenza que por mi convicción, sin embargo, tragué saliba y concluí, -...podría amaros, Shura, podría amaros con la inmensidad de las montañas, con la fuerza de una tormenta y con la quietud de la noche serena. Jamás había sentido algo como lo que vos me habeis hecho descubrir con vuestro voluntad, vuestra alma, vuestros ojos y su fulgor, vuestra inocencia escondida bajo vuestro pecho y vuestro amor entregado por vuestros labios. Si apenas he rozado lo que sois, qué podría sentir entonces si vos me eligierais.-

Tras mis palabras hubo un pequeño silencio, no sabía si eso era lo que esperaba oir, o incluso si eso lo tomaría como un ardid para embaucarla y me entristeció esa idea pues jamás había hablado con semejante sinceridad. Shura había hecho tambalear mi mundo y ahora, como le dijera, se había llevado consigo aquello que tan solo uno puede entregarse y que latía frenético bajo mi pecho. Como detener al amor aun siendo yo príncipe y ella doncella, no me importaba, tan solo quería tenerla conmigo. Sin embargo, en ese instante una inquietud cruzó mi mente y, mirándole a los ojos pregunté con un semblante entristecido:

-Y vos, ¿os quedaríais conmigo? ¿podríais amarme? ¿o solo sería para vos tan solo un medio?-

Jamás podría amarte... Eres como ellos, mas bueno pero igual de horrible cuando permites que en tus tierras hagan esclavos... Haré lo ue haga falta para hacerte creer Ue me tienes, y cuando menos lo esperes desapareceré con el dinero suficiente, mapas y guerreros que luchen por una causa noble....

Los ojos de Shura te mostraron que podria llegar a amarte.

La mujer no habia recibido afecto en demasiado tiempo y se sentia agusto contigo.

Los dias se sucedieron y vuestras charlas ganaron confianza.

Al final el trabajo se termino y Grifith tenia los datos necesarios para tomar decisiones. Por lo general existia demasiada diferencia entre unos comerciantes y otros. Se imponian algunas leyes generales que fueran mas justas y regular los impuestos, escesivos para unos e irrisorios para otros.

Con el pasar de los días pareció que los encuentros con mi hermosa Shura se hacían cada vez más suaves. La tensión inicial fue tornándose en agradables ocasiones en las que charlábamos y compartíamos nuestras venturas y desventuras siempre en un ambiente reticente, tanto por mi parte por no forzarla como por ella por sus dudas. 

Finalmente mi trabajo había tocado a su fin, habían sido días extenuantes y estaba totalmente agotado más mi propuesta de ley para el distrito para regular el comercio estaba casi listo. Una ley desglosada en artículos que llevaría justicia a los mercaderes menos pudientes y razocinio para los más avaros. Siendo así, tras muchas discusiones con los comerciantes más antiguos y supuestos controladores del mercado llegó el día en el que instauraría la nueva ley de comercio para volver al castillo de mi padre, el Rey y seguir mi camino hacia la corona. 

Esa mañana no tenía ninguna entrevista con mercader alguno por lo que decidí redactar al fin mi proyecto y dar tiempo a Shura a que se despertara placidamente sin ser molestada. Sentado en mi escritorio tomé la fina pluma de y el tintero y comencé a redactar con mi mejor caligrafía.

Ya había pasado una semana allí en la que la confianza con el príncipe fue aumentando ha el punto de ir con el por la zona de comercio a comprarme algunas cosas y ver alguna de las charlas con los comerciantes, pues estaba perfeccionando su idioma, que en algunos momentos aun había palabras que se me escapaban.

Llego el ultimo día que pasaríamos allí y me desperté estirando me como cada día, tras asearme y vestirme desayune algo y prepare las cosas que me había comprado el príncipe para el viaje en una bolsa de tela.

Tras ello salí en su busca para saber cuando partíamos.