Partida Rol por web

La noche ya había caído y el grupo de aventureros con su nueva incorporación se preapraba para cenar. El trato había sido... aceptable. Con todo lo que había pasado no se podía pedir otra cosa. Al menos estaban todos vivos y visto lo visto ya era mucho decir.

Kelrin y Klaus estaban tumbados junto al fuego. Lo peor ya había pasado y su estado aunque todavía grave ya era estable. Según Dan, quien se había estado ocupando de sus heridas, el peligro de muerte ya se había quedado atrás. En esos momentos el monje estaba ocupándose de las heridas del druida cuando este finalmente abrió los ojos.

—Tranquilo Klaus, estás a salvo—le dijo con una reconfortante sonrisa—. Arael, ven y ayudale a levantarse. Y dale un poco de agua. Quiero mirar las heridas de Kelrin.

Con la ayuda de Arael, Klaus se incorporó y bebió algo de agua. Tenía la boca seca y se encontraba dolorido y agotado. No tenía muy claro qué había pasado, ni cuánto tiempo había transcurrido. Lo único que recordaba era a Tharnaros lanzándole una mortal estocada y después nada más. Y eso explicaba el fuerte dolor que sentía en el pecho. Pero estaba vivo.

El joven druida miró a un lado y a otro. Allí estaban todos además de Dan y Arael. Kilian, Clint, Vincenza, Kelrin, su mulo, Cormag, pero también alguien más. Al principio no la reconoció, pero no tardó mucho en hacerlo. Era la arcana que estaba junto a Tharnaros. La que había lanzado ese horrible conjuro de grasa. ¿Qué hacía ahí?

Cuando la elfa comenzó a ocuparse del joven druida, el monje pasó a revisar a la elfa. Su estado había sido peor que el del druida, pero eso ya se había quedado atrás.

—¿Qué?—se preguntó extrañado— ¿Qué es esto?

Al tocar la cara de la hehicera algo llamó la atención del monje y tras examinarlo con atención, acabó retirando una especie de tela de seda del rostro de la elfa. Sólo que ya no había una en su lugar. Pelo blanco, piel negra, ¡Kelrin acababa de convertirse en una drow!

El monje dio un salto sorprendido y se alejó inconscientemente de Kelrin. ¿Qué iban a hacer ahora?

Un tenso e incómodo silencio se extendió a todos. Los elfos oscuros eran una raza belicosa e intrínsecamente maligna. Hasta hace no mucho habían sido un problema para la Confederación y un peligro para los benerluxianos, puesto que desde las ruinas enanas de Ark Thorkbor organizaban asaltos e incursiones que siempre se saldaban en rojo. Y si no hubiera sido por Urta Thorkbor, aún serían un problema. 

Y justo en ese momento, la elfa oscura abrió los ojos y se incorporó.

Kelrin se despertó e inconscientemente se levantó como un resorte. Ya era de noche y un fuego lo iluminaba todo. Y entonces todo su cuerpo comenzó a dolerle. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había acabdo así? La drow abrió y cerro los ojos un poco para enfocar. Entonces vio que todo el mundo la estaba mirando.

Estaban todos. Kilian, Arael, Klaus, Dan, Vincenza, Clint. Un momento, ¿no era esa la bandida arcana contra la que habían luchado? ¿Qué hacía allí? ¿Qué hacía con ellos? ¿Y por qué la miraban a ella como si fuera un problema en vez de mirar a esa maldita zorra?

Arael había estado bastante ausente durante toda la tarde. Ayudaba con los heridos o al que lo necesitara, pero no hablaba más de lo necesario, lo cual era bastante extraño en ella. Se encontraba dando un sorbo a su odre con vino cuando vió la verdadera imagen de Kelrin.

No pudo evitar escupirlo en una carcajada.

—¡JAJAJA! De verdad tenía razón la muy hija de..., tenía razón... Siempre hay más.

Tosió un poco cuando por fin pudo beber algo de agua, pero estaba tan sediento que no pudo evitar hacerlo algo más, antes de dejarse caer de nuevo y mirarlos a todos desde su posición. Creía que nunca se había encontrado tan mal y con la cabeza tan densa. Tanteo la herida del pecho con cuidado, pero solo para saber dónde estaba.

Tosía levemente de nuevo antes de mirar a su alrededor y suspirar ligeramente aliviado al ver que estaban todos, aunque le sorprendió que estuviera la hechicera, tampoco sabía que había pasado. Busco con la mirada el más cercano, dispuesto a preguntar que había pasado, pero ya se había formado otro punto de interés y sus ojos fueron hacia Arael y Kelrin.

¿Qué ocurre?... - Sus ojos fueron de un sujeto a otro.- ¿Que paso...?

Kilian estaba sentado cerca de Eiren, aún era pronto para saber cómo los demás iban a reaccionar y no quería dejar que la humana fuese abordada por ningún tipo de rencilla. Se encontraba absorto en sus pensamientos, recordando la contienda con Tharnaros, cuando algo lo sacó súbitamente de allí y lo devolvió a la realidad.

- ¿Pero qué coño? –es todo lo que pudo decir tras emitir una risa nerviosa puesto que lo que acababa de presenciar lo había dejado totalmente atónito. Dan había apartado como una especie de retícula del rostro de Kelrin y esta había pasado a ser una elfa oscura.

Había crecido en Mesné, cerca de Ark Thorkbor, y sabía muy bien la fama que tenían estos seres, pues desde muy pequeño a los niños les infunden el temor por esta raza. Un terror que, ellos mismos se habían ganado a pulso, según había aprendido desde muy pequeño oyendo las historias de los lugareños de su ciudad.

Pero aquello era totalmente diferente, los elfos de esas historias solían ir en grupo. Y Kelrin estaba sola, había contribuido en una buena causa y lo que más inquieto a Kilian, había tomado decisiones que él había apoyado y le parecían correctas. ¿Acaso él era como los elfos oscuros de las historias, o por el contrario Kelrin sería una drow inusual?

Sea como fuere, iban a salir de dudas porque acababa de abrir los ojos. – Ke… Kelrin, ¿cómo te encuentras? –preguntó despacio sin aparentar ningún tipo de preocupación.

Se levantó bastante confundida. Al ver a la arcana trató de gritar un reproche que el dolor aún latente ahogó. Instintivamente se llevó la mano al pecho, dónde había recibido aquel flechazo fatal, tal vez para comprobar su estado o para contener sus energías. Poco a poco, se fueron ordenando en su cabeza sus últimos momentos de conciencia.

No le dio importancia a lo que los demás decían mientras tanto, una furia visceral le impedía centrarse en otra cosa que no fuera que su enemiga campaba a su lado, como si no hubiera tratado de matarlos hasta que se vio en desventaja:

-¡¿Qué... qué demonios hace ella aquí?! 

Todos reaccionaron con cautela ante la revelación de Kelrin excepto Vincenza. La espadachina se levanto de forma rauda y desenvainando su estoque apuntó a la hechicera.

—Mejor que tengas las manos dónde pueda verlas—le advirtió—. Porque ahora mismo me fío más de ella que de ti. Empieza a explicarte, drow.

Entre el aturdimiento de haber salido de la inconsciencia y el hecho de que para ella era normal ser drow, tardó varios segundos en darse cuenta de lo que significaba lo que Vicenza le había dicho. Un escalofrío recorrió su cuerpo, trató de contener un respingo y mirar disimuladamente su piel. Tal vez aún podría negarlo... Pero no, alguien le había quitado la máscara. 

Lanzó una mirada acusadora a la arcana. Le pitaban los oídos ¿Qué debía hacer? Cerró los ojos y respiró hondamente, tratando de calmarse. 

-¿Qué te explique qué? ¿Que redujisteis a Tharnaros dos contra uno sin una lluvia de flechas? - Sonrió mordaz- ¡DE NADA!

Acto seguido llevó las manos detrás de su espalda, desafiante. Sabía que se la estaba jugando, pero estaba bastante indignada:

-Perdona que esconda las manos, pero no quiero que me las llenes de su estúpida grasa -Dijo señalando a la arcana con la cabeza.

Miro a todos lados aun confuso por lo que estaba pasando, no entendía que tanto se gritaba, como tampoco entendía por qué estaba aquella mujer allí aunque apenas la había visto en el combate, a saber que había pasado. Quizás incluso había traicionado al tipo, pero ya preguntaría más tarde.

Vinchenza...Kerlin es nuestra amiga...no se desconfía de una amiga, además está herida...también...- No entendía, bueno, si entendía pero no quería pensar demasiado, estaba cansado, y si la drow hubiera querido traicionarlos o hacerles daño, sin duda lo habría hecho mucho antes. Hizo ademan de levantarse con dificultad sujetándose la zona herida como si pudiera caerse el vendaje dispuesto a acercarse también. - ¿Podemos tranquilizarnos un poco? ...Estoy cansado, y supongo que todos también...una pelea ahora no nos llevara más que a arrepentirnos luego...
 

Su padre siempre lo decía, una pelea enfadado era lo peor que podía pasar, era mejor dar un paseo y calmarse antes de hablar las cosas tranquilamente. - Si quieres puedo mirarte las heridas Kerlin, quizas pueda curarlas un poco mas...

—¡Vamos Klaus! ¡No seas ingenuo!—le recriminó Vincenza— Los drow no saben lo que es la amistad. La crueldad define su forma de vida. ¿Qué crees que harían con un inocente joven druida? La verdad es que esto explica muy bien porque quería seguir luchando aun poniéndonos a todos en peligro.

Después volvió a dirigirse a Kelrin.

—He dicho que pongas las manos donde pueda verlas. No me obligues a repetirlo—y después le preguntó—. ¿Para qué te han mandado las matriarcas a la superficie? ¿Es el meteorito lo que quieren?

—Kelrin—dijo Dan con un tono tenso e intentando no sonar agresivo—. Estoy seguro de que nadie quiere que esto acabe mal, pero tienes que poner de tu parte. Y no lo estás poniendo fácil.

Igual que unas horas atrás había hecho con Arael, Clint abofeteó a Vincenza.

—Si vas a juzgar a alguien sólo por su aspecto haz lo mismo conmigo—la sancionó con voz calmada—. Baja esa espada.

Después le habló a Kelrin de la misma manera.

—Sé que tienes una historia que contar. Y voy a pasar por alto el hecho de haber sido el objetivo de uno de tus hechizos. Así que demuéstrame que no me equivoco dándote un voto de confianza.

- Estoy totalmente de acuerdo con Clint y con Dan –dijo tras la intervención del trasgo, tratando de adoptar un tono indiferente, y añadió. – Solo te hemos pedido que nos des una explicación. Y por lo visto –dijo mirándola de abajo a arriba. –es más que evidente el por qué.

Hizo una breve pausa, miro de reojo la expresión de Eiren y continuó diciendo:

-En cuanto a Eiren, si no estuviese aquí, es muy probable que ninguno de nosotros estuviera aquí y ahora. Por lo que, pensando sobre todo en vuestras vidas –lanzó en ese instante una mirada a Klaus para rápidamente volver a enfocarse en ella. – como en las nuestras, decidimos que viniera con nosotros a devolver el meteorito a Gerin. Creo que no es tan descabellado aceptar su presencia si con eso se puede vivir un día más.

Nuevamente pausó su discurso; pero esta vez se encogió de hombros, levantó un poco las manos, y continuó diciendo:

- Pero bueno, no quiero andarme por las ramas, creo que es mejor ir abordando los temas poco a poco. Y el de ahora; es cuando tranquilamente, como los buenos compañeros que hemos demostrado ser, escucharemos tus explicaciones –concluyó esperando una convincente explicación por parte de la drow, puesto que viendo su reacción, hastas el momento se encontraba en alerta y muy escéptico.

-Así que... ¿tenemos el meteorito? ¿ya está?

¿por qué nadie le había dicho eso antes?¡ah si! por ese pequeño detalle de que la maga había descubierto el secreto de su verdadera identidad. ¡Qué oportuna! De enemiga a héroe en un instante -pensó sarcástica ante la explicación de Kilian- y de paso gira las tornas conmigo. Toda la manía que anteriormente le había tenido a Clint, pasó a personificarse en la Arcana.

A ver que se inventaba ahora. Una maldición... no esa excusa ya la había usado el trasgo, no colaría una segunda vez. Podría haber fingido asustarse ante su apariencia drow, como si le sorprendiera igual que a los demás, pero ya era tarde para eso. Lo mejor decir algunas verdades:

-Mi intención era dejar al enano fuera de juego, no a ti, Clint. ¿Me devolvéis mi máscara? es lo último que me queda de mi familia- tendió la mano hacia ellos, con aire sentimental- Voy tras el meteorito por mi propia voluntad, porque quiero cobrar la recompensa que Gerin nos prometió. Sólo soy una aventurera como vosotros, que vive de sus habilidades para la lucha. En cuaánto a la máscara, viendo vuestra reacción podréis imaginaros por qué- se puso lentamente en pie y volvió a extender la mano- ¿Todo bien?

Parecía que todo el mundo estaba muy contrariado con el "nuevo" aspecto de Kelrin, a Arael, sin embargo, no parecía importarle demasiado. De hecho, le resultaba más bien... divertido. 

A la elfa le gustaba pensar que los secretos eran un derecho y, por tanto, la mentira era justicia. Y sí, era consciente de que era una visión muy personal.

Por otra parte, había crecido prácticamente como una humana, pero su raza a menudo había sido motivo de prejuicios. Así que ahora, de alguna manera, se sentía identificada con Kelrin... siendo juzgada por delitos que no ha cometido.

—Será una lástima que vuelvas a ponerte esa cosa. Esa piel oscura te sienta muy bien.

Estaba sentado enfrente de ella, mantenía una pose tranquila, pero en su interior se sentía decepcionado. Le hubiese gustado oír una explicación de alguien rebelde; de alguien que se opone a esa maldad intrínseca que demostraba su raza, alguien que quería demostrar que todos se equivocaban. En lugar de eso, solo había oído una justificación que quizás pudiera estar salpicada de algo de verdad, pero que lo único que demostraba era que trataba de ocultarse una vez más. Pero esta vez, sin una máscara.

- No –dijo calmadamente Kilian mirando a Kelrin tras oír lo que esta acababa de contarles. - Te estamos pidiendo que seas del todo sincera con nosotros, y viendo lo que has dicho hasta ahora, es evidente que no lo estas siendo. Ya sabemos para qué llevabas esa máscara, ahora dinos quien eres realmente.

Las palabras de Kelrin tampoco nconvencieron ni a Clint, ni a Dan ni por supuesto a Vincenza, sino más bien todo lo contrario. La espadachina volvió a alzar el estoque y el monje apretó instintivamente los puños.

Clint miró a la drow con los brazos cruzados. Era cuanto menos curioso ver que él, el de aspecto más salvaje, se comportaba de una forma tan civilizada. Tras escuchar primero a Kelrin y después a Kilian, cambió la expresión de su rostro dando a entender que ya no había lugar para más oportunidades.