Cuando miraste la hora viste que efectivamente si era ya un poco tarde, al menos teniendo en cuenta que mañana había que trabajar. Entrasteis en el coche y volvisteis en dirección al pueblo, había cosa de un par de kilómetros, no mucho, pero no dejaba de estar en el campo.
- ¿Lo has pasado bien? - Te preguntó tu padre. La verdad es que ambos teníais mejor cara.
Una vez despedido de aquellos dos, me monté en el coche, sentándome en el asiento del copiloto. Estuve en silencio hasta que mi padre me preguntó qué tal me lo había pasado. - Sí, sí, estuvo bien. - Contesté con sinceridad mientras observaba de forma distraída el camino que teníamos por delante. - Ha venido de fábula para salir de la rutina. - Terminé por añadir.
De la casa al trabajo, del trabajo a casa, desde que llegué al pueblo otra vez, no me he molestado en conocer a nadie de aquí con la esperanzadora idea de salir de allí de una vez. Algo que a lo tonto a lo tonto tenía que posponer por la obvia falta de medios. Luego caí en un detalle.
- Oye, conocías a la mujer, ¿no? - Aquella fue mi impresión cuando vi la familiaridad que había entre ella y mi padre, y luego recordé que no me dijo su nombre, sin embargo me resultó vagamente conocida, como si la hubiese visto en algún sitio pero no conseguía recordar ni donde ni cuando.
En cambio a Brandon sí que lo había visto, de cuando estuve estudiando en el pueblo, él era dos años mayor que yo así que en no llegamos a coincidir en clase. Estuve a punto de preguntar por su padre, pero me contuve, tampoco quería meterme donde no me llamaban, al fin y al cabo todo el mundo tenía sus historias y sus problemas. Y desde luego yo no era la excepción.
- Me alegro – Se reafirmó tu padre ya de vuelta a casa.
Y luego respondió a tu pregunta – Si, la conozco de hace años, antes de que nos mudásemos a la ciudad eran amigos nuestros, tú aún eras pequeño. Desde que hemos vuelto me he pasado por allí la granja en alguna ocasión. Son gente honesta y lo de vivir apartados del pueblo no siempre es algo bueno.
En pocos minutos llegó a vuestra calle y aparcó el coche, una tensa calma parecía respirarse en el pueblo.
Aquella respuesta me dejó pensando, que dijera antes de mudarnos a al ciudad solametne podía significar que fue cuando estábamos los tres, mamá, papá y yo. Instintivamente pensé en ella, la echaba de menos, ¿quién no echaría de menos una madre que se "marchó" demasiado pronto? Apuesto que mi padre también la añoraba.
Pero no se podía hacer nada. Me resigné hace años de que ella no volvería, y una noche interesante me dejó con un inesperado sabor amargo en la boca. Dejé de pensar en ello, solamente acabaría jodiéndome más y para nada. Siempre lo hacia, evitaba pensar en ella aunque no siempre fuera posible.
- Llegué a pensar que nos quedásemos una noche para no dejar sola, pero supongo que sabrá cuidarse. - Comenté de forma distraida como si tuviese la cabeza en otras cosas. - Me caen bien, no son los típicos metomentodo que suelen haber en los pueblos.- Detestaba a al gente que se emitía en tu vida como si con la suya no tuviesen bastante.
Al fin estábamos en casa después de un día agotador, y demasiado extraño. Una vez que mi padre aparcara el coche salí de él para entrar en casa, tenía ganas de irme a mi habitación y olvidarme de algunas cosas.
Entrasteis en casa y quedasteis en el punto intermedio que separaban los caminos para ir cada uno a su respectiva habitación - Ah... - Aquello de pasar la noche allí sorprendió a tu padre, luego carraspeó – Espero que no te resulte molesto si te confieso que esa mujer, Edith, me gusta. Prefiero contártelo yo, a que pienses que te lo he ocultado – Quizá le preocupaba que pensaras que algo iba a reemplazar a tu madre. Aunque ya tenías edad, un padre no sabe a ciencia cierta como va a reaccionar un hijo ante algo así.
Permaneció un momento así por si querías añadir algo al respecto, al menos se estaba mostrando como un padre receptivo. Puedo que aquello de rehacer la vida tras haber abandonado la bebida estuviese siguiendo el curso adecuado.
Reinó el silencio, principalmente por mi parte hasta entrar en la casa y llegar al pasillo del piso superior, donde se ubicaban las habitaciones, de repente mi padre me soltó eso dejándome, ¿frío? ¿indiferente tal vez? No lo sabría decir con seguridad.
Ya lo imaginé, ¿y? A mí me da igual lo que hagas o dejes de hacer. - Le respondí de forma seca y de espaldas, sin mirarle a la cara. Hace mucho que me importaba realmente poco lo que hacía mi padre. Y yo era bastante mayor para una madre. Demasiado tarde a estas alturas.
Ha sido un día de locos, me voy a dormir. - Añadí zanjándo la conversación mientras fui directo a mi habitación. Segurametne tendríamos esta conversación mañana, pero mientras más la podía alargar, mejor, era algo de lo cuál no quería hablar. Y menos ahora.
Quería o no, ella no regresaría, hace ya mucho que lo asumí. No sé si otra mujer me ayudaría muhco, pero la ventaja de todo esto es que cuanto más centrado esté con la madre de Brandon, Edith Sullivan, más espacio tendría yo. Y sin decir nada más me fui a mi habitación sin quitarme el sabor amargo de la boca. El fin de un día quizás demasiado extraño para olvidarlo, sin embargo, tuvo sus buenos momentos.