Partida Rol por web

El grupo reanudó la marcha a un ritmo mucho más lento. Las heridas unidas al cansancio acumulado empezaba a pasarles factura. La que peor lo llevaba era Vincenza pero ahí seguía aguantando el tipo.

—¡Eh tr.. Clin!—lo llamó la espadachina— Creo que todavía tenemos una historia a medio contar. Y éste es un momento tan bueno como otro.

En ese momento la mujer tropezó y se tuvo que sujetar en Kilian para no caer al suelo.

—Perdón—dijo recomponiéndose.

Clint suspiró al escuchar a Vincenza.

—Tienes razón—dijo asintiendo a las palabras de la mujer—. Pero ni siquiera yo estoy seguro de lo que voy a contaros. No sé qué es real y qué no.

El gran trasgo no trasgo se miró las manos antes de seguir hablando.

—Como os había dicho estaba luchando contra los kurnitas en el Bosque Viejo cuando vi ese destello azul. Cuando me quise dar cuenta lo único que vi fueron unas manos que sujetaban una piedra azul. Unas manos que no eran... las mías. Asustado solté la piedra y entonces alguien me gritó y me golpeó. Cuando comprendí que pasaba estaba rodeado de trasgos y grandes trasgos. El que me golpeó me ordenó que cogiera la piedra y continuó gritándome y dándome pequeños golpes pero yo... no podía reaccionar. No entendía nada. Y entonces una flecha le atravesó la cabeza.

Clint hizo una pausa y frunció el gesto.

—Fue una carniceria, un grupo de encapuchados atacó a los trasgos. Yo ni siquiera reaccioné antes de que una espada se hundiera en mis entrañas y cayera inconsciente. Medio recobré el conocimiento un poco más tarde, pero sólo para sufrir una dolorosa agonía. Lo último que pensé era que iba a morir sin saber que había pasado. Y entonces aparecísteis vosotros.

Ya se solucionara.....- Corrió hacia el Asno cuando apareció para regalarle un par de caricias y calmarlo viendo de donde había venido, y es que el animal no era idiota y se habría refugiado en un lugar seguro y tranquilo mientras ellos estaban allí, por lo que el camino de vuelta debía ser el mismo que al animal había trazado para encontrarlos.

Cormag, ve delante y avisa si hay algo peligroso....y nosotros te seguimos, llévanos a casa....- Miro al cuervo y dejo que este volase primero hacia el interior del bosque, antes de palmear suavemente los cuartos traseros del equino para que lo llevase donde él consideraba casa, y eso siempre era un buen lugar para montar un campamento improvisado.

Señora, si necesita ayuda puede montarlo, es fuerte como un caballo, y hará su camino mas ameno...-

Aunque se fijó también en la elfa, cualquiera de las dos tenia mal aspecto, aunque seguramente no dejaría que el enorme trasgo se acercara siquiera.

Asintió con conformidad a Araél y se colocó junto a Vincenza para emprender el camino. Iba en silencio pendiente de sus compañeras, cuando Vincenza tras acabar de hablar con Clint, dio un traspiés en el que estuvo atento para ayudarla a no caer

- Tranquila, no es nada –respondió  con amabilidad a Vincenza cuando esta se disculpó. – Es algo que nos puede pasar a cualquiera.

Escuchó el relato de Clint y al acabar este, tenía tantas dudas que sintió la necesidad de lanzar preguntas para ver si alguno de los presentes podría darles respuesta.

- ¿Podrías decirme donde está el Bosque Viejo? Es que no es la primera vez que lo nombras. Y en relación a ello, quizás no sea el más indicado al hablar sobre hipótesis mágicas, pero me da la impresión de que tu cuerpo puede que siga en ese bosque y tu traslado a este sea fruto del destello azul. –tomó un leve respiro dudando en si decirlo o no, pero continuó. – Lo cual, me hace pensar que si nosotros, que también sufrimos ese destello, no nos ha pasado nada. Y puesto que achacamos ese destello al meteorito… es que quizás puede que haya más de un meteorito ¿No creéis?

Para sorpresa de Klaus, Clint se acercó al asno y lo acarició sin que el animal mostrara temor alguno. Para el ojo experto estaba claro que el gran trasgo estaba acostumbrado a tratar con animales.

—Es un buen animal—le dijo al druida—. Se parece mucho a uno que tuvieron mis padres. Pero no iguales, no hay dos animales iguales para el que sabe ver.

Después respondió a Kilian.

—El Bosque Viejo está en Rhovesia—aclaró para posteriormente preguntar—. ¿Qué bosque es éste?

—Este es el Gran Bosque—dijo Dan—. En Benerluxia. ¿Dónde está Rhovesia?

—Al suereste de Mercatia—respondió Vincenza a la pregunta del monje—. Para llegar tendrías que viajar al sur y cruzar Gaelia y Beldia.

Con las preguntas más sencillas respondidas, la espadachina habló sobre la teoría de Kilian.

—Es una teoría interesante hombretón, pero no explica nada de lo que nos ha pasado a nosotros. Y yo tampoco es que sepa gran cosa de la magia pero en mi... visión—la mujer hizo una pausa—. Alguien decía que la magia siempre sigue unas reglas. Y de momento no parece que tengamos ninguna.

Iba la última en la comitiva, de morros y con la mirada fija en la nuca en de Clint. Aunque empezaba a creer cierto lo que decía, seguía sintiendo aversión por él y por el hecho de que el grupo lo hubiera aceptado. Hasta el burro lo había aceptado, ¡arg! ahora también odiaba al burro. En su mente volaba irónico el recuerdo de la visión del meteorito: un grupo con el que era uno...¡JA! 

No conocía aquellas tierras y empezaba a sentir que su actitud era demasiado pasiva. Les necesitaba de guía, puede que como informante en el caso del trasgo, pero había ciertas cuestiones qué resolver. Apresuró el paso, dando pequeños saltos, y al pasar por el lado de Kilian fingió tropezarse. Se aferró a su armadura para tratar de desestabilizarlo hacia ella:

- ¡UY! -Dijo clavando una mirada de situación en él.

Acto seguido susurró:

-Tienes mi apoyo -A medida que decía la palabra "apoyo" cambió el gesto serio por una sonrisa bobalicona de agradecimiento, mientras barría con la mirada el lugar, hacia Dan y Clint. Rezó a Lloth por que el humano fuera lo suficientemente inteligente para entenderlo, al fin y al cabo era un humano y encima guerrero - Creo que me ha podido la fatiga, acampemos para retomar fuerzas.

- Bueno, lo que quería decir es que, si hay más de un meteorito, no todos tienen que afectar de la misma manera. O puede ser que el que lo portase en el Bosque Viejo supiese usarlo y los trasgos que llevaban el que buscamos no. –finalizó encogiéndose de hombros.

Continuaba caminando pensando sobre el meteorito sin sacar nada en claro cuando noto como algo o alguien se chocaba con él. Era Kelrin que al hacerlo lo atrajo hacia ella susurrándole unas palabras.

- Pero, ¿Qué coño? – fue lo primero que pensó tras el encontronazo con Kelrin para terminar asintiendo y apoyando las palabras dichas por ella.  – Sí, creo que va siendo el momento de acampar, ya mañana con todos descansados podríamos volver a aquel claro a buscar pistas para continuar la búsqueda.

Una vez dicho eso, se quedó callado, siguiendo al grupo absorto en sus pensamientos. Lo que acababa de ocurrir le había dejado un tanto desconcertado. Había visto luchar a la elfa y había comprobado que por ahora sus métodos de actuación eran acordes a los suyos, sin duda contar con su ayuda era muy útil, pero no tenía intención de empezar ningún tipo de gresca con nadie. Se había percatado de que contar con todos ellos sería indispensable si querían encontrar el meteorito, a pesar de que los métodos de algunos defirieran mucho de lo que un mercenario debía ser; no pudiendo evitar mirar de soslayo hacia Dan.

—El Gran Bosque...—musitó Clint.

El gran trasgo se llevó un dedo a la boca y lo alzó.

—Creo que esta zona es segura. El viento sopla en contra y con una buena lumbre alejaremos a cualquier depredador que pueda tomarnos como una presa. ¿No crees joven druida?

Vincenza buscó un tronco sobre el que recostarse y dejarse cae en el suelo.

—En otras circunstancias me preocuparía revelar mi posición—dijo con gesto de dolor—, pero si alguien quiere hacernos una visita esta noche prefiero que sea alguien con quien se pueda dialogar.

La espadachina se llevó la mano a la herida.

—Os ayudaría a montar el campamento pero no creo que esté para muchos trotes.

El grupo se puso manos a la obra para montar un improvisado campamento. Clint y Kilian se encargaron de preparar una buena y segura fogata, Klaus y Arael buscaron leña, y Kelrin y Dan montaron las tiendas de campaña. Una vez terminadas las tareas, todos los aventureros se dispusieron a dar cuenta de una frugal cena.

Dan estaba pensativo. Habían sobrevivido a dos duelos de altura, sobretodo el segundo, pero el meteorito estaba más lejos que nunca. Los trasgos habían dejado un rastro notable pero ahora... Y luego estaba Clint. Su instinto le decía que podía fiarse del gran trasgo. El mismo se había mostrado contrario a que lo trataran mal puesto que lo necesitaban para saber qué había pasado, pero eso era una cosa y otra era viajar con él. ¿Sería su historia real? ¿O había aprovechado la situación para salvar su vida?

Esas preguntas no son propias de ti.

El monje sabía que le habría dicho su maestro, que confiara en su instinto. La mente para aprender, el corazón para decidir.

—¿Y mañana qué? ¿Cómo vamos a buscar el meteorito?

—Quizás yo pueda ayudar en eso—dijo Clint—. Puedo rastrear a los que atacaron a los trasgos. Quizás así podáis darle caza y tal vez yo encontrar alguna respuesta a toda esta locura.

El gran trasgo se quedó unos segundos en silencio antes de añadir.

—Si queréis claro. Yo en vuestro lugar tampoco terminaría de fiarme de bueno... de alguien como yo.

Vincenza fue la primera en responder a Clint.

—Yo te voy a dar un voto de confianza. Podrías haberte ido por patas cuando apareció el oso-lechuza y yo por lo menos tengo que agradecerte que te hayas quedado. Y no te voy a mentir, si es verdad que sabes rastrear eres nuestra única baza.

Kilian se atusó el tupé con su mano mientras pensaba en las palabras del trasgo. - ¿Aceptar tu ayuda? Con tal de tener el meteorito incluso me valdría quedarme a ver como cagas uno nuevo. –se dijo mientras miraba al trasgo.

Por todo lo que había dicho el trasgo hasta ese momento, a Kilian le inspiraba cierta compasión. Cualquiera se podría haber visto en la misma situación a causa del destello azul; de hecho, podrían llamarse dichosos de que no les hubiera ocurrido lo mismo. También, dicho sea de paso, su intervención en la última contienda les había sido de gran utilidad, y en ella, se había dado cuenta de algo sobre Clint.

Finalmente tomó la palabra y dijo: - Por mi vale, todo lo que sea en beneficio para encontrar el meteorito bienvenido sea. Además, hay algo que me ha hecho creer que eres lo que dices. Antes, cuando luchábamos con el oso ese, tu estilo de lucha no era el mismo al de los trasgos que derrotamos. Cualquiera podría ser un gran actor o un auténtico maestro del engaño, pero el estilo de lucha es siempre veraz. –concluyó y buscó un lugar donde poder sentarse, pues empezaba a encontrarse cansado.

Observo a todos los presentes, sobre todo al fortachón que había destrozado al oso lechuza hacia unos minutos.  Por mucho que intentase pensar en todas aquellas variables y razones, a él no se le había pasado siquiera por la cabeza algo de tal magnitud, así que la lucha rebelaba cosas, sería un dato que tendría en cuenta.

Los animales no están inquietos por lo que es una zona segura...- Observo alrededor antes de empezar a descargar al animal mientras dejaba que Cormag se alejara un poco para poder vigilar por ellos mientras se preparaba todo para el campamento, aunque no sabía que tanto traían los demás para acampar, así que saco todo lo que tenía y que podía hacerles la estancia más cómoda.

A mí me parece bien ir hacia donde decida la mayoría.... – Quería saber cómo terminaba aquello, aunque de poca ayuda pudiera servir. – Señoritas....yo, tengo una tienda, pueden usarla, y un saco, aún siguen heridas es mejor que duerman cómodamente...

—Te agradezco el ofrecimiento de la tienda, niño, me vendrá bien esta noche. Y también tu atención durante el combate con esa criatura. Tengo que decir que te infravaloré.— Respondió a Klaus, tomando asiento cerca del fuego.

—A mi me cae bien el trasgo —Miró a Clint afirmando con una sonrisa —Y parece que quiere y puede ayudarnos a encontrar el meteorito. Además, estoy segura de que en el camino descubriremos algo que le ayudará a volver a su forma original ¡No puedo dejar de preguntarme que le ha pasado! — Dijo la elfa mientras daba un sorbo a un odre con vino. Al principio se sentía con el estómago cerrado, pero después de un par de tragos se dió cuenta de que tenía un hambre atroz. Pensó en las palabras de Killian mientras engullía como si fuera su última cena. —Al final, el hombretón sabe de lo que dice que sabe.

Dan escucho a sus compañeros. Coincidió con Kilian con respecto a como luchaba Clint pero decidió guardarse un "pero". Si el gran trasgo era líder de los asaltantes, explicaría tanto su destreza en el combate como su intelecto. Pero decidió confiar en su instinto, sentía que podía confiar en él.

—Con cuatro votos a favor la decisión esta tomada, pero yo también estoy de acuerdo en que viaje con nosotros. De alguna forma él está relacionado con el meteorito y esa conexión es mucho más profunda de lo que ahora podemos entender. No tengo duda de que sus destinos están entrelazados y ahora nosotros también estamos atados a él.

La decisión estaba tomada, Clint se uniría al grupo y haría de rastreador para buscar a aquellos que se habían asaltado a los trasgos y tomado la estrella caída. El resto de la cena transcurrió con tranquilidad hablando de temas de menor importancia y tras organizar las guardías, cada uno buscó su espacio para descansar y reposar antes de dormir.

El grupo continúa aquí.