Se disponía a responderle a Caín cuando ocurrió el incidente de Arael. En cualquier otra circunstancia estaba seguro que habría reaccionado con premura e incluso habría sido él mismo quien le hubiese arrebatado la piedra, sin embargo, aquello lo dejó atónito. Y es que, cuando confiaba en que la estupidez de la humanidad no podría sorprenderle, esta se empeñaba en revertir dicha confianza.
Tras ver que la elfa recuperaba la conciencia, emitió un profundo suspiro que acompañó con un movimiento en el que llevó su mano derecha desde la frente hasta su sien. Posteriormente carraspeó y respondió a la pregunta de Caín.
- Si, éramos siete en un principio; sin embargo, unas desavenencias le impidieron continuar con nosotros. Concretamente, esta persona hubiese preferido llevar la piedra a un mejor postor, cosa comprensible cuando los repartidores son un grupo de mercenarios ¿No cree? –dijo encogiéndose de hombros para hacer ver que aquello no tenía la menor importancia y omitiendo todo el contenido de los halcones.
- Pero bueno, lo importante ahora es que hemos cumplido nuestra parte del trato y la piedra está aquí, lejos del alcance de cualquiera que le quiera dar un uso, ¿Cierto? –concluyó dejando de soslayo la cuestión esperando que su anfitrión se reafirmase en sus palabras.
Caín frunció (más) el ceño cuando escuchó las explicaciones de Kilian, pero no dijo nada al respecto del compañero desaparecido. En lugar de ello se levantó y se dirigió a Arael.
—A veces—dijo mientras se agachaba y miraba a los ojos a la elfa— tenemos que tocar el fuego para saber que quema. Pero la materia con la que se hace la realidad nunca es algo que se pueda tomar a la ligera. Te repondrás.
El anciano se dirigió hacia la piedra y con cuidado la guardó en una bolsa y a continuación se dirigió a un mueble del que sacó un cuaderno, pluma y tintero. Igual que Gerin hizo en Sartor días atrás
—Tranquilo joven, tengo toda la intención de pagaros—dijo respondiendo a Kilian mientras empezaba a escribir—. No sé qué vais a hacer a patir de ahora, pero si alguna vez buscáis trabajo venid a verme. Seguro que tendré algo para vosotros.
El anciano selló las notas y comenzó a entregarlas uno a uno.
—Y no os llaméis mercenarios, a fin de cuentas no os vendéis a cualquiera, ¿no?—preguntó de forma retórica para luego añadir—. Vosotros sois aventureros.
Fue consciente, verdaderamente consciente de que iban a separarse en aquel momento. Todo lo que les unían acababa de terminase en aquel momento, Arael iba a reponerse y todos tendrían algo que hacer y se acabó, simplemente se acabó. Observo a todos sus compañeros uno a uno antes de mirar a Cain.
¿Tienes algún trabajo para nosotros ahora?... – No quiera que terminase, no quiera, no quiera que su nueva familia se rompiese, se lo pasaban bien, no estaba solo y estaba aprendiendo como era el mundo acompañado, le gustaba aquello, quiera aquello. – Quizás podría interesarnos...
—No, ahora mismo no. Si volvéis en unos días creo que tendré algo para vosotros—el anciano se dirigió hacia la puerta—. Si no os importa, otros asuntos me requieren. Ha sido un placer conoceros.
Caín fue a salir del lugar y entonces se giró.
—Si te encuentras mal ven a verme—le dijo a Arael—. No intentes hacerte la fuerte, has jugado con algo que escapa a la comprensión de los más sabios magos.
El maestro de Gerin se marchó y el mismo mayordomo que los había atendido al llegar los llevó hasta la puerta.
Ya estaba hecho. La piedra estaba a buen recaudo.
Arael gana 1500 puntos de experiencia.
Arael gana +1 a la Tirada Base de Salvación de Fortaleza.
Arael gana Detectar el mal.
Arael gana Imposición de manos.
Kelrin gana 1600 puntos de experiencia.
Kilian gana 1600 puntos de experiencia.
Klaus gana 1400 puntos de experiencia.