Eres el tercer hijo del rey. Diestro con las armas pero mas con las palabras.
Supiste encontrar la paz cuando la guerra se cernia por el oeste y todo el imperio lo sabe. Los nobles comen de tu mano y las mujeres gustan de tu compañia.
Tu padre a insistido mas de una vez en que asientes la cabeza y conciertes un buen matrimonio para ti pero has sabido darle largas. Tu estilo de vida de gusta. Los viajes, las mujeres, el buen vino y el tener dinero para gastar en todo ello hacen de tu existencia algo agradable.
Tu hermano mayor es un amargado, el segundo un lameculos de tu padre y el pequeño un vagabundo roñoso... viendoles te sientes afortunado de tu destino.
Tu padre te habia encomendado matrimonio pero no celibato. Tener amantes, siempre que uno fuera discreto, no estaba mal visto. Incluso los nobles aprovaban tener exclavas con las que desahogarse de vez en cuando. De modo que la noticia del enlace comenzo a no parecerte tan horrible.
Gurnet y Albert estaban casados por deber, ninguno por amor, y les iba bien...o al menos no se quejaban de sus esposas.
Era de logica que el siguiente en pasar por el altar fuera él.
No obstante su padre tambien le habia pedido que hablara con los comerciantes. Asi que tomo su caballo y se dirigio al distrito del mercado, un lugar bien conocido dado que alli podia comprarse y venderes de todo. Desde especias a hombres para trabajos pesados.
Al verte llegar un hombre salio a tu paso. Un esclavista que pugnaba por afianzar su negocio en Asdrom, un ser cuando menos, despreciable.
- Buenos dias mi señor.-dijo con una reverencia sentida.- precisamente queria hablar con vos, ¿Teneis un minuto? no os robare mas.
Cuando aquel tipo salió al paso del joven príncipe, este detuvo su caballo con maestría para atender al primero de sus quehaceres en aquel lugar. El hombre tenía un aspecto despreciable y al ver el látigo, Grifith sospechó que se trataba de un vendedor de esclavos. De forma grácil, el príncipe descendió del caballo para prestarle atención a aquel tipo sin que se sintiera ofendido por el estatus dado que la reverencia que le brindó a Grifith se le notó forzada:
-Decidme, teneis el tiempo que necesiteis, para eso he venido...- ,al tiempo que sus palabras volaban, el rictus de Grifith se volvía tan frío y serio como acostumbraba en estas lides, había llegado la hora de trabajar.
- Vereis magestad, los otros mercaderes de esclavos estan un tanto descontentos por mi llegada, piensan que ya son bastantes en la capital y que deberia irme, no obstante mi mercancia es distinta a la suya. Yo ofrecco muchachas virgenes, hermosas, sin marcas de latigazos, sanas en todos los sentidos. Productos de primera calidad... Si tuviera a bien concederme el premiso para abrir aqui mi negocio, de forma permanente, este humilde sirviente del trono que soy, os entregaria como regalo la mas hermosas de las doncellas para que probarais vos mismo la calidad de la que os hablo.
Grifith escuchó atentamente las palabras de aquel comerciante de esclavas. Lo cierto era que la proposición de aquel tipejo le había intrigado bastante y, aunque en otras circunstancias él mismo habría pagado por su mercancía, ahora no había lugar para tales negocios. Con una voz seria y dura, principalmente para evitar mostrar algún tipo de duda en su parlamento, el joven príncipe exclamó:
-Ante todo espero que os presenteis buen hombre, no deseo dirigirme a nadie en el reino por su ocupación.- ,al tiempo que hablaba, Grifith miraba a aquel hombre a los ojos sin apenas pestañear, una cualidad a la que acostumbraba para medir a sus interlocutores, -En lo que respecta a vuestro negocio tan solo os daré mi palabra de que haré todo lo que esté en mi mano para enderezar la situación en este distrito por lo que os sugiero que no desecheis la posibilidad de manteneros al tanto de próximas novedades durante mi estancia.-
Al decir esto, el príncipe decidió dirigirse a la posada más lujose que aquel distrito pudiera brindarle y crear allí su punto de control para llevar a cabo la tarea encomendada:
-De todos modos más tarde haré unas comprobaciones personalmente del estado mercantil del distrito, os convendría acicalar vuestro negocio ante tal evento.-
Mi idea es realizar un sondeo de los negocios que hay en el distrito así como su estado, una vez hecho eto citarme con los distintos gremios para ver posibilidades de expansión, mejora, saneamiento, etc. de cada uno de los sectores económicos del reino ^^
Así pues, mi siguiente movimiento sería instalarme en la posada, a no ser que tenga alguna propiedad por allí, y citarme con los mercaderes según sector de ventas, priorizando la venta de esclavos dado mi primer encuentro y su ofrecimiento xD
- Mis disculpas mi señor, Gorth es mi nombre... perdonar mi falta de modales, no estoy aconstumbrado a tratar con tan nobles señores.- se disculpo encogiendose como una serpiente temblorosa.
Por miedo a ofenderte no dijo nada mas, salvo una despedida sentida.