Vi como Jack alzaba una ceja y sonreía ante mi comentario.
La verdad es que por una parte prefería la compañía. Así no pensaría en nada de lo sucedido últimamente.
Le di el pijama el cual esperaba que le valiera . Cuando puso su mano en la mia y vi como me miraba a los ojos en un momento bastante intenso. Y de pronto vi algo por el rabillo del ojo que me hico girarme. Venia de la ventana como una especia de fulgor. Al llegar con Jack vimos que era estrellas fugaces. Pero una que no había visto nunca. Eran rosas.
-No puede ser...susurre.¿Habías visto algo así? Pregunte aunque sabia la respuesta.
- Por lo menos, si tú también lo ves sé que no estoy alucinando. - Le respondí. - Es muy extraño. Durante el día no parece que la cúpula esa varíe el color de la luz. - Busqué la luna. Si la luna también se veía rosa, era cosa de la cúpula. Si se veía normal, entonces había que comenzar a pensar en marcianitos verdes.
- No sé dónde nos va a llevar todo esto. Pinta muy mal. - Le dije con preocupación, sin dejar de mirar por la ventana, rodeando sus hombros con mi brazo, en un gesto protector. - La gente del pueblo no tiene ni idea de lo que pasa y los de fuera no parece que puedan o quieran ayudarnos.
Mire a Jack cuando dijo lo de estar alucinando.
-Desde luego es hermoso. Si era raro de narices. Pero no se podía negar la belleza de la situación. Si no fuera por que estábamos atrapados tras esa cúpula seria hasta interesante.
-Extraño se queda corto. Nunca antes en la historia se había escuchado nada como esto. No me suena de haberlo escuchado ni de leyendas extrañas.
Escuche lo que decía Jack. Y asentí.
- Y con el tiempo se pondrá peor. La gente lleva mal el estar aislada por muy grande que sea esa cúpula la idea de estar encerrados en ellas les martilleara la cabeza hasta volver locos a muchos. Por no hablar de que la comida podría llegar a ser un problema. Me gire y le mire poniéndole el dedo indice en la boca. Pero por ahora me da igual. Solo quiero olvidarme de las cúpula, de mi madre , de mi padre y de que llevo un gps en la muñeca. Por esta noche solo quiero irme a la cama y olvidarme de todo. Y me separe caminando hasta el mueble bar del salón para coger una botella de Whisky dos vasos y empezar el camino hacia mi cuarto.
Asentí mirando a Robin. Aquello se iba a poner cada vez peor. Pero era bien cierto que nada podíamos hacer al respecto, así que lo mejor era que quien se volviese loco pensando en todo aquello, fuesen otros.
La vi tomar la botella de wisky con los dos vasos. Una buena idea. Se encaminó hacia su cuarto. Una mejor idea. No me hice de rogar.
Entré en el cuarto de Robin y cerré la puerta tras nosotros. La observé de espaldas, mientras ella dejaba la botella y los vasos sobre una mesa. Mis manos se posaron en sus brazos y subieron hasta sus hombros. Mis dedos se hundieron en la base de su cuello y comencé a proporcionarle un masaje.
- Hay que relajar esa tensión. - Le dije, con voz suave, mientras la notaba rendirse a la sensualidad de mis manos firmes. No tardé en acompañar el masaje con besos en el cuello y en dejar que la situación tomara su curso, abandonándonos al placer en mitad de aquella noche extraña como pocas.