Partida Rol por web

Te pusiste de copiloto en el coche de patrulla para ir guiando. Había que tomar la carretera sur y luego... luego la rueda del coche reventó. 

- Me cago en la... - Tras una maniobra un poco brusca el coche se salió de la carretera. Pilló el arcén, se levantó un poco por los aires por lo que de nuevo se perdió el control... consiguió frenar un poco pero el coche iba de frente contra un árbol. El agente pisó el freno a fondo y...

¡Crash...! El cinturón de seguridad tiró con fuerza de tu hombro y el coche paró en seco. Una humareda de vapor comenzó a salir de la parte delantera. Te dolía un poco el hombro, pero estabas bien.

- ¡Mierda! ¿Estáis bien? - Preguntó Aldiss

Rasqué un poco mi cabeza, no caí en ese detalle y tampoco en que el lugar de reunión era en el ayuntamiento, no en su casa. Sí, iba despistado, o con la cabeza en otro sitio. - Pues no había pensado en eso, entonces, ¿me la guardas? Gracias. - Dije a mi compañera de curro, o más bien, no curro, porque ahora no teníamos. En cualquier caso y debido a que iría en el coche patrulla la bicicleta me molestaría más que otra cosa.

No te preocupes, pero eso, daros prisa, ¿eh? Que a lo mejor os quedáis sin entadas en primera fila.- Añadí medio en broma y medio en serio. No me hacía especialmente gracia dejarla sola, sin embargo tampoco es que tuviese más opción y además sería poco rato. Me despedí de ella con un simple “hasta luego” y me monté en el asiento del copiloto del coche patrulla.

Le estaba dando las indicaciones al agente cuando de repente todo se volvió negro. Mi cuerpo se movió solo hacia delante. No sé cuanto tardé en darme cuento de lo que había pasado, me llevé una mano en la maltrecha cabeza y sentí un dolor punzante proveniente del hombro. Se me escapó un quejido. - Joder. AY.

Yo sí, o eso creo, al menos nada grave. - Respondí medio aturdido. - ¿Qué ha pasado? ¿Nos salimos...? - Pregunté como intentando regresar a la realidad, o cruda realidad, y la verdad es que claramente me costó, al menos estaba vivo. Luego recordé que había más gente en el coche, y para mí mismo me alegré que la pelirroja no hubiese venido.

¿Y el resto? ¿Estáis enteros? ¿Rachel? - Pregunté con evidente preocupación mientras giraba la cabeza, o al menos eso quería hacer porque en mi situación no es que me pudiese permitir mucho más. Con torpeza moví mi mano zurda hasta al dichoso interruptor del cinturón, que pese a haber salvado mi vida ahora me molestaba bastante.

- He perdido la dirección, creo que hemos sufrido un reventón en la rueda. Lo lamento. – Dijo el agente saliendo ya del coche. Por suerte todos se habían puesto el cinturón de seguridad. De no ser así las consecuencias podrían haber sido más graves que alguna simple contusión. Rachel y el técnico estaban bien. Pero el coche no, aquel humo de la parte delantera delataba que el radiador había pasado a mejor vida.

- Será mejor que dejemos el coche aquí y sigamos a pié, pero tendremos que repartirnos el material – Estimaste que faltaba un kilómetro para el desvío y luego bosque a dentro. Aunque aquella parte de todos modos no se iba a poder hacer con coche.

Aldiss se aseguró una vez más que todos estuviesen bien y ya abrió la puerta del maletero para sacar el material y repartirlo.

Abandoné el maltrecho coche, total ya no nos llevaría más lejos. Una fuera le tendí una mano a Rachel para que hiciese lo mismo, y al ver que todos estábamos de una pieza respiré aliviado. Podía haber sido peor, mucho peor. Una excursión tranquila se había convertido en un accidente. Y me costaba creer que fuese por un maldito reventón.

Creo que fue una de las ruedas, reventó sin más. - Comenté completamente seguro. Hasta escuché como el caucho dio de sí, sin previo aviso. Llegué a creer que fue un pinchazo, pero no.

Di una vuelta alrededor para poder ubicarme, no tenía mucho sentido ir cargado hasta arriba sin ningún rumbo, y cuando creí que ya había encontrado el camino ayudé al oficial. - Bueno, de todos formas había que ir andando. - Lo malo es que la vuelta no sería tan sencilla. ¿La radio funciona? - Pregunté al agente. - Por lo menos para avisar. - Añadí mientras rascaba mi cabeza con el lado que tenía bien.

Me dirigí al maletero, las cosas no se moverían solas, así que llegó el momento de cargar. - Llevaré esto. - Agarré el trasto como pude intentando no hacerme más daño y aguantando como un campeón, más por orgullo que por otra cosa. Y la verdad, es que peores ostias me he llevado.

Salisteis todos del vehículo. Rachel tomó tu mano para ayudarse y te dio las gracias por la ayuda. Luego reflexionó en voz alta – Madre mía, menos mal que no íbamos más rápido, con un hospital en estas circunstancias no me lo puedo ni imaginar.

La chica no podía cargar con mucho, pero al menos si con un par de esos trajes.

- Si, ahora iba – Te responde el agente e introduce el cuerpo por la ventanilla para dar aviso por radio. Al menos la batería del coche seguía funcionando.

Comentan que ahora mismo no hay más coches disponibles, pero que nos mandarán otro en cuanto puedan. El agente cargó con cuatro trajes y un cono de carretera.

Al final cargasteis con todo y comenzasteis a marchar. Con el calor que hacía y el aire enrarecido no tardasteis en comenzar a sudar. Pero finalmente llegasteis al lugar en el que había que abandonar la carretera y meterse campo a través.

Justo en ese momento escucháis el pedalear de unas bicicletas que llegan, se trata de Rose, Joana y alguien más que no has visto hasta ahora.

Cuando te giras ves a la pelirroja mover la mano de un lado a otro a modo de saludo. Parece ser que el grupo de exploración está de nuevo junto.

- Que bien, más manos para llevar las cosas - Comenta el agente

Respiré aliviado, al final se quedó en un susto, grande, pero un susto. Nada roto, y nada que lamentar. Menos mal. Sobre todo teniendo en cuenta la forma más tonta de acabar empotrados con un árbol.

Ey, ¿ya estáis aquí? Genial, nos hacen falta unas manos de más. - Saludé al resto del equipo de palabra, tenía mis manos ocupadas en a saber qué trasto, porque pesaba. La verdad es que llegaron en un excelente momento, ya que creía que pudiésemos cargar con todo, y además, no querían perderse nada.

Cuando acortaron distancia, me fijé un poco más, y estuve equivocado al pensar que eran los que faltaban. Rose y Joana sí, pero no estaba Brandon, lo cuál me extrañó un poco. En su lugar una cara que no conseguí reconocer, lo cuál me hizo preguntar si sería del pueblo, y hasta que punto estaba al tanto de nuestra extraña situación.