Partida Rol por web

Solté una risita entre traviesa e infantil cuando le vi cambiar para convertirse en una chica gato. No pude evitarlo y le revolví el pelo con la mano acariciándole. Era suave, como el pelo que tendría un gatito. Solté otra risita feliz, fascinada. Esa era una  de las cosas más divertidas de Smiley, cambiaba todo el rato y podía ser lo que quisieras. 

- Tendríamos que buscarte un cascabel. ¿Quieres un cascabel? - pregunté, aunque estaba claro que lo decía en broma. ¿De dónde íbamos a sacar algo así? - ¿No crees que es genial? - le dije a Valeria

Le solté para rodearle y poder ver que sí, efectivamente tenía una cola como la de un gato. Le di un abrazo y luego pensé en que para que era un juego divertido, aunque no era justo que fuera él quien tuviera que cambiar todo el rato. Me puse delante suyo. 

- ¿Quieres que cambie para ti? - Sonreí como un gato de Cheshire. 

Entonces mi estómago hizo algo de ruido. Me puse la mano en la tripa, recordándome que no tomaba nada desde el desayuno. 

- Ups, tal vez deberíamos comer algo antes de ir al bosque. - de forma instintiva volví a acariciar las orejas de gato que tenía ahora Smiley y luego le cogí de una de sus garritas. La estudié con cuidado, tenía unas uñas afiladas. 

Aunque había agradecido los comentarios del instructor, e incluso de sus compañeros, con una inclinación de cabeza, una media sonrisa y un suave "Gracias", Valeria era consciente de que en realidad, no lo había hecho tan bien. Había fracasado en algo tan sencillo como la prueba de nado, y éso, por mucho que lo entrenara, no iba a cambiar.

Manteniéndose algo silenciosa mientras ¿Smiley? y Alice hablaban, y el primero cambiaba de forma, les siguió todavía inmersa en sus pensamientos, aunque participando de vez en cuando en la conversación, intentando no ser maleducada.
- Gracias, Trece, y a ti, ¿cómo te han ido? - le contestó con amabilidad a Trece mientras le miraba.

- Lo sé, Alice, es sólo que... bueno, estaba preocupada. Pero confío en ti. Sé que eres muy capaz de cuidarte sola en cualquier circunstancia. - le dijo ésta vez a Alice mientras le revolvía el pelo y le sonreía.

- Sí, sí, y sí- respondí a las tres preguntas de Alice con una sonrisilla. En esa forma era sumamente infantil, y pensaba que un cascabel hubiese sido divertido. Pudiera haber creado uno, pero no hubiese hecho ruido, así que no hubiese sido lo mismo. ¡Y claro que quería ver a Alice cambiar! No ser el único era agradable, aunque me preocupaba que acabase agotada. ¿Era su metamorfismo finito o infinito? Y comer primero algo era... muy recomendable. Cuando pesas cuatrocientos kilogramos y mides dos metros y medio tu cuerpo necesita una cantidad de nutrientes considerable para mantenerse en forma. No en vano, poder levantar tres toneladas de peso por las manos tenía que tener algún tipo de consecuencia.

Y... ¿Valeria? Sí, eso, me preguntó. ¡Me preguntó por mis pruebas! Nunca nadie me pregunta por mis pruebas.

- Bien, conseguí el cofre a tiempo- dije encogiéndome de hombros. La realidad es que la prueba no había sido excesivamente difícil, pero claro, era un área que podía superar. De seguro Alice, que había tenido que teletransportarse, me macharía en otra prueba más adelante. Alguna intelectual, seguro. Yo no era muy listo por aquel entonces, ni lo sigo siendo ahora- ¿Y tú? Alice dice que lo has hecho muy bien- era una pregunta de cortesía, música de elevadores, pero era algo.

Lo cierto es que no necesitaba más. Con aquella forma me bastaba. Era feliz. Y tenía a mi única amiga cerca, y a otro ser humano hablándome para algo que no fuese preguntar por mi grado de estabilidad.

Valeria sonrió escuchándolos hablar, hasta que miró a Trece y asintió levemente ante su pregunta - Digamos que las he acabado. Tardé unos segundos de más en llegar y ya se habían llevado el premio. -, dijo mientras se encogía de hombros un poco, casi como si no le importara, aunque era claro que no era así por la rigidez en en sus gestos.

Por un momento me sentí mal. ¿Ya se habían llevado el premio? ¿Quién, yo? No, no podía ser. Tenían todo el día para hacer la prueba, y nadie sugirió algo así. Debía ser otra cosa. Claro, se lo habrían llevado los organizadores al tardar más de la cuenta. Seguro. Bueno, seguro del todo no, así que le pregunté.

- ¿Como que ya se habían llevado el premio?- pregunté, incrédulo, rezando para que no se tratase de mi-. ¿Los organizadores quieres decir?

Sí, seguro que han sido esos.

Sus orejas de gata se extendieron en el aire, escuchando. Era más un reflejo que otra cosa.

Mirándola con la cabeza ladeada, curiosa, dije - Sí, los organizadores, ya sabes, por no llegar a tiempo... ¿pensabas que...? oh, no, no. Pero me alegro que llegaras a tiempo. -.