Partida Rol por web

Intenté apagar lo que pude con la mantelería, mientras la mujer apagaba las llamas de la mesa. Después propone aquello y la verdad es que es una idea muy buena. Había que actuar rápido, así que dejo el mantel para buscar el extremo de la alfombra, uno que no sea pasto del fuego, e intentar comenzar a enrollar.

Esperaba que Richard llegara pronto. Y también esperaba que hubiera muerto alguno de los del coche y que se jodieran. O que llegara verle la cara a alguno, y dar con el resto...Se iban a cagar. No sabían con quien se estaban metiendo. El brote de rabia quizá me ayude a actuar más rápido, como con más adrenalina. 

Solucionado el fuego de la mesa os encargasteis de la alfombra, retirando previamente la mesa a un lado, ya sólo quedaba la cortina en llamas y fue la mujer la que tiró fuerte de ella para arrancarla u echarla al centro del salón, casi quemándose las manos.

Echa un montón tú misma lo podrías apagar con el segundo cubo de agua que ya estaba lleno. Trabajo en equipo. Aunque en un primero momento casi te da un ataque de pánico, si entre las dos mujeres, no hubierais luchado hombro con hombro, el fuego se os podría haber escapado de las manos.

Al extinguir el fuego, en la habitación aumentó la presencia de humo, pero aquella explosión o lo que fuese había roto todas las ventanas y por ahí se escapaba por lo que sólo había que agacharse un poco para poder respirar bien.

Pero tenías que pensar con perspectiva, estaba claro que lo del fuego y los tiradores era un plan coordinado. La presencia de otra persona fue una suerte y por último el ”factor Richard” que esperabas que no tardara.  

Apagué la cortina con un calderazo de agua, una vez estuvo en el centro del salón. Apagado ya todo, creía que había pasado lo peor. Richard no podía tardar en venir.

Miré a la mujer.

- Me han intentado matar, joder...- me paso una mano por el pelo y voy a por   mi arma. Evito ventanas, por si quieren hacer puntería con mi cabeza a través de ellas. Una vez con a pistola, aprovechando las cortinas de humo que salen a través de la ventanas, me parapeto en una pared adyacente a uno de ellas, e intento echar un rápido vistazo. Con sigilo, claro. Como vea a alguno le reviento la cabeza.

Echas un vistazo, tanto por la parte delantera como por la de atrás, para así hacerte una idea de la situación. Aunque la jugada te valió un nuevo disparo que por suerte tampoco acertó.

Pero al menos ahora podías trazar un plan. En el coche volcado, por la puerta de delante, en el mismo coche habían un par de tipos apostados y apuntando desde allí.

En la parte trasera, tras unos matorrales y bien oculto había otro. Qué hacer o como emplear el tiempo dependía de ti.

Además afuera la cosa también estaba empeorando con rapidez, el cielo se había oscurecido por completo, y comenzaron a caer cenizas.

Con el fuego apagado la mujer humedeció un trapo de cocina y se lo dio a su hijo – Ten, ponte esto en la cara y respira a través de él.

Se pasó las manos por la parte exterior de su cadera, en un gesto algo nervioso que solo consiguió ensuciar un poco más sus pantalones de hollín y se dirigió a ti - ¿Tienes algún arma para prestarme? - desde luego que la mujer estaba decidida a agarrar el toro por los cuernos.

Bien, ya tenía mas o menos una idea. Pero seguía sin poder dormirme en los matorrales. Miré a la mujer cuando me preguntó aquello. Perfecto, una mujer con los ovarios bien puestos.

- Solo tengo la escopeta...Bueno, quizá mi hijo tenga alguna en su habitación...Aguarda, no te asomes, están disparando - le digo. Mi idea era buscar rapido por si mi hijo tuviera algun revolver o así en su cuarto. De paso, una ve en el piso de arriba, usar una ventana para disparar desde allí al deposito de gasolina del coche y volarlos por los aires. Ahora mismo estaba tan cabreada que no pensaba en la ceniza. Ellos quizá están centrados en los accesos de ventanas y puertas de abajo, y no esperan que lo haga desde arriba.

Subiste las escaleras para ver que tenía tu hijo. Aunque estabas bastante seguro de que Brandon no tenía arma de fuego. Sólo aquella carabina de aire comprimido. No era un arma real y solo causaría heridas leves. Salvo que se acertase en pleno ojo. De todos modos subiste, quizá al menos serviría para asustar. A distancia costaría de diferenciarla de un arma real, si no se disparaba claro.

La mujer asintió y te esperó abajo. Aunque el fuego estaba extinguido aquellos tipos no tardarían en darse cuenta y entonces quizá quisieran actuar de nuevo.

Estabas ya en la habitación de tu hijo, ya con la carabina en la mano cuando el walkie te dio un susto - Edith, edith ¿Estás ahí? Estoy a doscientos metros de tu puerta, desde aquí veo un coche volcado y alguien que se mueve apostado tras él. Dime cual es la situación. Cambio.

Pegué un respingo cuando lo del walkie, y respondí rápido.

- Han tirado varios coctels molotov a casa. Ha prendido el salón y el techo.. Luego estan apostados en ese coche, y en la parte trasera de la casa tras una arbusto. Me impiden salir, a tiros. Hemos apagado el fuego, pero no tardarán en darse cuenta y harán algo más. Han intentando matarme, o hay alguien más robándome los animales, la comida, no lo se...- digo acelerada- Solo tengo un arma, y estoy con otra mujer y un niño, vinieron a pedir agua. Me ayudaron. 

Richard intenta asimilar todo lo que le dices. Se te nota muy nerviosa, pero se hace cargo de que la situación es crítica - Está bien, voy a encargarme de los del vehículo, pero necesito tu ayuda. Dame un monito y comienza a disparar desde la puerta delantera. No te asomes, sólo saca el arma y dispara. Eso los distraerá y yo los cazaré por detrás. Apagaré el walkie, no quiero que me suene por accidente, si todo sale bien lo encenderé después de haberme encargado de estos.

No había tiempo para más charlas, llevabas ya lo que parecían horas, pro habían sido unos pocos minutos con la adrenalina por las nubes y tratando de realizar cada paso de forma perfecta. Aún estabas en la primera planta.

No perdí más tiempo en conversaciones. Cuando Richard me dice eso me recoloco el walkie en la cinturilla del pantalón y bajo rápidamente hacía el piso de abajo, no había que perder tiempo. Hice un gesto a la mujer para que aguardara, las explicaciones ya se las daría luego. Acto seguido, me acerco a la puerta, y asomando la escopeta simplemente pego un par  de disparos. Disparos al aire, claro. No quería dar a Richard por error, o bien dar en el coche, que explotara y que eso afectar a Richard.

Dicho y hecho, priorizaste las indicaciones de Richard, así que volviste a la planta inferior.

La mujer hizo cara de no saber a lo que te referías, con lo que quedó expectante, al menos te vio cara de que algo te traías entre manos, y estar decidida al menos era algo.

Cada vez había más humo por allí y hollín, pero te diste cuenta de que todo ese uno ahora no venía de dentro sino del exterior, donde parecía haber llegado la noche de pronto.

Sacaste la escopeta por la puerta y efectuaste dos disparos. Ahora todo estaba en manos del policía.

A los pocos segundos escuchaste un par de disparos, luego un tercero y finalmente un cuarto. Pero no sabías que había pasado ¿Y si las cosas se habían torcido? Muchos disparos habían sido.

Esperar a saber el resultado fue angustioso, escuchaste unos pesados pasos acercarse. ¿Sería amigo o enemigo? Una voz te sacó de dudas

- Edith. Edith abre – Efectivamente se trataba de Richard, tenía el brazo izquierdo sangrando y tosía de tanto en tanto. Tu misma sentías que respirar era un horror al tiempo que una necesidad, los pulmones comenzaban a doler.

- Tenemos que... tenemos que encargarnos del otro - Se le notaba fatigado. En la mano derecha tenía su arma reglamentaria y la apoyaba en el brazo que parecía tener herido.

El corazón se me atragantó en la garganta ante tanto tiro. El lapso de tiempo desde el tiroteo hasta que por fin pude escuchar la voz de Richard, se tornó un siglo. Un siglo angustioso, donde le bombeo de la sangre me martilleaba las sienes. Le abrí la puerta rápidamente, con un trapo húmedo cubriendo mi nariz y boca. Abrí mucho los ojos al verlo herido.

- !Dios  mío! ¿!Estás bien!? - es lo que pregunté primero, antes que nada. Ya preguntaría después si solo quedaba el tipo resguardado en el matorral. Pero ver a Richard así me había descuadrado mucho y estaba muy muy preocupada.

Richard omitió tu pregunta - ¿Cómo estás? ¿Dices que hay otro por la parte trasera?

Lo notabas distinto, preocupado y concentrado. Estaba en plena acción y su prioridad ahora mismo era eliminar el peligro, o al menos uno de ellos.

- Lo has hecho muy bien, pero aún no hemos acabado y el factor sorpresa es decisivo. Vamos a hacer algo parecido. Saldré por la puerta de delante, dame tres minutos para que de un rodeo y haz lo mismo, dispara desde la parte de atrás para distraer, si todo va bien zanjaremos lo más urgente. Aunque lo de ahí afuera no tiene nombre – Te dijo de forma rápida.

Luego te miró de arriba abajo, sonrió de medio lado y te dio un beso apasionado. Se separó de nuevo - ¿De acuerdo? ¿Lo has entendido todo?

...

No había tiempo que perder, ni mucho tiempo para pensar. Richard salió por la puerta de delante tal y como había dicho, y los segundos de nuevo se volvieron eternos.

Pasado el plazo de tiempo efectuaste aquellos disparos. La mujer, tras la acción de unos minutos atrás parecía haberse derrumbado anímicamente, o al menos físicamente. Abrazaba a su hijo en un rincón de la cocina, ambos con un pañuelo mojado delante de la nariz.

Pero en esta ocasión no ocurrió nada. Silencio, y el humo era cada vez peor. Nadie disparó y ya sólo podías aventurarte a ver que ocurría. Tardaste un poco en encontrar a Richard, sentado en el suelo.

Parecía derrumbado físicamente - Lo... lo siento, me quedé sin fuerzas. Ese maldito humo... Al menos no hay nadie, se debe de haber largado y con lo que tenemos no me extraña... Lo siento, no creo que de esta te pueda salvar... - Tosió

Tuve algo muy claro: nos teníamos que ir de allí. No había tiempo de pensar, pero es lo que se me vino a la cabeza ante la humareda que nos invadía desde el exterior. 

- Tenemos que irnos...Tenemos que irnos...- animando a la mujer, al verla asi y a su niño. El silencio venidero me hizo salir  por Richard y lo que me encontré fue más atroz. Yo sabía que no estaba bien, y el humo lo empeoraba.

- No, no...Tienes que sacar fuerzas, debemos irnos. Alejarnos, y a un medíco... - mire un poco alrededor, a ver de donde venia el humo y donde no había. !Mi hijo! Eso pensé después, mi hijo....

Si la humareda venía del exterior, era precisamente porque no es estaba mejor en el exterior. Había como una espesa niebla que no era tal, era un asfixiante e insoportable humo. Veía de todas partes, seguramente fruto de aquella inmensa explosión que hubo a unos pocos kilómetros, a simple vista no veías donde estar libre de él.

- Me sabe mal por ti – Te dijo Richard tosiendo y tratando de ponerse en pie.

También te angustió pensar en tu hijo y si esto de aquí era algo generalizado como debía de estar el hospital…  Todo pintada muy mal cuando de pronto…

Se te taponaron los oídos y pasó algo muy extraño. Desde el horizonte comenzó a entrar una luz muy potente. Intensa. Pudiste ver como el humo se iba para arriba. El humo y… si, parecía increíble pero también la cúpula. Un frío intenso barrió todo, un frío limpio, lleno de olores y matices, fue como respirar por primera vez. Visteis aquello que os había estado rodeando, ahora no transparente sino de un gris sucio y oscuro. Como su alguien hubiese levantado la tapa de cristal que cubre un postre, aquella maldita barrera se alejó hacia el espacio cada vez más rápido.

Tus pulmones se sintieron más que aliviados. Era muy emocionante, parecía que por fin estabais en libertad.

No me separé de Richard en ningún momento. No sabía que era más corrosivo, si aquel humo mortal, o el desconocimiento de cómo podría estar mi hijo. Brandón. Era una incertidumbre que me abrasaba por dentro, como el más grande de los vacíos. Pronto no pude pensar en eso ni en nada, cuando la luz cegador me dejó sin visión, y solo atiné a taparme los oídos. Un acto reflejo por aquel tamponamiento.

Lo que vino después me terminó de arrebatar el habla. La luz, y después contemplar como aquello que nos había quitado la vída durante días de pesadilla, ascendía cubierto de negrura y desaparecía sin más en el horizonte. 

Desapareció. Desapareció tan rápido como vino...Y yo en ese momento no me pregunté nada. Solo respiré, y volví a respirar. Y una sonrisa se dibujó en mi rostro. Algo fugaz, pues Richard estaba herido y no sabía de Brandón. Pero el alivio que sentía al librarnos de esa cosa me hizo sentirme como nunca. Me hizo sentirme libre. Respirar por primera vez en días era maravilloso, ya veríamos que nos deparaba después todo esto.